Por William Horobin, en París, y Andrea Thomas y Bertrand Benoit.
Francia y Alemania intensificaron el lunes la presión sobre los políticos griegos conforme se acercan las elecciones generales que tendrán lugar a fin de mes en el país heleno mientras el euro descendió a su menor nivel en nueve años y la economía de la zona euro exhibió nuevos síntomas de debilidad.
El presidente francés, François Hollande, sacó a relucir la posibilidad de que Grecia abandone el bloque conformado por 19 países, apartándose de su postura tradicional de que no se puede renunciar a la zona euro. A su vez, el ministro alemán de Economía y vicecanciller, Sigmar Gabriel, advirtió que Berlín no será presa de un chantaje para ofrecer nuevas concesiones sobre el pago de la deuda griega o el programa de rescate.
La dura retórica subraya las preocupaciones que circulan entre los miembros del núcleo de la zona euro de que un cambio político en el país más frágil del bloque vuelvan a amenazar la estabilidad de la región en un momento en que la caída de la inflación y el estancamiento del crecimiento económico vuelven prácticamente imposible que las economías se libren del alto endeudamiento que enfrentan tanto a nivel privado como público.
A los políticos europeos les preocupa que una victoria del partido de izquierda Syriza, encabezado por Alexis Tsipras, en los comicios que se celebrarán el 25 de enero, puedan dejar en el poder a un gobierno que se opone tajantemente a las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea y envalentonar a los movimientos radicales en otros países.
Tales partidos han cobrado fuerza en lugares como España, Italia, Francia y la propia Alemania, donde el movimiento anti-inmigración y anti-Unión Europea Alternativa para Alemania capta alrededor de 6% de las preferencias en las encuestas, muy por encima del mínimo necesario para ser parte del parlamento federal.
Los políticos alemanes, no obstante, enfatizaron que la zona euro está en mejores condiciones para afrontar una salida de Grecia que en 2010. Desde entonces, los gobiernos cuentan con fondos de rescate a su disposición y mecanismos para impedir que el colapso de algunos bancos, por grandes que sean, arrastre a toda la economía de un país.
El Banco Central Europeo, por su parte, ha prometido contrarrestar la clase de ola generalizada de ventas de bonos soberanos que amenazó la existencia de la zona euro a comienzos de la crisis. Los costos de endeudamiento de los países del bloque monetario han caído desde entonces y en las últimas semanas han permanecido estables, a pesar de los acontecimientos políticos en Grecia.
Menos de una quinta parte de la deuda griega está en manos del sector privado, mientras que el resto lo tienen gobiernos y otros acreedores oficiales. Eso significa que el riesgo directo de un contagio desde Grecia al resto del sistema financiero de la zona euro es reducido, señalan los analistas.
Sin embargo, la mayoría de los economistas considera que la salida de Grecia de la zona euro es una opción remota y peligrosa que enviaría una señal de que el bloque puede cambiar de composición, lo que podría llevar a los inversionistas a desprenderse de los bonos de los países más débiles.
El abandono de la zona euro también implicaría, casi con certeza, la cesación de pagos al menos parcial de la deuda del gobierno griego, una pérdida que sería asumida en su mayor parte por el resto de los miembros del bloque.
“La zona euro está mucho mejor equipada para abordar una ola de ventas que hace cinco años, en especial gracias al BCE”, señala Dirk Schumacher, economista europeo sénior de Goldman Sachs, en Fráncfort. “No obstante, una salida de Grecia establecería un precedente y es difícil decir cuál sería el impacto en los costos de financiamiento de otros países de la periferia”.
Henrik Enderlein, profesor de economía política de la Escuela de Gobierno Hertie, en Berlín, cree, por su parte, que Grecia necesitaría algo parecido a un acuerdo como el Club de París, “donde todos los acreedores oficiales están juntos y deciden, si fuera políticamente deseable, una condonación de la deuda conjunta o la prolongación de los plazos para Grecia”. En Bruselas, los funcionarios europeos insistieron en que los tratados estipulan que ser miembro de la zona euro es irreversible. “El euro está aquí para quedarse”, declaró la vocera de la Unión Europea, Annika Breidhardt.
Los inversionistas no escondieron sus nervios. El euro cayó el lunes a su nivel más bajo frente al dólar en nueve años. En la tarde de ayer se cotizaba a US$1,1942. Los rendimientos de los bonos soberanos de Grecia a 10 años saltaron a 9,5%. Los movimientos fueron parte de un derrumbe más amplio en los mercados mundiales. El precio del petróleo Brent, la referencia internacional, cayó 5,9% a US$53,11 el barril, su menor nivel desde mayo de 2009. Los principales índices de las bolsas de París y Fráncfort bajaron 3% y 2%, respectivamente, mientras que al otro lado del Atlántico el Promedio Industrial Dow Jones cedió 331,34 puntos, 1,9%, para quedar en 17.501,65 unidades. Los inversionistas compraron activos seguros como el oro, cuya cotización subió 1,5%.
Las noticias tampoco fueron buenas en el frente económico. La situación de la economía europea se caracteriza por un crecimiento nulo, un desempleo persistentemente alto y una inflación baja, lo que dificulta que los países reduzcan sus deudas. Alemania, el motor económico de la región, también pierde fuerza. La inflación descendió bruscamente en diciembre en ese país a su nivel más bajo en cinco años, según datos divulgados el lunes.
El desacuerdo fundamental que afectó los primeros intentos de abordar la crisis de la zona euro sigue vigente. Por un lado, Alemania y otros países acreedores insisten en que la austeridad fiscal y severas reformas son la respuesta y advierten que una relajación de la disciplina griega enviaría el mensaje equivocado a otros gobiernos. Por el otro, Grecia y otras economías más débiles argumentan que la receta alemana ha aumentado los niveles de deuda, debilitado las economías y aumentado el resentimiento político hacia el euro.
Hollande indicó el lunes en una entrevista radial que seguir en la zona euro o abandonarla es una decisión “que compete única y exclusivamente a Grecia” y añadió que la capacidad de los europeos para soportar las políticas de austeridad tiene un límite.
—Brian Blackstone, Tommy Stubbington y Min Zeng contribuyeron a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 06/01/15.
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Resolver la crisis del euro tomará 10 años, según el Bundesbank
Por Brian Blackstone y Matthew Karnitschnig, de Fráncfort
El presidente del banco central de Alemania advirtió de que la crisis de deuda de Europa podría tardar hasta una década en resolverse, y añadió que una solución duradera sólo llegará cuando los políticos dejen de depender del Banco Central Europeo e impulsen reformas estructurales profundas.
En una entrevista con The Wall Street Journal, el máximo funcionario del banco central alemán, Jens Weidmann, dijo que el BCE podría bajar las tasas de interés si los datos económicos sugieren que se justifica. Sin embargo, advirtió que esa medida no cambiaría la situación económica del bloque.
Weidmann aplaudió el acuerdo alcanzado entre Chipre y sus acreedores internacionales para lograr un rescate de 10.000 millones de euros (US$13.180 millones) que incluye elevadas pérdidas para los grandes depósitos en los bancos chipriotas. Aunque el acuerdo no es modelo para otros, establece una «jerarquía» para que las partes interesadas de los bancos asuman los costos de sus decisiones de inversión, dijo.
«Superar la crisis y los efectos de la crisis seguirá siendo un desafío en la próxima década», aseveró, en contraste a los recientes comentarios del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, quien sostuvo que lo peor de la crisis pasó.
El producto interno bruto de la zona euro debería volver a crecer este año, en parte, por la mayor actividad mundial, sostuvo Weidmann. Sin embargo, «la calma que vemos en este momento podría ser engañosa» si retrasa las reformas a nivel nacional y europeo, añadió.
El euro cayó con fuerza frente al dólar en respuesta a los comentarios de Weidmann, que fueron interpretados como una señal de que se estaría considerando una reducción de las tasas de interés. Las advertencias del funcionario sobre los efectos duraderos de la crisis de deuda afectaron las acciones europeas, donde el principal índice bursátil cerró en su menor nivel del año. No puede haber soluciones rápidas del BCE, aseveró.
«Todo el mundo se pregunta qué más puede hacer el banco central en vez de preguntar en qué pueden contribuir otros responsables de política», dijo Weidmann.
En cuanto al tema de ayudar a las pequeñas empresas del sur de Europa a acceder a créditos más baratos, que muchos economistas consideran crítico para que haya una recuperación este año, Weidmann dijo que instituciones como el Banco Europeo de Inversión tienen mejores herramientas para abordar el problema.
Sus comentarios sugieren que si el BCE relaja las reglas a las garantías o, en un caso más extremo, compra activos del sector privado de bancos para estimular los préstamos, es probable que lo tenga que hacer ante las objeciones de uno de sus miembros más poderosos.
Weidmann apoyó el reciente acuerdo alcanzado entre Chipre y sus acreedores internacionales para imponer pérdidas a los grandes depósitos de los principales bancos. «El caso de Chipre demuestra que es posible liquidar bancos. Esto, en principio, es bueno porque significa que los contribuyentes no siempre tienen que participar para rescatar a los bancos», dijo.
Lo ideal sería que no se tocara a los depositantes, dijo el funcionario alemán, aunque destacó que los depósitos en Chipre han recibido unos intereses «mucho mayores» que los de Alemania.
Weidmann hizo estas declaraciones antes de la reunión del fin de semana del FMI con los ministros de Finanzas y los banqueros centrales de todo el mundo.
El economista alemán ha expresado por meses su preocupación de que los bancos están sometidos a demasiada presión de los políticos para estimular el crecimiento en sus economías a través de tasas de interés ultra bajas y otros estímulos, citando a Japón y Hungría, un mensaje que planea llevar a Washington.
«Un punto que creo es importante destacar tal vez menos para mis colegas de los bancos centrales que para los ministros de Finanzas, es que la medicina que administran los encargados de política sólo cura los síntomas y que trae efectos secundarios y riesgos», indicó Weidmann.
El estímulo monetario de Japón y otras grandes economías ha mantenido firme al euro pese a la incertidumbre política en Italia y el manejo desorganizado del rescate chipriota el mes pasado. El nivel actual del euro «refleja que existe confianza en la zona euro. Por lo que lo tomaría como una buena señal», aseveró. El funcionario instó a los encargados de política de todo el mundo a respetar los compromisos que han hecho para abstenerse de manipular sus tipos de cambio para obtener ventajas económicas.
Muchos analistas esperan que con la inflación en 1,7%, por debajo de la meta de 2% del BCE, y las expectativas de que siga disminuyendo, es probable un recorte de tasas en mayo o junio. Weidmann no descartó la posibilidad, pero puso en duda que pueda ayudar mucho.
«Debemos ajustarnos en respuesta a la información nueva», sin embargo, «no creo que la postura de la política monetaria sea el tema clave», sostuvo.
Fuente: The Wall Street Journal, 17/04/13.

La crisis económica es un riesgo para el euro
Por Nicholas Hastings
Puede que la crisis de deuda de la eurozona haya terminado.
Pero el euro aún está en riesgo debido a la crisis económica que ha dejado atrás.
Y a medida que la crisis se profundiza, más divididos están los políticos de la eurozona sobre la forma de hacerle frente.
Alemania insiste con mayores medidas de austeridad para las naciones deudoras para ayudar a aliviar sus problemas fiscales.
Sin embargo, las naciones deudoras están pidiendo más tiempo para evitar que sus economías caigan aún más en una recesión.
Alemania argumenta que el ahorro, y no el gasto, es la respuesta.
No obstante, las naciones deudoras apuntan a la recuperación económica de Estados Unidos como evidencia de que es necesaria una postura fiscal más relajada.
El problema para los países prestatarios es que Alemania aún tiene el control del dinero y no está dispuesta a permitir despilfarros en este momento.
De hecho, datos recientes que muestran que la economía alemana sigue avanzando por delante de sus socios de la eurozona, incluida Francia, refuerzan el argumento de que la austeridad funciona.
Esta semana, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, fue capaz de presentar un presupuesto equilibrado un año antes del plazo requerido y usó esto como evidencia de que la postura alemana es la correcta.
La experiencia alemana se compara con las continuas decepciones económicas que se registran en el resto de la eurozona. El presidente francés, Francois Hollande, tuvo que admitir que el ratio déficit-PIB de su país será de 3,7%, muy por encima de su meta de 3%.
Portugal advirtió que su economía se contraerá otro 2,3% este año.
Y con el desempleo de Grecia en 26%, las autoridades griegas ahora están rechazando los términos del rescate que requieren más despidos de empleados públicos.
Sondeos recientes muestran que la actividad manufacturera y de servicios en toda la región, salvo Alemania por supuesto, está cayendo.
En reveladores comentarios, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, advirtió que el estancamiento económico y los altos niveles de desempleo podrían generar una «rebelión social».
Algunos podrían decir que esto ya ha sucedido en Italia, donde las elecciones de comienzos de este mes le dieron un apoyo significativo a un partido liderado por un comediante que rechaza las prácticas políticas habituales y han dejado al país en la práctica varado sin un gobierno.
Mientras los políticos discuten si el régimen fiscal de la eurozona debería ser relajado, existen pocas señales de que el Banco Central Europeo se esté preparando para proporcionar algún alivio a través de un mayor expansionismo de la política monetaria.
Por el contrario, después de la reunión del banco la semana pasada, su presidente, Mario Draghi, pareció dejar en claro que ahora la pelota está en el área de los políticos.
Entonces, ¿qué es lo próximo que se puede esperar?
Las naciones deudoras continuarán gritando falta mientras sus economías continúan hundiéndose.
Y Alemania probablemente continúe oponiéndose a aumentar los gastos, al menos hasta que se realicen las elecciones de septiembre.
Entonces podría ser posible que un nuevo gobierno alemán con un nuevo mandato adopte una postura ligeramente más conciliadora hacia el crecimiento sin perjudicar sus propias perspectivas políticas internamente.
En tanto, más daños económicos, más disputas sobre términos de rescate de la deuda y más incertidumbre sobre cómo saldrá la eurozona de este caos asegurarán mayores presiones de venta para la moneda única.
Fuente: The Wall Street Journal, 15/03/13.
El euro será arrastrado lentamente hacia una guerra de divisas
Por Nicholas Hastings
Mantenerse fuera de la guerra de divisas siempre fue una propuesta difícil.
Y ahora parece que la eurozona está siendo arrastrada gradualmente hacia ella.
La región simplemente no puede darse el lujo de mantenerse distante.
Su economía no es lo suficientemente fuerte para soportar una moneda cuyo valor supera largamente el de las monedas de sus principales competidores.
Si persiste la fortaleza del euro, las exportaciones de la eurozona se verán afectadas y la recuperación económica de la región estará en una situación de riesgo aún mayor.
La profundidad del problema que enfrentan los encargados de política de la eurozona se hizo evidente con las últimas cifras de crecimiento económico. Éstas no sólo muestran contracciones en las economías de los deudores usuales, sino que también revelaron que incluso Alemania y Francia están sufriendo mucho más que lo anticipado.
Los optimistas continúan esperando que una mezcla de recuperación global y un aumento en la demanda por las exportaciones de la eurozona ayuden a impulsar estas economías y sacarlas del foco de atención a medida que nos adentramos en 2013.
Pero esto parece cada vez menos probable. Si el PIB de la eurozona se contrajo 0,6% en el cuarto trimestre del año pasado, cuando el euro se encontraba considerablemente más débil de lo que está ahora, ¿qué posibilidades tienen muchas de las economías de la región en el primer trimestre de este año con el euro situado en los altos niveles actuales?
Hasta cierto punto, estas preocupaciones se vieron reflejadas en la evaluación económica que realizó el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, tras la última reunión de política monetaria y con los comentarios del viernes de que los datos de crecimiento fueron más negativos de lo esperado.
Sin embargo, hay pocas señales de que el BCE planee hacer algo al respecto todavía. El mismo Draghi se apresuró a señalar que hay pocas señales de deflación y que las tasas de interés ya están «realmente muy bajas».
Quizás de mayor interés fueron las declaraciones que hizo el archirestrictivo Jens Weidmann. Como se hubiera esperado, el presidente del Bundesbank señaló que el BCE no está por recortar las tasas de interés sólo para debilitar al euro.
Indicó además que la moneda única no se encuentra significativamente sobrevalorada.
Por una parte, todo esto podría sonar más bien tranquilizador. Por otra, Weidmann está reconociendo que la moneda se está negociando sobre su valor justo.
Entonces, ¿es más probable que el BCE haga algo para depreciar el euro?
Dado que las elecciones en Italia, que se realizarán a fines de este mes, probablemente inyectarán nuevas incertidumbres políticas al desempeño del euro, es posible que el BCE no tenga que hacer nada en esta etapa. Los temores de que Italia termine con un Parlamento sin mayoría absoluta y un gobierno incapaz de llevar a cabo reformas estructurales clave, bien podrían causar por sí mismos otra dosis de debilidad del euro.
Pero si eso no ocurre, es posible que los encargados de política tengan que ser más proactivos. El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, advirtió el jueves que las tasas de interés del BCE bien podrían pasar a territorio negativo.
Si bien la eurozona puede mostrar poco apetito por sumarse a una devaluación competitiva, y dado que el propio Draghi describió los rumores de una guerra de divisas como inapropiados y contraproducentes, él y otros encargados de política de la eurozona podrían pronto verse obligados a tomar parte, aunque sea sólo para evitar que la eurozona vuelva a caer en una recesión.
Esta expectativas sin duda ayudarían a explicar por qué después de un desempeño tan sólido este año, el euro ahora se muestra propenso a repentinas pérdidas.
Fuente: The Wall Street Journal, 15/02/13.


Es hora de que los optimistas del euro se dispersen
Por Nicholas Hastings
Durante gran parte del verano boreal, los optimistas sobre el euro estuvieron en ascenso.
El Banco Central Europeo prometía una gran bazuca para resolver la crisis de la deuda, y Alemania parecería estar respaldándolo.
Además, aunque la economía mundial aún se estaba desacelerando, las perspectivas de mayor liquidez por parte de los principales bancos centrales del mundo eran suficientes para alentar las expectativas del mercado de que lo peor de la crisis financiera había pasado.
Pero ahora, el optimismo del mercado llega a su fin.
La gran bazuca del BCE resultó tener un defecto fatal y las nuevas dosis de liquidez no han tenido el impacto deseado sobre el crecimiento mundial.
Por lo que, para el euro, esto podría significar el fin del optimismo, donde los pesimistas están ganando más terreno en el mercado del que tenían antes de que comenzara la escalada del verano.
En cada momento de los últimos días, las perspectivas para el euro se han ido deteriorando un poco más.
Vale mencionar la gran bazuca, o, como la denomina el banco, las Transacciones Monetarias Directas (OMT, según las siglas en inglés).
Este programa de compras de bonos fue diseñado para reducir los costos de endeudamiento de los deudores clave, como España e Italia, y evitar que la crisis de la deuda se expandiera aún más.
Pero, al reducir los costos de endeudamiento, el anuncio de las OMT le ha dado tiempo a España para atrincherarse en su rechazo a las condicionalidades. Esto significa que es menos probable que el país adopte las reformas fiscales que son necesarias para hacerlo más atractivo para los inversionistas en el más largo plazo, y que la crisis de la deuda podría volverse aún más difícil de resolver que antes.
El éxito de la subasta de bonos españoles de esta semana, en la cual el país fue capaz de obtener fondos más baratos que antes en los extremos corto y largo del mercado, sólo significa que las OMT seguirán vigentes por más tiempo.
A nivel mundial, el entusiasmo por la largamente esperada decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de lanzar un mayor expansionismo cuantitativo también demostró ser de corto impacto, pese a la promesa del banco central estadounidense de dejar el ejercicio con final abierto.
Y la medida de relajamiento monetario de Japón que los siguió esta semana, la cual incluye compras de activos adicionales por 10 billones de yenes, no tuvo ningún impacto positivo sobre las expectativas de crecimiento.
Para empeorar las cosas para el euro, así como para la percepción mundial del riesgo, la serie de datos económicos publicados en todo el mundo muestra pocas señales de una mejoría. De hecho, los datos parecen haber decepcionado las expectativas del mercado en muchos casos.
Ciertamente, algunos datos recientes del mercado de la vivienda en Estados Unidos fueron ligeramente mejores de lo anticipado, pero el impacto sobre la percepción se diluye frente a las noticias procedentes de otras partes del mundo.
Tan sólo el jueves hubo malas noticias de China, donde el último índice de la actividad de las manufacturas del sector privado aún apunta a una contracción; de Japón, donde las exportaciones continuaron sufriendo por la fortaleza del yen; y de la eurozona, donde los últimos índices de gerentes de compras mostraron que la actividad industrial se está contrayendo más de lo anticipado.
Para los optimistas, todas estas noticias son lo suficientemente malas en sí mismas.
Pero, lo que realmente los hace dispersarse al viento ahora es darse cuenta que, habiendo disparado parte de sus armas más pesadas hasta el momento, los autoridades tal vez no tengan muchos ases en la manga para mejorar la confianza nuevamente.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/09/12.

Los grandes Bancos pierden confianza en el euro
Por Nicole Hong
Analistas de los principales bancos del mundo no prevén una pronta recuperación del euro.
De los 17 principales bancos que negocian divisas, 10 han rebajado sus proyecciones del euro durante el último mes, según datos compilados por DJ FX Trader y publicados en un nuevo gráfico interactivo en WSJ.com llamado ForeXcasts. La estimación mediana de los analistas para el euro a fin de año ahora es de US$1,20, inferior a la proyección previa de US$1,24 emitida en julio y su actual nivel de US$1,2291. La proyección para junio de 2013 fue reducida desde US$1,21 a US$1,19.
Entre las razones para rebajar sus proyecciones, los analistas mencionaron las preocupaciones por la posibilidad de un rescate financiero de España o una salida de Grecia del bloque de la moneda única. Citigroup revisó al alza a un 90% la probabilidad de una salida de Grecia durante los próximos 12 a 18 meses, frente a la estimación anterior de entre 50% y 75%.
La mayor reducción de la proyección provino de Bank of America-Merrill Lynch, que rebajó su estimación del euro a fin de año desde US$1,30 a US$1,15.
Goldman Sachs, BNP Paribas y HSBC fueron los más optimistas acerca del euro a largo plazo. Si bien Goldman redujo su proyección para el tercer trimestre desde US$1,33 a US$1,25 debido a las crecientes preocupaciones sobre la deuda de Italia y España, el banco prevé que el euro tenderá al alza cuando las autoridades europeas presenten planes más concretos para rescatar la economía de la región.
Goldman proyecta que el euro se apreciará a US$1,33 para fin de año y a US$1,40 para junio de 2013.
Mientras la crisis continúa en Europa, los analistas prefieren el dólar australiano, y revisaron al alza su estimación mediana para fin de año de US$0,98 a US$1,00.
Los analistas esperan una mayor demanda de los inversionistas y bancos centrales por activos australianos, teniendo en cuenta la calificación «AAA-» del país y el alto rendimiento de su deuda soberana frente a países como Estados Unidos o Japón.
«El impulsor principal han sido los extranjeros en busca de rendimiento en activos de dólares australianos», dijo Kevin Hebner, analista de divisas en J.P. Morgan, que elevó su proyección del tercer trimestre para el dólar australiano de US$0,95 a US$1,01 y su estimación para fin de año de US$0,98 a US$1,02.
El único banco que rebajó todas sus estimaciones del dólar australiano fue Nomura, que revisó a la baja su panorama para la divisa ante las perspectivas pesimistas de crecimiento en Europa y China. Sin embargo, «la reacción hasta ahora a la incrementada tensión en la eurozona no ha sido tan grande como esperábamos», por lo cual el banco revisará al alza sus estimaciones en las próximas semanas, dijo Charles St-Arnaud, analista de divisas de Nomura.
Fuente: The Wall Street Journal, 13/08/12.

Draghi podría prolongar la vida del euro por otro mes
Por Nicholas Hastings
El euro se está quedando rápidamente sin tiempo, pero tal vez Mario Draghi tenga éxito en extenderle un poco más la vida.
Al sugerir el jueves que está cerca de alcanzar un plan maestro para reducir los costos de endeudamiento de los deudores de la eurozona, el presidente del Banco Central Europeo ayudó a moderar inmediatamente la presión de venta sobre la moneda única.
No obstante, esto posiblemente dure unas pocas semanas mientras la comunidad inversionista internacional aguarda detalles más firmes de lo que planea Draghi.
Cuando el mes próximo concluyan las vacaciones de verano en Europa, y España retorne a los mercados con una gran subasta de bonos el 6 de septiembre, bien podría decidirse la suerte del euro.
O los inversionistas se convencen de que la crisis de la deuda de la zona euro ahora puede resolverse y comienzan a recomprar bonos de los deudores periféricos y euros.
O no, y el euro volverá rápidamente a la línea de fuego para la que podría ser la última vez.
La urgencia por resolver la crisis se hizo ahora más evidente que nunca en el intento del presidente del BCE de la semana pasada de invitar a la acción a sus pares de los bancos centrales de la zona euro y a los líderes políticos, cuando declaró que el BCE estaba listo para hacer lo que fuera necesario para salvar el euro.
En ese caso, la medida de Draghi fue solo parcialmente exitosa.
El presidente del Bundesbank, Jens Weidman, así como otros ejecutivos del BCE, dejaron en claro que no estaban preparados para avanzar en ningún programa de compras de bonos para ayudar a países como España e Italia a reducir sus costos de endeudamiento, a menos que se realizaran reformas fiscales más profundas.
Draghi quedó virtualmente reducido a admitir, durante una conferencia de prensa del jueves, que había fracasado y sólo podría establecerse un programa de compras de bonos una vez que los gobiernos de España e Italia realizaran pedidos de ayuda formales a la zona euro y sucumbieran a los nuevos programas de austeridad fiscal que acompañarían esos rescates.
Inicialmente, el mercado interpretó ese episodio en general como una decepción. Draghi había generado expectativas de lo que podría hacer el BCE y ahora había incumplido su promesa.
Tal vez eso sea cierto.
Pero el presidente del BCE también se las arregló para poner la responsabilidad de una pronta solución en las manos de otros bancos centrales y los políticos.
En el caso de España, el gobierno ahora está bajo presión para realizar un pedido de ayuda formal antes de la próxima subasta. Si no lo hace, podría enfrentar costos de endeudamiento estratosféricos que la acercará aún más a una cesación de pagos de la deuda soberana.
En el caso de los directivos de bancos centrales, ahora estarán bajo presión para delinear en las próximas semanas los detalles de un programa viable de compra de bonos, que convenza a los mercados que la crisis puede ser resuelta.
Y en el caso de Alemania, el pagador de todo rescate, estará más que nunca ante la disyuntiva de salir al rescate de los deudores periféricos y salvar al euro, o aceptar que ya no vale la pena salvar la moneda única.
De manera inadvertida, el Fondo Monetario Internacional ha añadido una mayor presión con la publicación de su último Informe de Contagio, el cual advierte sobre la potencial conmoción económica que podría sufrir el resto del mundo mientras siga deteriorándose la crisis de la zona euro.
Esto significa que otros líderes mundiales posiblemente también se unan al fragor, ejerciendo presión sobre la zona euro para que haga lo que sea para salvar el euro, y hacerlo ahora, o dar por finalizado el proyecto.
En tanto, el propio euro podría enfrentar un verano volátil, a la espera de pruebas de que, pese a todas las decepciones, el plan de Draghi aún podría tener éxito.
Fuente: The Wall Street Journal, 03/08/12.

Un día de noticias que ilustran la gravedad de la crisis europea
Por Neal Lipschutz
NUEVA YORK — El desplome de las acciones mundiales dio un giro hacia Estados Unidos tras arrasar con varios mercados bursátiles de Asia y Europa.
El culpable, como siempre, es la crisis europea. Solía ser simplemente una crisis de deuda soberana, como si eso no fuera lo suficientemente malo, pero ahora para ser más precisos, debemos llamarla crisis de deuda soberana, bancaria y contracción económica de Europa.
El tercer componente, aunque en cierto modo el más «normal» en un sistema capitalista cíclico, es quizás el más preocupante entre un serie de factores bastante preocupantes. Con caídas económicas sustanciales en países como España, y la moneda única evitando una devaluación como una forma de ayuda (aunque el euro en sí está cayendo), es mucho más difícil controlar los problemas de deuda soberana y de la banca.
La crisis europea se ha extendido por tanto tiempo que se asemeja a hundirse lentamente en arenas movedizas. De vez en cuando, como ahora, repunta la velocidad de la crisis y las cosas toman un barniz particularmente sombrío.
En lugar de ocuparse de los números, ya sea las alzas de tasas necesarias para atraer inversionistas hacia la deuda de España o Italia, los descensos porcentuales sustanciales de muchos de los mercados bursátiles del mundo o el aumento el lunes del índice de volatilidad VIX, creo que la gravedad de los recientes acontecimientos se expresa de mejor forma seleccionando algunas palabras de los informes de Dow Jones Newswires.
En orden aleatorio:
–El regulador bursátil español impedirá las ventas de posiciones en corto de todas las acciones durante tres meses, informa Art Patnaude de Dow Jones Newswires. En mi opinión: dichas medidas de corto plazo revelan la seriedad de la situación, pero no pueden cambiar los indicadores macroeconómicos o evitar que los inversionistas actúen sobre la base del temor y de esos indicadores macroeconómicos. Solo podría frenarlos.
–El día que dio a conocer sus resultados financieros, el presidente ejecutivo de Royal Philips Electronics NV, firma electrónica holandesa, dijo a Archibald Preuschat de Dow Jones Newswires que la compañía está minimizando el efectivo que mantiene en países del sur europeo. El presidente ejecutivo, Frans van Houten, usó el término «países riesgosos». Cuando se le pidió especificar, dijo a Preuschat, «todo el sur de Europa».
–El subgobernador del Banco de España , Fernando Restoy, habló el lunes de un «perverso vínculo» entre el acceso de los bancos al capital y las percepciones sobre la salud financiera del país de origen de los bancos, informó Christopher Bjork.
Si parafraseamos esto, si los bancos habitan un país donde los inversionistas han perdido la fe en el financiamiento soberano, los bancos tendrán dificultades en los mercados. Si un país tiene bancos que han perdido la confianza en el financiamiento del mercado, el país tendrá dificultades con el financiamiento.
La solución propuesta por Restoy es una entidad europea que fiscalice y potencie a los bancos de la eurozona.
Se ha analizado la posibilidad de un regulador bancario europeo, pero hasta ahora no se ha creado.
Fuente: The Wall Street Journal, 23/07/12.

El misterio de la fortaleza del euro por fin se desvanece
Por David Cottle
El euro cayó esta semana a mínimos de dos años frente al dólar y tal vez la pregunta más pertinente sea ¿por qué se demoró tanto tiempo?
En realidad la fortaleza de la moneda única ha sido uno de los grandes rompecabezas de la era de crisis. Pese a la creciente evidencia de sus mal fundados cimientos y la creciente sospecha de que simplemente no puede sobrevivir en su forma actual, el euro se mantuvo firme.
Desde que la primera ola golpeó a Grecia en 2010, el cruce euro/dólar promedió US$1,35, nivel más de 10% superior a su media histórica, y se mantuvo persistentemente sobrevalorado. Este es un proceso que solo ahora parece estar dando pie atrás.
Y, no se olvide de que cuando el euro comenzó a desplomarse frente al dólar a comienzos de esta semana, no lo hizo debido a alguna nueva puñalada en la agonía de la deuda europea. No, los inversionistas se sintieron decepcionados de que la Reserva Federal de Estados Unidos no pareciera tan inclinada a relajar su control monetario como esperaban. En otras palabras, lo que estamos viendo ahora es tanto una historia de «fortaleza del dólar» como de «debilidad del euro». El Índice del Dólar, que mide las negociaciones frente a todo, alcanzó el jueves un nuevo máximo de dos años.
Analistas de Bank of America Merrill Lynch creen que parte de la extraña resistencia del euro tuvo que ver con los bancos de la eurozona y su desapalancamiento. Según su investigación, las entidades de financiamiento del bloque redujeron sus activos extranjeros (los que no están denominados en euros) en no menos de US$4 billones desde 2008. La reducción de los cobros extranjeros en la zona euro en el mismo período fue de apenas US$0,4 billones.
«Incluso si algunos de esos cobros no se convirtieron de nuevo en euros, esas magnitudes son lo suficientemente grandes para sugerir un impacto positivo muy fuerte sobre el euro», escribieron. Y, en ese sentido, este enorme flujo parecería explicar en gran medida la aparente inmunidad de la valuación de la moneda única a una crisis de la cual es la causa.
No obstante, el euro finalmente parece estar derrumbándose.
En los niveles actuales registra una caída del 17,3% frente al dólar desde el momento más álgido de la era de crisis. Ciertamente, los encargados de las proyecciones están poniéndose serios sobre la debilidad. Nomura, para empezar, redujo sus estimaciones para el euro a US$1,15 hacia fin de año, lo que se compara con los US$1,23 anteriores. Esa podría terminar siendo una visión optimista, en especial si la política monetaria en la eurozona se relaja más y más rápidamente que en Estados Unidos, como parece ahora. El banco MIG ahora ve espacio para una caída a US$1,08.
Incluso una red de seguridad de US$4 billones puede cubrir solo hasta cierto punto.
Fuente: The Wall Street Journal, 14/07/12.


¿Vida o muerte para la zona euro?
Por Steven Russolillo
Jack Ablin: A favor de una disolución de la zona euro
Jack Ablin es el director de inversiones de Harris Private Bank, que supervisa cerca de US$60.000 millones en activos. El banco pertenece a BMO Financial Group. Ablin ingresó a la empresa en 2001 y cuenta con más de 25 años de experiencia en gestión de activos.
P: ¿Cree que la eurozona se separará?
R: Creo que el desenlace será una separación. Creo que en el fondo este es un acuerdo artificial. El matrimonio está en problemas y, a final de cuentas, no va a terminar bien.
Sin perjuicio de lo anterior, no creo que nadie se beneficie con un desmoronamiento inmediato de la zona euro. Al menos políticamente no es el caso. El mejor escenario es que se mantenga unida por otros dos años.
P: ¿Las medidas adoptadas en la cumbre de la UE la semana pasada cambiaron su perspectiva sobre el futuro del euro?
R: El hecho de que estos líderes estuvieran dispuestos a trabajar hasta las cuatro de la madrugada para forjar este plan sugiere que están comprometidos con mantener su sistema monetario. La medida reafirma mi creencia de que el euro se mantendrá por un par de años más. Pero aún creo que la eurozona se disolverá a largo plazo.
P: ¿Qué factores clave está observando para determinar si la zona euro se mantendrá unida?
R: Desde mi perspectiva, hay tres etapas para la resolución de problemas de la eurozona: La retórica, la política monetaria y la unión fiscal. Ciertamente hemos oído suficiente retórica y creo que ya la han agotado. Hay mucha política monetaria y creo que aún hay mucho que se puede hacer. Aquí es donde quizás puedan conseguir que [El Banco Central Europeo] comience a unificar el sistema bancario, creando algunas barreras y regulaciones unificadas. Pero luego viene el compartir los balances y no creo que vayan a llegar a ese extremo. Van a ir tan lejos como puedan con la retórica y la política monetaria, pero se detendrán cuando tengan que unir calificaciones de crédito y balances.
Jim McDonald: En contra de una disolución de la zona euro
Jim McDonald es el estratega jefe de inversiones de Northern Trust y lidera un equipo de gestión de activos que administra US$717.000 millones. Ingresó a la compañía en 2001, después de desempeñarse como director de investigación de ABN AMRO.
P: ¿Cree que la eurozona se separará?
R: No contemplamos una amplia redefinición de la unión monetaria europea. Creemos que una estrategia clave ha sido extender esta crisis tanto como ha sido posible. Eso les ha dado tiempo para reajustar la posesión de la deuda. No obstante, Grecia aún no es competitiva. Su capacidad para pagar su deuda es lamentable. Hay una posibilidad tangible de que en algún punto de los próximos dos años la Unión Europea pierda la paciencia con Grecia y eso sería un catalizador para que ellos salieran de la unión. Grecia no quiere irse por su cuenta.
Grecia ocupa un segundo plano, pero si la comunidad de inversionistas entendiera que sólo se trata de Grecia, las preocupaciones serían menores. En cambio, lo que estamos viendo cada vez más es que no hay un solo euro, hay euros griegos, euros italianos y euros españoles.
P: ¿Entonces asegura que los inversionistas y ahorradores ya se están diferenciando?
R: Creo que sí. Si usted deposita su dinero en un banco español, sabe que podría terminar con pesetas en vez de euros. Para mí, eso representa todo el factor de confianza que necesita ser estabilizado. Si los ciudadanos de esos países no sienten confianza, eso acelerará el riesgo para el euro.
P: ¿Las medidas adoptadas en la cumbre de la UE la semana pasada cambiaron su perspectiva sobre el futuro del euro?
R: No, al contrario, apoyan nuestra perspectiva de que una unión fiscal lenta pero segura irá emergiendo y eso le dará a los inversionistas suficiente confianza de que la unión monetaria no se está desintegrando.
P: ¿Qué factores clave está observando para determinar si la eurozona se mantendrá unida?
R: El principal asunto es que los líderes políticos tienen que mostrar de qué están hechos. La munición de los bancos centrales se está agotando, es el momento para que los políticos den un paso más e indiquen su disposición a compartir los pasivos fiscales. Ese es el tema más espinoso que los alemanes no desean tocar.
En los mercados, todo está ligado a los rendimientos de los bonos de España, Italia y Francia.
También estamos atentos a los depósitos a un día en el BCE. Mientras sigan ahí, es una señal de que los bancos no están usando toda la liquidez que el banco central ha suministrado.
Fuente: The Wall Street Journal, 02/07/12.
Un manifestante en la sede del Banco Central Europeo en Fráncfort.
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