Europa: El sombrío pronóstico de Krugman

mayo 15, 2012

El sombrío pronóstico de Krugman: un corralito

 

NUEVA YORK – El premio Nobel de Economía y columnista estrella de The New York Times Paul Krugman vaticinó que Grecia abandonará el euro «muy probablemente» en junio, y ve posible el fin de la zona euro meses más tarde si Alemania no acepta una profunda revisión de la estrategia contra la crisis.

En un brevísimo artículo titulado «Eurodämmerung» («El ocaso del euro»), que fue publicado ayer en el blog del economista norteamericano en The New York Times, Krugman describe las cuatro fases que a su juicio llevarán a este «final del juego».

1. «Salida griega del euro, muy posiblemente el próximo mes», prevé Krugman, mientras los líderes de los partidos de ese país siguen sin alcanzar un acuerdo para formar gobierno, que de no producirse llevará a una nueva convocatoria a elecciones, en junio próximo (ver aparte).

En caso de que se cumpla esta posibilidad, en su opinión y la de otros, como el Der Spiegel o incluso el Financial Times, el pánico se extendería al resto de la zona euro.

La siguiente etapa de la debacle de la moneda única sería una corrida bancaria en España e Italia:

2. «Cuantiosas retiradas de fondos de los bancos españoles e italianos, a medida que los depositantes tratan de llevar su dinero a Alemania», dice Krugman.

Esa sangría de depósitos se frenaría con la imposición de un eventual «corralito».

3a. «Tal vez, sólo posiblemente, se impongan controles de facto, con los bancos prohibiendo transferir depósitos fuera del país y limitando la retirada de dinero en efectivo».

Esas restricciones bancarias estarían acompañadas de un auxilio financiero del bloque.

3b. «Alternativamente, o tal vez a la vez, el BCE (Banco Central Europeo) realizará fuertes inyecciones de crédito para evitar el derrumbe de los bancos», especula Krugman.

4a. «Luego, y para salvar el euro, Alemania tiene una elección. Aceptar indirectamente los reclamos que se hacen sobre Italia y España (además de realizar una drástica revisión de su estrategia) básicamente, para darle a España alguna esperanza. Además, poner en marcha garantías a la deuda para mantener bajos los costos de endeudamiento y permitir una mayor inflación en la eurozona para posibilitar el ajuste de precios relativos. O, de lo contrario…

4b. «Fin del euro».

Feroz crítico de las políticas de austeridad impulsadas por Alemania y Francia, Krugman concluye: «Y estamos hablando de meses, no de años, para que esto ocurra».
Agencias EFE y DPA .
Fuente: La Nación, 15/05/12.
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Eurodämmerung

By Paul Krugman

 

Some of us have been talking it over, and here’s what we think the end game looks like:

1. Greek euro exit, very possibly next month.

2. Huge withdrawals from Spanish and Italian banks, as depositors try to move their money to Germany.

3a. Maybe, just possibly, de facto controls, with banks forbidden to transfer deposits out of country and limits on cash withdrawals.

3b. Alternatively, or maybe in tandem, huge draws on ECB credit to keep the banks from collapsing.

4a. Germany has a choice. Accept huge indirect public claims on Italy and Spain, plus a drastic revision of strategy — basically, to give Spain in particular any hope you need both guarantees on its debt to hold borrowing costs down and a higher eurozone inflation target to make relative price adjustment possible; or:

4b. End of the euro.

And we’re talking about months, not years, for this to play out.
http://krugman.blogs.nytimes.com/2012/05/13/eurodammerung-2/

 

Argentina: Todos contra todos y sin caja para calmar los ánimos

mayo 14, 2012

Todos contra todos y sin caja para calmar los ánimos

Por Roberto Cachanosky.

 

En vez de aplicar una política económica en la que unos viven beneficiando a sus semejantes, en Argentina se aplicó una política de vivir a costa del otro. Así, el desestímulo a la producción hace que hoy luchen todos contra todos por el ingreso.

 

Afirma Adam Smith en La Riqueza de las Naciones: “No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero que esperamos nuestra cena, sino de sus observaciones de sus propios intereses”. ¿Qué quería transmitir Smith con esta frase en términos más actuales? Que el carnicero, el cervecero y el panadero no le iban a dar de comer a la gente por benevolencia sino porque pretendía venderles buenos productos. Ganarse el favor del consumidor.

La idea de una economía de mercado, además de tener un profundo concepto moral, consiste en buscar una cooperación pacífica entre los miembros de la sociedad por la cual la gente genera sus ingresos produciendo algún bien o servicio que satisfaga las necesidades de sus semejantes. Es un sistema de ganador-ganador. El que vende gana dinero porque consigue el favor del consumidor, y el consumidor gana porque, con sus ingresos, como el producto que necesita en calidad y precios que le permiten satisfacer sus necesidades.

Este tipo de organización social y económica, que podríamos denominar de cooperación pacífica y voluntaria, no es exactamente el que seguimos los argentinos. Por contraposición, seguimos el camino del conflicto social. El de todos contra todos. Mi ingreso no depende de satisfacer las necesidades de mis semejantes sino de vivir a costa de mis semejantes.

En los últimos tiempos vemos a un gobierno nervioso, desconcertado por la creciente conflictividad social y desborde de las variables económicas. Sindicatos en huelga, el campo en rebelión por la presión fiscal, la gente de malhumor porque no le alcanza la plata para llegar a fin de mes, la industria frenada por el cierre de las importaciones, la casi prohibición de comprar dólares para escapar de la inflación y el listado sigue.

¿Cuál fue el camino que recorrimos para terminar en este nuevo escenario de conflictividad social y crisis económica?

Haciendo un poco de historia, la devaluación del 2002 buscó cambiar los precios relativos. Hacer barato el salario en dólares y encarecer los productos importados. Como en ese momento las empresas trabajaban, en promedio, al 50% de su capacidad, podían sustituir los bienes importados con un poco de capital de trabajo. Por su parte, al licuar los salarios con la llamarada inflacionaria, las empresas podían contratar un poco más de mano de obra. La idea fue: a vos empresa te regalo el mercado interno con un dólar caro y a vos trabajador te ofrezco un salario bajo a cambio de que no quedes desocupado. En rigor, hubo otro elemento clave que influyó en el proceso de salida transitoria de la crisis, que fue que justo a mitad del 2002 comenzó a subir el precio de la soja.

Paralelamente se congelaban las tarifas de los servicios públicos para que la gente tuviera mayor poder de compra. Le quita ingresos a las empresas de servicios públicos y se los trasladaba a los trabajadores para que pudieran comprar bienes y servicios.

En estas condiciones Kirchner recibió la economía, con otras ventajas: a) Brasil crecía y el dólar era cada vez más barato en ese país con lo cual compraba más productos argentinos, b) la soja seguía subiendo y c) el mundo crecía a tasas del 4 o 5 por ciento anual.

Kirchner profundizó el esquema heredado de Duhalde, pero era obvio que en algún momento íbamos a llegar a la situación actual de todos contra todos.

En primer lugar, al tener una soja en aumento, ingresaban dólares comerciales que tiraban hacia abajo la cotización de la divisa. Por un tiempo el gobierno les dio un dólar caro a los productores locales para que no tuvieran que competir con productos importados. Para sostener artificialmente alto el tipo de cambio el BCRA emitía moneda para comprar dólares generando inflación, con lo cual, como vemos ahora, el tipo de cambio real se licuó totalmente y está en niveles muy cercanos a la convertibilidad.

El esquema, entonces, era el siguiente. El gobierno aplicaba el impuesto inflacionario para sostener alto el tipo de cambio. Les daba a los productores locales el mercado interno. Con el mercado interno para ellos podían aumentar los precios pero sobre todo las cantidades vendidas. Tenían capacidad para aumentar la oferta sin invertir y no había competencia externa. Además les subsidiaba la energía. Es decir, el proteccionismo se financiaba con el impuesto inflacionario para tener un dólar alto y con energía subsidiada. A cambio de eso las empresas podían absorber aumentos de salarios que superaban la inflación porque vendían más unidades. El ingreso les aumentaba no tanto por precio sino por cantidad vendida. En definitiva, el juego era: te doy aumentos de salarios para que consumas más y vos empresa vendes más porque tenés el mercado todo para vos.

Mientras tanto, para tener las tarifas de los servicios públicos baratas, se implementaron los subsidios. ¿Cómo se financiaban estos subsidios? Con mayor presión impositiva y con más emisión monetaria. A cambio de tener energía barata había que consumirse el stock de reservas energéticas y por eso la crisis actual del sector.

Además de ir aumentando los derechos de exportación para la soja, la carga tributaria fue creciendo porque no se ajustan los mínimos no imponibles ni se permite el ajuste de los balances por inflación, aumentando la caja del gobierno.

Así, el campo financiaba parte de la fiesta con más derechos de exportación, el sector energético financiaba la fiesta con destrucción del stock de capital, los salarios crecían por encima de la inflación porque las empresas compensaban esos mayores salarios con más unidades vendidas y el mundo seguía empujando a favor de Argentina. A propósito, Cristina Fernández acaba de afirmar que nosotros no nos caímos del mundo, sino que el mundo se cayó encima de Argentina. ¿No era que, según ella, estábamos blindados de la crisis internacional y que el crecimiento a tasas chinas era fruto del “modelo” y no del viento de cola? Bueno, para qué detenerse en esta contradicción si ya sabemos que pueden cambiar de discurso con la misma facilidad que el viento cambia de rumbo.

A todo esto se sumó la Asignación Universal por Hijo para estimular el consumo y de paso más votos. Lo cierto es que por varios años, gracias al mundo que jugaba a favor de Argentina, unos vivían a costas de otros. Las empresas a costa de un mercado cautivo por un dólar caro, los empleados con salarios que superaban la inflación, todos con servicios públicos baratos consumiendo el stock de capital y aumentando el gasto en el rubro subsidios.

Claro, en este contexto nadie invertía un peso porque no necesitaba hacerlo al tener el mercado cautivo. El salario real no crecía por más productividad sino porque superaba la tasa de inflación y las empresas seguían vendiendo más por la falta de competencia.

Pero llegó el momento en que tanta inflación y un dólar clavado, se transformó en un dólar barato. La competencia externa empezaba a molestar. El empresario no podía vivir a costa de un consumidor cautivo tan fácilmente.

El dólar barato y la energía regalada dispararon las importaciones y empezaron a faltar dólares. Había que frenar las importaciones para que el consumidor siguiera siendo cautivo. Se usaron diferentes mecanismos hasta que, finalmente, Moreno, en una muestra de sutileza de ciencia económica, cerró todas las importaciones y la compra de divisas.

Algunas empresas estaban felices de tener cerrada la economía, pero otras empezaron a tener problemas para conseguir insumos. Si a esto se le agrega que nadie invertía porque no hacía falta, hoy es imposible aumentar la oferta de bienes internos porque la inversión fue ignorada por el gobierno. Solo había que consumir para mantener a la gente feliz. Pero el mundo entró en crisis, Brasil empezó a devaluar el real y el tipo de cambio real en Argentina ya está cerca del uno a uno. Para colmo de males, la plata no alcanza para financiar tarifas públicas artificialmente bajas.

Como el modelo consiste en que unos vivan a costa de otros, el dilema que hoy tiene el gobierno es a quién le quito para darle a otro sin que este otro proteste. Y el dilema ya no tiene solución.

¿Por qué se enoja Cristina Fernández con los sindicatos? Porque piden aumentos de salarios que les compensen la inversión verdadera. Pero la mayoría de las empresas no pueden financiar esos aumentos de salarios porque no pueden compensar con más unidades vendidas el mayor costo salarial. Por eso Cristina Fernández les dice que tienen que invertir más, sin reparar que tiene a un Moreno que cada medida que toma es para espantar a los inversores. Considerando la arbitrariedad en las reglas de juego, Cristina Fernández tiene que entender que no puede convocar a empresarios verdaderos para que inviertan. Lo que ella tiene que conseguir son kamikazes que estén dispuestos a hundir dinero para que luego Moreno les diga si pueden importar insumos, subir los precios, exportar o cualquier otra medida. Y como hay pocos kamikazes, la oferta de bienes no puede subir. Si no puede subir la oferta de bienes y servicios, los aumentos salariales por encima de la inflación no son financiables. Ni siquiera pueden empatarle a la inflación.

Si el gobierno sigue emitiendo para financiar más gasto público, la inflación se le dispara, el tipo de cambio real caerá más y el cierre de la economía será total. Al cerrar la economía faltarán más insumos, menos producción y faltará trabajo, como ya se está notando.

Con inflación más alta y menos trabajo, imposible seguir aumentando los salarios por encima de la inflación. Y si esto ocurre, cae el consumo. Si cae el consumo, no solo entramos en recesión sino que, además, la recaudación impositiva bajará. ¿De dónde sacar la plata para pagar los subsidios de las tarifas públicas y la Asignación Universal por Hijos? De la maquinita del Central. Pero eso implica más inflación, más problemas de consumo y mayor caída del tipo de cambio real.

Por eso vemos que hoy es una lucha de todos contra todos. Sindicatos en alerta porque no les satisfacen los aumentos salariales. Empresas preocupadas porque tienen problemas de insumos y las ventas disminuyen. El Estado desesperado para ver de dónde saca plata para cubrir el bache fiscal. Crisis energética que no saben cómo resolver ni financiar.

Llegamos al todos contra todos porque la política económica consistió en despreciar la calidad institucional para obtener inversiones, y se limitó a estimular el consumo ayudada por el contexto internacional y en el populismo más exacerbado. Se destruyeron ahorros y stock de capital para sostener un alto nivel de consumo artificial.

¿Qué le está diciendo Cristina Fernández a los dirigentes sindicales? No hagan olas porque no puedo salir a decir que esta fiesta de años fue una ficción y ahora hay que pagarla. Y los que van a tener que pagarla son los sectores de ingresos fijos con menor ingreso. Cristina Fernández necesita pelearse con los sindicatos para no tener que decirle a la gente que ahora les llegó el momento del ajuste.

En definitiva, hoy vemos a la Nación, provincias y municipios exprimiendo a los contribuyentes como a un limón. La inflación supera los aumentos de salarios porque ya no pueden financiarse subas disparatadas de salarios. Las empresas ven caer sus niveles de producción y ventas. El gobierno entra en pánico porque el dólar está tan barato que es un bien codiciado por la gente como refugio de valor frente a un peso que se derrite.

Todo esto pasa porque el gobierno impulsó una propuesta de vivir a costa del otro en vez de impulsar una política económica en que cada uno viviera beneficiando al otro. Y encima de todo esto, ya no queda muchas cajas a las cuales recurrir para calmar los ánimos. En realidad quedan algunas, pero no las voy a nombrar para que no me acusen de terrorismo económico. Igual, todo el mundo sabe cuáles son.

Fuente: Economía para todos, 13/05/12.

Más información en: www.economiaparatodos.com.ar

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Sin atractivo para los inversores extranjeros y con demanda laboral peor que en el 2002

Por Roberto Cachanosky.

 

Si alguna virtud se le debería pedir a una política económica es la de generar un flujo de inversiones creciente que mejore la productividad de la economía, cree más puestos de trabajo y, en consecuencia, mejore el salario real.

Más allá del discurso oficial sobre las supuestas bondades del modelo de inclusión social, la realidad es que en los últimos días se han conocido dos datos que muestran que efectivamente Argentina está fuera del mundo en materia económica y que la inclusión social vía el trabajo ya está en niveles similares al peor momento de la crisis del 2002.

Como primer dato a tener en cuenta, la CEPAL acaba de informar el monto de la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe durante 2011. De los U$S 153.000 millones que recibió la región, solo el 4,7% tuvo como destino la Argentina. Quedamos en sexto lugar luego de Brasil, México, Chile, Colombia y Perú.

Si se compara la IED de 2011 con la de 2010 para toda la región, el aumento fue de U$S 36.363 millones. De esa cifra que se incrementó la IED en América Latina y el Caribe, Argentina consiguió solo U$S 188 millones. Es decir, del aumento de la IED entre 2011 y 2010 captamos solamente el 0,5% del incremento.

Estos datos muestran que, por más que el gobierno se esmere en presentar el modelo como un éxito, la realidad es que a la hora de invertir, los capitales prefirieron ir a otros países como Brasil, Chile, México, en tanto que Argentina prácticamente fue ignorada.

Hay dos datos que son indiscutibles, no solo los capitales se fugan de Argentina, por eso las restricciones a las compras de divisas, sino que, además, nadie parece querer venir a un país en el cual las reglas de juego son imprevisibles y el derecho de propiedad está constantemente amenazado por un fuerte populismo.

Pero el otro dato que realmente muestra un claro fracaso del modelo a la hora de generar inclusión social es la evolución de la demanda laboral. De acuerdo al Índice de Demanda Laboral que elabora la Universidad Torcuato Di Tella, la demanda laboral en Capital Federal y el Gran Buenos Aires cayó el 6,8% en abril respecto a marzo y acumula una caída del 35,8% con relación a abril del año pasado.

Pero lo más preocupante es que el nivel de demanda laboral está un 10,6% por debajo del promedio de demanda laboral del 2002. Puesto en otros términos, hoy la demanda laboral es menor a la que había en 2002 cuando se produjo una de la crisis económicas más violentas en décadas. Y, como dato adicional, la demanda laboral está solamente un 3% por encima del mínimo de toda la serie histórica que fue en abril del 2002. Es más, la demanda laboral está por debajo del peor momento del 2001. Estos datos de demanda de trabajo muestran que el modelo ha fracasado en generar la tan mentada inclusión social, ya que si la demanda de trabajo está por debajo del promedio del 2002, es estrepitoso el fracaso a la hora de generar inclusión social creando puestos de trabajo. Tener una demanda laboral menor al promedio del 2002 no es, justamente, lo que uno puede llamar un modelo exitoso.

Si los argentinos quieren fugar sus capitales por miedo al débil derecho de propiedad y a la incertidumbre reinante. Si además estamos fuera del mundo en materia de inversiones como lo muestran los datos de la CEPAL y si la demanda laboral ya está igual que en el peor momento del país en el 2002 y, encima, la inflación derrite los ingresos reales, hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para afirmar que el modelo ha sido exitoso.
Fuente: Economía para todos, 09/05/12.
Más información en: www.economiaparatodos.com.ar

 

El futuro pertenece a los países flexibles

mayo 14, 2012

El futuro pertenece a los países flexibles

Por Ian Bremmer

 

En marzo, el gobierno de Myanmar —desde hace mucho catalogado como una junta militar aislada y paranoica que dirige desde un enclave en el medio de la selva— anunció que permitiría elecciones regionales genuinas por primera vez en más de 20 años. En abril, los generales mantuvieron su palabra, la oposición ganó y los gobiernos de Occidente empezaron a relajar las sanciones.

¿Qué inspiró este drástico giro? Myanmar se está abriendo para asegurarse de tener opciones. Quiere reducir su profunda dependencia de China. Al igual que una creciente cantidad de países desarrollados y en desarrollo, reconoce la urgente necesidad de forjar amplios lazos comerciales y de seguridad.

Hemos entrado a lo que llamo un mundo G-Cero, en el que ninguna nación por sí sola (ni siquiera Estados Unidos) o alianza de gobiernos (ciertamente no el G-7 ni el G-20) posee el poderío político y económico para imponer una agenda internacional. En este nuevo orden mundial descentralizado, el crecimiento no es suficiente. Un país debe también tener resistencia, la capacidad de recuperarse.

¿Qué países están mejor posicionados en este frente dentro del incipiente orden mundial?

Brasil, que hace poco superó a Gran Bretaña como la sexta economía mundial, tiene muchas ventajas prometedoras. Con una clase media de más de 100 millones de habitantes, posee el mayor mercado de consumo de América Latina. Su gobierno, liderado por un partido de izquierda, ha logrado un consenso nacional a favor de políticas económicas beneficiosas para el mercado y los inversionistas. Pese a que los enormes hallazgos de petróleo en 2007 los convertirán en uno de los principales exportadores energéticos, su economía está bien diversificada.

Pero existe otro factor crucial que añade resistencia a la fortaleza de Brasil: su gobierno y las empresas líderes han desarrollado fuertes lazos con múltiples socios poderosos. Durante 80 años, Brasil miró primero a EE.UU. En la última década, en cambio, sus importaciones de China se multiplicaron por 12 y sus exportaciones a ese país crecieron 18 veces. A principios de 2009, el comercio con China sobrepasó el intercambio con EE.UU., ayudando al país a capear la recesión estadounidense sin grandes problemas.

El intento de Turquía de ingresar a la Unión Europea no avanza, pero Ankara está expandiendo su influencia internacional. La membresía en la OTAN le da voz en Europa e influencia en Washington. Es un mercado emergente cada vez más importante, con un ingreso per cápita que casi duplica el de China y cuadriplica el de India. Muchos en el mundo árabe ven a Turquía como un estado musulmán dinámico y moderno. Si a esto se le suma su posición en la intersección de Europa, Asia, Medio Oriente y la ex Unión Soviética, Turquía es el mismísimo modelo de un estado «pivote» moderno.

África se ha convertido en un continente que ha sabido cultivar socios. Entre 2000 y 2010, su Producto Interno Bruto real creció 4,7% al año, y los africanos ahora gastan en promedio más en bienes y servicios que los indios. La inversión extranjera directa en África ha crecido más de cinco veces desde 2000.

Durante años, los estados africanos cortos de dinero debían recurrir casi exclusivamente al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y a gobiernos occidentales para obtener ayuda financiera. Aceptaban la asistencia de Occidente en muchos casos con una gran renuencia, debido a que a menudo venía acompañada de exigencias de reformas democráticas y una mayor apertura a la inversión occidental. Pero en 2010 solamente, el comercio de China con África se expandió más de 43%, según datos oficiales chinos, y el país reemplazó a EE.UU. como su mayor socio comercial.

África ahora puede esperar que empresas multinacionales y estatales de países desarrollados y en desarrollo compitan por acceso a los consumidores del continente y términos de inversión favorables. No se trata de una derrota de Occidente contra China, ya que ambos continuarán beneficiándose en África. Los ganadores son todos los gobiernos africanos con capacidad de recuperación.

Asia tiene varios estados que se ajustan a este perfil. Indonesia, con la cuarta mayor población mundial, disfruta de un entorno político estable con un sólido crecimiento y una economía bien diversificada. Sus relaciones comerciales están bien equilibradas entre China, EE.UU., Japón y Singapur y, probablemente, seguirán así. Vietnam recibe la mayor parte de su ayuda de Japón, sus armas de Rusia y su maquinaria (y turistas) de China, y su principal mercado de exportación es EE.UU.

Singapur, una diminuta ciudad-estado, demuestra que el tamaño de no tiene por qué limitar sus opciones internacionales. Su PIB per cápita es uno de los más altos del mundo y el desempleo es de alrededor de 2%. Su gobierno ha trabajado para unir la cultura oriental con las prácticas empresariales occidentales, y es actualmente el cuarto centro financiero del mundo, detrás de Londres, Nueva York y Hong Kong.

No todos los países en esta categoría son mercados emergentes. Canadá sigue siendo vulnerable a una desaceleración en EE.UU., aunque no tanto como solía estarlo ni mucho menos como México. Sus exportaciones e importaciones de y a otros países han aumentado, y su economía está bien diversificada. Al igual que México, exporta grandes volúmenes de petróleo, pero también produce sustanciales cantidades de gas, maquinaria industrial, autopartes y madera a muchos mercados. Las mayores fuentes de divisas de México son las ventas de crudo, el turismo y las remesas de mexicanos que viven en el exterior. En los tres casos, una gran parte del dinero proviene de EE.UU. La suerte de su economía está estrechamente ligada a la salud de su gigantesco vecino.

En los próximos años, olvídese de grupos artificiales con mucha prensa como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y los Próximos Once (Next Eleven o N-11), una lista que incluye posibles potencias como Corea del Sur y Turquía, pero también potenciales barriles de pólvora como Irán, Nigeria y Pakistán.

En nuestro nuevo mundo G-Cero, sin ninguna potencia capaz de fijar la agenda, los ganadores y perdedores de la próxima generación serán determinados por las relaciones comerciales múltiples que mantengan.

—Ian Bremmer es presidente de Eurasia Group, consultora sobre riesgos políticos globales. Este ensayo está adaptado de su nuevo libro, ‘Every Nation for Itself: Winners and Losers in a G-Zero World’.
Fuente: The Wall Street Journal, 06/05/12.


Triunfarán los países flexibles.

La Europa previa a la gran crisis del 2008 no existe más

mayo 13, 2012

La Europa previa a la gran crisis del 2008 no existe más

Por Jorge Castro

 

El triunfo del socialista Francois Hollande en las elecciones presidenciales de Francia ha colocado en primer plano la cuestión de la recuperación del crecimiento económico en Europa, en especial en la Zona Euro en crisis (Italia, España, Grecia y Portugal).

El trasfondo de esta preocupación es la situación recesiva que experimentan algunas de las mayores economías europeas ( entre ellas Italia, España y Francia) y la cuestión que presenta esta recesión es si tiene un carácter cíclico, vinculado a la depresión de la demanda provocada por la crisis financiera, o si, por el contrario, es de naturaleza estructural.

En el primer caso, el problema se presenta por el lado de la demanda, contraída por la restricción financiera, y la respuesta sería un estímulo a su expansión, que requeriría inyectar liquidez en el sistema financiero , y por su mediación en la economía real.

En el segundo, la dificultad surge por el lado de la oferta (producción), que en el capitalismo es el factor decisivo del proceso de acumulación; y lo que allí se advierte es que los parámetros de la producción capitalista, profundamente globalizada, se han modificado irreversiblemente en los últimos 4 años, no sólo por el traslado del eje del proceso de acumulación a los países emergentes, sino también por la irrupción de una nueva revolución tecnológica en Estados Unidos, que abrevia el ciclo del producto e intensifica la competencia a escala mundial.

En este nuevo “modo capitalista de producción” sólo las empresas y actividades hipercompetitivas logran crecer y permanecer en el mercado , integradas a redes trasnacionales de producción y distribución de alcance global.

Esto implica que retomar el crecimiento económico no significa volver a la forma de expansión previa a la crisis de 2008-2009, porque el “statu-quo” entonces vigente no existe más. Su lugar lo ocupa un sistema hipercompetitivo de empresas trasnacionales que acumulan la innovación tecnológica y el incremento de la productividad , y cuyas ganancias récord les proporcionan una extraordinaria capacidad de concentración y reproducción.

En este sistema, más de 30% de sus actores -empresas trasnacionales- provienen de los países emergentes, nuevo eje de la acumulación global, y sobre todo de China, India, Brasil y México.

El resultado es que para recuperar el crecimiento económico, la política de corto plazo se asimila en el mundo avanzado con las reformas estructurales de largo plazo . Corto y largo plazo son sinónimos cuando la prioridad son las reformas estructurales y estas se convierten en el único camino para adecuarse a las nuevas condiciones globales de acumulación.

Los países de la Eurozona en crisis no tienen posibilidad de aumentar su déficit fiscal para incentivar la demanda , por la razón de que los mercados financieros internacionales se niegan a financiar un incremento del gasto público, cualquiera sea su objetivo. Si pudieran aumentar su endeudamiento recurriendo al financiamiento internacional, no habría crisis del euro y el colapso de Lehman Brother’s (15-09-08) en EE.UU. nunca hubiera ocurrido. La idea de que las decisiones económicas responden a una orientación doctrinaria determinada desconoce el papel ineludible de la necesidad. Cualquiera sea la ideología de quienes ejercen el poder político en Europa, hoy no hay posibilidad de incentivar la demanda a través del gasto público.

El lenguaje de la necesidad es el que fija la diferencia entre lo posible y lo imposible, y transforma a la política en el hacer de lo que es necesario. “La política es la arte de conducir lo inevitable”, dice De Gaulle.

Schumpeter sostuvo en El Estado fiscal que el financiamiento de los Estados nacionales dependía del cobro de los impuestos internos.

Ahora ese Estado se ha convertido en trasnacional y está sometido a los mercados financieros internacionales para su funcionamiento . No hay un “statu-quo” al que volver previo a la crisis global de 2008-2009.

Fuente: Clarín, 13/05/12.
El Dr. Jorge Castro es analista internacional y presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico.
Más información en: www.agendaestrategica.com.ar
 
    

 

Millonaria pérdida de JP Morgan Chase & Co.

mayo 12, 2012

Wall Street, otra vez bajo la lupa por un «error»

Por Rafael Mathus Ruiz

 

NUEVA YORK.- Wall Street quedó otra vez bajo la lupa de Washington después de que el banco de inversión JP Morgan, la institución que mejor resistió la crisis financiera global, revelara una pérdida de 2.000 millones de dólares por una mala inversión.

La alarmante pérdida fue dada a conocer nada menos que por Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos y el que gozaba de mayor prestigio. Dimon dijo que la inversión, una compleja operación financiera, estuvo mal diseñada, mal ejecutada y mal monitoreada, y que hubo «errores, descuidos y mal juicio».

«Sólo porque nosotros seamos estúpidos, eso no significa que todos los demás lo sean», afirmó Dimon, anteayer, en una conferencia telefónica con periodistas, en un intento de blindar el resto del sistema financiero del fiasco de su compañía. De poco sirvió. Las críticas cubrieron al icónico banco y se derramaron a todo el sistema financiero, justo cuando Wall Street libra una brutal batalla con Washington por la letra chica de la reforma que limita el negocio de los bancos, que la Casa Blanca implementó con el fin de evitar los excesos que llevaron a la crisis financiera de 2008, la peor desde la Gran Depresión.

El núcleo de esa reforma es la llamada «regla Volcker«, bautizada en honor del ex presidente de la Reserva Federal (Fed) Paul Volcker, uno de los arquitectos de la iniciativa firmada por el presidente Barack Obama en julio de 2010. Esa regla pone límites a bancos como JP Morgan para realizar inversiones con dinero propio.

Dimon fue una de las voces más críticas de esa regla, al punto incluso de llegar a criticar al propio Volcker. «Paul Volcker ha dicho que no entiende los mercados de capitales», dijo a principios de este año. «El me lo ha probado», fustigó Dimon.

Pero el desliz cometido por su propio banco, que hasta esta semana se preciaba de su pericia para administrar los riesgos inherentes al negocio financiero, les brindó un argumento de oro a los políticos, expertos y activistas, que reclaman una regulación más profunda y estricta sobre Wall Street.

«Tenemos que lidiar con eso. Así es la vida», reconoció Dimon. Esas voces no tardaron en hacerse escuchar. Uno de los columnistas más seguidos en Wall Street, Felix Salmon, de la agencia Reuters, resumió el descreimiento hacia la industria en una frase: «JP Morgan más o menos inventó la administración de riesgo. Si ellos no pueden hacerlo, ningún banco puede. Y ningún regulador razonable puede llegar a confiar en que un banco se autorregule».

«El argumento de que las instituciones financieras no necesitan de nuevas reglas para ayudarlas a evitar comportamientos irresponsables como los que llevaron a la crisis de 2008 es al menos 2000 millones de dólares más difícil de esgrimir», criticó, con ironía, el congresista Barney Frank, cuyo nombre está estampado en la ley de reforma del sistema financiero.

La Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés), uno de los organismos encargados de terminar de pulir la «regla Volcker», antes de su implementación, prevista para fines de julio, comenzó a revisar la inversión de JP Morgan, al igual que la autoridad bursátil de Londres, donde se originó la operación.

«Creo que es seguro decir que todos los reguladores están enfocados en esto», dijo ayer la presidenta de la SEC, Mary Schapiro.

Desde que Obama firmó la reforma del sistema financiero, Wall Street desplegó un amplio esfuerzo de lobby para lograr que la letra chica de la «regla Volcker» fuera lo más flexible posible, en un intento de preservar el jugoso negocio de los bancos. El desliz de JP Morgan podría volver inútil y echar por tierra todo ese esfuerzo.

En el ojo de la tormenta quedó un operador de las oficinas del banco en Londres, el francés Bruno Iksil, apodado «la Ballena Londinense» y «Voldemort», por el villano de la saga Harry Potter (ver aparte).

Iksil realizó operaciones de cobertura con credit default swaps (CDS), un derivado financiero que funciona como un seguro, pensado para reducir el riesgo al realizar inversiones.

El valor de esos activos está atado al de un bono, ya sea de un país o de una empresa. Aunque los detalles de la compleja red de inversiones que tejió JP Morgan se desconocían hasta ayer, Dimon dijo que fue pura y exclusivamente un error del banco, que explotó cuando el mercado se movió de manera desfavorable a la operación.

Aunque humillante, la pérdida sufrida por JP Morgan no es catastrófica ni mucho menos. Más aún, no llega siquiera a poner en riesgo las ganancias del trimestre del banco, que alcanzarían los 4000 millones de dólares, luego de un resultado favorable de casi 5400 millones en el primer trimestre de este año.

No hubo, tampoco, un desmadre en los mercados financieros: el S&P 500, el principal indicador de Wall Street, cerró ayer con una leve baja del 0,34%, mucho mejor que la acción de JP Morgan, que sufrió una fuerte caída del 9,28%.

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JP MORGAN CHASE & CO

BANCO DE INVERSIÓN

Facturación 2011: US$ 97.234.000
Empleados: 260.157
Presencia mundial: 60 países
Centros de atención: 5.500
JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos, mantuvo una posición de privilegio en su industria desde que salió ileso de la crisis financiera que estalló en Wall Street en 2008. Ayer, su prestigio tambaleó cuando reconoció una pérdida de US$ 2000 millones por un error..

Fuente: La Nación, 12/05/12.

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La SEC de EE.UU. inició una revisión sobre la pérdida de J.P. Morgan

Por Jean Eaglesham

 

La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos o SEC comenzó a revisar las presentaciones de información de J.P. Morgan Chase & Co. relacionadas con la pérdida de US$2.000 millones anunciada el jueves por la compañía, según una fuente al tanto del asunto.

La revisión se encuentra en una etapa inicial y no ha avanzado al estado de una investigación formal, dijo la fuente. Tales revisiones son de rutina luego de que empresas públicas informan pérdidas inesperadas que generan fuertes bajas en sus acciones.

Funcionarios de la SEC están examinando aspectos contables y de divulgación de información relacionados con la pérdida, según una fuente cercana a la situación. Los funcionarios deberán decidir si creen que la pérdida se informó a los inversionistas a tiempo, según la fuente.

No hay directrices concretas sobre cuándo las pérdidas proyectadas por negociaciones se vuelven «materiales» para los inversionistas y, por lo tanto, deben ser informadas. Esto podría dificultar mucho más la presentación de cargos civiles contra J.P. Morgan por parte de la SEC.

La presidenta de la SEC, Mary Schapiro, dijo el viernes a la prensa que es «seguro decir que todos los reguladores están concentrados en esto», informó Fox Business Network. Un portavoz de la SEC declinó entregar comentarios.

Fuente: The Wall Street Journal, 11/05/12.

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Más información relacionada:

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/03/14/la-cultura-toxica-y-destructiva-de-goldman-sachs/

https://www.economiapersonal.com.ar/index.php?s=codicia+contagiosa

 
Más información sobre mercados financieros, fraudes y conflictos de intereses en el libro: Codicia contagiosa de Frank Partnoy (Buenos Aires: El Ateneo, 2003).

 

JP Morgan Chase

JP Morgan Chase es una empresa financiera creada el año 2000 a partir de la fusión del Chase Manhattan Corporation y la J.P. Morgan & Co. (Banca Morgan). Es una de las empresas de servicios financieros más antiguas del mundo. También opera en el mercado de frutas y vegetales en Londres. La empresa, con oficina centrales en New York, es líder en inversiones bancarias, servicios financieros, gestión de activos financieros e inversiones privadas. Con activos financieros de 1,3 billones de dólares, JPMorgan Chase está entre las primeras instituciones bancarias de Estados Unidos.

La unidad de fondos de inversión libre (hedges funds) del banco es la más grande de los Estados Unidos con inversiones por 34 mil millones de dólares en 2007.

En 2004, la empresa volvió a fusionarse con el Bank One de Chicago, incorporando al director ejecutivo de éste último, Jamie Dimon, como presidente y director ejecutivo de la empresa fusionada, al mismo tiempo que se decidió que sería el sucesor de quien era director ejecutivo del grupo en ese momento, William B. Harrison, Jr.. En enero de 2006, Dimon fue finalmente nombrado director ejecutivo y en diciembre también presidente del JP Morgan Chase.

JPMorgan Chase opera como marca del holding. Chase se usa como marca de las tarjetas de crédito y las actividades bancarias minoristas en los Estados Unidos.

JPMorgan Chase & Co. posee varias subsidiarias bancarias en Estados Unidos:

– Chase Bank USA, National Association
– JPMorgan Chase Bank, National Association
– JPMorgan Chase Bank, Dearborn
– J.P. Morgan Trust Company, National Association
– Pier 1 National Bank

Sitio web oficial: www.jpmorganchase.com

 

 

 

 

El plan del FDIC para evitar un nuevo rescate de los bancos

mayo 11, 2012

El plan para evitar un nuevo rescate de los bancos

Por Victoria Mcgrane

 

WASHINGTON — Cuando la próxima crisis ponga de rodillas a las principales firmas financieras, los reguladores estadounidenses tomarán control de sus casas matrices, pero permitirán que sus unidades alrededor del mundo sigan operando hasta tanto el desastre haya resuelto, según un anuncio hecho el jueves por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés).

Aquellos que posean acciones de un gran banco u otra firma financiera perderán sus valores, en tanto que los tenedores de bonos enfrentarán pérdidas cuando sus valores sean canjeados por acciones en una nueva entidad, como parte del plan de la FDIC.

Casi cuatro años después de los masivos rescates de la crisis financiera por parte del gobierno estadounidense, los reguladores buscan desvirtuar el entendimiento tácito de que el gobierno intervendrá para salvar a las principales instituciones financieras vistas como vitales para la economía o el sistema bancario.

Como parte de ese esfuerzo, el presidente interino de la FDIC, Martin Gruenberg, delineó el jueves la estrategia de la agencia en un discurso en Chicago, en su primera declaración pública sobre el plan de desmantelamiento de los bancos. En las últimas semanas, autoridades de la FDIC discutieron los planes con The Wall Street Journal. Si varias agencias federales y el Departamento del Tesoro acuerdan intervenir a una firma, la FDIC desmontará la compañía bancaria matriz de la empresa en dificultades, colocándola en situación de quiebra y revocando su estatuto. Las filiales de la firma en todo el mundo continuarían operando, con el apoyo de la liquidez de la empresa matriz controlada por la FDIC podrán pedir prestado al gobierno en el marco de la reforma financiera (Ley Dodd-Frank).

Posteriormente, la FDIC transferirá la mayor parte de los activos de la empresa y algunos de sus pasivos a lo que se conoce como «empresa puente«, según funcionarios de la FDIC. Allí, los reguladores se encargarían de supervisar un canje de deuda por acciones similar a lo que ocurre bajo la reestructuración bajo las leyes de quiebra: los tenedores de acciones serían eliminados, pero los acreedores recibirían acciones a cambio de los valores que mantenían. Eventualmente, la compañía resurgiría del proceso como una nueva entidad privada recapitalizada.

Sin lugar a dudas, los mercados se han mostrado escépticos sobre la voluntad de los reguladores y su capacidad para desmontar una importante empresa financiera en tiempo real. Las principales firmas financieras de EE.UU. siguen disfrutando de una ventaja de financiación frente a sus pares más pequeñas, en parte porque los inversionistas creen que su dinero está más seguro allí. Las firmas de calificación de crédito, como Moody’s Investors Service y Standard & Poor’s Corp., dicen que todavía creen que el gobierno rescataría a los bancos más grandes.

La FDIC, más conocida por garantizar los depósitos bancarios, está trabajando para convencer a los principales inversionistas, analistas, economistas y banqueros que están construyendo un aparato que podría guiar limpiamente a una gran firma financiera a través de un proceso de desmantelamiento, sin recurrir a un rescate de los contribuyentes.

La reforma financiera Dodd-Frank de 2010 dio a los reguladores nuevos poderes para intervenir a los gigantes financieros en problemas y reducirlos de una manera que no lleve a los mercados a una situación de pánico.

El mecanismo, llamado «orderly liquidation authority«, fue diseñado para dar a los reguladores otras opciones diferentes a la dura decisión que enfrentaron en 2008, ya sea de comprometer miles de millones de dólares de los contribuyentes para evitar un colapso, como fue el caso de American International Group (AIG), o dejar que su desmoronamiento trastorne a los mercados financieros, como ocurrió con Lehman Brothers Holdings Inc.

Funcionarios de la FDIC dicen que su estrategia podría evitar algunos de los trastornos que se produjeron cuando múltiples subsidiarias de Lehman Brothers ingresaron a diferentes procedimientos de insolvencia en EE.UU. y el extranjero luego de que la empresa matriz se declaró en quiebra en septiembre de 2008.

Cerca de 88% de los activos internacionales y derivados de los principales bancos de EE.UU. se encuentran en el Reino Unido, donde funcionarios de la FDIC dicen que buscan la cooperación de las autoridades. El expresidente de la Reserva Federal (Fed), Paul Volcker, que ayuda a asesorar a la FDIC, dijo que está «impresionado» con el trabajo de la agencia con sus pares del Reino Unido.

Los críticos argumentan que la FDIC no tiene experiencia para desmontar una firma financiera de la dimensión de Lehman, por ejemplo, o dicen que las complejidades internacionales dejarían sin sentido los poderes de la agencia.

El ex-gobernador de la Fed Kevin Warsh dijo en abril que la nueva autoridad de la FDIC «es poco probable… que esté a la altura de la tarea» de mitigar el daño en la próxima crisis financiera.

Un grupo de administradores institucionales de renta fija llamado Credit Roundtable, que incluye al Sistema de Pensiones de los Empleados Públicos de California (Calpers) y a Vanguard Group, con sede en Pennsylvania, expresó su preocupación de que la FDIC pudiera sacar adelante una empresa tan compleja, de acuerdo con una persona que asistió a una reunión en Washington.

Los nuevos poderes de la FDIC son importantes, pero el desmantelamiento de un banco «tiene que ser hecho de la forma correcta», dice Anne Simpson, administradora de fondos y directora corporativa de Calpers.

Por ahora, los reguladores pueden seguir sembrando dudas sobre la probabilidad de los futuros rescates en las mentes de los participantes del mercado e instituciones financieras, dice Gruenberg el presidente interiono de la FDIC. «Bueno, hasta que no lo hagan, no estoy seguro de que realmente estén convenciendo al mercado de manera concluyente», dijo en una entrevista.

Algunos detractores están dando un segundo vistazo. David Skeel, experto en bancarrota corporativa de la Universidad de Pennsylvania y que ha sido crítico de la autoridad de resolución, considera «una propuesta muy interesante» la propuesta de la FDIC que consigue lo mejor de una serie de lo que él considera una mala serie de reglas en la reforma Dodd-Frank.
Fuente: The Wall Street Journal, 10/05/12.
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Más información: www.fdic.gov

 

Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC)

La Corporación Federal de Seguro de Depósitos (en inglés: Federal Deposit Insurance Corporation o FDIC, por sus siglas en dicho idioma) es una agencia federal independiente de los Estados Unidos y está formada a consecuencia de la Gran Depresión del año 1929. Esta agencia tiene como misión garantizar la recuperación de su dinero a los depositantes si un banco quiebra. La FDIC abastece de dinero cuando las instituciones financieras fracasan, inspirando confianza a los bancos y los clientes.

La agencia garantiza depósitos de hasta $100.000 en bancos comerciales miembros, contribuyendo a mantener la solvencia del sistema financiero de los Estados Unidos y que ahorristas y depositarios que no deben preocuparse por su dinero.

El 3 de octubre de 2008, el gobierno federal incrementó provisionalmente el depósito asegurado de $100.000 a $250.000, lo cual está vigente hasta el presente.
Fuente: Wikipedia.

 

Los beneficios del euro

mayo 10, 2012

Oda al atribulado euro

Por Amar Bhidé

 

La aplastante derrota del domingo de la coalición gobernante de Grecia en las elecciones parlamentarias está alimentando los temores de que el país abandonará la zona euro y tratará de devaluar para salir de la crisis.

Algunos creen que ese es el camino correcto. Argumentan que Grecia y otros países de la periferia sur del continente nunca deberían haberse unido al euro. La dura competencia mundial deprime los precios, mientras que los rígidos mercados laborales sostienen los salarios. Un menor tipo de cambio aliviaría estas presiones, pero la competitividad de los exportadores en Alemania y otros países del norte mantienen alto el valor del euro.

El argumento para huir del euro para devaluar es un error. Grecia y otras economías periféricas perdieron poco al renunciar a sus monedas nacionales. Tampoco su membresía hizo que la euro zona fuera demasiado extensa como para comprometer su éxito. Al contrario, su tamaño y heterogeneidad es una ventaja.

Se supone que las devaluaciones de moneda dan una salida a los países con empresas con desventajas competitivas crónicas y mercados laborales rígidos. La devaluación equivale a una reducción de precios que permite a las empresas locales mantener o incluso ampliar su participación en los mercados internacionales. La devaluación, indica el argumento, también aumenta el precio de las importaciones, dando a las empresas locales una ventaja en su propio mercado.

Fundamentalmente, en este punto de vista, las devaluaciones hacen viables a las empresas en dificultades, ya que pueden reducir los precios en relación con sus competidores internacionales sin tener que recortar de forma explícita los salarios que pagan a sus empleados.

Pero he aquí el truco. La devaluación funciona en la medida en que no desata una exigencia de aumentos salariales, a pesar de que la depreciación de la moneda aumenta el precio de las importaciones y reduce el poder adquisitivo de los trabajadores.

Claro, los empleados podrían ser susceptibles a una ilusión del dinero y preocuparse sólo de sus salarios nominales. Pero no son las demandas de los trabajadores individuales lo que hace a los mercados laborales excesivamente rígidos, sino los sindicatos y otros participantes institucionalizados. Los sindicatos que no negocien recortes salariales con sus empleadores probablemente no permitirán que la devaluación erosione su salario real de una manera menos visible. De hecho, los contratos sindicales contienen a menudo protecciones contra la inflación.

La devaluación es una intervención contundente, impuesta de arriba hacia abajo, cuyos beneficios y costos se difunden de maneras impredecibles y a menudo indeseadas. Por ejemplo, la devaluación puede impulsar las ganancias y los salarios de las empresas que ya son internacionalmente competitivas, al mismo tiempo que hacen poco para ayudar a aquellas que lidian con venenosas relaciones laborales, rígidas normas de trabajo y onerosas obligaciones pensionales.

Peor aún, las devaluaciones recortan los ingresos reales de aquellos que menos pueden permitirse las pérdidas: los ancianos que dependen de sus escasos ahorros y pensiones, los empleados con bajos salarios no sindicalizados y que carecen de habilidades valiosas, y las pequeñas empresas que ni siquiera consiguen un impulso temporal de sus márgenes de ganancias, debido a que se mueven sólo en el mercado local.

Por el contrario, cuando los países renuncian a su opción de devaluar mediante a su incorporación a la unión monetaria, advierten un beneficio claro y tangible: la reducción de costos e incertidumbre del comercio, la inversión y el desplazamiento dentro de la zona de la moneda. La gente y las empresas no tienen que pagar por la conversión de las divisas o preocuparse por los cambios en los tipos de cambio.

También se espera menor volatilidad en relación con los tipos de cambio con otras monedas, ya que el rendimiento combinado y las perspectivas del conjunto, con sus muy diversas economías, será más estable que el de las partes.

Es cierto, el aumento de las exportaciones en una parte —Alemania, en el caso de la zona euro— puede provocar una apreciación de la moneda común que altera los precios y costos en otras partes de la unión. Pero los países con sus propias monedas no son inmunes a los cambios no deseados en sus tipos de cambio. A medida que la libra esterlina aumentó con las exportaciones de petróleo del Mar del Norte en la década de 1980, los fabricantes británicos se vieron en dificultades. Hoy en día, los ingresos de capital no deseado han creado un dolor de cabeza a Suiza por el tipo de cambio.

Por último, está la cuestión de la independencia del banco central. Los gobiernos pueden hablar de dientes para afuera, pero en tiempos de estrés enfrentan una fuerte tentación de obligar a los bancos centrales a cubrir los déficits presupuestarios a través de la impresión de dinero. A menudo, los banqueros no esperan que se les diga (como lo indican las recientes rondas de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal).

Conseguir que los gobiernos democráticos acuerden crear una autoridad monetaria independiente para una gran unión monetaria multinacional es una idea desalentadora: el Banco Central Europeo es el único caso conocido. Pero una vez creado, es relativamente difícil que los gobiernos nacionales intervengan, dada la independencia sin igual del BCE.

El público parece estar por delante de muchos expertos y políticos sobre el tema. Aunque las mayorías en Reino Unido y Dinamarca —los países que se mantuvieron fuera de la zona euro— no expresan arrepentimiento, encuestas de Eurobarometer todavía muestran un respaldo público considerable a la moneda común en todos los países que se unieron.

A pesar de la crisis, la mayoría de los griegos e irlandeses —como los alemanes y franceses— creen en el euro. Y con buena razón: el sobreendeudamiento soberano y la solvencia bancaria son serios problemas para Europa, pero la moneda común está haciendo muy bien su trabajo.-

-Bhidé, profesor de negocios internacionales de la Escuela Fletcher de la Universidad Tufts, es el autor de «A Call for Judgment: Sensible Finance for a Dynamic Economy».
Fuente: The Wall Street Journal, 09/05/12.

Grecia sigue amenazando el euro

mayo 10, 2012

Después de dos años, Grecia sigue amenazando el euro

Por Marcus Walker

 

ATENAS—Dos años después de que Europa rescatara a Grecia para proteger al euro, la operación se ha convertido en una debacle que amenaza con aniquilar la moneda común.

Después de que las elecciones del 6 de mayo en Grecia dejaran a los partidos a favor del rescate en una posición demasiado débil para formar gobierno, es probable que se celebren nuevos comicios en junio, pero no hay garantía de que surja un gobierno estable. Para el mes que viene, Atenas debe identificar nuevos recortes presupuestarios del orden de los 11.500 millones de euros, unos US$15.000 millones, o arriesga la suspensión de los préstamos internacionales que necesita para pagar las pensiones y administrar las escuelas. Si no consigue el dinero, no tendrá más remedio que imprimirlo.

La crisis griega representa la culminación de un experimento radical de austeridad y reforma económica que han dejado al país al borde del colapso social y político. La historia del fallido rescate sugiere que imponer políticas de austeridad severa sobre los países de la zona euro no salvará la moneda y puede agravar la crisis.

El ejemplo griego ilustra la contradicción entre la disciplina exigida por Alemania, a cambio de ayudar a otros miembros de la zona euro, y el sufrimiento económico que otras sociedades pueden soportar. Grecia demuestra que lo que es necesario para justificar un rescate ante el escéptico electorado alemán puede constituir una calamidad política en la endeudada periferia de Europa.

«El programa es un suicidio, no sólo para Grecia sino también para el euro», dice Louba Katseli, ex ministra de Finanzas de Grecia. «En España, Portugal, Italia, en todas partes se está cometiendo el mismo error», afirma en alusión a la insistencia de la Unión Europa en recortar el gasto en medio de una recesión.

Alemania reiteró el miércoles que Grecia debe cumplir sus promesas de austeridad. Los gobiernos de la zona euro decidieron aplazar parte del próximo tramo del rescate como una advertencia a los políticos griegos.

El rescate de Grecia orquestado por la UE y el Fondo Monetario Internacional fue el mayor paquete de ayuda financiera otorgado a un país de la historia, con un total de 245.000 millones de euros en préstamos pagados o prometidos. También ha involucrado la mayor cesación de pagos de la historia, eliminando de un plumazo 100.000 millones de euros de deuda soberana griega.

No obstante, la reestructuración de la deuda griega dejó dos grandes desafíos pendientes: controlar una deuda creciente que ya es 1,5 veces el tamaño de la economía y forzar una rebaja de los salarios y los precios para impulsar la competitividad del país.

Para mantener a Grecia a flote, la UE y el FMI duplicaron su apuesta en marzo, expandiendo el paquete de asistencia pese a la creciente parálisis política del país.

Según varias fuentes cercanas, la responsabilidad del desastre recae sobre una clase política que no pudo o no quiso reformar el país, un programa irrealista que asumía un rápido repunte económico pese a la austeridad draconiana y el peso de la deuda, y la desconfianza entre Grecia y sus acreedores.

«Era casi una misión imposible», asegura George Papandreou, ex primer ministro de Grecia que negoció el rescate original y luego abandonó el cargo el año pasado tras una revuelta en su partido.

Papandreou relata que cuando le pidió a Angela Merkel condiciones más llevaderas en 2010, la canciller alemana respondió que el programa de ayuda tenía que ser doloroso. «Necesitamos asegurarnos de que nadie más quiera esto», contestó Merkel. La economía griega se ha contraído 14% en los últimos tres años y el FMI pronostica, en privado, un retroceso de 6,5% este año.

Europa teme que una salida de Grecia del euro podría desatar una fuga de capitales de Portugal, España y otras economías alicaídas del bloque. Algunas autoridades europeas argumentan, en privado, que el euro podría soportar la salida de Grecia porque los mercados entienden que su crisis es especialmente severa.

A otros les preocupa que al provocar corridas contra los bancos y los mercados de bonos soberanos, la salida de Grecia podría hacer peligrar el euro. Eso colocaría a Alemania y el norte de Europa ante un dilema: ver cómo colapsa la pieza central de décadas de integración política en Europa o apresurarse a formar una unión fiscal más profunda, incluyendo una emisión de bonos comunes, para salvar al euro.

Cuando el FMI y los países de Europa le ofrecieron a Grecia en mayo de 2010 un paquete de rescate de 110.000 millones, pensaron que habían actuado en forma decidida para evitar una calamidad.

El acuerdo exigía que Grecia pusiera en orden sus finanzas públicas y modernizara un sobrecargado sistema burocrático y un enjambre de leyes que habían hecho que su economía fuera poco competitiva.

Si bien todos concordaban en que Grecia necesitaba controlar el gasto fiscal, el FMI esgrimió que los cambios estructurales deberían tener prioridad y los recortes de gasto serían paulatinos, con el fin de proteger la economía.

Pero Alemania se opuso. Las reformas estructurales tendrían que hacerse al mismo tiempo que la implementación de un drástico plan de austeridad para reducir el déficit fiscal de 15,8% del Producto Interno Bruto en 2009 a menos de 3% para 2014. El cronograma fue poco realista. Los recortes de gastos y alzas de impuestos arrastraron a la economía a una recesión tan severa que el déficit se estancó en alrededor de 10% del PIB.

Normalmente, cuando el FMI impone medidas de austeridad, obliga al país a devaluar su moneda, con el objetivo de abaratar sus exportaciones y, de este modo, compensar la caída de la demanda interna. Pero Grecia no tiene una moneda propia que devaluar. Su espiral descendente se parece más al que sufrió Argentina hace una década, cuando intento mantener un tipo de cambio fijo frente al dólar a pesar de que la austeridad del FMI acentuaba la recesión, lo que desembocó en una crisis social y política.

Pese a sus dudas sobre el plan, Grecia empezó con paso firme a imponer medidas. Las encuestas mostraban un sólido apoyo público a los esfuerzos por reducir la burocracia, la corrupción y la evasión de impuestos, y eliminar los privilegios de algunos grupos de interés. Abogados, taxistas, empleados ferroviarios y otros grupos contaban con protecciones contra la competencia o ventajas fiscales, causando la creación de carteles y mucho despilfarro.

El ministro de Finanzas George Papaconstantinou, atacó el déficit público. Sus medidas redujeron la deuda a 10,6% del PIB en 2010. Pero la disciplina pronto se volvió víctima de la política.

En el segundo trimestre de 2011, las políticas de austeridad y el colapso de la confianza de las empresas los consumidores precipitaron a la economía a una caída libre. Las manifestaciones sacudieron el centro de Atenas. En junio, Papandreou reemplazó a su ministro de Finanzas con su mayor rival, Evangelos Venizelos. Descrito como uno de los oradores más elocuentes de Grecia, Venizelos aceptó el puesto reacio, temeroso de echar por tierra sus ambiciones políticas, según fuentes cercanas.

Muchos griegos esperaban que fuera un duro negociador con Europa y el FMI. Venizelos intentó en un par de ocasiones conseguir un relajamiento de las condiciones del rescate. Pero la UE y el FMI lo presionaron para despedir a más funcionarios y cerrar empresas estatales poco rentables. El ministro se negó. Al ministerio de Finanzas le quedaba menos de 1.000 millones de euros en sus arcas. La cuenta mensual para pagar salarios públicos y pensiones cuadruplicaba esa cifra. Grecia evitó la bancarrota simplemente al no pagar a sus proveedores.

Venizelos tuvo que volver a recurrir a los ministros de Finanzas europeos, que se reunieron en Cracovia, Polonia, a mediados de septiembre. Venizelos se mostró más cooperativo, pero el programa griego iba mal encaminado. En octubre, el FMI, ahora bajo el liderazgo de Christine Lagarde, obligó a Europa a reconocer la realidad: las cifras no cuadraban.

Eso forzó a los líderes europeos a concederle a Grecia un nuevo paquete de asistencia. Una cumbre de la UE el 26 de octubre llevó a que los acreedores asumieran una pérdida de 53,4% en sus bonos soberanos griegos y más préstamos. Pero esta vez, la mayoría de la deuda griega estaba en manos de autoridades de la zona euro y el FMI en vez de inversionistas privados. La deuda de Grecia cayó de 356.000 millones en 2011 a una proyección de 327.000 millones para este año.

Merkel y otros líderes europeos pensaron que el arreglo zanjaba la crisis griega de una vez por todas. El gobierno de Atenas, sin embargo, se estaba cayendo a pedazos.

Los partidos tradicionales, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia, fueron duramente castigados en las elecciones del domingo. Los electores los culpan de haber sumergido a Grecia en la crisis de la deuda y, posteriormente, de haberla destruido en su intento por sacarla del atolladero. de la crisis de la deuda.
Fuente: The Wall Street Journal, 09/05/12.

Argentina: El abusivo Impuesto a las Ganancias

mayo 9, 2012

Ganancias: advierten una fuerte distorsión por la falta de ajuste

Por Martín Kanenguiser

 

Las sonrisas que predominan entre los empleados y ejecutivos por los aumentos salariales previstos para este año se borrarán rápidamente cuando observen en sus recibos de haberes el impacto de la falta de actualización de las escalas en el impuesto a las ganancias desde hace 12 años, antes del estallido de la convertibilidad.

Según datos del Instituto Tributario de la Federación de Graduados en Ciencias Económicas, si estas escalas se actualizaran de acuerdo con los índices de aumento de precios del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) acumulado desde entonces, los empleados en relación de dependencia pagarían, en promedio, un 50% menos por Ganancias. El informe concluye que si las escalas del impuesto se ajustaran de acuerdo con el índice de precios mayoristas del Indec, deberían exhibir una presión sustancialmente menor, tanto sobre las personas en relación de dependencia como en los autónomos, más allá de la decisión que adopte o no el Poder Ejecutivo respecto de los mínimos no imponibles.

Así, el empleado casado y con dos hijos que gana $ 9000 mensuales y paga $ 1324 anuales por Ganancias, dejaría de pagar por completo; quien recibe $ 15.000 y paga $ 19.519, pasaría a tributar $ 5903; en tanto, quien gana $ 25.000 y paga $ 63.861, bajaría hasta $ 30.205 anuales.

En el caso de los solteros, con esos mismos salarios, pasarían de pagar $ 6921 a $ 5499 (quienes ganan $ 9000 al mes); de $ 28.447 a $ 9189 (quienes ganan $ 25.000), y de $ 73.941 a $ 35.604 (los que tengan un ingreso mensual de $ 25.000).

Para los autónomos casados, entre los que reciben ingresos de $ 78.000 anuales (o $ 6000 mensuales), el impuesto caería de $ 2923 a $ 153; en aquellos con ingresos de $ 117.000 anuales, de $ 11.715 a $ 3663; en los de $ 195.000, de $ 35.598 a $ 15.054; y, finalmente, en los ingresos de $ 325.000, el pago del impuesto caería de $ 81.098 a $ 43.703. Para los solteros con los mismos niveles de ingresos, respectivamente, el impuesto a pagar bajaría de $ 9278 a $ 2266, de $ 19.534 a $ 6485, de $ 45.678 a $ 19.154 y de $ 91.178 a $ 49.102, según este cálculo efectuado sobre la base de datos oficiales.

Sin cambios

Las escalas de Ganancias no se modifican desde el año 2000 y determinan que en los ingresos de hasta $ 10.000 se pague una alícuota del 9%; de $ 10.000 a $ 20.000 se pagan $ 900, más el 14% del excedente de $ 10.000; de $ 20.000 a $ 30.000 se pagan $ 2300, más el 19% excedente de $ 20.000, y así se incrementa hasta llegar al tope del 35% para la base imponible superior a $ 120.000 anuales. Como señala el economista Nadín Argañaraz, debido a este congelamiento, las personas que ganan más dinero en términos nominales, todos los años aportan más dinero al fisco (ver aparte). Por lo tanto, las escalas «deberían arrancar en un mínimo de ingresos de $ 50.000, que pagarían el 9% de impuesto, y así sucesivamente para todos los tramos de la escala», opinó.

Según el tributarista Darío Rajmilovich, del estudio Russell Bedford Argentina, «de ajustarse las escalas aplicando el índice oficial de variación de salarios general (CVS) para sueldos netos de $ 8000 en adelante, se podría llegar al 50% de reducción del impuesto». Por lo tanto, el salario promedio de bolsillo «podría incrementarse entre $ 3000 y $ 4000 mensuales de bolsillo para un soltero o casado con dos hijos», detalló.

Para compensar la pérdida fiscal que implicaría subir los pisos de las escalas, agregó, el fisco «podría instaurar un impuesto sobre los dividendos [5 o 10%], que estaría en línea con el impuesto que cobran la mayoría de los países como tasa marginal de gravamen a la renta de personas físicas [un 40 por ciento]».

La reducción del monto del impuesto sería significativamente mayor si las escalas se ajustaran de acuerdo con el índice de precios medido por una docena de provincias. Por esta razón, según el tributarista del Plan Fénix Jorge Gaggero, las escalas de Ganancias «hay que corregirlas de modo simultáneo con una reforma integral del impuesto, ya que los parches de los últimos años, realizados bajo la doble presión del curso inflacionario y las paritarias, hicieron el impuesto más regresivo». Por lo tanto, opinó, debería hacerse lo contrario: «Darle mayor progresividad, porque los verdaderamente ricos no pagan este impuesto por las exenciones legales, las bajas alícuotas, la evasión, el abuso de los paraísos fiscales y la debilidad de la AFIP».

Al respecto, el especialista Eugenio de Mayolas sugirió que el Congreso delegue en el Poder Ejecutivo la facultad de incrementar las escalas y las deducciones (ya que éstas también sólo se han actualizado parcialmente desde los 90), como ocurre con el mínimo no imponible de Ganancias. Otra opción, expresó, sería «atar» el aumento de las deducciones «a la evolución del índice de movilidad establecido por la ley 24.241 que la AFIP toma en cuenta para establecer el ajuste en los aportes de los autónomos y los asalariados».

La necesidad de reformar el impuesto a las ganancias en términos integrales, como sugirieron los analistas, no aparece en la agitada agenda de la política económica del Gobierno.
Fuente: La Nación, 08/05/12.


Abusiva presión fiscal 

Las víctimas de Evo Morales responden a su autoritarismo

mayo 7, 2012

Las víctimas de Evo Morales responden a su autoritarismo

Por Mary Anastasia O’Grady

 

La estrategia populista de la izquierda de demonizar a la clase inversionista tiene una gran desventaja: la ley de los rendimientos decrecientes. A medida que disminuyen los blancos, también lo hacen los dividendos.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tal vez lo entienda con el tiempo. El presidente de Bolivia, Evo Morales, está viviendo esa lección ahora mismo.

En mayo de 2006, Morales nacionalizó la industria del gas aduciendo que es un tipo de patrimonio colectivo. La noticia infló el orgullo nacional y la gratificación para el presidente fue inmediata. Pero no fue duradera; el mandatario necesitaría otras medidas para replicar ese efecto.

La última llegó hace seis días, el 1 de mayo —el Día de los Trabajadores para los socialistas—, cuando anunció la nacionalización de Red Eléctrica, una empresa de transmisión de electricidad. Imágenes provenientes de Cochabamba, donde soldados con botas de combate y equipo antidisturbios rodearon las oficinas de la compañía, exhibían el chovinismo de Morales. En el Palacio Quemado en La Paz, el presidente fue fotografiado levantando el puño de forma triunfal.

Fue bastante dramático, pero no representa lo que sucede realmente en Bolivia.

Morales tiene serios problemas políticos. Ganó la reelección en diciembre de 2009 con un 64% de los votos. No obstante, ahora su tasa de aprobación ronda 35% y, pese a que tiene el control de las cortes, el Congreso y el Órgano Electoral Plurinacional, tiene problemas para gobernar.

Como presidente, Morales ha seguido dependiendo de los métodos primitivos que utilizó para acceder al poder —es decir, bloqueos de carreteras, protestas callejeras y violencia de turbas— para dirigir su gobierno. No obstante, los bolivianos están hartos. Visto desde el prisma de su menguante popularidad, la expropiación de Red Eléctrica parece más un acto de desesperación que de desafío.

La izquierda internacional ha explicado la popularidad inicial de Morales en términos raciales, pintando a él y a su vicepresidente marxista de clase alta, Álvaro García Linera, como nobles libertadores de una nación indígena. Esto ignora el hecho de que la mayoría de los bolivianos son culturalmente mestizos, lo que significa que, más allá de su linaje, ya no viven como lo hacían sus ancestros hace 500 años. Lo que los socialistas también pasan por alto es que los indígenas bolivianos no prefieren ser tiranizados por alguien que se parece a ellos más de lo que les gustaría estar bajo el yugo de alguien que no.

Las cosas debieran estar saliéndole bien a Morales. Bolivia es un proveedor de recursos y los precios de las materias primas en general están en auge. No obstante, la economía ha tenido un desempeño mediocre. El Producto Interno Bruto ha promediado un anémico crecimiento anual de 2,9% desde 2005 a 2010. El año pasado, se estima que se expandió 5%, pero no alcanzó la meta de 6% que, según los economistas, los países en desarrollo deben mantener durante un decenio para lograr un impacto real en las tasas de pobreza.

Una razón es la escasez de inversión privada. La inversión total es de alrededor de 16% del PIB, cuando se necesita una cifra cercana a 25% para generar un crecimiento fuerte a largo plazo. Peor aún, la mayor parte de la inversión proviene del sector público y es financiada cada vez más por el banco central. La inversión privada ha sido apenas de entre 6% y 7% del PIB, lo que sugiere que a los inversionistas les preocupa el riesgo país.

Su proyecto gasífero tampoco está funcionando bien. Después de la nacionalización de 2006, dio marcha atrás a un contrato de largo plazo para abastecer a Brasil a través de un gasoducto de Petrobras e intentó elevar el precio. Petrobras respondió incrementando su capacidad para manejar gas natural licuado importado y comenzó a invertir en grande en la explotación de yacimientos brasileños. Ya no depende del gas boliviano.

Mientras tanto, el problema real de Morales, el odio de los bolivianos a su autoritarismo, está saliéndose de su control. El problema empezó con un intento en diciembre de 2010 de aumentar los precios de la gasolina en 70%. El levantamiento —conocido como el gazolinazo— fue tan violento que se vio obligado a retractarse. El incidente dañó mucho su imagen.

Luego, anunció planes para construir una carretera financiada por Brasil a través de una reserva indígena en la amazonia boliviana conocida como Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, o TIPNIS. Los habitantes pidieron un desvío para salvar sus territorios ancestrales. Cuando Morales se negó, cientos de indígenas emprendieron una marcha de protesta de 500 kilómetros a La Paz. En el camino, se encontraron con un piquete pro-Morales y la policía les lanzó gas lacrimógeno. Cuando el gobierno arrestó a unos 300 manifestantes y trató de sacarlos del área en avión, residentes locales prendieron hogueras en la pista del aeropuerto en solidaridad con los detenidos.

Morales ha suspendido la construcción de la carretera, pero todavía insiste en que la ruta se llevará a cabo porque los cocaleros —su electorado más importante— la necesita para expandir su negocio.

El TIPNIS se ha convertido en el símbolo de la resistencia nacional contra la mano dura de Morales. El diario español La Gaceta informó que sólo en marzo hubo 123 protestas en todo el país. Incluso Naciones Unidas ha dicho que está preocupada por el creciente nivel de conflicto y la persecución de oponentes políticos. Morales también está preocupado, lo que probablemente explica por qué fue tras Red Eléctrica en el Día de los Trabajadores.
Fuente: The Wall Street Journal, 06/05/12.


Evo Morales 

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