Privatizaciones en São Paulo

enero 28, 2017

El alcalde de São Paulo pone los activos de la ciudad a la venta

João Doria fue el ganador de la versión brasileña del reality ‘El aprendiz’.

Por Luciana Magalhaes y Samantha Pearson.
Joao Doria, alcalde de São Paulo, en su oficina.
Joao Doria, alcalde de São Paulo, en su oficina.
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SÃO PAULO — El multimillonario que protagonizó la versión brasileña del reality “El aprendiz” y que se posesionó este mes como alcalde de São Paulo se prepara para embarcarse en la ola de privatización municipal más grande en la historia de Brasil.

João Doria, quien obtuvo una victoria arrasadora en las lecciones de octubre y ha sido comparado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo en una entrevista con The Wall Street Journal que planea vender desde el lugar donde se celebra el carnaval hasta los derechos de los cementerios de la ciudad, con lo que busca recaudar 7.000 millones de reales (cerca de US$2.200 millones).

La decisión del alcalde se presenta en momentos en que Brasil busca reducir su engorroso y turbio aparato gubernamental, luego de un extenso escándalo de corrupción que ha destruido la fe de los votantes en los políticos tradicionales.

“El enorme papel del estado es uno de los problemas más serios de Brasil. Es ineficiente e invita a la corrupción”, dijo Doria, agregando que la profunda recesión del país ha hecho que la privatización sea imperativa.

“Este es el momento para que hagamos esto, cuando estamos enfrentados a una crisis de este tamaño”, dijo en la alcaldía el martes por la noche, al final de uno de sus tradicionales días de 18 horas laborales.

Doria, cuya fortuna de US$ 50 millones proviene principalmente del imperio de gestión de eventos que fundó, ha aplicado el mismo pragmatismo brutal a su propio gobierno. Se deshizo de la flota de 1.300 autos de la ciudad y le dijo a sus empleados que usaran Uber. Cualquier empleado de la ciudad que llegue tarde a sus reuniones también debe pagar una multa de cerca de US$60 por cada 15 minutos. “Todos se rieron de mí, pero ahora están obedeciendo”, dijo.

El alcalde, de 59 años, iniciará la ola de privatización vendiendo Anhembi, el hogar del desfile anual de carnaval de la ciudad e Interlagos, la pista de Fórmula Uno, con lo que espera recaudar unos 7.000 millones de reales para finales del año. Con la ayuda de McKinsey y otras firmas de consultoría, planea vender para 2018 concesiones para 107 parques, 22 cementerios, el servicio funerario municipal, el crematorio, 16 mercados, 29 terminales de autobuses, el sistema de boletos para el transporte público y el estadio de fútbol Pacaembu. Los fondos en su mayoría irán a salud y educación.

Así mismo, el mandatario planea viajar a Medio Oriente, Corea del Sur y EE.UU. en los próximos meses para despertar interés entre inversionistas, compañías y fondos soberanos.

El alcalde planea vender el Anhembi, hogar del carnaval.
El alcalde planea vender el Anhembi, hogar del carnaval. 
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“Modestia aparte, soy bueno convenciendo a la gente”, dijo, señalando una larga lista de multinacionales que ya ha persuadido para que donen bienes y servicios a la ciudad más grande de Sudamérica. Unilever está suministrando a los mendigos de la ciudad jabón y pasta de dientes, mientras que Mitsubishi y Honda están donando patrullas. Sin embargo, el regalo más controversial han sido latas de pintura gris para cubrir algunos de los grafitis de la ciudad, lo cual motivó protestas esta semana.

Doria, quien está casado con una escultora con la que tiene tres hijos, dijo que está preparado para enfrentar una fuerte oposición en un país en el que el paternalismo aún es fuerte. “Para mí no es suficiente convencer al resto de la alcaldía; habrá protestas, habrá gente en las calles”, dijo, con un aire desafiante que evoca a su padre y modelo político, un diputado federal que fue exiliado a París durante la dictadura brasileña.

El derrocamiento del Partido de los Trabajadores de Brasil el año pasado, ha dejado al electorado abierto a más privatización. “Hay una nueva mentalidad surgiendo en Brasil en estos momentos, así que la resistencia a la privatización es menor”, dijo Fernando Schüler, politólogo de la escuela de negocios Insper en São Paulo.

El mayor reto de Doria será convencer a los inversionistas. Geert Aalbers, socio de la firma de consultoría Control Risks en São Paulo, dijo que la demanda dependerá de la recuperación económica brasileña, los modelos de concesión y las opciones de financiación que se ofrezcan, además de un aluvión de activos federales que también serán privatizados.

Doria espera que su estatus como un anti-político convenza a los inversionistas y a los brasileños. Aunque se presentó a elecciones bajo el Partido da Social Democracia Brasileña o PSDB, una colectividad tradicional de centro derecha, su eslogan fue “soy un hombre de negocios, no un político”. Aunque no ha descartado lanzarse a la presidencia algún día, ha prometido no buscar la reelección como alcalde.

Aunque a menudo viste con sacos de cachemira, Doria se vistió como un barrendero en su primer día de trabajo, en lo que el caracterizó como un acto de humildad. Pese a su aura antisistema, rechaza las comparaciones con Trump. “No me identifico con él para nada”, dijo. “Pero Michael Bloomberg, él es un modelo para mí”.

Fuente: The Wall Street Journal, 26/01/17.

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Brasil preserva su democracia

septiembre 2, 2016

Editorial: Brasil muestra un alto respeto por la ley y la democracia

Con la remoción por juicio político de Dilma Rousseff, el país mostró un impresionante respeto por la ley y la democracia.

Dilma Rousseff habla a sus seguidores en Brasilia.
Dilma Rousseff habla a sus seguidores en Brasilia.

La última década ha sido difícil para la democracia en América Latina, pero el país más grande de la región parece estar emergiendo con sus instituciones políticas intactas. El Senado de Brasil votó el miércoles la remoción de la presidenta Dilma Rousseff, culminando así un juicio político sobrio y respetuoso de la ley.

brasil banderaEn abril, la Cámara Baja de Brasil había destituido a la reelecta presidenta, del Partido de los Trabajadores, acusándola de haber autorizado gastos públicos sin la aprobación del Congreso y de haber utilizado una contabilidad engañosa para ocultar préstamos ilegales de bancos estatales. Esto puede no sonar como los “altos crímenes y delitos” requeridos por la Constitución de EE.UU. para realizar un juicio político a un presidente.

Sin embargo, las leyes que Rousseff violó fueron aprobadas después de que el endeudamiento del gobierno con fondos de bancos estatales y el gasto deficitario llevaran a Brasil a la hiperinflación de la década de los 80 y principios de los 90. Los brasileños toman estas leyes en serio, y millones de estadounidenses probablemente se preguntarán por qué no pueden acusar a los políticos de Washington por delitos fiscales similares.

Rousseff pidió un informe presupuestario de expertos no partidistas. El reporte de 224 páginas, presentado en junio, concluyó que Rousseff había violado las leyes de presupuesto y por poco la culpa personalmente de los préstamos de los bancos estatales. El presidente del Supremo Tribunal, quien fuera nominado por el predecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, y quien se inclina políticamente a la izquierda, presidió el juicio.

El proceso de tres semanas fue televisado desde la mañana hasta la noche. El lunes, Rousseff dispuso de tiempo ilimitado para defenderse. La suspendida mandataria dijo que las acusaciones fueron políticas y que su destitución sería antidemocrática. El juicio a un líder elegido democráticamente es inherentemente político, pero el proceso en este caso ha sido riguroso y transparente.

Rousseff también tenía el peso de ser impopular, pero eso es el resultado de su propia mala gestión económica, vinculada a su vez con las acusaciones en su contra. La economía ha estado en una recesión prolongada. Alberto Ramos, de Goldman Sachs, dice que el PIB per cápita se contrajo 9,7% desde el segundo trimestre de 2014, una pérdida acumulativa de riqueza mayor que la sufrida durante lo que los brasileños llaman la “década perdida” de los 80. La inflación anual en julio fue de 8,7%.

Los populistas le echan la culpa a la caída de los precios del petróleo, pero las exportaciones de bienes de Brasil, incluido el crudo, fueron sólo 10,5% del PIB en 2014. El verdadero problema es el programa izquierdista de política fiscal, la laxa política monetaria, el aumento del proteccionismo, un complejo sistema tributario y un enorme estado regulador. Cuando la economía se derrumbó, Rousseff violó las leyes de presupuesto para salvar su presidencia.

petrolao 03La mandataria también fue perjudicada por los escándalos de corrupción, incluyendo las acusaciones contra Lula da Silva. Rousseff agravó el problema cuando trató de incorporar al ex presidente a su gobierno para protegerlo de acciones judiciales.

Al final, el Senado votó 61-20 para condenarla, y la mayoría de tres cuartas partes del cuerpo legislativo sugiere algo parecido a un consenso nacional para destituirla. El vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que ocupó transitoriamente la presidencia durante el juicio, terminará el mandato de Rousseff, que se extiende hasta 2018. Si Temer es prudente, va a aprovechar este momento de estabilidad institucional para llevar nuevamente al país en la dirección económica correcta.

Fuente: The Wall Street Journal, 01/09/16. Editorial.

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Dilma, Temer y Mauricio

septiembre 1, 2016

También una peripecia argentina

Por Carlos Pagni.
Dilma RousseffLa destitución de Dilma fue la noticia más anticipada de los últimos meses en América latina. Aun así cobija un impacto impresionante. No sólo entre los brasileños. Para la Argentina, es un capítulo de la peripecia nacional. Por un lado, porque una de las variables que condicionan al gobierno de Macri es la economía de Brasil.

Por otro, porque las denuncias del Partido de los Trabajadores (PT) sobre la perpetración de un golpe blando ya fue adoptada por Cristina Kirchner para frasear sus problemas judiciales.

El desplazamiento de Dilma cumplió con todos los requisitos del ritual institucional. Michel Temer, su vicepresidente y sucesor, puso en juego su reconocida pericia para moverse en el Congreso: consiguió la adhesión de tres cuartos del Senado. Le alcanzaba con dos tercios. El proceso fue supervisado por el Supremo Tribunal Federal, una corte integrada por 11 ministros, nueve de los cuales fueron designados por los gobiernos del PT.

petrolao 03El impeachment se debió a que la presidenta adulteró la contabilidad fiscal. Sin embargo, hubo dos factores del contexto que aceleraron la caída. La operación Lava Jato, que desnudó el impresionante circuito de dinero negro montado por el oficialismo en Petrobras, y una crisis económica cuya solución parecía imposible por la poquísima confianza que inspiraba Dilma.

El aspecto más importante de la consolidación de Temer si se la observa desde la Argentina es su impacto sobre la economía. Los expertos calculan que por lo menos 0,5% de la caída del PBI local se explica por la recesión brasileña. Desde 2001 las exportaciones argentinas a Brasil se redujeron a la mitad. Un fenómeno dramático si se tiene en cuenta que el 60% de las manufacturas que venden en el exterior las empresas argentinas, además de ser consumidas por brasileños, son diseñadas para ellos. En el caso de los productos regionales esa proporción se acerca al 70%.

BrasilLos analistas interpretan que el reemplazo de Dilma por Temer coincide con el final de ese deterioro. El real dejó de devaluarse y, al revés, recuperó fuerza. Desde comienzos de año la paridad con el dólar pasó de 4 reales a 3,20. La inflación, que había llegado al 11%, se va a estabilizar en 7,5%. El mineral de hierro, que es la principal commodity que exporta Brasil, está recobrando su valor. La actividad industrial, desestacionalizada, creció 4% desde el piso de la recesión. Por eso los especialistas apuestan a que este año la retracción del PBI no superará el 3% y a que el año que viene crecerá el 5%. La identidad de quienes lideran la política económica no es indiferente. El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, es respetadísimo por los mercados desde que presidió el Banco Central, con Luiz Lula da Silva. Y el actual jefe del Central, Ilan Goldfajn, ex economista jefe de Itaú y socio de Arminio Fraga en el fondo Gávea, es uno de los profesionales más prestigiosos de la región.

A estas buenas noticias económicas Macri debe agregar un discreto triunfo político. Desde la primera hora él apoyó a Temer, sobre todo por su estrecha vinculación con los líderes del PSDB, Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves. Rivales de Dilma en la campaña, ellos son hoy aliados indispensables para Temer. El PT hizo poco para romper ese idilio. Dilma se negó a recibir a Macri antes de que triunfara. Y Lula se sumergió en el conurbano bonaerense para hacer proselitismo a favor de Daniel Scioli. Habría que ver si no colaboró con su derrota: para ese entonces el ex presidente brasileño ya andaba manchado con petróleo.

Mauricio MacriLa solidaridad de Macri con Temer y sus aliados fue operativa. Un ejemplo: antes de recibir a Barack Obama en la Casa Rosada, dialogó con Cardoso para conocer en detalle los argumentos del impeachment y explicarlos a su huésped. Por eso apenas asumió la presidencia interina, Temer envió a su canciller, José Serra, a fotografiarse en la Casa Rosada. La Cancillería adoptó una fórmula de la que jamás se movió: «Brasil está tramitando la crisis en el marco de sus instituciones».

Esta posición contrasta con la que adoptaron los gobiernos populistas. Desde que comenzó el juicio político, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador lo censuraron como un golpe. Ayer volvieron a hacerlo, sumándose a la interpretación del PT, cuya mejor presentación corrió por cuenta del senador carioca Lindbergh Farias. Sin embargo, esta vez los socios bolivarianos no lograron, como en un principio, sumar a Ernesto Samper, el secretario general de la Unasur. Un fracaso de Marco Aurelio García y Celso Amorim, cancilleres en la sombra de Dilma. O un triunfo de Serra.

Las acusaciones de golpismo son, en algunos casos, pretextos autocomplacientes. Nicolás Maduro arruinó el argumento, de tanto esgrimirlo ante quienes resisten su insoportable autoritarismo. En la Argentina, Cristina Kirchner utilizó a la depuesta presidenta de Brasil como un escudo humano. Un cariño extraño: había suspendido relaciones con ella desde 2013. Ayer la señora de Kirchner describió lo que sucedió en Brasilia como «una nueva forma de violentar la soberanía popular». Las anteriores asonadas son, de acuerdo con su manera de razonar, conocidas: la derrota del Frente para la Victoria, en noviembre pasado, y las investigaciones judiciales sobre las fechorías cometidas por ella y por su esposo.

La interpretación de la ex presidenta se extiende a su feligresía. Anteayer, los camaristas de Casación Alejandro Slokar y Ana María Figueroa y los fiscales Jorge Auat y Alejandro Alagia, militantes de la asociación kirchnerista Justicia Legítima, fueron recibidos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por Raúl Zaffaroni para manifestar su preocupación por un colapso de los derechos humanos en la región. Slokar se quejó de que el mercado demande «un poder judicial sumiso». Lo dijo al lado de su colega Figueroa, que ganó celebridad por recibir donaciones del procesado Julio De Vido. Curiosa declaración la de Slokar: pareció un homenaje al juez de Curitiba Sergio Moro, que, además de mandar a prisión a los principales empresarios brasileños, puso en jaque al PT y contribuyó al desplazamiento que Cristina Kirchner denuncia como un golpe.

El estado de alerta del populismo regional insinúa una deplorable regresión. Un regreso a los años en que la izquierda distinguía entre «democracia real» y «democracia formal», según ejerciera el poder ella o sus adversarios. Esta interpretación impide advertir lo que tiene de interesante la crisis brasileña: la presidenta fue desplazada mediante un procedimiento legal inobjetable. Como sucedió con Fernando Collor de Mello, también en Brasil, con Fernando de la Rúa en la Argentina o con Fernando Lugo en Paraguay. La politóloga Ana María Mustapic examinó este fenómeno en un excelente artículo publicado en 2005: «Inestabilidad sin colapso. La renuncia de los presidentes. Argentina en el año 2001». Allí Mustapic explica que estas formas de reemplazo significan un progreso. Son el modo en que los presidencialismos latinoamericanos comenzaron a resolver sus crisis en el marco de la legalidad, renunciando al viejo recurso del golpe militar.

Aunque la legalidad de su administración sea irreprochable, Temer debe fortalecer su legitimidad. Por eso se lo verá hiperactivo en el campo diplomático. Ayer partió hacia la cumbre del G-20 en China, donde tiene previsto entrevistarse con Xi Jinping, con el español Mariano Rajoy y con el italiano Matteo Renzi. Habrá, además, un encuentro con el premier japonés, Shinzo Abe, organizado por André Correa do Lago, el sobresaliente representante de Brasil en Tokio. Temer todavía no se verá con Obama, que guarda un cauteloso silencio sobre la tormenta brasileña. Su secretario de Estado, John Kerry, apenas se entrevistó con Serra durante la inauguración de los olimpíadas. Obama y Temer acaso se entrevisten en tres semanas en la ONU, donde el representante brasileño será Mauro Vieira, el canciller de Dilma.

En la primera semana de octubre, cuando ya esté instalado en Buenos Aires su nuevo embajador, Sergio Danese, Temer visitará a Macri. La genética política de ambos es muy distinta. Al nuevo presidente de Brasil le toca gobernar con quienes, en las elecciones de las que surgió como vice de Dilma, fueron sus rivales. Su poder, además, no surgió de las urnas, sino de un Congreso sobre el que sobrevuela el fantasma del Lava Jato. Más allá de estas diferencias, Macri y Temer enfrentan situaciones familiares. Ambos deben procesar un ajuste económico a través de una alianza parlamentaria en permanente construcción. Y enfrentan a una oposición populista en retirada, con dramáticos contratiempos judiciales. Y, para que no todos sean sinsabores: la Argentina y Brasil inician una fase del ciclo económico que dejará atrás la recesión.

Fuente: La Nación, 01/09/16.

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Rio de Janeiro: Comidas a probar

agosto 16, 2016

Fuente: The Wall Street Journal, 16/08/16.

Brasil

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La oportunidad de Brasil

mayo 16, 2016

La oportunidad de Brasil para salvarse a sí mismo

Por Mary Anastasia O’Grady.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer.

Una desafiante Dilma Rousseff dejó el palacio presidencial por la puerta principal el jueves por la mañana, luego de que el Senado votó a favor de comenzar su juicio de destitución. Según la tradición brasileña, la salida elegida por la presidenta fue una declaración política de que planea regresar. El voto del Senado, en el que más de dos tercios de los 80 legisladores se manifestaron a favor de un juicio, sugiere otra cosa.

La mayor esperanza de Rousseff para regresar se cifra en el vicepresidente Michel Temer. Él es miembro del mayor partido de Brasil, el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que había formado una coalición con el Partido de los Trabajadores (PT) de la mandataria desde su reelección en 2014. Temer tomará las riendas de la presidencia durante el juicio. Si Rousseff es hallada culpable, él permanecerá en el cargo hasta 2018.

BrasilRousseff tiene que esperar que Temer tenga un mal desempeño como presidente interino y que el país pida su regreso, pero con su popularidad cercana a 10% y los miembros de su partido envueltos en un escándalo de corrupción que involucra a la petrolera de control estatal Petrobras, las probabilidades de que ello ocurra son bajas. Su mentor, el expresidente Lula de Silva, también está bajo investigación.

El nuevo gobierno ya cometió un error. El nuevo ministro de Finanzas de Temer, Henrique Meirelles, dijo el viernes que no descarta restaurar el impuesto a las transacciones financieras. En un país conocido por la complejidad de su código tributario y una economía informal directamente proporcional a ello, esa no es una buena movida inicial.

La Cámara de Diputados de Brasil votó a favor de enviar a Rousseff a juicio en abril, acusándola de infringir deliberadamente una provisión constitucional diseñada para asegurar la responsabilidad fiscal y de ocultarlo mediante la manipulación de los informes fiscales. El delito imputable fue la apertura de líneas de crédito en los bancos estatales y generar déficits sin aprobación del Congreso. Rousseff niega los cargos.

petrolao 03La mandataria no ha sido acusada formalmente de corrupción y sus partidarios señalan que la política brasileña está llena de escándalos de corrupción que sacuden a todos los partidos. Las encuestas indican que una abrumadora mayoría de los brasileños opina que toda la clase política está podrida.

Sin embargo, hay una gran diferencia de gobierno entre Rousseff y Temer. El PT es un partido ideológicamente de extrema izquierda, mientras que el de Temer es una máquina pragmática tradicional. Rousseff y sus compañeros del PT han soñado toda su vida con convertir a Brasil en un paraíso cubano. El PMDB de Temer quiere hacer lo que sea necesario para ganar las elecciones. Rousseff tiene una reputación de ignorar al Congreso, pero se cree que Temer reabrirá las líneas de comunicación.

El presidente interino hereda una crisis económica. La inflación superó el 10% el año pasado. Se cree que descenderá este año a cerca de 7% debido a que el banco central ha subido la tasa de interés de referencia a 14,25% y a recortes en la disponibilidad de crédito por parte de los bancos públicos. El crecimiento económico se estancó en 2014 y se contrajo en 3,8% el año pasado. Se prevé un retroceso similar este año, aunque lo peor de la recesión puede haber pasado. La tasa de desempleo ahora se ubica en casi 11%.

El éxito significaría restaurar el crecimiento al recuperar el atractivo de Brasil como un destino para el capital. Reducir la intervención estatal en la economía será crucial y es alentador que Temer ya hable sobre la privatización de algunas empresas. Pero junto a la propiedad estatal, la enorme carga regulatoria también es un lastre sobre el crecimiento. El proteccionismo aumentó durante la gestión del PT, que agregó reglas de contenido brasileño a los astilleros y equipos de perforación petrolera, reduciendo la competitividad en la exploración en aguas profundas.

Una prioridad del nuevo gobierno es recortar el gasto. Temer reducirá el gabinete presidencial de 32 ministerios a 22. También dijo que los 20.000 cargos gubernamentales usualmente nombrados por la rama ejecutiva son demasiados y prometió disminuir el número en miles. Es un buen inicio, pero no más que eso.

La llegada de Meirelles, ex presidente de BankBoston y ex presidente del banco central, otorga credibilidad al nuevo gobierno. El ministro de Finanzas ofreció algunas buenas ideas el viernes, asegurando que pondrá énfasis en la transparencia de los gastos y en una reforma al sistema de seguridad social, posiblemente al incluir un nuevo mínimo de edad necesario para recibir los beneficios de jubilación.

El gobierno de Temer tiene una oportunidad para generar una oleada de confianza que motive nuevos flujos de inversión. Pero eso no será automático y es probable que prevalezca una sensación de escepticismo. Brasil necesita una reforma tributaria, no nuevos impuestos. El gobierno federal impone grandes cantidades de impuestos, cargas y contribuciones obligadas. Los políticos se quejan de la baja tasa de pago, pero es improbable que cambie a menos que se reduzca la complejidad.

Meirelles envió un mensaje de que no entiende esa realidad cuando señaló el viernes que “preferentemente, no deberían haber alzas de impuestos, pero la prioridad es equilibrar las finanzas públicas”. Un contacto en São Paulo suspiró y melancólicamente indicó: “Estábamos tan felices ayer”.

Las lunas de miel no duran mucho, pero esta podría ser más corta que el promedio.

Fuente: The Wall Street Journal, 15/05/16.

Impeachment a Dilma Rousseff: La votación en el Senado

abril 19, 2016

Impeachment a Dilma Rousseff: ¿Cómo votarán los senadores?

Tras la aprobación a la apertura de Impeachment a Dilma Rousseff en la cámara de diputados todas las miradas apuntan al senado, donde es necesaria la aprobación por mayoría simple para la continuidad del proceso. Los 81 senadores fueron consultados por la consultora Data Folha. Estos son los resultados de la encuesta:

Fuente: equilibriointernacional.com, 18/04/16.

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Brasil: Dilma no tiene condiciones para gobernar

abril 3, 2016

F. H. Cardoso: «Dilma no tiene condiciones para gobernar»

Por Carlos Pagni.

El ex presidente brasileño defendió el impeachment y negó que sea un golpe.

El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso es la voz más escuchada de la oposición a Dilma Rousseff, dentro y fuera de su país. En diálogo telefónico con LA NACION, Cardoso explicó por qué la mandataria debería ser desplazada mediante un impeachment. Y por qué ese proceso no es, como dice el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), un golpe. Admite, no obstante, que la opinión pública tiende a condenar a la presidenta por la corrupción que rodea a Petrobras.

BrasilCardoso propone un itinerario para Brasil en una administración encabezada por el vicepresidente, Michel Temer. Pero acepta que, en su país, no se está derrumbando un gobierno, sino un sistema. Y defiende algunas iniciativas para refundarlo. Una pintura de la gran tormenta brasileña en este diálogo.

-¿Por qué el impeachment no es un golpe?

El impeachment está previsto en la Constitución de Brasil. Hay, además, una ley de 1950 que hace a la reglamentación de cuáles son los casos y cuándo se justifica un impeachment. Cuando se lee la Constitución, uno se da cuenta de que hay muchas formas por las cuales se puede incurrir en lo que llamamos un crimen de responsabilidad. Lo que está en la Cámara de Diputados es un pedido de impeachment que se hizo por tres abogados.

Uno de ellos fue ministro de Justicia en mi período, el otro fue fundador del PT y la otra es profesora de Derecho en la Universidad de San Pablo. Ellos hacen referencia a que, en más de una ocasión, la señora presidenta Rousseff tendría exagerado una toma de recursos para prebendas del gobierno en la caja económica, en la Caja de Ahorros y en otras instituciones financieras. Esto está explícitamente prohibido por la ley de responsabilidad fiscal, que es de 2000.

-Ése el argumento legal. Pero hay un problema de percepción. Es difícil justificar, sobre todo en países donde la contabilidad fiscal suele tomarse muchas licencias, que un gobierno cae por adulterar las cuentas. Además, en el marco del escándalo de Petrobras, la impresión que queda es que a Dilma la echan por corrupta.

-Es verdad que es un tema complejo, que para la calle puede no ser fácil de entender. La razón es la que está planteada en el pedido de impeachment. Es cierto que la percepción común es de corrupción. En el caso específico, no hay acusación contra Dilma Rousseff de corrupción; hay especulaciones que se hacen. Pero en el contexto hay un sentimiento nacional de que la corrupción ha tomado un sentido inusual: no se trata de la corrupción de una persona u otra, de un gobernador o un funcionario que se llevó plata a su bolsillo. No. Aquí se trata de lo que fue calificado en el Supremo Tribunal Federal (STF) como una organización criminal que se constituyó en el Estado para fijar sobreprecios en las licitaciones públicas a fin de garantizar plata que va directamente a los partidos a la hora de financiar elecciones. No se la acusa aún de esto, pero en el Supremo Tribunal Electoral hay otra denuncia al respecto.

-Usted siempre defendió la decencia de Rousseff. ¿Sigue pensando lo mismo?

-Desde el punto de vista individual. Pero desde el punto de vista político, ella ha aceptado cosas que son inaceptables. Fue presidenta del Consejo de Administración de Petrobras durante muchos años; algo debía de haber sabido. Si uno ve el estatuto de Petrobras, el Consejo de Administración y en especial su presidenta tienen responsabilidad total. Además está la controvertida compra de una refinería en Pasadena, cuando ella conducía la empresa. Yo diría que se da un contexto en el que se cree que hay una corrupción de la política misma.

-A propósito de la citación coercitiva de Lula, hubo una carta de varios ex presidentes, algunos amigos suyos, como Felipe González y Ricardo Lagos, alarmados por que haya garantías que no estén custodiadas en Brasil. ¿Qué le parece esa alarma?

-Creo que es una alarma falsa, porque las garantías están custodiadas. He hablado por teléfono con Lagos -no todavía con González- para aclarar; no para pedirle nada, sino para aclarar que el sistema judicial está bajo la norma de la ley. Se pueden hacer apelaciones hasta el Supremo Tribunal de Justicia. Por ejemplo, ese Tribunal aceptó el caso de Lula y se comprometió a investigar qué es lo que le corresponde al juez Sergio Moro y qué corresponde a ese máximo tribunal. O sea, está en pleno funcionamiento el sistema de justicia en Brasil. No hay ningún soslayo, ninguna declaración militar ni ningún jefe de oposición que haya pedido algo fuera de la Constitución.

-¿Cómo sigue gobernando Rousseff si la oposición no consigue los votos para el impeachment?

-Ése es un problema grave. Eso no se sabe. El gobierno está haciendo un esfuerzo enorme para bloquear el impeachment. No está mal que lo haga. Lo que pasa es que si no pasa el impeachment, ¿cómo va ella a gobernar si a lo sumo tendrá una tercera parte de la Cámara y un 68% de la población, según encuestas, que dice que debería cesar en el mando? Son cuestiones muy delicadas. Si por casualidad la Cámara no acepta el impeachment -que tiene derecho a no aceptarlo-, la oposición va a enfocarse en el juicio que está en el Supremo Tribunal Electoral para invalidar la elección anterior por la utilización de recursos financieros procedentes del abuso que se hizo en Petrobras y otras empresas. Y eso incluye al presidente y al vicepresidente.

-¿Podría haber una elección anticipada?

-Ése es el camino más complicado. Puede que pasen al año entrante, y la elección será por la Cámara de Diputados; no es directa. Lo más sencillo es que si la presidente tuviera grandeza, renunciara. Porque ella no tiene condiciones para gobernar. La situación económica va de mal en peor, y en cierto momento habrá que generar un consenso mínimo para saber cómo se recupera Brasil para seguir adelante.

-¿Cómo se consolida un consenso en medio de un proceso judicial que puede arrastrar a cualquier dirigente?

-Si prospera el impeachment, asume el vicepresidente. ¿Cuál es la legitimidad que tiene? La misma que tiene ella. Los votos son iguales, y vota la gente por la fórmula de presidente y vice. Que yo sepa, no hay acusaciones contra el vicepresidente [Michel Temer]. Él tiene condiciones y la obligación de buscar el consenso mínimo. No puede ser sobre la base de frenar las investigaciones porque la ciudadanía no acepta eso. Es necesario buscar gente que no esté comprometida con ese proceso. Hay mucha, por suerte. Un gobierno, para mantenerse en el futuro, tendrá que componerse de personas respetables frente al Congreso y también frente al país. Que la gente se dé cuenta de que por acá hay un camino y podemos marchar. Depende del liderazgo y de gente ejemplar. Si no, los procedimientos judiciales pueden llevar a lo que ocurrió en la Argentina, donde en una semana se sucedieron varios presidentes.

-No es un modelo a seguir, le debo contar?

-No, no. Ni de lejos.

-¿La gran fractura ideológica y política que hay hoy en Brasil puede derivar en desorden público?

-La fractura es grande pero está mal planteada: como si hubiera gente que quiere un golpe y quien quiere una democracia. El ex presidente Lula dijo eso también. Y es un error, llamativo en un líder que proviene de la clase obrera. Ellos realizan esa fractura diciendo que hay golpe cuando no hay golpe. Hay un proceso judicial. ¿Qué voy a decir yo? Hay que tener paciencia.

-Si Rousseff debe retirarse, ¿cuáles tendrían que ser las políticas sociales de un gobierno de Temer?

-Creo que en un país como Brasil, con la pobreza y la desigualdad que hay, el gobierno no puede darse el lujo de no hacer políticas sociales compensatorias. Quien empezó este tipo de políticas fui yo, pero otros también las hicieron. Yo empecé con las famosas «bolsas», becas, que alcanzaron a cinco millones de familias. Sería el último en estar en contra de eso. Creo que eso debe mantenerse; hay que buscar fórmulas. No proviene de ahí la dificultad financiera del país, sino de los que hicieron uso y abuso de los recursos públicos para financiar sectores empresariales amigos del rey, muy cercanos al gobierno. Creo que los programas sociales deben seguir adelante. Lo que falta acá es educación y salud, y hay un desbarajuste fiscal, porque las provincias y municipios están sin recursos. Hubo un despilfarro y una mala redistribución de la renta. No creo que el PT pueda decir que sólo son ellos los que hacen políticas sociales y que la mayoría está en contra.

-Da la impresión de que en Brasil no está cayendo un gobierno, sino un sistema. ¿Es así?

-Así es. Cuando en 2013 fui invitado a integrar la delegación que viajó al funeral de Nelson Mandela, invitado por Rousseff, y estábamos todos los ex presidentes vivos, le dije en el avión que era momento de cambiar el sistema político, que estaba podrido, y que los partidos no tenían la fuerza para hacerlo. Pensé que nosotros, como ex presidentes, y tal vez ella, como presidenta, podríamos juntarnos para cambiar el sistema, porque perdió legitimidad. La gente no cree en él. El tema principal es reconstruir las bases para un sistema partidista eficaz, con un sistema de financiamiento de campañas más transparente. Es muy complicado, pero hay que hacerlo y ganar lo que falta acá: confianza, credibilidad. Los mercados no funcionan, no porque falte capital, recursos humanos, etcétera. Falta credibilidad en las reglas, porque cambian y el gobierno ha exagerado su capacidad de intervenir y cambiarlas a mitad de camino.

-Los procesos en que la gente sale a la calle no siempre desembocan en las soluciones más deseables. ¿Qué capacidad tienen los partidos políticos y sus líderes para hacer esta reforma?

-Creo que el tiempo propiciará las soluciones, y también creo que las circunstancias forman al líder, y lo digo sinceramente. Rousseff no se dio cuenta de que era el momento. Se le escapó de las manos cuando fue reelegida. Podría haber cambiado el camino y no lo hizo, y el nuevo presidente, si no lo hace, no va a terminar funcionando. En lo económico se requiere una convergencia. Usted me preguntó antes si éste es un país en el cual el gobierno tiene un rol importante, y, en consecuencia, por las políticas sociales. El Estado tiene la capacidad de llevar adelante grandes obras de infraestructura y negociar con el capital privado. Necesitamos del capital privado; hay una especie de visión que empieza a prosperar, pero que está perturbada por esta situación, y que lleva a reducir todo a dos términos: impeach-ment o golpe.

-Se escucha a menudo que el operador de la política económica podría ser Henrique Meirelles, que está bien visto por el mercado y que a la vez presidió el Banco Central con el PT. ¿Es posible?

-Meirelles es un hombre respetado, pero Brasil necesita una visión económica, política, una capacidad de cambio y de mirar al país. No sé si él tiene esa capacidad. No quisiera apartarlo, pero seguro se necesita un liderazgo nacional fuerte.

-¿Cómo cree que se ve este proceso desde afuera de Brasil?

-Con cierta confusión; no se entiende muy bien cómo un hombre popular como Lula puede ser llamado a testificar; no se entiende qué pasó con Petrobras para llegar a este escándalo; no se entiende que hay jueces muy activos. Cada uno hace referencia a su propio país y cree que es igual, y no lo es. Pienso que es importante aclarar los puntos y que cada uno pueda tomar partido, pero a sabiendas de lo que está pasando aquí. El gobierno no gobierna: eso es lo que pasa.

-¿Cuál es el punto de apoyo para salir de la crisis?

-Que la sociedad brasileña ha avanzado mucho. Y el aparato del Estado, los jueces, los fiscales, la Policía Federal, el Banco Central han avanzado mucho. Acá existe la libertad de prensa. El jueves pasado, O Globo cubrió todo lo que sucedió en apoyo a Dilma y a Lula. Hay también capas medias que están muy motivadas y son activas a través de las redes; eso nadie lo controla y es la sociedad misma que está manifestándose. Esos grados de emancipación cívica que hemos alcanzado en Brasil son un ancla que permite pasar este momento y llegar mañana a un puerto más seguro.

Fuente: La Nación, 03/04/16.

Brasil al borde del precipicio económico

marzo 28, 2016

En medio del caos político, Brasil se acerca al precipicio económico

Por John Lyons.
Brasileños leen ofertas de trabajo colocadas en un poste en una calle de São Paulo. El desempleo en el país llega a 9,4%. Brasileños leen ofertas de trabajo colocadas en un poste en una calle de São Paulo. El desempleo en el país llega a 9,4%.

SÃO PAULO — La crisis económica de Brasil es tan grave como la política.

BrasilLa mayor economía de América Latina parece dirigirse a una de las peores recesiones de su historia. Se estancó en 2014, se contrajo 3,8% en 2015 y puede sufrir un repliegue similar en 2016. El desempleo subió a 9,5% y los salarios cayeron 2,4%, según las cifras más recientes, y se prevé un deterioro de ambos indicadores. Uno de cada cinco jóvenes brasileños está sin trabajo y el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs advierte que el país corre el riesgo de caer en una depresión.

petrobras logoLa delicada salud de la economía sirve como telón de fondo de la crisis política. La presidenta Dilma Rousseff, cuya popularidad está por los suelos, enfrenta un proceso de destitución en el Congreso en medio de un creciente escándalo de corrupción ligado a la petrolera de control estatal Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras.

La situación absorbe tal cantidad de energía del gobierno y el Congreso que la recesión económica no ha recibido la atención que merece, dicen observadores.

petrolao 04“La gravedad de la situación es la siguiente: tenemos el tipo de problemas en el que si no se hace nada, las cosas definitivamente empeorarán”, asevera Marcos Lisboa, ex funcionario del Ministerio de Hacienda que preside la escuela de negocios Insper, en São Paulo. “Muy pronto podríamos estar hablando de la solvencia del gobierno federal”.

Brasil combatió la crisis financiera mundial de 2008 con políticas de estímulo fiscal y trata de inyectar dinero a la economía para apuntalar la demanda. El gobierno de Rousseff anunció en enero un paquete de créditos subsidiados de bancos estatales, como el BNDES, por unos US$20.000 millones para impulsar la agricultura y las obras de infraestructura.

En esta ocasión, sin embargo, el gobierno tiene un margen de maniobra más reducido para financiar medidas de estímulo. La recaudación tributaria está disminuyendo y el Ministerio de Planificación reveló la semana pasada que el gobierno necesita recortar sus gastos en unos US$5.900 millones para cumplir su meta fiscal. El ministro de Hacienda, Nelson Barbosa, le pidió al Congreso que relajara tal objetivo para permitir un déficit más alto en 2016.

Algunos inversionistas señalan que políticas de estímulo como el otorgamiento de préstamos baratos por parte de los bancos estatales no produce grandes beneficios a largo plazo, puesto que generan déficits y los fondos van a parar a proyectos que arrojan pérdidas, como la construcción de represas y refinerías.

Desde el 17 de marzo, la bolsa de São Paulo y el real han repuntado debido a la creencia de que la presidenta será destituida debido a acusaciones de que utilizó trucos contables para ocultar la verdadera dimensión del déficit fiscal.

“El sólo librarse de algo muy negativo empezará a mejorar la situación y luego veremos qué viene después”, manifiesta Leonardo Monoli, socio de Jive Investments, una firma de gestión de fondos de São Paulo que administra unos US$200 millones, principalmente en deuda en problemas.

Rousseff ha negado cualquier irregularidad y describió la ofensiva para destituirla como un intento de golpe de estado de los grupos conservadores que detestan el énfasis de su gobierno en los pobres. En sus discursos, la mandataria ha atribuido la crisis económica a las vicisitudes de la economía global y ha señalado que la situación sería peor a no ser por las medidas de estímulo y los programas sociales.

Durante buena parte del último siglo, Brasil ha oscilado entre períodos de auges y caídas económicas. Ahora, no obstante, cuenta con al menos dos factores a su favor. Las reservas del banco central son robustas, de alrededor de US$374.000 millones, y la mayor parte de la deuda del gobierno está denominada en reales. Anteriormente, la alta deuda en dólares se volvía difícil de pagar cuando la moneda local se devaluaba, pero tal riesgo ha disminuido.

De todos modos, la deuda sigue siendo un problema. El gobierno federal, las grandes compañías brasileñas y los consumidores aprovecharon el auge de las materias primas para endeudarse. Era una época en que reinaba el optimismo de que una economía rica en recursos naturales como mineral de hierro, petróleo y soya tenía garantizadas altas tasas de crecimiento. Durante los últimos nueve años, la deuda del gobierno se triplicó, a cerca de US$1 billón, según el banco central.

Ahora, llegó la hora de pagar las cuentas. La deuda brasileña equivale a 67% del Producto Interno Bruto. El aumento de la deuda y la recesión han llevado a las calificadoras de riesgo a rebajar la nota de los bonos del país a nivel chatarra y los economistas proyectan que la deuda llegará a 80% del PIB en 2017. Parte del problema es que el déficit fiscal de 10% del PIB es de tal magnitud que el gobierno tiene que endeudarse para financiar los pagos de lo que ya debe.

petrolao 03El problema no sólo atañe al gobierno. La deuda de las empresas se triplicó con creces entre 2002 y 2015 para llegar a cerca de US$290.000 millones, según el Banco de Pagos Internacionales. Varias compañías envueltas en el escándalo de corrupción en torno a Petrobras se han declarado en bancarrota, como la firma de ingeniería Grupo OAS.

Otras empresas que no se han visto involucradas en la investigación tampoco la están pasando muy bien. La siderúrgica Usiminas anunció el 18 de marzo la suspensión del pago de algunos créditos a los bancos. La calificadora de riesgo Standard & Poor’s declaró a la empresa en default.

El grupo de telecomunicaciones Oi SA divulgó la semana pasada una pérdida de US$1.240 millones en el cuarto trimestre, mientras que el servicio de su deuda se triplicó en 2015 respecto del año previo.

Los brasileños con aspiraciones de ascender a la clase media, que ayudaron a impulsar la economía durante el auge de los commodities, ahora tienen problemas para pagar sus tarjetas de crédito. Al final de 2015, alrededor de 54,1 millones de brasileños se habían atrasado en los pagos de cerca de US$60.000 millones en préstamos, según la calificadora de riesgo Serasa Experian.

La contracción y el aumento de la deuda dejan a Brasil en una situación precaria y el ahondamiento de la crisis política dificulta un cambio de rumbo, dicen los expertos.

“La interacción entre la crisis política y los resultados económicos se refuerza mutuamente”, asevera Samar Maziad, analista sénior de Moody’s Investors Service que sigue a Brasil.

Fuente: The Wall Street Journal, 27/03/16.

Petrolão: Los Kirchneristas cada vez más implicados

marzo 6, 2016

La investigación repercute cada vez más en la Argentina

Las líneas de crédito que usó el país están bajo sospecha en la causa que se sigue en Brasil.

Por Diego Cabot.

petrolao 04Prácticamente la única certeza es que las consecuencias de las investigaciones por corrupción de la justicia de Brasil tendrán efecto en la Argentina. Lo que no se puede precisar es cuál será la intensidad del rebote local.

Por ahora, ya surgieron varios nombres en la investigación. El ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido y el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime ya han sido mencionados en declaraciones de algunos testigos o imputados por el petrolão. No es para menos. No son pocos los proyectos de obra pública que en los comienzos del kirchnerismo se financiaron con dinero del poderoso Banco Nacional de Desarrollo (Bndes). Ahora, todo aquello está bajo sospecha.

kirchnerLa relación con la Argentina se dio, sobre todo, desde los inicios del gobierno de Néstor Kirchner hasta 2012. Luego el dinero brasileño se reorientó al país y la Argentina prefirió a China como el gran prestamista.

En aquellos primeros años del kirchnerismo el gobierno no tenía acceso al financiamiento para proyectos de infraestructura. Desde Brasil llegaron poderosas empresas que vendían sus productos, participaban en licitaciones públicas o compraban compañías con financiamiento de la banca de desarrollo brasileña.

El combo servía a todos. La Argentina apalancaba proyectos con tasas de interés que promediaban la mitad de las del mercado; las empresa brasileñas se quedaban con licitaciones públicas asociadas a otras argentinas y, finalmente, el Bndes ponía el dinero.

Así empezó a funcionar la rueda del Bndes, con mecanismos similares en toda la región. El caso Skanska fue uno de los primeros en los que salió a la luz la operatoria. El banco de desarrollo fue el financista de la obra, que tuvo un costo de alrededor de 310 millones de dólares, y por el que se investigó un sobreprecio de alrededor de 17 millones. En ese caso, Odebrecht, la principal constructora brasileña, fue la adjudicataria de la obra en un consorcio que conformaban otras constructoras argentinas.

Desde entonces, la presencia del dinero brasileño creció. Aerolíneas Argentinas, por caso, compró con ese esquema 22 aviones Embraer. Los primeros 20 fueron negociados por Jaime; los últimos dos, por Mariano Recalde. El banco brasileño financió 85% del total. Hoy la Justicia de la Argentina, así como la brasileña y la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos, investigan el posible pago de un sobreprecio de alrededor de cinco millones de dólares por avión.

La semana pasada se volvió a escuchar un nombre de un ex funcionario argentino en Brasil. Jaime y su ex asesor Manuel Vázquez quedaron involucrados en un supuesto pago de Odebrecht para destrabar la adjudicación de la obra destinada a soterrar el tren Sarmiento.

Fue una declaración en la «Operación Lava Jato«. Allí, Mauricio Couri Ribeiro, director de la constructora brasileña, dijo haber mantenido un intercambio de correos electrónicos con Vázquez. De la lectura de los mails se desprende que alguna vez habría habido algún problema con una transferencia realizada desde Klienfeld Services Ltda., una empresa off shore ligada a Odebrecht, con la que se habría querido destrabar la adjudicación de la licitación que finalmente terminó en manos de la empresa brasileña. Según el diálogo, la acreditación del pago en favor de Jaime era necesaria para la culminación del trámite de adjudicación.

En la investigación que se conoce como petrolão, el ex director del área internacional de Petrobras Néstor Cerveró confirmó que en 2006 recibió jugosas coimas por la venta de la empresa de transmisión de energía Transener -adquirida por Petrobras en la compra de Perez Companc en 2002-, e involucró en el negocio a los ex ministros de Planificación argentinos De Vido y Roberto Dromi.

En Brasil, los nombres de ex funcionarios argentinos se escuchan cada vez más seguido. En la Argentina, todavía hay silencio.

Ex funcionarios bajo sospecha por el petrolão

Apuntados

El ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido y el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime ya fueron mencionados por testigos o imputados en el caso de corrupción que golpea a Petrobras.

Comisión ilegal

La justicia brasileña investiga si De Vido intervino en el pago de una coima o comisión ilegal en la compra de la empresa de transporte de energía Transener por parte de Electroingeniería.

Presunto pago

La semana pasada, en la investigación en Brasil volvieron a surgir los nombres de Ricardo Jaime y de su ex asesor Manuel Vázquez, involucrados en un supuesto pago de la constructora Odebrecht para destrabar la obra para soterrar el tren Sarmiento.

Fuente: La Nación, 06/03/16.

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Arrestos en el caso Petrobras

noviembre 25, 2015

La policía de Brasil arresta al presidente de BTG Pactual y a un senador por el caso Petrobras

Por Luciana Magalhaes.
Andre Esteves, presidente ejecutivo de BTG Pactual.
Andre Esteves, presidente ejecutivo de BTG Pactual.

SÃO PAULO, BRASIL – La operación Lava autos, la gran investigación anticorrupción que se lleva adelante en este país, produjo el miércoles uno de sus resultados más resonantes hasta el momento con la detención del número uno del mayor banco de inversión del país y de un senador en ejercicio.

La Policía Federal de Brasil arrestó a André Esteves, presidente ejecutivo de BTG Pactual, y al senador Delcidio do Amaral, líder del Partido de los Trabajadores en el Senado, en relación con el escándalo de la corrupción masiva en la empresa petrolera estatal Petróleo Brasileiro SA.

petrolao 03Contactado para hacer comentarios, el banco de inversión BTG dijo que va a cooperar con los investigadores. Las llamadas telefónicas a la oficina del senador do Amaral no fueron respondidas.

Los arrestos extendieron el alcance de la investigación sobre un nuevo territorio. Esteves, de 46 años, es el primer banquero que es detenido en conexión con esta investigación, y do Amaral el primer político. Antes del miércoles, la policía había encarcelado a varios ex ejecutivos de la petrolera estatal Petrobras y de las empresas constructoras acusadas de pagar sobreprecios y canalizar ese dinero extra hacia políticos y partidos políticos.

“Hay un montón de signos de interrogación de hasta qué punto avanzará la investigación y qué sectores serán implicados por ella”, dijo Christopher Garman, director de análisis de Eurasia Group. “La gente va a empezar a darse cuenta de que aún no se han hecho sentir todas las implicaciones de la investigación Lava Jato”, como el caso es conocido en portugués.

Los dos hombres fueron arrestados tras hallarse evidencia de que estaban intentando evitar que un ex ejecutivo clave de Petrobras, Nestor Cerveró, llegara a un acuerdo con los fiscales, dijo la corte suprema de Brasil, que autorizó las detenciones.

Esteves tenía un borrador del acuerdo de la fiscalía con Cerveró, a quien el senador do Amaral ofreció 50.000 reales (US$13.200) por mes para mantener la boca cerrada. Do Amaral también habría sugerido al ejecutivo que escapara a Paraguay en un avión privado y que luego siguiera viaje a España, de acuerdo con el Supremo Tribunal Federal, o STF, como la corte suprema es conocida en este país.

El senador do Amaral “es parte de una organización criminal investigada por la operación Lava autos”, dijo el ministro de la corte suprema Teori Zavascki el miércoles al referirse a la supuesta participación del senador en “un plan de escape” que podría poner en peligro las investigaciones.

El abogado de Esteves dijo que este no conoce a Cerveró y que solo había hablado con do Amaral.

Los políticos brasileños que ocupan cargos por elección popular no pueden ser investigados o detenidos sin el permiso de la Corte Suprema. Do Amaral fue el primer senador en ejercicio arrestado en la historia de Brasil. A principios de este año, el máximo tribunal permitió a las autoridades investigar a decenas de políticos que todavía están en funciones.

Esteves fue detenido en Río de Janeiro y el senador do Amaral fue detenido en Brasilia.

Esteves comenzó su carrera en el banco de inversión Pactual en 1989 y se convirtió en operador estrella de la institución antes que ésta fuera comprada por el banco suizo UBS en 2006 por alrededor de US$2.500 millones. Cuando UBS se hundió en 2009 en medio de la crisis financiera mundial, Esteves diseñó una recompra como accionista controlador y cambió el nombre a BTG Pactual.

Conocido como un ambicioso adicto al trabajo, Esteves desarrolló rápidamente una reputación como generador de acuerdos innovadores y convirtió a BTG en el mayor banco de inversión independiente de Brasil, con 245 socios y 3.500 empleados. Hoy, el banco administra unos US$112.000 millones y cuenta con oficinas en 20 países.

En diciembre de 2010, los fondos soberanos de Abu Dhabi, Singapur y China, entre otros, invirtieron US$1.800 millones en el banco, que en su momento fue valorado en US$10.000 millones. En su salida a bolsa en 2012, BTG reunió cerca de US$2.000 millones, que le permitieron seguir creciendo tanto en casa como en el extranjero.

En 2014, BTG compró el suizo BSE Group Inc por US$1.700 millones e invirtió fuertemente en el comercio global de materias primas, negocio que lo ayudó a mantener su estabilidad en medio de la recesión económica brasileña.

BTG, a menudo criticado por su apetito por asumir riesgos, es también uno de los inversionistas de Sete Brasil Participações SA, el proveedor de plataformas petroleras que está también involucrado en Operación Lava autos.

Fuente: The Wall Street Journal, 25/11/15.

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