Ovejas Eléctricas, Loros Estocásticos y el Futuro del Efectivo
Por James Shepherd-Barron.
¿Utilizarán los robots el dinero en efectivo? A primera vista, esta pregunta parece demasiado tonta para justificar una respuesta. Por supuesto, no lo harán. En primer lugar, si los robots evolucionan hasta convertirse en consumidores, entonces ninguno trabajará y ninguno necesitará ninguna forma de dinero, y mucho menos efectivo. Y en segundo lugar, si necesitaran alguna forma de intercambiar valor, ésta vendría de forma totalmente digital.
Dicho esto, tal vez la pregunta planteada en un reciente post en el sitio web de la ATM Appreciation Society no sea tan idiota como parece a primera vista. Al fin y al cabo, yo mismo me había preguntado algo parecido unos meses antes. Sin embargo, había planteado el problema de forma algo diferente: Se trataba de una experiencia en un bar de Las Vegas y de tener que tomar una decisión ética sobre si dar o no una “propina” al robot camarero de acero que acababa de servirme una margarita perfecta en un vaso de cristal en 20 segundos sin derramar ni una gota.
En lo que respecta a los problemas existenciales, estas cuestiones deben estar a la altura de la pregunta original de Philip K. Dick sobre Blade Runner: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Pero la cuestión es la siguiente: el robot coctelero que pedía una propina era preciso. No era una idea tecno-utópica sacada de una película de ciencia ficción. Después de dispensar mi cóctel, la máquina deslizó el tarro de las propinas hacia mí (ver foto). A continuación, se mantuvo expectante antes de deslizarse para repetir el proceso con otro cliente situado más adelante en la barra. Aunque no es del todo del nivel del robot camarero de Passengers, un robot -o, en su lugar, su programador “loro estocástico” humano [1]- me había enfrentado de forma muy inteligente y divertida a un dilema totalmente futurista.
A su manera, todos estos problemas apuntaban a lo mismo: en un mundo que cambia rápidamente, en el que la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automatizado (machine learning) y la automatización se aceleran más allá de nuestra capacidad para controlar los resultados, ¿sigue siendo relevante la moneda física? Si los robots hacen todo el trabajo sin necesidad de que se les pague, incluyendo la producción y distribución del tequila, ¿qué uso tendrá para nosotros para el dinero, y mucho menos para el efectivo?
Estas preguntas existenciales se debatieron en la conferencia sobre El Futuro del Efectivo de CashEssentials, celebrada en Madrid en septiembre de 2022. Parte de la conferencia consistió en un Laboratorio de Educación sobre el Futuro. Facilitado por la Cátedra UNESCO de Educación para el Futuro, se nos pidió a mí y a mis compañeros delegados que consideráramos cómo la educación sobre el futuro podría mejorar nuestra percepción de futuros posibles, plausibles y deseables para el efectivo en un mundo cada vez más digital y automatizado.
Al pedirnos que imagináramos cómo se viviría la vida dentro de treinta años, los facilitadores nos pidieron que pensáramos más allá de nuestra realidad actual, que no nos atascáramos pensando en cómo dar propina a un mixólogo robot o en si los cajeros automáticos utilizarían el reconocimiento de voz para autenticar a un cliente androide. Pero sí en quiénes serían sus dueños y a quiénes les corresponderían los beneficios de su trabajo. Al menos desde mi punto de vista, el contexto siempre fue sobre si el dinero en efectivo seguiría siendo relevante en una sociedad tipo Blade Runner en la que los androides con una vida de cuatro años tenían más probabilidades de soñar con ovejas eléctricas.
Como siempre, como catastrofista internacional, la respuesta a la pregunta sobre el efectivo depende del lugar en el que se viva y de las opciones que se tengan para pagar las cosas. Si no tienes acceso fiable a la electricidad, pagar con efectivo no es un lujo sino una necesidad. Sólo hay que preguntar a cualquier persona en el este de Ucrania en estos momentos.
Pero la pregunta que me planteé sobre qué tan ético era dar propina a un robot es aún más fundamental que la existencia de la moneda física o los cajeros automáticos. Imaginar el futuro del efectivo no es sólo imaginar un montón sin dinero, sino imaginar un futuro en el que no sólo el dinero en efectivo es irrelevante, sino nosotros. Quizá la pregunta no sea tanto “¿necesitarán los robots el dinero en efectivo? sino “¿nos necesitarán los robots a nosotros?
Pero no debemos adelantarnos. Vale la pena recordar que el cajero automático no sólo fue la tecnología financiera original, sino que fue la primera máquina -el primer “robo-banco”, si se quiere [2]- que introdujo la automatización a un público desprevenido por primera vez en 1967. Ahora damos por sentado que los cajeros automáticos son una realidad. Siguen existiendo, y lo más probable es que sigan existiendo. Pero eso no significa que no debamos explorar alternativas. Y la ciencia-ficción es un buen punto de partida.
Como señaló Guillaume Lepecq, fundador de CashEssentials, en su preámbulo al laboratorio de Educación sobre el Futuro, “La ciencia ficción ofrece un ejemplo de por qué imaginar futuros diferentes es complejo y vital. La novela de 1887 de Edward Bellamy, Looking Backward, predijo la adopción de las tarjetas de crédito en el año 2000. En Star Wars, el crédito galáctico estándar está respaldado por un metal raro, algo similar al patrón oro. En la película distópica de 2011, In Time, la moneda fiduciaria ha sido sustituida por el Tiempo, ya que cada persona lleva un reloj en el antebrazo que mide el tiempo que le queda de vida.”
Against the clock: Will and Sylvia (Justin Timberlake and Amanda Seyfried) live in a world where time literally is money — and it’s running rapidly out for most.
A medida que la Inteligencia Artificial se vuelve cada vez menos artificial y más inteligente, los robots acabarán aprendiendo a ser sensibles. No sólo serán capaces de mantenerse y construir nuevas versiones de sí mismos -un proceso conocido como evolución-, sino que también aprenderán a amarse a sí mismos, como hizo Ava en la película Ex-Machina. Mientras tanto, tenemos que lidiar con la idea de que esto funciona en ambos sentidos: Los seres humanos podríamos acabar teniendo sentimientos -o al menos sentir empatía- por los robots. Cuando veía la película Silent Running en mi adolescencia, recordaba que sentía más emoción por los andantes droides Huey, Dewey y Louis que por sus poco fiables amos humanos. Al ver la trilogía original de Star Wars unos años más tarde, estoy seguro de que no fui el único en sentir cierto afecto hacia C3PO y R2-D2. En Her, Theodore se enamora de la sensual voz de Samantha, un programa, ni siquiera una pieza de hardware. Y luego, en el otro extremo de la escala, mi roce con el “robot barista” en Las Vegas me produjo una serie de emociones diferentes. ¿Estaba rondando con intención? ¿Me amenazaba, me asustaba para que pagara una propina? ¿Qué esperanza hay para el efectivo de ser así?
Para un robot, un billete no es más que un trozo de papel, el número impreso en él carece de significado, no tiene ningún valor. Para los humanos, no hay valor nutricional en comer billetes. Y los robots no necesitan comer nada porque su fuente de energía, el único consumible de importancia fundamental para ellos, llega a través de un enchufe en forma de electricidad. Los kilovatios hora son su moneda, igual que la sal era la moneda con la que se pagaban los impuestos a los británicos en la India hace un siglo.
Como en los primeros tiempos del dinero móvil, en los que los créditos de tiempo de emisión se convirtieron en una moneda comercializable, la energía se convirtió en la única moneda válida para un robot. Como reconocerá cualquiera que tenga un robot fregasuelos o un cortacésped, si los robots no se arrastran a casa para recargarse, dejan de funcionar. No están muertos, sólo inactivos. Sin electricidad, no pueden funcionar.
Esto deja un tema espinoso a considerar: No se trata tanto de quién es el dueño del robot, sino de quién es el dueño de la electricidad. Lo que, a su vez, plantea la pregunta: ¿Cómo se convierte la electricidad en moneda de curso legal cuando, al igual que la sal del mar, puede ser fabricada más o menos gratuitamente a partir de fuentes hidroeléctricas, eólicas y solares por cualquier individuo con un generador o un panel solar y cuando, al igual que el dinero emitido durante la expansión de la oferta monetaria post-crisis de 2008 (quantitative easing), su suministro es ilimitado?
Quizá sea Blade Runner la película que más tiene que decir sobre nuestro futuro y, por tanto, la que más tiene que decir sobre estos problemas y el futuro del dinero. La mayoría de los humanos, incluido Deckard (Harrison Ford), se niegan a identificarse con los androides, negando la cualidad de empatía que distingue a los humanos de los robots. Contraintuitivamente, el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) surge como el eje emocional de Blade Runner. Mientras reflexiona sobre la naturaleza agridulce de la mortalidad en esos momentos finales empapados por la lluvia antes de desconectar su suministro eléctrico, podría haber estado hablando tanto del dinero en efectivo como del futuro de la raza humana cuando pronuncia esas palabras inmortales “Todos esos momentos se perderán en el tiempo. Como las lágrimas en la lluvia”.
[1] A ‘Stochastic Parrot’ is an operating model capable of little more than semi-random repetition of options baked into datasets selected by the prejudices of the operator
Un “loro estocástico” es un modelo operativo capaz de poco más que la repetición semi-aleatoria de las opciones en bases de datos seleccionadas por los prejuicios del operador.
[2] Cuando en 1967 se presentó el primer cajero automático del mundo, la prensa lo llamó “el robo-banco”.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar: Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo; ya que podríamos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos controlen toda compra, transacción y movimiento económico de cada persona.
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CashEssentials (CE) es un grupo de reflexión global e independiente, cuya misión es observar desarrollos en curso y llevar a cabo investigaciones y análisis sobre el efectivo y su futuro, al tiempo que proporciona una plataforma para la investigación y el debate equilibrados sobre el efectivo, los pagos y los sistemas monetarios, en beneficio, viabilidad y bienestar de todos.
El deber ético de garantizar a la sociedad el cuidado de la salud
Se podría producir un decremento en la cantidad de médicos, porque la medicina comienza a no ser atractiva en términos económicos, de exigencia y calidad de vida para quienes egresan de la enseñanza media
Por Roberto Borrone.
Una serie de preguntas se repiten permanentemente en los diferentes ámbitos de la medicina argentina desde hace años: ¿hay déficit de médicos en el país?, ¿hay un exceso?, ¿todo se reduce a una mala distribución geográfica?, ¿la formación con la cual egresan de las facultades de medicina es la exigible para el ejercicio profesional?, ¿la residencia médica debería ser obligatoria y el único camino para acceder al título de especialista?, ¿hay un déficit de especialistas vinculados a la atención primaria de la salud ?, ¿debería ser obligatoria la recertificación periódica de la habilitación para seguir ejerciendo ?, ¿cómo debería ser el ingreso a las facultades de medicina públicas?, ¿cómo conjugar la cantidad de alumnos en las facultades de medicina con una adecuada calidad educativa?
Pongamos el foco en varios de estos interrogantes desde una perspectiva demográfica. La demografía (según definición de la Real Academia Española) es el “estudio estadístico de una colectividad humana, referido a un determinado momento o a su evolución”. Comencemos con algunos datos oficiales. La Argentina tiene una tasa de médicos en relación a la población de 3,8 por cada 1.000 habitantes. Esta tasa ubica a nuestro país –en el aspecto cuantitativo del tema–, en el nivel de los países más desarrollados: Suiza 4,3 / 1.000; Alemania 4,2; España 3,87; Francia 3,27 y EEUU 2,6.
Respecto de la región, la Argentina tiene la mayor tasa de médicos en relación a la población junto a Uruguay: Chile tiene 2,59 / 1.000; México 2,4; Brasil 2,3; Ecuador 2,04 ; Perú 1,67 y Paraguay 1,35. En la Argentina, considerando sus 183.475 médicos en actividad (al año 2020) el problema no parece ser, al menos por ahora, cuantitativo. Hay dos aspectos que resultan claramente alarmantes: la distribución geográfica de los médicos muestra importantes desequilibrios (cada año más concentrados en los grandes centros urbanos), la decisión de las últimas promociones de médicos jóvenes que optan, en un número creciente, no dedicarse a las especialidades englobadas dentro del concepto de atención primaria de la salud (APS).
Los datos oficiales nos indican que el 72 % de médicos de la Argentina está concentrado en 4 jurisdicciones: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Sta Fe. A mayor PBI jurisdiccional, mayor cantidad y densidad de profesionales. A ese desequilibrio geográfico se agrega otro dato preocupante desde la perspectiva de la salud pública: sólo el 27,6 % de los médicos de la Argentina ejerce alguna de las especialidades englobadas en la atención primaria de la salud (medicina general y/o medicina de familia; pediatría; clínica médica y toco-ginecología). Hay un indicador que refleja con contundencia una de las consecuencias de ese desequilibrio demográfico: a menor cantidad de médicos, principalmente de profesionales que se dedican a la atención primaria de la salud, se verifica una mayor tasa de mortalidad infantil. (Fuente: Silbermann P; Silbermann M. “¿ Cómo evolucionó la distribución de médicas y médicos especialistas en Argentina? Un análisis demográfico de la Profesión Médica al 2020″. Archivos de Medicina Familiar y General. Vol 19; N°3; 2022: 5-16.)
Entre 2014 y 2020 el porcentaje del total de médicos en la Argentina dedicados a la atención primaria de la salud muestra una disminución equivalente al 14,8 %. De los datos previamente analizados se desprenden dos conclusiones: una importante y constante “producción” de médicos no se traduce en una mejor distribución geográfica ni en un equilibrio racional entre los profesionales que se dedican a la atención primaria de la salud respecto al resto de las especialidades; por otra parte, el foco, como estrategia de Estado, debe estar puesto en generar las condiciones presupuestarias (un buen nivel de remuneraciones), aspectos estructurales (ámbitos de trabajo asistencial adecuados) y condiciones de calidad de vida para el núcleo familiar y de progreso profesional (posibilidad de perfeccionamiento continuo) que todo médico joven que se instale en el interior profundo de nuestro país merece. Es el Estado el que debe estimular la formación de los médicos recién egresados en las especialidades críticas mediante razonables incentivos económicos diferenciales tanto durante la residencia médica como luego en el ejercicio profesional.
Efectuando una proyección hacia el futuro, el problema que se puede agregar a este panorama es un decremento en la cantidad total de médicos debido a que la medicina comienza a no ser un objetivo atractivo (en términos económicos, de exigencia y de calidad de vida), para los jóvenes que egresan de la enseñanza media. El dato, por ahora sutil, es que la cantidad total de médicos en la Argentina creció entre 2014 y 2020 en un 9,25 % en tanto que la población en igual período lo hizo al 11,4 %. Una señal de alerta: la disminución de profesionales en especialidades clínicas críticas ya es claramente previsible en función de las vacantes de residencias médicas que están quedando sin cubrir en esas especialidades: clínica médica, medicina general y/o medicina de familia, pediatría, neonatología, terapia intensiva.
En un artículo publicado en estas páginas por quien suscribe, se propuso modificar el Plan de estudio de las carreras de medicina en nuestro país. El objetivo declarado (pero imperfectamente logrado) en los reglamentos de las facultades de medicina es generar el egreso de médicos generalistas. Para mejorar la formación de grado se propone incorporar en los últimos tres años de la carrera una modalidad de enseñanza y entrenamiento equivalente al de una residencia, en este caso, de médico generalista. Como un porcentaje importante de médicos que egresan de las facultades de Medicina está decidiendo, por múltiples motivos, no efectuar una residencia médica de posgrado, con esta propuesta lograríamos generar en nuestras facultades de Medicina médicos generalistas bien formados para cubrir las necesidades que reflejan los datos previamente detallados respecto a la atención primaria de la salud.
Las residencias médicas acreditadas articuladas con las carreras universitarias de médicos especialistas deberían ser el único camino para obtener el título habilitante para ejercer las diferentes especialidades médicas. La excepción sería el médico generalista que egresaría de las facultades de Medicina en caso de implementarse la modalidad propuesta de residencia de médico generalista durante los tres últimos años de los estudios de grado (u otra propuesta superadora). El título habilitante al egresar de la facultad sería sólo para ejercer como médico generalista.
Las universidades conjuntamente con las sociedades médicas científicas de las diferentes especialidades médicas –bajo la gobernanza del Ministerio de Salud de la Nación– son las instituciones idóneas para realizar las acreditaciones de las residencias médicas. Es inaceptable que existan residencias médicas sin acreditar (es decir, sin una auditoría de calidad).
Más allá de la discusión sobre el ingreso a las facultades de Medicina, sólo es admisible no poner el foco en el número de estudiantes si se aseguran los recursos docentes, presupuestarios y de estructura necesarios para garantizar la calidad de nuestros egresados. De lo contrario sólo seguiremos violando nuestro deber ético de ser garantes ante la sociedad respecto al nivel exigible en el cuidado de la salud.
-Roberto Borrone es Profesor adjunto de la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA); doctor en Medicina (UBA).
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo; ya que podríamos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos controlen toda compra, transacción y movimiento económico de cada persona.
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CashEssentials (CE) es un grupo de reflexión global e independiente, cuya misión es observar desarrollos en curso y llevar a cabo investigaciones y análisis sobre el efectivo y su futuro, al tiempo que proporciona una plataforma para la investigación y el debate equilibrados sobre el efectivo, los pagos y los sistemas monetarios, en beneficio, viabilidad y bienestar de todos.
El uso de efectivo
Por Ana Moreno Hueyo.
Para Dominic Frisby, el fin del efectivo sería desastroso para todos. En un mundo sin efectivo cada pago que se realizara sería rastreable. ¿Es bueno que los gobiernos (que no siempre son benevolentes), los bancos y los procesadores de pagos tengan acceso potencial a esa información? Esto le daría aún más poder al sector financiero, dado que los bancos y las compañías financieras relacionadas supervisarían todas las transacciones.
Como sucede con la mayoría de las cosas que el Gobierno no quiere que haga se está demonizando el efectivo. El efectivo es en gran medida anónimo y el mero hecho de que los criminales lo usen no significa que todo el efectivo sea dudoso. Cumpliendo con las obligaciones impositivas (dinero en blanco), es legal; el efectivo da independencia a sus usuarios. les permite comprar y vender y atesorar su dinero, sin depender de nadie más. Si lo desean pueden quedarse fuera del sistema financiero. Todo lo que se necesita para atesorar cualquier cantidad de efectivo es un lugar seguro donde guardarlo, mientras que el efectivo electrónico o los pagos con tarjetas de crédito necesitan de los servicios de grandes organizaciones, que ganan fortunas a costa de sus clientes.
Está claro que el efectivo es algo más que un modo de lavar dinero. Es un sistema igualitario en el que cualquiera puede participar y creo que, sin duda, vale la pena luchar por este derecho.
Ana Moreno Hueyo. DNI 3.274.978.
Cartas de los Lectores. Na Nación, 23/04/07.
Dominic Frisby: «Acabar con el dinero en efectivo le dará demasiado poder a los bancos»
Por Redacción BBC Mundo.
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Todos parecen querer acabar con el dinero en efectivo.
No pasa día en que no aparezca un nuevo ejemplo de avance tecnológico que nos permita deshacernos del cash.
El uso de transferencias electrónicas en vez de billetes y monedas es visto como un símbolo de modernidad, un rechazo a formas de intercambio que existen desde épocas medievales.
Pero desde la otra orilla, surgen voces que alertan sobre los riesgos de abandonar uno de los inventos más útiles y longevos de la humanidad: el efectivo.
Precisamente el hecho que subsista hasta nuestros días un invento de la época antigua es la prueba de su versatilidad y conveniencia.
El escritor financiero británico Dominic Frisby es una de esas voces en favor del efectivo.
Columnista y autor de exitosos libros y documentales sobre el sistema financiero mundial, le advierte a BBC Mundo que acabar con el efectivo para darle paso a mecanismos de intermediación electrónica le dará demasiado poder a los bancos, es una amenaza a la intimidad de la gente y excluirá todavía más a los pobres de la actividad económica.
Los riesgos
Frisby es vehemente en denunciar lo que él ve como peligros de esta tendencia, en particular, colocar aún más poder en el sector financiero para procesar todas las transacciones que ya no se harían por medio de monedas y billetes.
«El sector financiero es excluyente, mientras que con el dinero en efectivo, cualquier persona puede participar en ello. El sector financiero tiene reglas, que pueden excluir a ciertas personas».
Frisby ve un paralelo en el desarrollo de la telefonía fija frente al de la telefonía celular.
«En 2008 había 1.300 millones de líneas de telefonía fija en todo el mundo, para una población total de 7.000 millones. A todo el mundo le gusta comunicarse. Por lo que uno pensaría que debería haber más de una línea telefónica por cada seis personas. Pero en cambio llegaron los teléfonos móviles y ahora hay 6.000 millones de líneas de teléfono celular».
¿Por qué triunfó el teléfono móvil sobre las líneas fijas?, se pregunta Frisby.
«Una de las razones es por la tecnología. Pero otra razón es que para obtener una línea de teléfono fijo se requería una cuenta bancaria y acceso al crédito. Y más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a bancos. Por lo que la exclusión financiera impidió a muchos de ellos obtener una línea teléfonica», asegura.
Dominic Frisby advierte que hay muchos riesgos en la desaparición del efectivo. .
«En el caso del teléfono móvil, se puede comprar el aparato y los minutos con efectivo, no se necesita tener cuenta bancaria, y no excluye a la gente de la misma manera. La consecuencia es que ahora hay 6.000 millones de personas con teléfono móvil».
«Una forma de intercambio es incluyente, la otra excluyente. Y un riesgo de la sociedad sin efectivo es la exclusión de los muy pobres.
«Si eres un refugiado que acabas de llegar a Europa, ¿como vas a conseguir una cuenta bancaria? Y si no tienes cuenta bancaria, ¿qué vas a hacer?»
Tampoco funcionan muy bien en casos de emergencias naturales. «Si no funcionan las transferencias electrónicas luego de una inundación u otro desastre, ¿como compras comida?».
Contra la intimidad
Frisby también ve un riesgo al derecho a las personas a su privacidad.
«En mi opinión, las finanzas ocupan un lugar demasiado grande en nuestras economías. ¿Queremos que ahora controlen como intermediarios todos y cada uno de los pagos que hagamos? Creo que es un error», advierte.
«Más aún, la manera en que gastas tu dinero dice más sobre ti que cualquier otra cosa. Ahora, estas organizaciones, y probablemente también los gobiernos, tendrían acceso a toda la información acerca de cómo gastas tu dinero».
Los avances tecnológicos en el uso de formas alternativas de dinero pueden afectar la privacidad. .
Frisby cree, no obstante, que actualmente hay otros avances tecnológicos que pueden mitigar estos riesgos.
«Ahora tenemos efectivo digital, como bitcoin y otras 300 a 400 modalidades de dinero digital, sin intermediarios».
Pero los que piensan distinto sostienen que esa falta de intermediarios y de regulación podría prestarse en algunos casos para actividades criminales.
La misma razón por la que algunos estados quieren eliminar billetes en efectivo de alta denominación que se usan también para lavado de dinero y otras irregularidades.
A lo que Frisby responde que es cierto que en algunos casos el efectivo se emplea para actos ilegales, «al impedir que se use el efectivo, desde el punto de vista filosófico, se está quitando una libertad, una opción».
Inevitable
Frisby reconoce que, en buena parte, el movimiento hacia el dinero electrónico es inevitable por el avance tecnológico.
«Hace mucho usabamos conchas y dientes de ballena como medio de intercambio. Las monedas acuñadas eran más efectivas, después el papel moneda y eventualmente banca electrónica. Es la manera en que el mundo evoluciona», dice el comentarista.
«En algunos países veremos, en nuestras vidas, la desaparición total del efectivo».
«Yo mismo, uso cada vez menos el efectivo. Pero eso no quiere decir que debamos erradicar del todo la opción», sentencia Frisby.
“Persona o cosa injustamente postergada, despreciada”, es la definición del diccionario de la Real Academia Española respecto del término “cenicienta”. La consulta médica, verdadera cenicienta de la medicina, es la prestación de salud más desvalorizada tanto desde lo cultural como desde lo económico. Sin embargo, es imposible pensar en una medicina de calidad sin una consulta médica de calidad. La consulta médica es el escenario de la toma de decisiones y la instancia de mayor requerimiento intelectual para un correcto ejercicio de la medicina. Es, además, la oportunidad que tienen médico y paciente de forjar una relación, como lo expresara el maestro doctor Francisco Maglio, sustentada en el encuentro entre la confianza del paciente y la conciencia del médico. Escuchar al paciente, efectuar preguntas adecuadas (anamnesis), ejecutar un examen físico exhaustivo (semiología), inferir un diagnóstico de certeza o uno o más diagnósticos presuntivos, solicitar los estudios complementarios estrictamente necesarios para definir el diagnóstico, informar al paciente con un vocabulario comprensible, prescribir medicación si el cuadro clínico lo amerita y asentar todas estas acciones en una historia clínica minuciosa: estos son los componentes básicos de ese acto médico tan trascendente.
Es el momento del procesamiento intelectual de la información obtenida en la consulta y los eventuales estudios complementarios. Es la instancia en la que el criterio médico adquiere su máxima expresión. Sin embargo, otras prestaciones que requieren cierta aparatología médica son jerarquizadas cultural (y económicamente) claramente por encima de la consulta.
El tema que nos ocupa no es nuevo pero su agudización actual es alarmante. Karl Jaspers, médico psiquiatra y filósofo alemán, citado por el doctor José M. Ceriani Cernadas, expresó: “En la medicina moderna, todo parecería estar en el mejor de los órdenes, día a día se logran grandes resultados en muchos pacientes, pero lo asombroso es que, en los enfermos y en los médicos aumenta la insatisfacción”. Esto tiene una vigencia absoluta si observamos “el desencanto de la gente con una medicina que le ofrece una tecnología deslumbrante, pero que, al mismo tiempo se deshumaniza en proporción creciente”. (Ceriani Cernadas, J. M. “Los cambios en el ejercicio de la medicina” en ¿Por qué ser médico hoy? Libros del Zorzal, Buenos Aires 2009).
Con gran poder de síntesis, el doctor Carlos Gherardi, refiriéndose al escenario actual de la consulta médica, expresó: “En el mejor de los casos, la neutralidad afectiva cercana a la despersonalización y el automatismo suele ser lo habitual”.
Una consulta médica de calidad requiere por parte del médico cuatro condiciones básicas: conocimiento, “criterio médico”, empatía con el paciente y disponibilidad de tiempo. Ese tiempo sufre las consecuencias de la doble desvalorización previamente mencionada (cultural y económica). El reclamo más frecuente por parte de los pacientes es, precisamente, el escaso tiempo que le han dedicado, la escasa atención prestada a sus preocupaciones, el mínimo o nulo examen físico, la falta de contención y la limitada información que les han ofrecido. Definitivamente y, en general (siempre hay excepciones), es la era de los médicos sin tiempo para sus pacientes. Los consultorios se asimilan, cada vez más, a una cadena industrial de producción en serie. (Ver: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=85881&uid=520577&fuente=inews)
En este punto del planteo, la pregunta que nos debemos formular es: ¿por qué el trabajo intelectual del médico ocupa un lugar tan postergado entre las prestaciones médicas? ¿Es un tema estrictamente económico, impuesto por los financiadores de la salud? ¿Es un tema cultural sustentado en el culto a la tecnología por encima de la tarea intelectual? La explicación economicista no se advierte muy sólida. De consultas extremadamente breves surge, en general, la solicitud de múltiples estudios complementarios (aumento de costos), muchos de los cuales se podrían evitar con una consulta de calidad. Otra consecuencia son las consultas reiteradas para una segunda o tercera opinión ante las dudas que le genera al paciente el advertir que no ha sido satisfactoriamente atendido. La desvalorización de la consulta médica generó el concepto de “medicina supermercadista”, consistente en agregar cada vez más consultas en la agenda médica como un intento de compensar con “cantidad” el menor honorario de cada consulta. El tema es que, a diferencia de lo que ocurre en el supermercado, aquí la cantidad invariablemente atenta contra la calidad. Una consulta médica deficiente puede comprometer el destino de un paciente haciéndole perder la chance de un oportuno tratamiento o sumergirlo en un peregrinar de consultas contradictorias y prestaciones médicas no adecuadas a su caso.
El recordado maestro doctor Alberto Agrest describió magistralmente esta problemática: “Las armas de los médicos frente a sus pacientes han sido, desde siempre, su tiempo y los recursos. Sus proporciones, sin embargo, han cambiado radicalmente. Hasta hace pocas décadas su tiempo era casi todo y los recursos eran escasos. El crecimiento logarítmico de los recursos técnicos y farmacológicos ha alterado la relación y el médico se ha hecho austero hasta la avaricia con el tiempo que siente propio y que se cotiza a precio vil, y se ha hecho pródigo hasta el despilfarro con el uso de recursos que considera ajenos e infinitos”.
La siguiente pregunta a formular es: ¿por qué los médicos no han logrado revertir esta situación? Su calidad de vida, su satisfacción profesional y su propia salud psicofísica requieren otro escenario. Los doctores Hurtado Hoyo, Galmés y colaboradores describieron en un artículo sobre “remuneraciones profesionales médicas” las consecuencias de la desvalorización del trabajo médico expresando que “el mantener una remuneración médica no adecuada repercute como un gran riesgo para la salud pública de la población, pues lleva irremediablemente a la ruptura de la relación médico-paciente y de la relación médico-institución; el médico no dispone del tiempo necesario para descansar ni para capacitarse; aumenta el error médico; induce al ejercicio de una medicina defensiva e innecesaria y a la insatisfacción profesional. Estos hechos influyen sin duda en el comportamiento ético dando origen a la deshumanización del ejercicio de la medicina. El peligro de las malas remuneraciones son las salidas erróneas o desvíos como respuesta defensiva de sobrevivencia equivocada” (Hurtado Hoyo, E.; Galmés, M. y col. Revista de la Asociación Médica Argentina, 2009; 122 -2-: 6-15).
Advierto un serio riesgo: que las nuevas generaciones de médicos consideren definitivamente la consulta médica como algo marginal, reemplazable con una lista de estudios diagnósticos. Son tiempos en los que insistentemente se habla de reformular el sistema de salud en la Argentina. Al respecto haría una observación básica: no hay sistema de salud bueno si no es bueno para los pacientes y para los médicos (extensivo a todo el equipo de salud). Urge jerarquizar la consulta médica. Ella es el acto médico fundamental y reconocer la importancia que tiene es esencial para lograr un sistema de salud racional.
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Roberto Borrone es Profesor adjunto de la Cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), doctor en Medicina (UBA).
Enfermedades hereditarias y Seguros de Vida
Por Martín Caicoya.
La estadística, como disciplina matemática, es relativamente reciente. Se desarrolló en el siglo XVII respondiendo a preguntas sobre probabilidades en juegos de azar y pronto se aplicó a los Seguros: en cuánto asegurar un cargamento marítimo. Para asegurar la vida, las compañías se dieron cuenta de que lo más importante era la edad del contratante. Así nacen los métodos actuariales de cálculo de expectativas de vida. Pero pronto los seguros aprendieron a afinar el riesgo mediante la inclusión en el cálculo de otros factores. Porque a lo largo del siglo XX se ha ido acumulando conocimiento cada vez más preciso sobre los efectos de ciertas exposiciones: tabaco, alcohol, peso, tensión arterial, colesterol, glucemia… entre otras.
La filosofía de un seguro es bien simple: hay un riesgo, una probabilidad de que algo ocurra, pero nadie sabe a quién le va a tocar ni cuándo. Un grupo de personas que sufren el riesgo deciden pagar por adelantado una cierta cantidad, de manera que si en uno de ellos se verifica esa probabilidad se compensan las pérdidas sufridas con el dinero de todos. A la hora de pagar la cuota, uno desea conjurarse con personas con un riesgo semejante. Por ejemplo, si se contrata un seguro por el que se recibe una cantidad por muerte prematura o invalidez, y en el grupo el 30% es fumador, el riesgo medio de grupo será más alto que si nadie fumara. La consecuencia es que habrá más víctimas, por tanto todos tienen que pagar más para afrontar esas situaciones: el 70% no fumador tiene que pagar en parte el exceso de riesgo de los fumadores. En seguros de vida, que no de salud, lo lógico es que sean sólo estos últimos los que paguen más. Y así se hace con el acuerdo de todos. Cuánto hacen pagar de más al fumador, al obeso o al hipertenso, dependerá de los cálculos que haga la compañía de seguros. El contratante rellena un cuestionario en el que declara sus riesgos y puede tener que someterse a un examen médico. Basado en ello la compañía le propone una póliza de vida que en principio no puede modificar porque se descubra otro riesgo que no se conocía.
La cuestión que se debate es si además de esos marcadores de salud como la edad, tabaco, colesterol, se deberían incluir los riesgos con los que uno nace: los genéticos. En muchos países está prohibido. Interesa preguntarse por qué. Porque el acceso a la información genética es cada vez más fácil y barata. De manera aparentemente contradictoria, ahora es correcto ajustar el riesgo por la historia familiar: si una mujer tiene la mala suerte de que su madre y su hermana hayan sufrido un cáncer de mama, la compañía puede poner una cuota más alta. Pero no le puede exigir que se haga un test para saber si alberga esas temibles mutaciones que se denominan BRCA iniciales de breast cancer. No quiere decir que vaya a sufrir el cáncer, pero casi la mitad lo tendrá frente a un 10% de la población general. Más determinante es la presencia del gen que produce la Corea de Huntington o el Insomnio Familiar Fatal, por mencionar sólo dos. Se heredan y aunque no todos los hijos tienen ese gen, el que lo tiene no se libra de la enfermedad: ¿debería pagar más por ese infortunio? Es una pregunta sobre la que debaten especialistas en ética y seguros.
Hay 14.000 tests genéticos y más de 4.000 enfermedades o trastornos en el registro de EE UU denominado National Institute of Health´s Genetic Testing Registry. La mayoría son asociaciones complejas, basadas en la coincidencia de muchos genes, más bien, formas de presentarse esos genes. Uno puede entretenerse en ver qué test puede hacerse para calcular sus riesgos en la página https://www.ncbi.nlm.nih.gov/gtr/
Imaginemos que se ha hecho sus test para algunas enfermedades que se predicen relativamente bien, son pocas, y que desgraciadamente sus genes son favorables al acontecimiento. Además de pasar un mal rato, decide callarse e ir a contratar un seguro para dejar lo mejor posible a sus deudos. Como no le pueden preguntar si tiene ese conocimiento, no está engañando pero se plantea un dilema moral.
La mayoría de las enfermedades con una dependencia genética tienen mucha más dependencia del medio. Pocos genes, como el de la Corea de Huntington, determinan inevitablemente la enfermedad e incluso en esos casos se puede retrasar su ejecución en un medio favorable. Supongamos que se identifica el gen o conjunto de ellos que confieren resistencia al cáncer de pulmón en fumadores. Pero no impide que sufra un infarto de miocardio o una bronquitis crónica o incluso otro cáncer. Más vale no fumar. Y si tuviera los genes que facilitan el cáncer por el tabaco, pues también es mejor no fumar.
Hay mucho y lógico interés en el examen genético para calcular riesgos, pero yo creo que excepto en raros casos, el conocimiento es todavía incompleto y puede no ser beneficioso.
Siete recomendaciones para convertir un ‘hobby’ en un negocio
Si tienes un ‘hobby’ o pasatiempo y quieres convertirlo en un negocio sencillamente por pasión, debes ser prudente y seguir ciertas recomendaciones.
Convertir un pasatiempo en una fuente de ingresos puede ser un absoluto éxito, pues es aquí cuando el emprendedor agrega una valiosa herramienta a su producto o servicio: la pasión. Sin embargo, como en todo negocio, hay que tomar ciertas medidas para evitar que resulte en fracaso.
Generalmente, el elogio de amigos y familiares convence a las personas que esa transformación puede ser positiva. Esto ya significa que existe aceptación del producto al menos en una parte del público, y es un primer indicador que se debe tomar en cuenta.
Aun así, ese importante paso acompañado por el apasionamiento puede ser un gran riesgo, por lo que conviene informarse más y planificar ciertas estrategias.
A continuación, siete recomendaciones para convertir un ‘hobby’ en un negocio:
Busca indicadores de aceptación del producto
Haz preguntas y consultas entre tus familiares y amigos, pero pidiéndoles que sean críticos sobre los aspectos principales que requieres considerar. Lo ideal es que estas consultas se puedan extender a otras personas, elige un sector de tu ciudad donde creas que existe un público objetivo y presenta tu producto o servicio a las personas para que te manifiesten lo bueno y lo malo que puedan encontrar. Estos son métodos que funcionan para hacer correctivos y mejorar nuestra oferta en búsqueda de un impacto positivo dentro del público objetivo.
Debes convencerte del paso que vas a dar
¿Estás preparado para dejar atrás tu empleo y dedicarte a tu propio negocio? Por más pasión que genere tu pasatiempo, debes tomar en cuenta que es una actividad que realizas ocasionalmente y que una vez lo conviertas en negocio, necesitarás ponerlo a producir (ya sea producto o servicio) de manera constante, tiempo completo. ¿Es realmente lo que deseas hacer?
Planifica todo, absolutamente todo
Comienza por planificar las finanzas, es decir, ¿Qué cifras debes manejar del producto o servicio para lograr la rentabilidad mínima que requieres? Analiza todos los costos que tendrás como el capital de inversión, equipamiento, estructura necesaria, etc. Una forma menos arriesgada de iniciar un negocio que puedes considerar (si aplica) es laborando desde casa. El reto será poner tu oferta en el mercado para que la conozcan y se interesen en ella.
Realiza una proyección del crecimiento de ventas de tu negocio, basándote siempre en sus estudios iniciales. Aquí es importante hacer preguntas como: ¿Cuántas veces al mes compraría tu producto una persona? (en caso de alimentos o algunos servicios), este es un factor que puede ayudarte a determinar la frecuencia de consumo y te dará pautas para saber cuánto invertir, entre otros datos.
Analiza el mercado
¿Dónde se encuentra tu público? ¿Conviene trabajar con un nicho en concreto o con cualquier segmento? ¿Tienes competencia local? ¿Cuáles son sus puntos fuertes? ¿De qué calidad son sus productos? ¿Atienden de forma personalizada? En fin, son múltiples datos que debes analizar antes de invertir.
¿Puedes gestionar a las personas y al negocio?
Una cosa es algo que te permite trabajar con tu propia afición y otra muy diferente es darle manejo a un negocio, con personal a cargo. Esto requiere un importante compromiso administrativo así como un adecuado manejo de empleados. Y para esto, debes prepararte, pues de tu liderazgo dependerá mucho el éxito de tu negocio. En caso que no estés en disposición de gestionar todo, puedes compartir dichas funciones con un socio que cuente con las habilidades necesarias y pueda complementarse contigo.
Vendes o vendes
Cuando tienes un pasatiempo y las personas que te rodean se identifican y disfrutan con lo que haces, es más fácil llegar a ellas para que compren tus productos o servicios. Ahora bien, cuando esto se convierte en un negocio el gran reto es vender tu producto. Para ello debes contar con una completa planificación de ventas integrada a una puntual campaña de marketing que incluya inversión en redes sociales y medios de comunicación.
Escucha la experiencia
Si tienes la oportunidad, escucha la opinión de empresarios que conozcas y que han tenido éxito en sus negocios. Otros criterios son necesarios siempre para tomar mejores decisiones. Una herramienta muy práctica que puede contribuir mucho en la organización de toda esta información es el modelo CANVAS, un moderno método para la creación y análisis de planes de negocio.
El efectivo es genial, y es una de las 6 razones que ofrece Neil Swidley del Boston Globe para alentar a los consumidores a usarlo más.
Por Viktoria Dijakovic.
“Todos deberíamos aprovechar este momento para recordarnos a nosotros mismos la enorme cuota de control que hemos cedido a las grandes entidades financieras, por no mencionar a los infames hackers, a cambio de pequeñas comodidades en nuestro camino hacia la esclavitud de las tarjetas de crédito”. Neil Swidley
El periodista del Boston Globe Neil Swidley aborda el tema de la aparición de las Tarjetas de Crédito, el endeudamiento estadounidense y las ventajas de utilizar el efectivo en un artículo ameno y esclarecedor que todo el mundo debería leer. “Guarda esa tarjeta de crédito. Hay que usar más el efectivo” no es una consigna retrógrada para volver a la vida rural. Al contrario, se trata de un análisis detallado de la situación financiera de la mayoría de los hogares estadounidenses y de las causas de su preocupante endeudamiento.
Swidey cita también el esfuerzo del pequeño comercio por mantenerse a flote al competir con gigantes de la talla de Amazon o Walmart y pone de manifiesto la diferencia que puede suponer el pago en efectivo en sus ya exiguos márgenes. Además, con la reciente oleada de legalización de la marihuana en muchos estados de EE. UU., ha surgido un nuevo problema: la imposibilidad para estos emprendedores de disponer de una cuenta bancaria profesional y aceptar pagos con tarjeta de crédito. Este problema real es un recordatorio más del poder que han alcanzado las entidades financieras, que llega hasta el punto de poder rechazar clientes por cualquier motivo que determinen, ya sea moral o de otra índole.
A pesar de que Swidey admite ser un usuario habitual de tarjetas de pago y, por ende, no ser un acérrimo defensor del uso exclusivo del efectivo, el periodista explica por qué es importante mantener tanto el papel moneda como el plástico como opciones de pago viables y complementarias.
Esta es su lista de seis puntos:
1. El pago en efectivo ayuda al pequeño comercio. Como hemos mencionado anteriormente, los pequeños comercios tienen dificultades para asumir la comisión del 3 o 4 % impuesta en cada transacción realizada con tarjeta de crédito. Un ejemplo que habla por sí solo es el de la Common Ground Food Co-operative en la región central de Illinois, que ha pedido a sus clientes que paguen en efectivo. La cooperativa gastó “más de 133 000 dólares en comisiones de tarjetas de crédito y débito en 2017, dado que el 86 % de las compras se abonaron con este medio de pago”.
2. Los pagos en efectivo pueden conllevar una rebaja de los precios, ya que algunos comercios ofrecen un descuento por los pagos en efectivo a fin de evitar las comisiones de las tarjetas.
3. El efectivo te da control. Control para elegir, por ejemplo, dejar una propina en efectivo para que vaya íntegramente al camarero sin tener que ceder un porcentaje a Visa o MasterCard.
4. El efectivo protege tu privacidad. No serás objetivo de campañas de marketing y no deberás temer posibles brechas de seguridad de las tarjetas.
5. El efectivo te da tranquilidad. Con dinero en metálico, puedes estar seguro de estar perfectamente preparado en caso de desastre natural, apagón o ciberataque a la central eléctrica más cercana.
6. El efectivo es genial. Con el efectivo puedes controlar tus gastos y evitar el endeudamiento. Solo hay que mirar a los alemanes, que utilizan efectivo en el 80 % de los pagos y su nivel de endeudamiento es 2,5 veces más bajo que el de sus homólogos estadounidenses.
Un séptimo punto podría ser que el efectivo te ayuda a administrar tu presupuesto y a gastar menos. Puede que lo hayamos experimentado alguna vez en nuestra vida personal, pero también hay estudios que corroboran esta tesis. Por ejemplo, el economista del MIT Drazen Prelec determinó que “la gente está dispuesta a gastar hasta un 100 % más en un producto (en este caso, entradas para la final de los Celtics) si lo van a pagar con tarjeta en lugar de en efectivo”. El profesor añade que “muy probablemente, el endeudamiento sería menor si no existieran las tarjetas de crédito”.
Jon Acuff, un bloggero y conferencista que vive en Nashville, dice que se puede intentar volver a disfrutar en el trabajo; si no se logra, a cambiar.
Puede ser que su carrera ya haya tocado techo o simplemente que dejó de gustarle su trabajo. Lo cierto es que los lunes pueden ser muy pesados. La respuesta simple puede ser buscarse otro empleo. Pero Jon Acuff, autor de Do Over: Rescue Monday, Reinvent Your Work and Never Get Stuck (Rehacerse: rescatar el lunes, reintentar su trabajo y nunca quedarse atascado), dice que es posible recuperar la pasión por su trabajo. Si encuentra que tiene que obligarse a dejar la cama y le resulta difícil contener las lágrimas sentado a su escritorio, pruebe estas cinco estrategias:
1. En principio, sea honesto con sus expectativas
Considere que tiene expectativas no realistas con el trabajo. Acuff recuerda un tiempo en el que fue empleado en AutoTrader como diseñador de contenido. Se le encargó escribir instrucciones para los clientes acerca de cómo llenar formularios para encontrar un auto. Pero lo que quería era ser un escritor creativo. Quizá lo que quiera hacer no es aquello para lo que lo contrataron, pero siempre hay una forma de que sus tareas respondan a sus necesidades como a las de la compañía. Luego viene una conversación con el jefe y el momento de poner sobre la mesa las expectativas de ambas partes.
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2. Encuentre la manera de adquirir nuevas capacidades.
«Es imposible quedar atascado si aprende nuevas capacidades», dice Acuff. Aconseja pensar en una compañía como una universidad, donde hay una plétora de cursos y tomar el trabajo como su aula. «En todo trabajo hay algo que aprender», dice.
Considere qué capacidades puede mejorar, sea manejar una nueva tecnología o un desarrollo profesional (por ejemplo, cómo trabajar con gente difícil). Según Acuff, a menudo la gente deja de estar contenta con su trabajo porque siente que ha hecho todo lo que el puesto tiene para ofrecer.
«Es ahí que uno se deprime. Uno piensa a los 35: «¿Así van a ser los próximos treinta años?»»
Inscribirse en cursos o asistir a conferencias sobre desarrollo profesional son grandes maneras de recuperar la pasión por su trabajo y aumentar sus capacidades.
3. Tome contacto con el usuario final de su trabajo
¿Alguna vez se preguntó si el trabajo que hace importa en el mundo? Restablecer un vínculo humano con los usuarios finales puede ayudar a ver el valor del trabajo que hace y el efecto que tiene sobre la vida de otros. «Mucho de lo que hacemos hoy en día es trabajo de escritorio. Tanto que hasta se pierde la sensibilidad hacia los humanos reales», dice Acuff. Relacionarse con quien es el objeto de la misión de la compañía puede ayudarlo a recuperar el amor por el trabajo.
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4. Rodéese de gente que quiera su trabajo
Las emociones son contagiosas. La gente que odia su trabajo tiende a irradiar su negatividad; los que disfrutan su trabajo generan felicidad. Si quiere tener una actitud más positiva, vea de quién se rodea y qué actitud traen a la oficina.
5. ¿Aún sigue descontento? Piense en cambiar de empleo
Luego de agotar estos pasos, puede concluir que es hora de abandonar el barco. Si la distancia entre sus expectativas y las de la compañía es insuperable, si ha atendido todas las clases que se le ofrecieron y participó de todas las conferencias y sigue sin entusiasmo en el trabajo, si consideró su actitud y sigue teniendo que esforzarse para salir de la cama el lunes por la mañana, puede ser hora de cambiar.
Los actores de desinformación utilizan diversas tácticas para influir en otros, incitarlos a actuar y causar daño. Comprender estas tácticas puede aumentar el nivel de preparación y promover la resiliencia al enfrentar la desinformación.
Si bien esta serie analiza ejemplos de fuente abierta de desinformación atribuida por otros a gobiernos extranjeros, no representa que gobierno de los Estados Unidos confirma la exactitud de dicha atribución.
¿Qué son las tácticas de desinformación?
Los actores de desinformación utilizan diversas tácticas y técnicas para llevar a cabo operaciones de información y difundir narrativas de desinformación que representan un riesgo para la infraestructura crítica. Cada una de estas tácticas está diseñada para hacer que los mensajes de los actores de desinformación sean más creíbles o para manipular a su audiencia con un fin específico.
A menudo buscan polarizar a su grupo objetivo divisiones políticas o polémicas sociales, haciendo que la audiencia sea más receptiva a la desinformación.
Estos métodos pueden y han sido utilizados como armas por actores de desinformación para así generar amenazas a la infraestructura crítica de los EE. UU. La serie Tácticas de Desinformación ayuda a las organizaciones a comprender y a manejar los riesgos que genera la desinformación al desglosar
tácticas comunes, compartir ejemplos reales y proporcionar acciones concretas para contrarrestar dichas narrativas con información veraz. Cualquier organización, al igual que su personal pueden ser el objetivo de las campañas de desinformación, y todas las organizaciones tienen un papel que desempeñar en la construcción de un entorno de información resiliente. Este y otros productos disponibles en la Biblioteca de Recursos de CISA MDM, apoyan a las organizaciones de infraestructura crítica a evaluar su situación de riesgo y a desarrollar resiliencia en sus comunidades.
Descripción general de las tácticas
Mantener personas y sitios web falsos o engañosos: Los actores de desinformación crean redes con personas y sitios web falsos para aumentar la credibilidad de su mensaje en su público objetivo. Las redes de expertos falsos utilizan credenciales inauténticas (por ejemplo, «expertos» falsos, periodistas, grupos de expertos o instituciones académicas) para otorgar credibilidad indebida a su contenido influyente y hacerlo más creíble.
Crear ultrafalsos [deepfakes] y medios artificiales: El contenido de medios artificiales puede incluir fotos, videos y clips de audio que han sido manipulados digitalmente o fabricados en su totalidad para engañar al espectador. Las herramientas de inteligencia artificial (IA) pueden hacer que el contenido sintético sea casi indistinguible del real. El contenido de medios artificiales puede implementarse como parte de las campañas de desinformación para promover información falsa y manipular audiencias.
Idear o ampliar teorías: Las teorías de conspiración intentan explicar eventos importantes como tramas secretas de actores poderosos. Las teorías de la conspiración no solo afectan la comprensión que un individuo tiene sobre un tema en particular; ellas pueden dar forma e influir en toda su visión del mundo. Los actores de desinformación aprovechan al máximo las teorías de conspiración para generar narrativas de desinformación alineadas con la cosmovisión de la conspiración, lo que aumenta la probabilidad de que la narrativa resuene en el público objetivo.
Astroturfing e inundación del entorno de información: Las campañas de desinformación a menudo publican cantidades inmensas de contenido con mensajes idénticos o similares provenientes de varias cuentas inauténticas. Esta práctica, conocida como astroturfing, crea la impresión de un amplio apoyo u oposición a un mensaje por parte de los grupos base, al tiempo que oculta su verdadero origen.
Una táctica similar, la inundación, consiste en enviar correos basura [spam] a las publicaciones de las redes sociales y a las secciones de comentarios, con la intención de dar forma a una narrativa o de minimizar puntos de vista opuestos.
Abuso de plataformas alternas: Los actores de desinformación pueden abusar de plataformas de redes sociales alternas para aumentar la creencia de grupos de usuarios específicos en una narrativa de desinformación.
Los actores de la desinformación pueden buscar aprovechar plataformas con menos protecciones para el usuario, políticas de moderación de contenido menos estrictas y menores controles para la detección y eliminación de contenido y cuentas inauténticas, que otras plataformas de redes sociales.
Aprovechar las brechas de información: Los vacíos de datos, o las brechas de información, ocurren cuando no hay suficiente información creíble para satisfacer una consulta de búsqueda. Los actores de desinformación pueden explotar estas brechas generando su propio contenido de influencia y sembrando el término de búsqueda en las redes sociales para alentar a las personas a buscarlo. Esto aumenta la probabilidad de que las audiencias encuentren contenido de desinformación sin resultados de búsqueda precisos o autorizados para refutarlo.
Manipular a los actores desprevenidos: Los actores de desinformación identifican a personas y organizaciones destacadas para ayudar a amplificar sus narrativas. Dichos objetivos a menudo no saben que están repitiendo la narrativa de un actor de desinformación o que la narrativa está destinada a manipular.
Difundir contenido específico: Los actores de desinformación producen contenido de influencia personalizado y que probablemente resuena con una audiencia específica en función de su visión del mundo y sus intereses.
Estos actores obtienen un estatus de información privilegiada e incrementan el número de sus seguidores en línea, lo cual puede hacer que los futuros esfuerzos de manipulación sean más exitosos. Esta táctica a menudo toma un enfoque de «juego largo» con el fin de difundir contenido específico en un margen amplio de tiempo para generar confianza y credibilidad dentro del público objetivo.
Acciones que usted puede tomar
Si bien las tácticas de desinformación están diseñadas para engañar y manipular, la evaluación crítica del contenido y la verificación de la información con fuentes confiables antes de decidir compartirla puede aumentar la resiliencia contra la desinformación y retrasar su propagación. Comparta estos consejos:
Reconozca el riesgo. Comprenda cómo los actores de desinformación aprovechan estas tácticas para impulsar su agenda. Tenga cuidado con contenido manipulador que intente crear división.
Cuestione la fuente. Evalúe críticamente el contenido y su origen para determinar si es confiable. Investigue las credenciales del autor, considere la intención de la fuente y verifique los hechos que lo respaldan.
Investigue el problema. Realice una búsqueda exhaustiva e imparcial de los temas polémicos observando lo que las fuentes creíbles dicen y analizando otras perspectivas. Confíe en fuentes de información fidedignas, como sitios gubernamentales.