Macri: «Cambia la política de este país»

octubre 25, 2015

Macri: «Lo que ya ha sucedido cambia la política de este país»

En un clima de euforia, el candidato presidencial de Cambiemos festejó con María Eugenia Vidal, Ernesto Sanz, Elisa Carrió y Gabriela Michetti. «Los pido a los votantes de otros candidatos que se sumen a esta convocatoria», dijo.

Hay balotaje y Mauricio Macri es el futuro presidente de la Nación dicen desde el bunker de Cambiemos. (Gustavo Garello)

Scioli lanzó la campaña del balotaje y convocó a los indecisos

«Quiero que nos sigan acompañando», dijo en su discurso en el Luna Park, en el que habló de un triunfo y no se refirió explícitamente a la segunda vuelta. En su discurso citó al Papa Francisco, a Néstor Kirchner, a Cristina Fernández y a Raúl Alfonsín.

El candidato a presidente del Frente para la Victoria aseguró que ganó la elección sin dar precisiones sobre el balotaje. (Emmanuel Fernández)

Massa reconoció el tercer puesto: «Vamos a seguir luchando»

Dijo que será guardián de la etapa que viene. Y agradeció a su familia y a su candidato en la Provincia, Felipe Solá.

Sergio Massa Candidato presidencial de UNA. (Juan Foglia)

A pesar de la promesa de Alak y Tullio, cinco horas y ningún dato

Varios funcionarios K habían dicho que los datos comenzarían a cargarse rápido, pero a cinco horas del cierre del comicio la página todavía no tiene información. Quejas e indignación en las redes sociales.

Fuente: clarin.com, 25/10/15.

argentina-bandera-boton

 

.

Hoy es un día de fiesta: Chau Cristina

octubre 25, 2015

Hoy la Presidenta corta boleta

Por Alejandro Borensztein.

Humor político

Antes que nada, me gustaría aclarar un asunto personal que para mí es importante: no estoy en la lista de opositores espiados por la ex SIDE y eso me afecta muchísimo.

No es que me importe figurar, ni salir en los diarios, ni hacerme famoso, ni siquiera que me invite Mirtha a su programa. Nada de eso.

El problema es que, al no estar en la lista de personajes espiados por ser críticos del gobierno, he pasado inmediatamente a formar parte de la lista de personajes sospechados de estar comprados por el gobierno. El run run en la calle es: “Si no te espían, por algo será”.

En tan sólo unos días, muchos amigos críticos del gobierno han dejado de saludarme. Y algunos obsecuentes, de esos que todos sabemos que reciben guita del kirchnerismo (de otra manera no se explicaría tanto amor), me han empezado a invitar a sus cumpleaños. De hecho, ya me invitaron a pasar Navidad a lo de Gvirtz.

Quiero ser claro: yo estoy a favor de que se cierre la grieta, pero si por casualidad se mantiene abierta, preferiría quedarme del lado del que ya estaba. Puesto a elegir, los demócratas me caen mejor.

Por eso es que solicito respetuosamente al señor Parrilli y a las autoridades competentes, que mi nombre sea incluido a la brevedad en la lista de espiados, de modo de recuperar mi buen nombre y honor. No me gusta que me señalen como fanático de la década ganada, cuando en realidad siempre he sido un progresista que defendió los valores republicanos. Además ¿qué negocio sería ser kirchnerista justo ahora que se van? Lo hubiera hecho de entrada y cazaba guita grossa. Por favor, actualicen esa lista lo antes posible. Mi celu no se los paso porque ya lo tienen. Me consta. Punto.

Dicho esto, vayamos a lo que a usted realmente le interesa amigo lector.

urna electoral argentinaHoy es un día glorioso. Histórico. Obviamente, no le puedo adelantar cómo va a terminar la cosa, pero sí le puedo contar un pequeño detalle que explica toda la situación actual: el voto de la Presidenta.

Y se lo voy a contar pese a que todo el año me la pasé diciéndole que estos ñatos ya se fueron y que había que prestarle atención a los que vienen. Pero evidentemente usted sigue empacado y pendiente de lo que dice Ella. Lo entiendo. Es un vicio.

chauHágame caso amigo. Vaya sacándose esa mala costumbre de vivir emputecido por lo que hace la Presidenta y prepárese para vivir emputecido por lo que va a hacer Scioli, Macri o Massa pero, sin duda, nunca más por Ella.

Salvo que el próximo gobierno sea mucho mas inútil aún, en cuyo caso ya no puedo garantizarle nada. Pero tengamos fe. Más geniales que los que están ahora, difícil.

El voto de la Presidenta es voto cantado: Ella va a cortar boleta. Pero la va a cortar horizontalmente, separando la parte superior que dice “Scioli Presidente” de la parte inferior que dice “Zannini Vicepresidente”.

La parte inferior de la boleta la va a meter en la urna y la parte de Scioli la va a cortar en pedacitos, va a prender un fosforito, va a quemar los pedacitos, va a pisar los papelitos quemados y va a apagar el fosforito apretándolo contra el ojito de la cara de Massa que está en la boleta de UNA y por cuya culpa no pudo incendiar la Constitución e intentar quedarse para siempre. Es así. Su naturaleza le impide hacer otra cosa.

¿Cómo estamos hoy? Lo único cierto que tenemos al momento es el resultado de las PASO donde Massa con De a Sota juntaron 20%, Macri con sus socios el 30% y Scioli alcanzó el 38% (IVA incluido). Se entiende que el IVA son esos 2 o 3 puntitos mágicos de siempre. Es más, uno sospecha que al resto de los candidatos, en algunos lugares, no sólo no le cargan el IVA sino que encima le retienen Ganancias.

Todavía no hay nada dicho pero en cualquier caso y pase lo que pase, se acabó lo que se daba. Si usted no se avivó, estuvo sufriendo de más. Eso sí, nos dejan un quilombo padre.

¿Quiere verlo más claro? Se les hundió el velero de la Cámpora, se les quemó el avión de Lázaro Báez y el candidato del Frente para la Victoria cerró su campaña el jueves a la noche con Tinelli en el primetime de Canal 13. Si esto no es un mensaje de los dioses, explíqueme que otra cosa podría ser.

Sólo faltó que Scioli llevara al canal a Sabatella con sus carpetas y la orden para clausurar TN y el 13, lo dejara sentadito en Seguridad para que lo cuiden y le den un Nesquik con galletitas.

El caso del jet de Lázaro es más que un símbolo: es el único accidente en la historia de la aviación moderna en el que la mayor pérdida fue el equipaje despachado.

Si todo esto no le alcanza para entender lo que está pasando, amigo lector, entonces usted es un amargo, un pesimista y se merece 20 años más de Boudou, De Vido y Moreno.

¿Quiere cerciorarse de lo que le digo? Averigüe dónde votan Verbitsky, Forster, D’Elía, Barone, González, Jozami, Larroque y todo el resto de los tipos que se la pasaron insultando a Scioli y ahora van en fila india a votarlo de la mano de Samid y De Narváez, y al compás de Pimpinela y Montaner.

Póngase al lado de cualquiera de ellos, mire sus caruchas y cuando metan en la urna el sobre con la boleta del Compañero Lancha acérquese disimuladamente y hágase una selfie con cualquiera de ellos.

Súbala a Facebook. Mándela por Twitter a todos su amigos. WhatsApp, Instagram. Periscope. Snapchat. No escatime con la tecnología. Y si se quiere dar el gusto, imprímase una remera con la foto. O péguela en el cuaderno de notificaciones de su hijo. Va a ser un hit.

Para colmo de las humillaciones, los tipos corren el riesgo de votarlo y, aún así, puede terminar ganando el Compañero Mauri. ¡¡¡O el Compañero Massa!!!

Disfrute amigo lector. Tenemos seis candidatos a Presidente. Y son todos buena gente.

Yo voy a meter en el sobre las seis boletas. Una de Scioli, una de Macri y una de Massa. Y después le voy a agregar doble boleta de Margarita, Del Caño y el Adolfo. Siempre he tratado de ayudar a los más débiles. Yo lo digo y lo hago en serio, debe ser por eso que no me gusta el kirchnerismo.

Yo sé que así, mi voto se anula, pero saldré feliz del cuarto oscuro sabiendo que ganando cualquiera de los que puse en la urna, ya es un paso adelante.

Hoy es un día de fiesta. Vote con las dos manos. Llene la urna de ilusiones, porque de eso también se vive. A votar mi amor.

Fuente: Clarín, 25/10/15.

CFK joyas 01

 

.

Elecciones del 30/10/15

octubre 23, 2015

Final incierto que puede traer sorpresas

Por Julio Blanck.

Faltan solamente 48 horas para la votación y los números de las encuestas no le llevan tranquilidad a nadie.

Cierran las campañas. Todo está jugado, puede parecer que ahora es sólo cuestión de esperar. Pero el músculo electoral no tiene descanso. Los candidatos desesperan y sus equipos transmiten esa desesperación. Faltan 48 horas para la votación y los números de las encuestas no llevan tranquilidad a nadie. No le garantizan a Daniel Scioli un triunfo consagratorio para alcanzar sin demora la Presidencia. No le aseguran a Mauricio Macri el pasaporte a la segunda vuelta, aunque esa posibilidad pareció crecer en las últimas horas. Y no ponen a cubierto a Sergio Massa de la sangría final del voto útil en favor del candidato opositor mejor ubicado.

argentina-elecciones-urnaLas operaciones más descabelladas cruzan el aire en los comandos de campaña. Se planean y proponen carambolas a tres bandas para perjudicar a tal o cual candidato –nacional, provincial o municipal– en la suposición que eso podría llevar agua al molino de sus rivales. Que son, por supuesto, quienes deben correr con los gastos del relampagueante emprendimiento. La ansiedad por el poder que parece escurrirse de las manos habilita casi cualquier delirio. Se ofrecen campañas sucias, truchaje de boletas, denuncias inverosímiles, apriete de fiscales, ausencias masivas de autoridades de mesa. Sobran vivillos y vividores. Pero al final hay más fantasía que concreción de semejantes aventuras.

Uno de los encuestadores más escuchado por Scioli le anunció ayer que por primera vez había roto la barrera del 40%. Nada para volverse loco: no llegaba al 40,5%. Al mismo tiempo le confirmaba que, como a otros sondeadores de la opinión pública, sus verificaciones diarias le estaban dando una ligera trepada de Macri en los últimos cinco días. El encuestador tranquilizó al candidato oficialista: le aseguró que Macri aún no alcanzaba el 30%, aunque le avisó que estaba en camino de lograrlo.

No le sobra nada a nadie y, más bien, a todos les está faltando un poco. “Los números hoy no te dan la respuesta, porque las diferencias son mínimas y todo el tiempo los decimales se están moviendo”, asegura el director de una consultora de fama bien ganada. Es una firma que encuesta para el oficialismo y también para la oposición. Los profesionales deben ser capaces de poner la pasión a un costado.

Hay un dato incuestionable para casi todos los consultores: Scioli podría ganar la elección del domingo por alrededor de dos millones de votos de ventaja sobre Macri, una diferencia similar a la que ya había hecho en las PASO si se considera lo que sumaron el Frente para la Victoria y Cambiemos como espacios políticos.

Pero ganar la elección y ganar la Presidencia pueden ser cosas distintas, gracias al engendro que inventaron en la reforma constitucional de 1994 para asegurar la reelección de Carlos Menem. Para ser presidente en la Argentina puede hacer falta pasar el 40% de votos, llegar al 45% o superar el 50%. Esta ambigüedad, potenciada por una campaña que fue como el agua, incolora, inodora e insípida, llevó a este curioso momento de incertidumbre y confusión, en el que los papeles se mezclan.

Consultores razonablemente independientes dijeron que Scioli “los 40 puntos los tiene seguro”. Pero otros impúdicamente oficialistas admitían que el candidato, aún con su robusta ventaja sobre Macri, “no puede romper el techo de los 40 puntos porque Massa no se cayó y no hubo polarización”.

Macri, el que menos había crecido después de las PASO, pareció dar signos de vitalidad en las últimas dos semanas. Su equipo decía que la mejora en imagen iba a trasladarse a la intención de voto. Algo de eso estaría pasando. Los encuestadores de Macri son los más optimistas del mercado: sostienen que Scioli no consigue pasar del 40% y que su jefe ya superó el 30%. Hay que creerles tanto como a los encuestadores de Scioli: poco.

La provincia de Buenos Aires está concentrando a esta hora la porción mayor de todas las incógnitas. Tiene lógica: allí votan 4 de cada 10 argentinos y todo lo que sucede tiene una dimensión colosal. Pero a la vez rompe una lógica: esa incógnita da cuenta de que el voto peronista oficial no logra doblegar claramente a la oposición, y eso le pone luz de alarma a todo el conteo nacional.

Al empezar la semana Macri decía, ante gente de confianza, que Scioli le estaba llevando de 12 a 14 puntos de ventaja en Provincia –2 ó 3 más que en las PASO–, pero que María Eugenia Vidal estaba más de 8 puntos arriba de Aníbal Fernández en intención de voto a gobernador. En las PASO la suma de Aníbal (21%) y Julián Dominguez (19%) sacó 9 puntos de ventaja sobre Vidal (31%).

“Algo tiene que pasar con esa diferencia”, opinaba Macri, alentando la idea de que, ya no en la encuesta sino en el cuarto oscuro, esa preferencia por María Eugenia sobre Aníbal lo iba a terminar empujando a él mismo 2 ó 3 puntos arriba, más allá de quién terminara ganando la gobernación.

Un hombre de la mesa política de Scioli admitió ayer por la tarde que si se considera la intención de voto del Frente para la Victoria, Aníbal está más de 3 puntos arriba de María Eugenia. Pero que de candidato a candidato, es Vidal la que conserva una ventaja igual o superior a su favor.
También en Provincia el final es incierto, aunque funcionarios del Gobierno y encuestadores oficiales aseguran que “Aníbal está consolidado”. Lo ven recuperando casi todo el voto que en la interna fue de Julián Domínguez. Pero si se mira con más detalle, Aníbal, como Scioli, por ahora tienen el voto que les transfiere Cristina, y poco y nada por fuera de eso.

Sorprendería más que Vidal ganase la Provincia que el hecho de que Macri logre forzar un balotaje con Scioli. Pero si esta hipótesis de cumplimiento tan improbable se concreta, la ruptura de la lógica política y electoral, basada en el dominio peronista en la Provincia, le daría un impulso formidable al sueño presidencial de Macri y su propuesta de cambio.

Sin hacer aspaviento, el trabajo territorial de Cambiemos se concentra en las intendencias de la Provincia. En alianza con los radicales, la conducción del macrismo espera ganar un tercio de los 135 municipios bonaerenses, triplicando los que actualmente gobierna la oposición.
Aseguran estar muy cerca del triunfo en las grandes ciudades: La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca. Y en un puñado de intendencias emblemáticas del Gran Buenos Aires, como Lanús, Morón, Tres de Febrero, Luján y Pilar; además de San Isidro y Vicente López donde ya gobiernan. Y también juegan fichas ganadoras en comunas importantes del interior provincial como Junín, San Pedro, Balcarce, Tandil y Olavarría, entre otras.

Macri también confía en dar un salto adelante en Córdoba, donde está creciendo después de las PASO, al igual que Scioli. El comando macrista espera acrecentar la ventaja cordobesa en las primarias, donde le sacaron 20 puntos de diferencia a Scioli. Allí ganó Massa con el 38,8% gracias al voto de José Manuel De la Sota. Pero De la Sota ahora no es candidato.

En Mendoza, con el arrastre del radical Julio Cobos que va como senador, Macri espera también ampliar la brecha sobre Scioli, que fue de apenas 3 puntos en las PASO. Y en las provincias del Noroeste y Noreste confía en que la paliza sciolista de casi un millón de votos en las primarias se achique un poco esta vez.

Mientras la angustia y el malhumor de los candidatos florecen en el final de la carrera, Cristina, la enorme protagonista de la política en los últimos ocho años, camina hacia su retirada.
Seguramente planea los fastos de la despedida. Y en la última semana salió, por primera vez, a apoyar explícitamente a Scioli. Lo presenta como el “continuador de esta gran obra” que ella y Néstor iniciaron. Scioli acepta esa linsonja cargada de compromiso: si gana en primera vuelta será sobre todo con los votos de ella.

Pero la Presidenta parece más preocupada por la suerte que correrán en Santa Cruz su hijo Máximo y su cuñada Alicia Kirchner como candidatos a diputado y gobernadora. Sabe que demasiada gente, incluso en el peronismo, está esperando verlos rodar a todos juntos.
Scioli va a ser el más votado el domingo. Pero si hay segunda vuelta Macri tratará de instalar la idea de que el ganador político de la primera votación fue él. Puede ser sólo una presunción apresurada. O la primera batalla de la campaña que viene, si la definición presidencial se posterga.

Falta poco. No hay que desesperar.

Fuente: Clarín, 23/10/15.

 

.

Scioli 38, Macri 29: Habría Balotaje

octubre 17, 2015

Scioli no llega al 40% y sigue la perspectiva de balotaje

Encuesta para Clarín. Un sondeo nacional le atribuye un 38,3% de intención de voto proyectando indecisos. Con un leve repunte en el último mes, Macri llegaría al 29,2% y Massa al 20%.

Pese a la intensa campaña electoral del oficialismo, Daniel Scioli sigue sin poder despegar en las encuestas: según un relevamiento nacional de la consultora Management & Fit al que tuvo acceso Clarín, el candidato presidencial del Frente para la Victoria tiene actualmente un 34,3% de intención de voto,que con la proyección de indecisos se estiraría a 38,3%. De confirmarse el sondeo, el gobernador bonaerense no lograría imponerse en la primera vuelta y habría balotaje.

De la encuesta surge otro dato que seguramente preocupará al comando de campaña sciolista. Es que además de no sumar, Scioli podría estar perdiendo algunos de los votos que obtuvo en las primarias. En las PASO el candidato del FPV consiguió el 38,67% de los sufragios, de acuerdo con el escrutinio definitivo. La muestra de M&F indica que ahora el bonaerense cosecharía 0,37% menos de votos que los que sumó hace 69 días.

En algo que coinciden la mayoría de los sondeos de opinión, en el de M&F aparece segundo Mauricio Macri. El candidato de Cambiemos tiene una intención de voto de 25,1%, que sin indecisos crece al 29,2%. En su caso también estaría perdiendo algunos de los votos que cosechó el frente Cambiemos en las primarias de agosto. Aquella vez, cuando compitieron Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió para ver cuál de los tres se quedaba con la candidatura presidencial, la fuerza había obtenido el 30,12% de los votos positivos, según el escrutinio de la Dirección Nacional Electoral.

Consolidado en el tercer lugar en preferencia de votos aparece Sergio Massa. El candidato de la alianza Unidos por una Nueva Argentina (UNA) tiene según el sondeo de M&F una intención de voto de 17,1% que con la proyección de indecisos sube al 21% (en las PASO había sacado el 20,57%).

urna electoral argentinaBastante más rezagados aparecen los otros tres aspirantes a la presidencia. Margarita Stolbizer, candidata por el frente Progresistas, tiene 3,9% de intención de voto, que subiría a 4,8% (obtuvo 3,47% en las PASO).

En el quinto lugar aparece Nicolas del Caño, el joven candidato del Frente de Izquierda, con una intención de voto de 2,3% (2,9% sin indecisos. En las primarias había cosechado 3,25%. Y en el sexto puesto asoma la fórmula de Compromiso Federal que encabeza Adolfo Rodríguez Saá, con el 1,8% intención de voto (2% sin indecisos).

Para imponerse en primera vuelta, Scioli necesita superar el piso del 40% de los votos y sacarle 10% de ventaja a sus rivales. Según la encuesta es que esto no sucedería, y por lo tanto habría balotaje el domingo 22 de noviembre. De ocurrir, para los porteños sería la sexta elección en un lapso de apenas siete meses.

El relevamiento de M&F fue realizado entre el 8 y el 13 de octubre. Se hizo a través de entrevistas telefónicas y personales a 2.400 personas de todas las provincias. Su margen de error es de 2%.
Otro dato que surge de la investigación de la consultora es que entre su anterior relevamiento nacional –se cerró a mediados de septiembre– y éste, Scioli habría caído unas décimas en intención de voto. En aquel momento, un sondeo de M&F mostraba que el candidato elegido por Cristina Kirchner para sucederla tenía 38,6% de intención de voto contra el 38,3% de ahora.

Por el contrario, y aunque modesto, Mauricio Macri habría tenido un repunte. Mientras en el sondeo de septiembre el candidato de Cambiemos cosechaba un 27,9% de intención de voto, ahora aparece con un 29,2%. A Sergio Massa también se le habrían escurrido algunas décimas entre una y otra medición. En septiembre aparecía con el 21,5% de intención de votos y ahora tiene el 20%.

En ocho días es el comicio. Sólo entonces se sabrá cómo votaron los 24 millones de electores.

Fuente: Clarín, 17/10/15.

 

.

Faltan nueve días y todo sigue igual

octubre 16, 2015

Faltan nueve días y el pescado sin vender

Por Julio Blanck.

Nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Un 23% de los votantes opositores podrían cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado ante Scioli.

La campaña transcurre, abundante hasta el derroche en el despliegue de propaganda y a la vez tristemente escasa en emociones. Mucha orfebrería publicitaria, apuntada a reemplazar el frío y el vacío de los que deberían generar algún entusiasmo. Lo logran apenas, en la casi instantaneidad de un spot de televisión que se evapora en el aire en menos de un minuto. Todo está más o menos como estaba hace dos meses. Scioli con enorme dificultad para superar el 40%. Macri con enorme dificultad para retener el 30%. Massa renacido, feliz y contento, pero con enorme dificultad para traspasar su 20%. Falta poco más de una semana y no pasa nada. O casi nada, que no es lo mismo pero es igual.

argentina-elecciones-urnaLa elección sigue siendo una carrera de tres. Se sabe quién va primero, quién segundo y quién corre de atrás en el pelotón. Pero nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Por mérito de Massa y el vigor con que defendió su posición que amenazaba disolverse incluso antes de las PASO. Pero también por impotencia de Macri y de Scioli, en ese orden, para encontrar una idea, un tono, una épica de ocasión al menos, capaz de romper el equilibrio gris que lo impregna todo.

Scioli ya tiene todos los votos que puede darle el kirchnerismo y ninguno más. Se aferra a rescatar las bondades de este tiempo y promete mejorarlas, poniéndoles su sello que es más amigable. Así sueña con raspar un par de puntos finales en el electorado que en estos años fue oficialista y después eligió otro rumbo. La posibilidad de asomarse al voto indeciso independiente quedó archivada bajo el manto de extrema cautela con que desenvuelve su campaña, buscando no irritar a Cristina. Pero ella se irrita igual.

El equipo de campaña de Scioli cree que terminarán ganando sin balotaje por la suma de tres factores:
Una leve recuperación de voto peronista en el Gran Buenos Aires.
El voto anti-Macri que suponen aflorará en la primera vuelta.
El voto a ganador del electorado menos informado, que muchas veces decide sobre la hora a quién apoyar.
No es lo que se dice el gran final de una epopeya, pero puede alcanzar para ganar. En primera vuelta o incluso en segunda, según indican varios sondeos.
Pero Scioli quiere liquidar la elección el domingo 25. Ir al balotaje podría ser leído como una derrota suya, aunque sea el candidato más votado en la vuelta inicial. El derrotado pierde su encanto y en una elección no hay campeones morales. En esta hipótesis, el andamiaje sostenido en la continuidad de una fuerza oficialista potente puede tambalear. Hay que ganar ya.

Macri, por lo que muestran las encuestas, no logra aún retener todo el voto radical y tiene problemas para sacarle a Massa una parte del voto peronista antikirchnerista. Por eso está estancado, aunque en su comando de campaña aseguran que viene creciendo su imagen y eso se va a terminar trasladando al voto.

La apuesta de Macri se basa en que, una vez comprobado que Massa no crece tanto como para quebrarle la línea, él quedará consolidado como el único candidato capaz de llevar a Scioli al balotaje. Y eso, por generación espontánea, terminaría corriendo hacia su cosecha una porción del voto opositor que hoy sigue con Massa.

En orden a alimentar esta hipótesis de alto optimismo, Macri ha dado algunos pasos llamativos. Hace un par de semanas se cruzó muy duro con Massa, como si buscara debilitarlo para poder así cosechar parte de sus votantes. Lo que hizo fue darle más entidad a Massa; y a la vez le ofreció a Scioli la facilidad de decir que los otros se peleaban por salir segundos mientras él pensaba sólo en la victoria. Fue una jugada con mal resultado a dos puntas.

En los últimos días, más sereno, Macri se comprometió a “representar con humildad” a los votantes massistas. Suena más atinado, aunque es difícil saber si será suficiente para conseguir arrastrar a una parte de ese electorado.

En sus cálculos, Macri espera que una porción de votantes de Córdoba se le sumen en la primera vuelta al no tener la opción del gobernador José De la Sota en las boletas. También le ilusiona una mejora en el Norte del país, donde cree que la elección de gobernador en Tucumán, ganada por el kirchnerismo entre denuncias de fraude y violencia, le terminará arrimando algunos votos más. Y para levantar la puntería en la Provincia, donde el peronismo tiene un voto blindado y Massa juega su carta más fuerte, depende de que María Eugenia Vidal mantenga su condición de principal alternativa a Aníbal Fernández en la lucha por la gobernación.

Mientras tanto los aliados radicales, a falta de una contribución electoral vigorosa, le están arrimando a Macri alguna lectura del escenario electoral más sofisticada que la que produce el macrismo.

En su publicación web el ex diputado Jesús Rodríguez –mano derecha del jefe de la UCR Ernesto Sanz– destaca que el “fuerte apoyo institucional” partidario puede darle a Macri mejoras electorales en Santa Fe, Tucumán, Corrientes, Santa Cruz y Jujuy, donde el senador radical Gerardo Morales podría ganarle la gobernación al kirchnerismo. También menciona el eventual peso del radicalismo en Córdoba, aunque allí una treintena de jefes comunales de la UCR acaba de anunciar su apoyo a Scioli

Alerta también Jesús Rodríguez que ante una elección donde “los decimales van a contar para llegar a la segunda vuelta”, deberá prestarse atención a “las maniobras de la picaresca electoral que pueden ser determinantes”. En este sentido, consigna un dato sugestivo: en las PASO hubo 1.404 mesas en todo el país en las que Macri no registró ni un solo voto. [NdeEP: Léase FRAUDE]

fraude electoral 2015

Esta es la etapa de la campaña en la que vuelan las encuestas. Hay un puñado de ellas a considerar seriamente. Y otras que se usan burdamente para hacer propaganda y algo que –si no sonara grandilocuente– podría denominarse acción psicológica sobre el votante indefenso.

Si se trata de intención de voto, los sondeos confiables ponen la definición del futuro presidente en zona de error del método. Esto es, con 3 puntos más o menos de cualquiera de los principales candidatos, Scioli puede ser presidente el domingo 25 o verse obligado a un incierto balotaje.

Como los márgenes son tan estrechos, vale detenerse en aspectos que pueden ayudar a predecir –con la inexactitud del caso– hacia dónde podrían migrar los votantes, si es que deciden cambiar la preferencia que ya expresaron en las PASO. Es un punto interesante, porque Scioli, Macri y Massa deberán sacarse votos entre ellos para romper el equilibrio inestable actual.

Un estudio nacional sobre más de 1.200 casos conocido ayer, de la consultora Polldata, muestra que un 23% de los votantes opositores estarían dispuestos a cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado para derrotar a Scioli. Es un fenómeno que se registra más entre las mujeres, los mayores de 30 años y los residentes en el interior del país.

Este es uno de los temas cruciales en lo que queda de la campaña. Macri conserva una clara ventaja sobre Massa en el conteo electoral, pero circulan sondeos que plantean que Massa estaría en mejores condiciones que Macri para enfrentar y vencer a Scioli en el balotaje, por su capacidad de contener sin dispersiones todo el voto opositor. Todo es, por ahora, pura hipótesis. Que quizás sólo se demuestre o invalide cuando la gente decida con su voto.

Es interesante también el punto de vista que aporta un estudio del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, acerca de la credibilidad de los candidatos o, más bien, de su ausencia.

Aún parcial, porque mide sólo a vecinos de la Capital, el trabajo dice que el 58% no le cree a Scioli cuando dice que bajará la inflación a un dígito en cuatro años; el 47% no le cree a Macri cuando dice que eliminará los subsidios y el 57% no le cree a Massa cuando promete bajar la inflación en dos años.

Cuando a los encuestados porteños les preguntan a quién le cree más, el 24% dice a Macri, el 17% a Massa y el 11% a Scioli. La respuesta “a ninguno de los tres” reúne el 21% de las respuestas.

Como puede verse, también en este estudio, hay algo que falla en los candidatos. La indefinición electoral no es culpa de la gente.

Fuente: Clarín, 16/10/15.

cfk scioli y massa

Cristina Kirchner, Scioli y Massa: juntos en otros tiempos…

.

Encuesta: cuánta gente podría cambiar su voto para que no gane Scioli

ELECCIONES 2015. Un sondeo indaga sobre la «firmeza» de los apoyos a Macri, Massa y los otros opositores. Diferencias por sexo y edad.

La pelea por el llamado voto útil anti K, esa que libran a cara descubierta Mauricio Macri y Sergio Massa desde hace unos días, fue puesta en números. Un encuestadora sondeó a la gente que no se inclinará por Daniel Scioli, a ver cuán firme está su apoyo a los diferentes candidatos opositores. Es la franja en que el líder del PRO y el del Frente Renovador salieron a pescar desesperadamente.

El trabajo, de la firma polldata, abarcó 1.211 casos en todo el país. El relevamiento se hizo el martes, a través de encuestas telefónicas. La primera pregunta sobre el tema, global, a los que no votarán al Frente para la Victoria, consultaba sobre si «¿usted tiene firme su voto o podría cambiarlo para votar quien esté mejor posicionado frente a Scioli?». Un 76,9% aseguró tener firme su voto, mientras que un 23,1% dijo que podría cambiarlo.

Leé también: Qué dijo Scioli sobre el «voto útil»

Luego, se hizo la misma pregunta pero sobre los votantes específicos de los opositores. Los números entre los seguidores de Macri y Massa fueron similares. En el primer caso, un 81,4% contestó tener firme su voto y 18,6%, que podría cambiarlo. En el caso del ex jefe de Gabinete K, los porcentajes fueron 82% y 18%.

En el resto del «mundo opositor», es decir, los que elegirían a Margarita Stolbizer (Progresistas), Nicolás del Caño (FIT) o Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), se plantea mayor volatilidad: un 63,2% tiene firme su voto y un 36,8% podría cambiarlo. Claro que la base de esos votantes es mucho menor: entre los tres, en las PASO, no llegaron a los dos dígitos.

Después, el sondeo sigue ampliando el panorama. Y hace una interesante división por «sexo», «edad», «nivel educativo» y «región». Aquí, el resumen de los resultados:

1) Sexo

Hombres: voto firme 81,4% / podría cambiarlo 18,6%

Mujeres: voto firme 73% / podría cambiarlo 27%

2) Edad

18 a 29 años: voto firme 83,5% / podría cambiarlo 16,5%

30 a 49 años: voto firme 73,9% / podría cambiarlo 26,1%

50 a 75 años: voto firme 75,4% / podría cambiarlo 24,6%

3) Nivel educativo

Primario: voto firme 75,2% / podría cambiarlo 24,8%

Secundario: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Terciario-universitario: 76,6% / podría cambiarlo 23,4%

4) Región

Ciudad de Buenos Aires: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Provincia de Buenos Aires: voto firme 80,1% / podría cambiarlo 19,9%

Provincias del interior: 74,9% / podría cambiarlo 25,1%

La encuesta muestra que (al menos una parte de) el escenario está abierto. Aunque es imposible establecer quién, si Macri o Massa está mejor posicionado frente a Scioli. Ambos, según la mayoría de las encuestas que trascienden hasta ahora, tiene un pro y un contra. Macri (candidato de Cambiemos) es el que más chances tiene de entrar al balotaje y evitar que su rival kirchnerista gane en primera vuelta, el domingo de la semana que viene. Y Massa es el que mejores números presentaría para una final mano a mano.

Para que haya revancha el 22 de noviembre, se recuerda, Scioli (que marcha primero en todas las mediciones) no debe alcanzar los 45 puntos; o si consigue entre 40 a 44,9, no tiene que sacarle 10 o más puntos de diferencia al segundo.

Fuente: Clarín, 15/10/15.

Cristina Kirchner, Scioli y Massa
Cristina Kirchner, Scioli y Massa: Aquellos años felices…

.

El triángulo electoral

octubre 14, 2015

Tres candidatos pendientes de un puñado de votos

Por Joaquín Morales Solá.

urna 01Los tres han salido a la pesca del voto que se decidirá en estos días. Son votos indecisos o dispuestos a cambiar a última hora. El proyecto de cada uno es distinto. Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa saben que el destino de ellos depende de un puñado casi insignificante de votos que puede volcarse hacia un lado u otro en los diez días por venir. Podría darle a Scioli un triunfo en primera vuelta o someterlo a la necesidad de una segunda ronda con Macri, que es lo que Macri quiere. El proyecto de Massa es otra cosa; su horizonte está más lejos en el tiempo. Esa distancia no le impediría, sin embargo, ser un protagonista eventualmente clave el domingo 25 de octubre.

El principal problema de Scioli es que el kirchnerismo no lo suelta. Justo en el momento en que el candidato oficialista necesita liberarse de la protección de Cristina Kirchner para seducir al voto independiente, el gobierno en funciones lo notifica de que debe hacer las cosas como pontifica un dogma cristinista no escrito. Axel Kicillof puede darse el lujo de aceptar una negociación con los fondos buitre, pero no Mario Blejer ni Juan Manuel Urtubey, que son los voceros de Scioli. Ése es el conflicto esencial de Scioli: las cosas que bordean la heterodoxia cristinista sólo pueden ser ejecutadas por los funcionarios de confianza de la Presidenta.

El debate no sólo es interesante por su contenido, sino también por los problemas que prenuncia. ¿Hará el cristinismo lo mismo si Scioli accede al gobierno? ¿Lo objetará públicamente como lo está haciendo ahora? ¿Tratará de complicarle los trámites parlamentarios? En lugar de callar para que los argentinos se olviden de esos interrogantes, el cristinismo se dedica a agregar más preguntas a las viejas preguntas. «Ningún presidente delega su poder y Scioli no será una excepción», dicen cerca de Scioli. El gobernador Maurice Closs, muy cercano a Scioli, confirmó públicamente esa teoría. La cuestión de fondo consiste en que el cristinismo tiene una capacidad inigualable para difundir sus discusiones, mientras al sciolismo sólo le queda el limitado recurso del trascendido.

Mensaje cifrado

Scioli ha desarrollado un arte notable para escapar de esas encerronas. Ayer se reunió con Dilma Rousseff y con Tabaré Vázquez, dos presidentes que no frecuentan a Cristina Kirchner o que lo hacen, cuando están obligados a hacerlo, con desgano. La lejanía es especialmente certera en el caso del presidente uruguayo, que padeció la agresiva política del kirchnerismo durante la disputa por las fábricas de pasta de papel en la costa de Uruguay. Ésa es la manera de Scioli de mostrarse distinto del cristinismo, con gestos sutiles, con actos casi imperceptibles, con mensajes a veces cifrados a la sociedad. Su señal implícita es que un eventual gobierno suyo les dará a las relaciones exteriores la importancia que Cristina no les dio. Que lo entienda quien lo quiera entender.

Macri es el mayor propagador de voto útil. ¿Para qué votarlo a Massa si un ballottage sólo será posible entre él y Scioli? ¿Para qué, si la división del voto opositor sólo beneficiaría a Scioli? ¿Por qué no votar al menos malo y no al que algunos sectores sociales consideran el mejor, pero con escasas o nulas posibilidades de acceder a una segunda vuelta? Escribió su letanía en Facebook y la repitió en la televisión y en la radio. De alguna manera, tanto él como Massa aceptaron que todavía no tienen asegurada esa segunda ronda con la que sueñan los dos. De la misma manera, también Scioli admitió implícitamente que no tiene garantizado el triunfo en primera vuelta. Los tres semejan una moneda en el aire, sometida a la suerte indispensable de la política.

A Macri le salió, además, un contendiente al margen del sciolismo y del cristinismo, aunque abreva en ambos afluentes. Es Cristóbal López, dueño y señor de los casinos del país, el empresario más cercano al kirchnerismo después de Lázaro Báez. López le pidió formalmente a Macri ampliar sus negocios del juego en la Capital. Macri reaccionó mal. Siempre creyó que los empresarios kirchneristas buscarían sólo preservar lo que consiguieron, no aumentarlo. Le rechazó el pedido de ampliación y, encima, le advirtió que un eventual gobierno suyo pondrá bajo la lupa a todos los casinos del país. Desde entonces, los medios de comunicación de López, televisión y radio, se dedican a denostar a Macri, a difundir encuestas falsas y a hacer denuncias sobre él o su gente. Consecuencias de la democratización de la palabra que pregonó el cristinismo con la ley de medios.

Cuando la segunda vuelta vacila entre 3 y 4 puntos porcentuales, cualquier cosa puede influir en el resultado. Macri encontró lo que él considera un antídoto contra las conspiraciones de López. Recurrió a su mejor nueva amiga Elisa Carrió, quien hizo, con su especial capacidad para moverse con el discurso y los medios, un llamado dramático a votar por Macri. Para Carrió la opción no es política ni ideológica: es Macri o el narcotráfico. Inventó una metáfora llamativa: el voto a Margarita Stolbizer, dice, es «el voto Poncio Pilatos», aludiendo a los que se lavan las manos dejando tranquila su conciencia ideológica. La posición de Carrió no es nueva. Siempre consideró a Stolbizer un estorbo en la construcción de una solución electoral no peronista.

Diferencias personales

Massa jugó su última y más importante carta cuando el lunes desafió a Macri a un debate entre ellos dos, sin Scioli. Macri le contestó con displicencia, casi con despectiva indiferencia. Dijo que él debatirá sólo con Scioli, que no debate con nadie antes de la segunda vuelta. Punto final para la propuesta de Massa. Cuando se trata de Massa, en las palabras de Macri hay siempre cierto encono personal. Sucede lo mismo cuando Scioli habla de Massa. Un poco de satisfacción personal y otro poco de especulación política hay en Scioli cuando le hurta a Massa exiguos dirigentes de su espacio. Algo debe cometer Massa para que sus rivales de la política sientan por él emociones más profundas que la mera competencia.

El proyecto de Massa empezará el 25 de octubre o el 22 de noviembre, al revés de los otros dos. «Sabemos que no entraremos al ballottage, pero queremos sacar la mayor cantidad posible de votos», se confiesa un massista leal, uno de los pocos que lo rodean. ¿Para qué libra entonces semejante pelea? Massa imagina dos escenarios. Uno sería el de la derrota de Scioli. Confía que, en tal caso, el peronismo entrará en una crisis terminal y que una renovación será inevitable. Massa se propondrá como jefe de esa renovación. ¿Y si ganara Scioli? Lo mismo, porque el ex intendente de Tigre confía muy poco (o nada) en la capacidad de gestión de Scioli. Su gobierno entraría en crisis rápidamente, asegura, y el peronismo se colgará de su saco.

Nadie sabe si Massa perjudica más a Scioli que a Macri. Hay un voto antikirchnerista que no quiere votar a Macri por razones ideológicas. Y hay un peronismo antikirchnerista que vota a Massa porque Scioli no tomó distancia del kirchnerismo. Massa les roba votos a uno y otro, mientras camina en una dirección que nadie sabe si lleva a algún lado.

Fuente: La Nación, 14/10/15.

 

.

Elisa Carrió: «A Massa lo pone Scioli»

octubre 13, 2015

Según Carrió, «a Massa lo pone Scioli»

ELECCIONES 2015: La aliada de Macri criticó duramente al líder del Frente Renovador, luego del desafío al candidato de “Cambiemos” para debatir «mano a mano» el próximo domingo.

La diputada Elisa Carrió criticó duramente al líder del Frente Renovador, luego de que se supiera que desafió al candidato de “Cambiemos” a debatir «mano a mano» el proximo domingo.

«Siempre hubo dos candidatos: Scioli y Macri. Pasaron tres meses de que lo pusieron a Massa. ¿Quién lo pone? Scioli. Quiere que Mauricio baje a 25 y él suba», dijo Elisa Carrió en el programa “Desde el llano” de TN.

La diputada analizó que “el poder siempre tiene entre el 30 y el 40. Es el piso mínimo y no pueden subir de ahí (por Scioli)», sostuvo. Y atacó: «No caigan en las trampas de Massa. Es un mentiroso. El gran riesgo es que sus diputados se vayan al sciolismo».

Carrió afirmó que «a mí me gusta defender a Mauricio porque nunca me defendieron a mí. El PJ se desdobla para tener poder. Cuando lo consigue, se unifica. Por eso el único candidato que va a segunda vuelta es Macri», analizó.

Y cerró con un pedido fiel a su estilo: «Les ruego en nombre de Dios que voten a Macri. Tenemos que encontrar una salida. Yo quería un cambio profundo, pero la sociedad no quiere. Por lo menos voten un cambio moderado», dijo Carrió en TN.

Fuente: clarin.com, 13/10/15.

urna electoral argentina

 

.

Stiuso, una cuña entre Cristina y Scioli

octubre 12, 2015

Stiuso, otra cuña entre Cristina y su candidato

Por Carlos Pagni.

Daniel Scioli ha hecho una apuesta clarísima: alcanzar la presidencia con los votos que le ofrece el kirchnerismo. Es decir, no exponerse a un conflicto con Cristina Kirchner complaciendo al electorado que lo acompañaría a cambio de alguna disidencia. Pero esa disciplina sirve de poco. El oficialismo se va resquebrajando no debido a las declaraciones conceptuales, sino a sórdidos enfrentamientos de intereses.

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

En las últimas horas se desató uno nuevo. Cristina Kirchner se enteró de que, mientras clama por la aparición del espía Antonio Stiuso, su candidato, Scioli, propuso al Senado bonaerense que apruebe el pliego de Jorge Víctor Sappia Dussaut como juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1 de San Isidro. El abogado Sappia Dussaut comparte su estudio porteño, en San Martín 617, 4º «F», con Santiago Blanco Bermúdez, el defensor de Stiuso.

Era natural que la Presidenta montara en cólera. El viernes se enteró de que, en vez de solicitar cédulas azules a Interpol, hubiera sido mejor consultar a Scioli sobre el paradero de Stiuso. Sappia, le explicaron, es uno de los patrocinantes del agente de inteligencia jubilado.

Los amigos de Sappia aseguran que hubo un malentendido. Que dejó de ser socio de Blanco Bermúdez hace años. Justo cuando su amigo comenzó a encargarse de los pleitos de la ex SIDE.

Sin embargo, admiten que conviven en el mismo escritorio. Ese dato alcanza para desatar las suspicacias de la señora de Kirchner. Sobre todo cuando le explican que el lugar es bastante pequeño -un recibidor, dos despachos mínimos y una sala-; que desde que Stiuso cayó en desgracia se convirtió en una oficina impenetrable, y que ese cliente jamás permitiría que donde se discuten sus problemas y estrategias haya alguien ajeno a su confianza. Además, le explican, «Sappia suele ufanarse de que trabaja para Stiuso».

Tal vez sea un alarde imaginario. Pero estos detalles reactivan un viejo desvelo de la señora de Kirchner: ¿de qué habló Scioli con su antiguo espía y flamante demonio durante aquella visita a la ex SIDE días antes de que Stiuso fuera defenestrado?

La Presidenta está empeñada en que Stiuso, de quien ella y su esposo recibieron tan eficaces como tenebrosas prestaciones, sea imputado como instigador del supuesto suicidio del fiscal Alberto Nisman. El mismo destino prevé para Alberto Mazzino, el último funcionario de la ex SIDE con el que habló Nisman, durante 10 minutos, el día antes de morir.

Ahora se sabe, por una declaración del fiscal Carlos Stornelli, que después de esa charla Mazzino se comunicó con Fernando Pocino, otro director de Inteligencia que prestó servicios invalorables para el kirchnerismo. Curioso: el fiscal que ofreció colaboración a Nisman en la hora de mayor enfrentamiento con el Gobierno hablaba al mismo tiempo con un alto funcionario de la SIDE.

La Presidenta se convenció de que la maquinaria política montada sobre el espionaje comenzó a funcionar en su contra con las pesquisas de Hotesur. Sospecha que gran parte de la información que hoy complican a ella y a su hijo fue filtrada por Stiuso. Son trivialidades que no sirven como excusas. Aun para sus colaboradores más cercanos la contabilidad de Hotesur es un desaguisado que ningún abogado puede redimir. Por eso el único recurso es cambiar de juez.

hotesur fraude cfk

¿Logrará la señora de Kirchner involucrar a Stiuso y a Mazzino en la muerte de Nisman? La fiscal Viviana Fein -a cargo de la investigación- tiene previsto tomarse licencia por vacaciones la primera quincena de noviembre. ¿Hará conocer antes su dictamen? Había prometido hacerlo después de los comicios. Como si el Código de Procedimientos tuviera incorporado el Código Electoral. Raro país.

Sappia es el más significativo de los 119 candidatos a cubrir vacantes en la justicia bonaerense que Scioli envió al Senado. Esas designaciones desatan otro conflicto, ya no con la Presidenta, sino con Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete pretende ser el próximo gobernador y no concibe que Stiuso le gane la pulseada judicial desde su condominio de Miami. Fernández no intervino en la propuesta. Sobre todo porque el encargado de confeccionar la lista fue uno de sus peores enemigos: Ricardo Casal.

Casal es el principal gestor de Scioli en la Justicia. Fue quien se encargó de que el juez Pablo Raele cerrara la causa por enriquecimiento ilícito que mortificaba al gobernador sin siquiera un peritaje. No tuvo el mismo éxito en impedir el juicio político del fiscal Julio Novo, acusado de proteger redes de narcotraficantes. Novo suele oficiar de cocinero en las comidas con políticos que Casal sirve en su domicilio.

El ministro tampoco consiguió trasladar a los tribunales de La Plata otro expediente que inquieta al candidato del Frente para la Victoria: el de la urbanización Colony Park, que se tramita en el juzgado federal de San Isidro. Allí la responsable es Sandra Arroyo Salgado, la ex mujer de Nisman. Aníbal Fernández responsabiliza a Casal por la denuncia del presidiario Martín Lanatta, quien lo identificó como «la Morsa». Una pesadilla que aún no ha terminado.

Scioli y Casal tienen un argumento defensivo: su designación en masa es el resultado de antiguos concursos y beneficia, casi en su totalidad, a abogados que ya trabajan en el Poder Judicial. No convencen a Fernández. Sobre todo si Scioli avanza con su última iniciativa: descentralizar la Cámara de Casación Penal de la provincia fijando sedes en La Plata, San Martín, Mar del Plata y Mercedes, y designar a los nuevos camaristas. En esta batalla el jefe de Gabinete pretende neutralizar a Javier «el Pollo» Mariani, consejero de la Magistratura bonaerense y antiguo gerente de Stiuso en el departamento judicial de San Martín. La Cámara de Casación es el máximo tribunal penal de la provincia. Una pieza crucial en cualquier política de seguridad.

La rivalidad de Scioli con Fernández se proyecta sobre la campaña. Muchos intendentes son inducidos a organizar el corte de boleta contra el jefe de Gabinete. La pista más clara la ofreció Jésica Cirio cuando declaró: «Para intendente lo votaré a Martín [Insaurralde, su esposo]; para presidente, a Daniel Scioli; por lo demás, corté y volveré a cortar boleta». Fue en vano que Insaurralde enviara la desgrabación de la entrevista a Fernández con el rutinario «la sacaron de contexto». La primera dama de Lomas de Zamora cantó su voto horas después de recorrer con Scioli Villa Fiorito. Fernández está convencido de que hubo un pacto contra él. Hace bien.

No es la única discordia. Scioli acaba de anunciar que, si gana, su ministro de Planificación será Diego Bossio, uno de sus más generosos benefactores. Otro enemigo de Fernández. Bossio intentó postularse a la gobernación. Pero enseguida se dio un baño de humildad. Fue cuando, según él comentó ante sus amigos, Fernández le vaticinó: «Si insistís, vas preso». Una versión que llegó a oídos de Scioli es que la advertencia estuvo referida al plan Procrear de Quilmes. Y que fue más contundente.

Es posible que la nominación virtual de Bossio responda a otro criterio. Hoy el mejor antecedente para progresar en el entorno de Scioli es estar enemistado con La Cámpora. En Santa Cruz, donde Máximo Kirchner se postula para una diputación, no hay un solo afiche del gobernador de Buenos Aires. El bachiller Kirchner tiene indicios de un pacto entre Scioli y Eduardo Costa, el candidato a gobernador radical, aliado de Mauricio Macri y Sergio Massa.

maximo kichner 2015

Hay más disparos desde el círculo del hijo de la Presidenta. Así como ella y Aníbal Fernández castigaron a Juan Manuel Urtubey por promover el endeudamiento, Axel Kicillof reprochó a Mario Blejer recomendar un acuerdo con los holdouts. El mercado financiero da por segura una reunión de Blejer, que es asesor de Scioli, con Jay Newman, mano derecha de Paul Singer. Blejer lo desmiente. Y el kirchnerismo no le cree.

De todos modos, la aproximación a los holdouts no es lo que más irrita a Kicillof. La raíz del fastidio hay que buscarla en la Universidad de Buenos Aires, donde el titular de Economía tiene su lugar en el mundo. Allí, el principal rival de Kicillof es el rector Alberto Barbieri, a quien Scioli postuló como eventual ministro de Educación. Barbieri, halagado, comenzó a adelantar su propuesta académica. Entregará un diploma de Profesor Honorario Post Mórtem a la familia de Aníbal Troilo, para conmemorar el centenario del nacimiento del inolvidable «Pichuco». Un anticipo de la ola qualunquista que cubrirá al país si gana Scioli.

La subordinación discursiva no alcanza para eximir a Scioli de un conflicto corrosivo con Cristina Kirchner. Ella y su hijo ya reclamaron que, en caso de que él llegue al poder, la presidencia de la Cámara de Diputados quede en manos de La Cámpora; tal vez de «Wado» De Pedro. Desde las entrañas del oficialismo un dirigente lanzó este vaticinio apocalíptico frente a esta alternativa: «Con Zannini en la vicepresidencia y alguien de La Cámpora al frente de Diputados, Scioli no controlará la línea sucesoria. Es posible, por lo tanto, que su hipotética presidencia esté agotada de antemano».

Fuente: La Nación, 12/10/15.

 

.

«Cómo ganarle al oficialismo»

octubre 11, 2015

Macri llamó a no dividir el voto opositor el 25 de octubre para «ganarle al oficialismo»

A través de una carta abierta publicada en las redes sociales, el candidato de Cambiemos advirtió: «Si los que deseamos un cambio esperamos tomar decisiones posteriores en un balotaje, nos arriesgamos a que el oficialismo gane y se perpetúe en el poder».

Mauricio Macri (Delfo Rodriguez)

Mauricio Macri apela al voto útil en la carta que difundió por Facebook.

Mauricio Macri, candidato presidencial del frente Cambiemos, publicó hoy una carta abierta en las redes sociales donde llama a no dividir el voto opositor y a apoyarlo el próximo 25 de octubre para evitar un triunfo del FPV.

urna 01«Si los que nos deseamos un cambio nos presentamos con un voto dividido esperando tomar decisiones posteriores en un balotaje, nos arriesgamos a que el oficialismo gane y se perpetúe en el poder», sostiene el texto publicado en la cuenta de Facebook del candidato opositor, que también le apunta a la feroz campaña del kirchnerismo con las 44 cadenas nacionales a la cabeza.

«Las circunstancias demostraron en las PASO que Cambiemos es el único frente competitivo que puede ganarle al oficialismo», destaca el texto.

Y concluye: «Confíen en que nosotros llegamos con el espíritu de dar lugar a todas las fuerzas políticas, de dialogar y de trabajar con el conjunto de los argentinos. Queremos la paz y la prosperidad, y la única manera de hacer eso es juntos».

La misiva incluye una posdata final donde Macri insiste en la importancia del voto, el próximo 25: «Nunca una boleta de papel tuvo tanto poder».

Aquí, la carta completa de Macri:

Fuente: clarin.com, 11/10/15.


 

Macri: «Si quieren segunda vuelta, el vehículo es Cambiemos»

El líder del PRO le respondió a Sergio Massa que esta mañana había dicho que votar a Macri era un «voto inútil», y llamó a los votantes de UNA, de MArgarita Stolbizer y de la «izquierda» a que lo apoyen para «lograr el cambio».

Mauricio Macri en campaña en La Plata con María Eugenia Vidal.

Mauricio Macri en campaña en La Plata con María Eugenia Vidal.

El candidato presidencial por Cambiemos, Mauricio Macri, no tardó en salir a contestarle a su rival de UNA, Sergio Massa, quien esta mañana declaró que votar a Macri es un «voto inútil”. “Si quieren segunda vuelta, el vehículo es Cambiemos con mi candidatura a presidente», replicó el líder del PRO.

«Cada uno tiene que encontrar un discurso creativo y (Massa) encontró creatividad basada en un invento que él solo ve», lanzó Macri, considerando que es imposible que su rival logré llegar a un balotaje con el oficialismo. De hecho, se manifestó convencido de que el frente que él encabeza «por coherencia, por volumen (de votos), por la historia de haber propuesto algo distinto, es el que puede llegar a la segunda vuelta».

A su vez, en declaraciones a radio Mitre, el jefe de Gobierno porteño llamó a los votantes de UNA, de Margarita Stolbizer y de la «izquierda» a apoyar a Cambiemos, al expresar que «estamos listos para representarlos con responsabilidad y con humildad» porque «hay que unir a los argentinos».

«No pueden siempre gobernar los mismos desde hace 25 años; vamos a hacer el mejor equipo y convocar al que sabe», aseguró el aspirante a presidente y cerró confiado: “»El 9 (de agosto, en las PASO) un 60 por ciento de los argentinos dijo que quieren un cambio y quedó claro entre dos alternativas», añadió, en alusión a su espacio y al Frente para la Victoria que impulsa a Daniel Scioli a la Presidencia.

Fuente: clarin.com, 11/10/15.


 

 

.

La moneda está en el aire

octubre 11, 2015

Todo se decidirá en los últimos días

Por Joaquín Morales Solá.

Daniel Scioli tiene un problema electoral con Cristina Kirchner, y Mauricio Macri tiene un conflicto, también electoral, con la pertinacia política de Sergio Massa. Cristina le edificó un techo a Scioli que ya nadie sabe si está en el 40% de los votos. La desafiante, y a veces provocadora, campaña de Massa estorba el potencial crecimiento de Macri. Cuando faltan dos semanas para las elecciones presidenciales, éstas se han convertido ya en las más imprevisibles desde las de 2003. Lo único cierto es que se está comprobando la vieja afirmación de casi todos los encuestadores: un 60% de la sociedad exhibe una definitiva fatiga del kirchnerismo.

El límite de Scioli, hasta ahora inexpugnable, es el que le impide acceder a los votantes independientes de los sectores medios de la sociedad. Scioli viene buscando sin suerte a esos votantes desde la misma noche de las primarias de agosto. Sabe que nunca tendrá asegurado el triunfo en primera vuelta sin tres o cuatro puntos porcentuales provenientes de esos segmentos sociales.

El gobernador no encontró la forma de distanciarse de Cristina (o no la quiere buscar), y ésta no hizo nada para ayudar a su candidato a liberarse de su tutela. Al contrario, es evidente que la Presidenta saborea los actos ostensibles de dependencia política por parte de Scioli. Vale la pena tener en cuenta un dato esencial: el 60 por ciento de los que dicen que nunca votarían a Scioli aseguran que gobernaría Cristina si el candidato de su partido ganara la presidencia. Scioli tiene dos semanas para demostrar que no será así o, al menos, para señalar las diferencias que existen entre él y Cristina.

La mayoría de los encuestadores (incluida la medición de Poliarquía que hoy publica LA NACION) indican que Scioli corre el riesgo de no llegar al 40 por ciento de los votos. No llegó a esa cifra en las primarias de agosto, en las que obtuvo el 38,7 por ciento de los votos nacionales. El margen de ese riesgo puede ser pequeño, pero cualquier margen es grande para semejante riesgo. Si ningún candidato sacara el 40 por ciento de los votos, los dos más votados deberían ir a segunda vuelta sin importar la diferencia que hubiera entre ellos. Desde ya, no se trataría sólo del drama político y personal de uno o dos candidatos, sino de un problema sustancial para la política por venir. Terminarían compitiendo en el ballottage dos candidatos muy debilitados.

Macri no logra tampoco superar el caudal de votos que consiguió en las primarias. El jefe porteño modificó en los últimos días una campaña que estuvo signada más que nada por la rutina y la grisura. El contraste con la campaña de Massa resultaba perdidoso para él, sobre todo porque Massa se desprendió de las inhibiciones desde que salió tercero en las primarias. Promete meter presos a los corruptos (sin aclarar que los jueces son los únicos que pueden disponer de la libertad de las personas) o que llevará a las Fuerzas Armadas a los barrios pobres para combatir el narcotráfico (sin tener en cuenta que la Armada no puede a veces mantener los barcos flotando en el agua y que la Fuerza Aérea carece de aviones hasta para entrenamiento). Sólo interpreta la melodía que vastos sectores sociales quieren escuchar. Sea como fuere, Massa logró torcer una idea histórica según la cual las sociedades no votan a quienes salieron terceros en elecciones primarias o en las encuestas.

Es cierto, de todos modos, que en las últimas 72 horas las mediciones telefónicas comenzaron a registrar un crecimiento de Macri, que las encuestas presenciales no pudieron verificar por su propia y lenta dinámica. De hecho, la encuesta de Poliarquía se cerró el martes pasado y las novedades telefónicas comenzaron a producirse en la tarde del miércoles. Es habitual que un porcentaje de la sociedad decida su voto (o lo cambie) durante la última semana previa a las elecciones. Dramático proceso en situaciones como la actual, cuando uno o dos puntos pueden decidir muchas cosas. Es demasiado pronto para establecer si comenzó a funcionar el voto útil. ¿Qué es (o qué significa) el voto útil del que tanto se habla? Significa que un sector del electorado, que vacila entre Macri y Massa, se volcaría por el candidato con más posibilidades de acorralar al oficialismo, aunque no sea el que más le guste. Macri es, por razones obvias, el profeta más interesado en propagar la necesidad del voto útil.

Macri no ha perdido la seguridad de que será presidente; Scioli tampoco. Cualquiera de los dos se encontrará con el país de Cristina. Un país con una economía que sobrevive con respirador artificial, pero, al mismo tiempo, habitado por una sociedad que no percibe una crisis económica. La fórmula (una sociedad inconsciente de la crisis) es la peor para administrar la política, porque las necesarias decisiones que deberán tomar serán siempre incomprendidas. Aun los críticos del cristinismo se han acostumbrado a las ventajas efímeras del populismo.

Un debate que rodea ese futuro próximo sucedió en los últimos días cuando políticos y economistas discutieron sobre qué harán con los holdouts (o fondos buitre). Todos los economistas razonables saben ya que no habrá posibilidad de diseñar un futuro sin un acuerdo con esos fondos. Dos voces inconfundiblemente sciolistas (el gobernador Juan Manuel Urtubey y el economista Mario Blejer) señalaron que sin ese acuerdo será imposible acceder a los mercados financieros internacionales. Es decir, al crédito externo que, según Blejer, amortiguaría los efectos del impostergable ajuste de la economía.

Aníbal Fernández narcotraficanteEl infaltable Aníbal Fernández comparó en el acto a Urtubey con Macri, lo que, según la teología del cristinismo, significa un flagrante acto de apostasía. Aníbal es un político que cuenta con buena información; sabe, por lo tanto, que Urtubey representa las ideas de Scioli y que el gobernador salteño estaba hablando en nombre del candidato presidencial de su partido. Tampoco es Aníbal un político con ganas de pelearse con Scioli; de hecho, Aníbal fue un sciolista furtivo, casi clandestino, cuando todavía la candidatura presidencial del oficialismo no se había resuelto. No demos más vueltas: Aníbal salió a descalificar los anuncios de acuerdos con los holdouts por orden de Cristina y no por vocación propia.

Scioli escapó de esa ratonera por un camino lleno de incomprensibles imprecisiones. «Mi prioridad no son los fondos buitre, sino el empleo de los argentinos», dijo. Nada. Ni desmintió a sus portavoces ni los respaldó. A su lado, se pavonearon luego asegurando que acordarán con los fondos buitre después de desplumarlos con una quita de entre el 30 y el 40 por ciento de la deuda. Pero ¿será posible hacer semejante poda? Esos fondos recibieron el viejo apelativo de buitre por lo que son y por lo que hacen, pero tienen en sus manos una sentencia firme de la justicia norteamericana. Se podrán negociar con ellos los plazos y las tasas de interés, pero no el capital de la deuda, resuelto ya por los tribunales norteamericanos. El discurso que no contempla esa realidad, tan antipática como inmodificable, expresa sólo el teatro y la distracción.

Tanto Blejer como el macrista Federico Sturzenegger tienen razón cuando anuncian que podría llegar mucho dinero del exterior en créditos. La razón se torna relativa cuando no cuentan toda la historia. No habrá lluvia de dólares sin un acuerdo con los holdouts, sin una política de reducción del monumental déficit fiscal, sin una modificación del tipo de cambio, sin una política seria para combatir la inflación y sin la reconstrucción de las destruidas estadísticas nacionales.

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

La deducción es muy sencilla. ¿Quién le prestaría dólares a un gastador compulsivo? Cristina Kirchner heredó un Estado con un superávit del 4% sobre el PBI y entregará uno con un déficit que podría llegar al 8%, según los últimos cálculos. Con palabras más directas: Cristina aumentó el gasto fiscal en un 12% del PBI. Además, la Argentina registra un crecimiento cero desde 2012. Lord Keynes escribió la teoría de que el Estado debe intervenir en los momentos de crisis para ayudar a la economía a levantarse de sus parálisis, pero nunca dijo que debía tirar el dinero por la ventana, sin ton ni son.

La película sobre la política argentina no concluirá el 25 de octubre ni el 22 de noviembre, el domingo de una posible segunda vuelta. La parte más crucial y conflictiva (y, por eso, más fascinante) comenzará el día después.

Fuente: La Nación, 11/10/15.


 

Scioli mantiene una amplia ventaja pero no lograría evitar el ballottage

Obtendría el 37,1%, aunque con la proyección de indecisos orilla el 40% que necesita para ganar en primera vuelta; Macri queda a más de 10 puntos y Massa mejora levemente.

Un escenario con escasas modificaciones respecto de los resultados de las PASO del 9 de agosto es lo que permite concluir una encuesta de Poliarquía Consultores realizada para LA NACION, cuando faltan dos semanas para las elecciones generales del 25 de octubre. El triunfo de Daniel Scioli se repetiría, así como el segundo puesto de Cambiemos, y el tercero de UNA. Sin embargo, la victoria no le alcanzaría al gobernador bonaerense para ganar en primera vuelta. Los tres principales espacios políticos registran variaciones leves en sus números, que quedan relativizadas si se analizan los rangos de proyección del voto de los indecisos.

Según el sondeo, realizado entre el 2 y el 7 de octubre entre 1838 casos, la fórmula Scioli-Carlos Zannini (FPV) alcanza un 37,1% de intención de voto; Mauricio Macri-Gabriela Michetti (Cambiemos), un 26,2%, y Sergio Massa-Gustavo Sáenz (UNA), un 20,1%. El escenario no es muy distinto a lo que ocurrió en las primarias del 9 de agosto, en las que el FPV se alzó con el 38,6%, Cambiemos (que tenía tres precandidatos presidenciales), con el 30,1%, y UNA (que contaba con dos precandidatos), con el 20,5 por ciento. El rango de proyección de los votantes indecisos que incluye el trabajo de la consultora permite observar tendencias en los principales candidatos presidenciales. Para Scioli, este intervalo abarca del 38,5 al 41%; para Macri, del 27,5 al 30%, y para Massa, del 21 al 23,5 por ciento.

«Scioli está cerca del objetivo de 40 puntos, pero no se puede afirmar que vaya a lograrlo. La encuesta muestra variaciones menores respecto de las PASO, con una leve tendencia al crecimiento de Massay una leve declinación de Macri, pero en un marco de estabilidad en la tendencia del voto», evaluó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía.

Alejandro Catterberg, otro de los directores de Poliarquía, especificó: «Mauricio Macri debe recuperar dos o tres puntos del voto de Sergio Massa y uno de Stolbizer de forma de poder forzar un ballottage sin tener que depender de si Scioli supera el 40%. Aunque hay un leve crecimiento de Massa, no pareciera ser suficiente para poner en riesgo el segundo lugar de Mauricio Macri».

La comparación con el resultado de las PASO muestra la escasa variación en el escenario electoral. Según el escrutinio definitivo, Scioli logró el 38,6% en las primarias, es decir, un 1,5% menos que lo que le otorga la encuesta, pero dentro del rango de proyección que prevé.

Macri tiene el descenso más pronunciado con respecto a los comicios de agosto, en los que Cambiemos, incluyendo los votos obtenidos por Ernesto Sanz y Elisa Carrió (3,3 y 2,2%, respectivamente), llegó al 30,1%. La encuesta establece que el jefe de gobierno porteño se ubica un 3,9% por debajo de ese porcentaje, aunque su máximo valor de proyección le permitiría repetir lo logrado en las PASO.

El caso de Massa muestra un 0,4% menos de intención de voto que lo obtenido por UNA en las PASO, en las que compitió también José Manuel de la Sota, quien obtuvo un 6,2%. En el primer turno electoral nacional, UNA llegó al 20,5%. La proyección que demarca la encuesta de Poliarquía para la candidatura del tigrense se ubica en un piso del 21% y un techo del 23,5%, un leve ascenso con respecto a las primarias.

Fidanza explicó cómo se está moviendo el voto no kirchnerista, según la encuesta. Señaló que «hay evidencias para pensar que el voto opositor está oscilando entre Macri y Massa, con una tendencia a perderlo por parte del candidato de Cambiemos, y a ganarlo por parte del postulante de UNA». El sondeo de Poliarquía Consultores tampoco trae diferencias significativas para Margarita Stolbizer (Progresistas), a la que ubica con 3,8%, ni para Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores), a quien le adjudica un 3,3%, ni para Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), quien llegaría al 1,9%. Un 2% de los encuestados respondió que votará en blanco, y un 5,6% se mostró indeciso, o no contestó.

Para Fidanza, el rol de los indecisos no aparece, en principio, como determinante a la hora de definir el resultado electoral.«No hay pruebas para plantear que los indecisos vayan a votar muy diferente de los que ya decidieron», dijo Fidanza a LA NACION.

El desempeño de los candidatos en el Gran Buenos Aires trae un dato importante. La encuesta marca que Massa, con un 23%, le arrebata el segundo lugar a Macri en esa región, en la que el líder de Pro llega al 19%. Scioli gana en el conurbano con el 38%. «Se observa un crecimiento de Massa en la provincia de Buenos Aires. En el GBA donde UNA salió tercero en las PASO, hoy aparece por encima de Pro», analizó Catterberg.

«La polarización que se esperaba todavía no ocurrió, pero no puede descartarse que se dé en estas dos semanas», advirtió Fidanza. El trabajo de la consultora permite analizar este punto, ya que evalúa la intensidad de la decisión de cada votante.

El 65% de los que eligen a Scioli afirma estar «muy decidido», y sólo un 9% cambiaría su voto. En el caso de Macri, el 55% asegura tener «muy decidido» su voto por el candidato de Cambiemos, y un 12% admite que podría cambiar. El votante de Massa aparece como el menos seguro entre los tres principales postulantes. Un 45% de los que eligen al candidato de UNA afirma estar «muy decidido», mientras que el 19% podría modificar el voto.

Del editor: qué significa. Las últimas dos semanas serán decisivas para saber si Scioli supera el 40% y si Macri revierte la caída para ponerse a menos de 10 puntos.

Fuente: La Nación, 11/10/15.


 

La opinión sobre el Gobierno incide directamente en el perfil del votante

Scioli suma adherentes en el núcleo kirchnerista, Massa en el medio y Macri con los opositores.

Una de las determinantes más importantes para definir el voto es la evaluación de la gestión del Gobierno y el nivel de identificación con el kirchnerismo. Esa variable es la que en general incide en la vocación de continuidad o cambio del electorado.

En la encuesta realizada por Poliarquía para LA NACION, sólo el 13 por ciento aseguró sentirse identificado con el kirchnerismo y a favor de que sus políticas sean mantenidas.

argentina-elecciones-urnaEs más alta la cifra de los consultados que avaló la idea de que «el kirchnerismo hizo en general una buena gestión, aunque cometió algunos errores», ya que sumó el 32 por ciento. Esto quiere decir que hay un 45 por ciento que tiene una valoración total o parcialmente positiva de la gestión kirchnerista.

Sobre ese núcleo duro se sustenta la mayor parte del electorado de Daniel Scioli, que justifica su mensaje habitualmente apegado al del Gobierno.

El otro segmento es más importante. Hay un 34 por ciento de consultados en el sondeo que dice no sentirse identificado con el kirchnerismo y que se deberían cambiar la mayoría de sus políticas. Es un votante que se mantiene fuertemente anti-K.

A ellos se suma un 19 por ciento que evalúa que el oficialismo «hizo en general una mala gestión, aunque consiguió algunos logros». En total integran un 53 por ciento con un visión negativa del Gobierno, la mayor parte de los cuales son decididamente reactivos al kirchnerismo (hay un 2 por ciento en el rubro «no sabe/no contesta).

El perfil del votante

Cuando se hace el cruzamiento del perfil de los consultados con la intención de voto, surge claramente el sesgo de cada grupo.

Entre los que se sienten muy identificados con el kirchnerismo el 94 por ciento dijo que votaría a Daniel Scioli, mientras que sólo el 2 por ciento lo haría por Macri y el 3 por ciento por Massa.

En el casillero de los que evalúan como buena la tarea del Gobierno, aunque marcan errores, los votos se dispersan más. El 64 por ciento va a Scioli, pero Massa araña el 19 por ciento de ese sector. Macri sólo toma el 8 por ciento.

Cuando se pasa al cuadrante siguiente, donde están los que piensan que Cristina Kirchner hizo una mala gestión, aunque con algunos logros, Macri se impone con el 38 por ciento de adhesiones, contra Massa, que tiene el 28 por ciento, y Scioli, con sólo el 16 por ciento.

Finalmente, entre los «nada identificados» con el kirchnerismo, Macri domina ampliamente, con el 46 por ciento, secundado de lejos por Massa, con el 24 por ciento. Scioli sólo recoge en ese segmento el 3 por ciento de sus votos.

La escala permite comprobar no sólo la fortaleza de Scioli entre los adherentes al kirchnerismo, sino cómo Macri sigue teniendo su núcleo más fiel entre quienes tienen una opinión más negativa del Gobierno.

Pese a ello, el líder de Pro ha dado gestos en las últimas semanas en el sentido de mantener algunas políticas oficiales para ampliar su terreno electoral.

Massa, por su parte, tiene un electorado acorde con lo que en su discurso -ahora algo dejado de lado- era resumido como la «ancha avenida del medio». Parece ser un votante entre parcial y totalmente crítico del Gobierno.

Algo similar, aunque con matices, pasa con los votantes de Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez Saá.

Fuente: La Nación, 11/10/15.


 

 

.

« Página anteriorPágina siguiente »