Seminario de Geopolítica Argentina – 29/06/19

junio 3, 2019

Estrategia, poder y competencia por los recursos en el siglo XXI.

Organiza: Facultad de Ciencias Sociales, UBA.

Fecha: Sábado 29/06/19, 11 hs.

Lugar: Santiago del Estero 1029, PB. CABA.

Entrada Libre y Gratuita.

La Geopolítica es el estudio de los efectos de la Geografía sobre la Política y las Relaciones internacionales. La geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas.​

geopolítica argentina

Más información:

¿Qué es la Geopolítica?

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El impacto de los nacionalismos en Europa

mayo 28, 2019

Los nacionalismos y la guerra

Por Michel Wieviorka.

El análisis político suele proponer comparaciones históricas. Es verdad que suele valerse, incluso sin ser marxista, de una célebre observación de Karl Marx. Este en efecto inicia su análisis del 18 Brumario de Luis Bonaparte observando que “Hegel señala que todos los acontecimientos y personajes históricos se repiten por así decir dos veces. Olvidó añadir: la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”.

Si la historia se repite, incluso a modo de farsa, en tal caso, efectivamente, son útiles las comparaciones históricas a las que es especialmente aficionada nuestra época. Una comparación apela a la reflexión en mayor medida que otras; es la que frecuentemente pone su atención en el auge contemporáneo de los nacionalismos y los populismos en Europa, en los años treinta, el apogeo de los fascismos y del nazismo con su trágico desenlace, la Segunda Guerra Mundial y el genocidio de los judíos, para no hablar del franquismo y de otras dictaduras. Cabe preguntarse: ¿anuncian los tiempos actuales horrores semejantes?

Tal hipótesis sugiere la existencia de una especie de sentido de la historia, como si algunos hechos comparables en ciertos aspectos debieran desembocar necesariamente en consecuencias asimismo comparables, incluso aunque una experiencia no sea idéntica a otra. ¿Resulta, entonces, pertinente deducir de ciertas semejanzas (por ejemplo, del éxito de los nacionalismos) que vamos hacia la guerra ? ¿Hay que admitir que comprendemos tanto mejor el presente en el sentido de que nos incita a pensar en lo peor, en las escaladas militares y la barbarie a escala europea, incluso mundial? Un argumento al menos aboga por no ir tan deprisa en este sentido: en conjunto, los nacionalismos en Europa no son muy belicosos, no se oye mucho ruido de botas, con excepción, que no hay que infravalorar pero tampoco decir que deba desembocar en una generalización de las tensiones, de lo que se halla en juego entre Rusia y Ucrania y no solamente en torno a la cuestión de la anexión de Crimea por parte de Vladimir Putin.

Por el momento, en efecto, las expresiones más radicales del auge de los nacionalismos dan incluso más bien la imagen inversa. Lejos de toda pulsión guerrera y de las reivindicaciones territoriales, apelan sobre todo al cierre de las naciones sobre sí mismas y al desmantelamiento de Europa como unión. Sueñan con barreras, con el repliegue sobre sí mismo y no con la expansión. Las alianzas que se esbozan o se preparan entre ellas así como con otras, la Rusia de Putin por ejemplo, no tienen dimensión militar si bien pueden tener implicaciones geopolíticas e intentar influir sobre los grandes equilibrios del mundo actual. Y cuando una región se caracteriza por fuertes inclinaciones independentistas, en Escocia y sobre todo en el caso de Catalunya, ello no conlleva contemplar la vía de la lucha armada, por el contrario más bien abandonada oficialmente por parte de ETA en el 2018, en lo concerniente al País Vasco español.

Los nacionalismos de entreguerras se desarrollaron, más bien, es verdad, sobre el fondo de una importante crisis económica y un poco como en la actualidad en la debacle de otras fuerzas políticas, sobre todo en la izquierda. Pero la fuente esencial de su exacerbamiento se encontraba en el fracaso de los agentes encargados de alentar los dispositivos que habrían debido asegurar una paz duradera después de la Primera Guerra Mundial. Y se ha manifestado constantemente por tentaciones belicosas y reivindicaciones territoriales o étnicas.

En la actualidad, los llamamientos identitarios se dirigen sobre todo al rechazo de los inmigrantes y a llamar al orden al islam; no quieren dedicarse a desplazar las fronteras en Europa. Afrontan más bien desafíos en primer lugar internos y se asocian a demandas sociales internas, impulsadas por ejemplo por personas en crisis o en dificultades, en un marco de sentimiento de inseguridad y de miedos en torno a la integridad cultural de la nación, con mayor razón en el sentido de que tales llamamientos no se conciben en términos de la identidad cultural de la nación ni tampoco en términos del peso e influencia del país en cuestión en el mundo o en Europa. Y cuando así se conciben, es de modo defensivo, para proteger a la comunidad nacional de lo que procede de fuera, y no de modo ofensivo o agresivo.

La historia nunca se escribe por anticipado. Pero recurrir a la experiencia de los años treinta para decir que vamos sin transición hacia una nueva conflagración mundial por el hecho de los nacionalismos y de los populismos europeos no descansa sobre ningún dato serio y es demasiado simplista. Lo que es verdad, por cierto, es que su éxito podría abocar a poner fin a la Unión Europea, nacida ella misma precisamente para preservar a Europa de la guerra e imposibilitar su retorno. No es pues, imposible, si las tentaciones nacionalistas prosperan y llegan a echar por tierra a Europa, que una vez destruida surjan conflictos armados en su seno. Pero tales perspectivas no son las de los protagonistas contemporáneos del nacionalismo y del populismo, que quieren más bien impulsar lógicas de retraimiento y repliegue, pasando por la fragmentación del espacio europeo. En todo caso, si la barbarie ha de desplegarse sobre el viejo continente, será bajo otras formas distintas de las conocidas en los años treinta y cuarenta.

Fuente: lavanguardia.com, 20/05/19.

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Geopolítica

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La incursión de China en África

mayo 22, 2019

El desembarco de China en África

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DESCRIPCIÓN DEL MAPA

La entrada de China en África es, desde hace años, una variable fundamental en la estrategia global de Pekín y un cambio sustancial en el continente africano.

El Imperio del Medio, en su ascenso como potencia de primer nivel, necesita abastecerse de recursos estratégicos a gran escala, especialmente hidrocarburos y minerales. Con esta situación, China ha puesto la vista en África para lograr esos necesarios recursos, con el añadido de un sistema de negociación totalmente nuevo.

La lógica occidental para con África hasta ahora era una mezcla entre neocolonialismo y paternalismo. Distintas multinacionales tienen presencia en el continente extrayendo sus recursos, y desde los Estados las ayudas e inversiones a menudo se condicionan a avances en derechos humanos y democráticos, lo cual suele ser bastante incómodo para los numerosos regímenes autoritarios —y con elevados niveles de corrupción— del continente.

El giro de China reside en no plantear condiciones más allá de los negocios. Pekín hace una oferta clara y directa: poder explotar durante décadas yacimientos del recurso que les interese en el país de turno a cambio de importantes inversiones en el estado que les acoge. Para muchos países africanos, estas inversiones de China, que a menudo se cuantifican en miles de millones de dólares a través de infraestructuras, viviendas, escuelas, hospitales y distintos regalos a la élite del lugar, suponen un auténtico salto desarrollista que por sí mismos o con otros socios habrían tardado mucho más tiempo —y con más trabas— en alcanzar.

Este sistema, no obstante, tiene importantes contrapartidas. La dependencia comercial de muchos de sus socios africanos es muy alta, lo cual les genera una posición subordinada a los intereses de Pekín. Tal es así que, aun con una cara distinta, esta política de China también ha sido calificada de neocolonial.

Fuente: elordenmundial.com, 2019.

China en África

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Cuba, una mala influencia para América Latina

mayo 22, 2019

¿Cómo y cuándo terminará el experimento cubano de Fidel Alejandro Magno?

Carlos Alberto Montaner considera que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desordenes políticos de América Latina y que así lo ha sido desde 1959.

Muchas gracias por invitarme a estar junto a ustedes, amigos queridos. Gracias muy especiales a Frank y Calzón y a James Cason.

Ayer viernes 7 de diciembre de 2018, D. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, puso el acento donde debía. Dijo que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desordenes políticos de América Latina y así había sido desde 1959. Adviertan que yo dije la Cuba de los Castro y no la Cuba comunista. El comunismo es una expresión de la desdicha política, pero puede ser de puertas adentro. Fidel y Raúl, en cambio, le agregaron un violento espasmo imperial que no ha cesado.

¿Por qué sucedió este fenómeno? Cuando Fidel Hipólito Castro tuvo la edad legal para cambiarse el nombre se convirtió en Fidel Alejandro Castro. Su modelo era el enérgico macedonio que construyó muy rápidamente uno de los mayores imperios de la historia. La primera juventud de Fidel Alejandro Castro fue la de Cayo Confite en 1947, una expedición organizada por la Legión del Caribe y, fundamentalmente, por los cubanos. Ya estaba en marcha, ya se había movilizado, el Alejandro Magno cubano, aunque nadie lo advirtiera.

Aunque abortado por el Departamento de Estado, fue un esfuerzo descomunal que incluía 2.700 hombres, donde predominaban los dominicanos y los cubanos (casi el doble de Bahía de Cochinos) y 27 aviones y avionetas. Por cierto, cuando tuvo el mando de Cuba, Fidel hizo matar a dos de los jefes de esa expedición, sus enemigos jurados Eufemio Fernández Rolando Masferrer. A Eufemio lo fusiló en 1961, y a Masferrer le dinamitó el auto en Miami en 1975. También lo han acusado de participar en el atentado a un tercer jefe de Cayo Confite, a Manolo Castro, con quien no tenía parentesco. Manolo Castro fue asesinado en febrero de 1948.

Semanas después, en abril de 1948, le tocó el turno al Bogotazo. Ahí Fidel Castro vio alguna acción y le tomó el pulso a la muerte. Todo eso reforzó su vocación, como me expresó alguna vez un comandante nicaragüense, de “nido de ametralladora en movimiento”.

En 1952 Fulgencio Batista dio un golpe militar contra el gobierno legítimo de Carlos Prío y se desató para siempre Fidel Alejandro Magno. La violencia era la atmósfera que le convenía. En 1958, en la Sierra Maestra, se lo dijo en una carta a su amante, secretaria y amiga íntima Celia Sánchez: tras la derrota de Batista pensaba dedicarse a combatir a EE.UU. Fidel Alejandro deliraba con sus planes de conquista planetaria. Se lo repitió al historiador venezolano Guillermo Morón en 1979.

Cuando se convirtió en el amo de Cuba, utilizó la Isla para lanzar a sus guerrillas y a sus agentes  a docenas de países, hasta convertirse en el más audaz condottiero revolucionario de la segunda mitad del siglo XX. Pero más grave aún es que le impuso a su gobierno y a la sociedad cubana su propia naturaleza aventurera, de la cual es difícil sacudirse, aunque la infinita mayoría de los cubanos piense que fue y es una locura persistir en esas locas tareas.

El intervencionismo de Fidel Castro llegó a su apogeo durante su invasión a Angola, en África: la más larga operación militar que recuerda la historia de América: de 1975 a 1991. Fueron los soviéticos los que, contra la voluntad del cubano, lo forzaron a dejar su presa africana. Quedó muy molesto por ese abandono de Gorbachov. Por eso, tras tres décadas de intensa colaboración con Moscú, cuando desaparecieron la Unión Soviética y el comunismo europeo, Fidel Alejandro siguió batallando solo. Continuó, como un obseso, “haciendo la revolución” a tiros.

Fidel Alejandro no creía en el descanso o en el abandono. La “luta continua”, como decían los mozambiqueños. Pero no estuvo solo mucho tiempo. Buscó a Lula da Silva y, con los escombros del comunismo destrozado, más la potencia del Partido de los Trabajadores, armó el Foro de Sao Paulo. Lo hizo para protegerse y para continuar luchando. Los españoles tienen una expresión entre humorística y barroca para describir esa conducta: «Fidel era inasequible al desaliento». No le importaba que el marxismo-leninismo hubiera sido desacreditado. Le seguía sirviendo de pretexto para continuar su incesante contienda. Tampoco le interesaba el destino económico de los cubanos, ya sin el amparo de los subsidios soviéticos. Unos cuantos millares de cubanos se quedaron ciegos como consecuencia de la neuritis óptica producida por la desaparición de la magra ración de proteína que los protegía.

Era el “periodo especial”, del cual ni siquiera hemos salido tras casi treinta años de penurias inútiles. Fidel, estaba dispuesto a “sostenella, pero no enmendalla”, como reza la divisa de los peores empecinados españoles, esa pobre gente que confunde la terquedad con el carácter. Así las cosas, en 1994 apareció Hugo Chávez en el panorama isleño y Fidel lo conquistó para sus planes delirantes. A Fidel Alejandro le pareció una variante del idiota útil. No lo quería demasiado, al extremo que desvió las relaciones del venezolano hacia su entonces Canciller, Felipe Pérez Roquey hacia su segundo al mando, Carlos Lage –luego ambos fueron defenestrados– porque a los ojos racistas y encumbrados de Fidel Alejandro, Chávez le parecía (y lo dijo en privado) un “negrito parejero”. Se colocaba “parejo” a él y eso era intolerable.

Tampoco era difícil seducir a Chávez. En ese momento el teniente coronel Hugo Chávez estaba bajo la influencia de Norberto Ceresole, un fascista argentino que provenía del peronismo de izquierda. Ese asesor fue bien pagado y se retiró a rumiar su molestia. Luego optó por morirse alejado del mundanal ruido.

A principios de 1999 los agentes y operadores políticos de la Seguridad cubana lograron hacer presidente de Venezuela a Hugo Chávez. Cuando asumieron su causa apenas tenía el 2% de apoyo popular. Como la suerte le acompañaba en su periodo presidencial, hasta que apareció el cáncer cono un ladrón silencioso, el precio del petróleo subió escandalosamente y Fidel Castro pudo financiar su nuevo juguete imperial: el Socialismo del Siglo XXI (Cuba, Venezuela,Nicaragua, Bolivia y el Ecuador de Rafael Correa), más un espacio económico llamado la ALBA, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América, que era la alternativa comunista al ALCA, el Área de Libre Comercio de América.

La ALBA funcionaba como un mecanismo para dispensar favores y petróleo. Venezuela era la gran anfitriona “pagana”, mientras el ALCA ofrecía, fundamentalmente, acceso al mercado estadounidense, así que muchos islotes caribeños optaron por subordinar su política exterior a los caprichos y estrategias de Fidel Castro y Chávez. Los miembros de la ALBA son los mismos del Socialismo del Siglo XXI, menos Ecuador, que no necesitaba el petróleo venezolano, más Surinam, a los que se agregan los islotes caribeños: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Haití como observador. Quien pechaba con las responsabilidades económicas del grupo era Venezuela, pero el Estado que trazaba la estrategia era Cuba.

Los venezolanos pagaban la factura, que enriquecía a algunos gobernantes, como era el caso de Daniel Ortega por medio de ALBANISA, un conglomerado de sociedades, que le servían para recibir cuantiosos subsidios chavistas de los cuales utilizaba cierto porcentaje para sostener a su clientela política nicaragüense.

La única condición que se les imponía a los miembros de ALBA era que suscribieran los dictados de La Habana-Caracas en materia diplomática, como, por ejemplo, la elección del chileno José Miguel Insulza al frente de la OEA, un hombre que se prestó irresponsablemente al juego antidemocrático de Chávez y Castro, pese a los improperios que más de una vez le propinó Chávez. Ese mundo, como sabemos, ha llegado a su fin, al menos por ahora. La elección de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile y Jair Bolsonaro en Brasil lo demuestran, aunque la presidencia de Andrés Manuel López Obrador en México es de signo diferente.

Eso lo sabe La Habana, pero el mensaje y el ejemplo que emana de Cuba es muy negativo. Raúl Castro les dice, con su ejemplo, y seguramente con sus palabras en el terreno privado, que resistan hasta que el péndulo se mueva en la otra dirección, algo que sucederá aproximadamente en una década si se repiten los patrones históricos habituales. 

En todo caso, ¿cómo terminará la aventura castrista? Para abordar ese asunto me acogeré al ejemplo y los razonamientos del gran periodista inglés Bernard Levin. En 1977, cuando la URSS estaba en auge y Leonid Brezhnev mandaba en Moscú, mientras Jimmy Carter comenzaba su tembloroso gobierno en EE.UU., el diario The Times de Londres le pidió a su mejor columnista, a Levin, que especulara sobre el fin del comunismo en la URSS. Levin explicó que un día llegaría a la jefatura de la Unión Soviética una cara nueva que comenzaría a cambiar el destino del país. ¿Por qué? Porque los soviéticos no eran diferentes a los checos que en 1968 se habían levantado contra los atropellos y excesos de los comunistas. Tenían las mismas ansias de libertad y la misma íntima decencia. Ese nuevo dirigente comunista fracasaría en sus reformas y sería sustituido por una oposición que no tomaría venganzas, que no ahorcaría a los responsables de la dictadura en los postes de la luz, y el comunismo desaparecería sin cataclismos históricos. Hasta ese punto, Levin acertó el quién y el cómo, pero lo más asombroso es que también acertó en el cuándo.

En su famoso artículo, escrito, repito, en 1977, se atrevió a predecir que ello ocurriría en el verano de 1989, año, por cierto, en el que Jaruzelski tuvo que ceder el gobierno polaco a Solidaridad. Año en el que en el mes de noviembre los alemanes derribaron el Muro de Berlín y el comunismo comenzó a derrumbarse como un castillo de naipes.

El comunismo cubano terminará de la misma manera. ¿Cómo lo sabemos? Porque quienes gobiernan tienen moral de derrota y, salvo a los psicópatas, a nadie le gusta pertenecer al bando de los canallas. Los castristas perciben que por el camino elegido por los Castro no hay posibilidades de redención. Saben que serán más pobres y los cubanos más infelices cada día que pase.

Es verdad que hay unos cuantos centenares al frente de la banda que se benefician del “modelo” cubano del Capitalismo Militar de Estado, pero no son suficientes para detener el curso de la historia. No creo que falte mucho tiempo antes de que el sistema y el gobierno comiencen a desmoronarse. Tal vez tendrán que desaparecer Raúl Castro y la generación del Moncada. Ya todos andan cerca de los noventa años. De manera que, al menos para la oposición, “la lucha continua”.

Este es el texto del discurso pronunciado en el Center for a Free Cuba en Washington, DC el 8 de diciembre de 2018. Publicado originalmente en El Blog de Carlos Alberto Montaner

Etiquetas: Carlos Alberto Montaner, Cuba, Fidel Castro, Raúl Castro, dictadura, comunismo, socialismo del siglo XX, iimperialismo, geopolítica

Fuente: elcato.org, 2019.

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Geoplítica y Religión

febrero 28, 2019

Geopolítica, diplomacia y religión

Hoy el mayor peligro es el terrorismo con el uso de la violencia con fines políticos. El fundamentalismo islámico es el mayor desafío no solo para las sociedades musulmanas sino para todas las culturas y religiones. Geopolítica, diplomacia y religión presentan una trilogía indisoluble

Por Julio César Pineda. [email protected]

La geopolítica se ha convertido en un instrumento de la disciplina fundamental de las relaciones internacionales, estudia las relaciones entre el espacio geográfico con sus proyecciones y la política. Trata de comprender y explicar el complejo y dinámico mundo de la diplomacia en función de la paz y del conflicto. Hoy, problemas como los de Siria y su guerra interminable, la confrontación no terminada entre las dos Coreas y el diferendo palestino-israelí, la percepción del desafío nuclear iraní, la crisis de la Unión Europea, los desafíos de la democracia latinoamericana y tantas otras cuestiones, ya no son enfocadas en la visión maniquea del mundo bipolar con dos bloques rivales bajo la hegemonía del capitalismo y el comunismo. El imperativo de la diplomacia, por la existencia del arma nuclear, es el de la solución pacífica de las controversias internacionales por el diálogo y la negociación. Esto exige la comprensión de cada pueblo, nación y civilización, pero también el conocimiento y el acercamiento al Estado extranjero, pero también a su pueblo y a su cultura. De allí la tridimensionalidad de la diplomacia actual y de la geopolítica, en la expresión de normas y derecho, tanto nacional como internacional, para poder dar respuesta a lo fenomenológico del hecho social, bajo criterios de valores y de ética.

Un nuevo modelo

Los hombres y los pueblos continúan organizándose en un territorio con fronteras y formas estatales y regímenes políticos diferentes. Todos se reclaman democráticos y sujetos a la defensa de los Derechos Humanos. Con el ejemplo de la Unión Europea (UE) se ha venido conformando un nuevo modelo de Estado regional o una nueva geopolítica, bajo el principio de la supranacionalidad y en la búsqueda de mayores espacios geopolíticos y geoeconómicos. En América Latina el Mercosur, la Comunidad Andina, el Caricom, el Sistema de Integración Centroamericano y la Alianza del Pacífico están en esta dirección y han privilegiado lo ecológico y el pluralismo, mientras que sistemas continentales como el ALBA y Unasur tienden a desaparecer por la politización e ideologización de los mismos.

El hecho nuclear también es parte de la nueva geopolítica y la diplomacia. El reciente debate atómico impulsado por el presidente Trump con Corea del Norte y con Irán, abre una nueva amenaza heredada de la Guerra Fría como es la proliferación nuclear donde el binomio de las bombas atómicas con los sistemas de misiles pueden terminar con nuestra historia y cultura. Ya no son solo los cinco Estados del Consejo Seguridad los que posean esta arma de destrucción masiva, sino también Israel en el Medio Oriente, India y Pakistán en el Lejano Oriente y en la península coreana el régimen de Pyongyang.

Factor esencial

En la nueva geopolítica mundial y dentro de los espacios de las civilizaciones con su territorio, población, idioma y su sistema cultural que implica valores espirituales, intelectuales e ideológicos; las religiones constituyen un factor esencial para la guerra o para la paz, especialmente las grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Pero también otras religiones como el hinduismo, el budismo, el taoísmo y el confusionismo. La Iglesia católica con sus últimos Papas ha reconocido la importancia esencial en la geopolítica y la diplomacia moderna del fenómeno religioso. Se ha pronunciado por ecumenismo y por el diálogo interreligioso, incluyendo la posibilidad de un futuro Parlamento Mundial de las Religiones, más allá del compromiso político y diplomático de la Organización de las Naciones Unidas y su carácter intergubernamental. Toda religión implica creencias y prácticas culturales, individuales y colectivas dentro de la comunicación del hombre con lo sagrado o lo divino. El sistema comunista proclamó el ateísmo como parte de la revolución social, pero con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Cortina de Hierro desde 1991 en lo que era la Unión Soviética y sus áreas de influencia, hay un renacimiento espiritual. Las tres grandes religiones monoteístas cubren casi todo el planeta, mientras que las demás están circunscritas a regiones determinadas. El cristianismo ha logrado superar el binomio religión-política y ha influenciado con su filosofía humanista el ideal democrático de la sociedad. El Islam, que también es una religión de vocación universal, no ha logrado resolver este dilema tanto en la versión chiíta propia de Irán como de la sunita de Arabia Saudita.

Precisamente, hoy el mayor peligro es el terrorismo con el uso de la violencia con fines políticos. El fundamentalismo islámico es el mayor desafío no solo para las sociedades musulmanas sino para todas las culturas y religiones. Geopolítica, diplomacia y religión presentan una trilogía indisoluble en función de la seguridad nacional e internacional; y el terrorismo y la proliferación nuclear, una amenaza constante contra la cual debemos actuar. 

Fuente: eluniversal.com, 10/05/18.

Más información:

Londonistán: 423 mezquitas y 500 iglesias cerradas

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Ciberespionaje, influencia política y desinformación

diciembre 16, 2018

Ciberespionaje, influencia política y desinformación (I)

Ciberespionaje, influencia política y desinformación (I)
 Reparación en la línea de ciberseguridad de la base aérea estadounidense de Yokota (Japón). Fuente: Fuerza aérea estadounidense/ Sgt. Samuel Morse.

Por Pedro Baños.


En estos días en que tanto se habla de la hipotética injerencia de ciertos países en procesos electorales o en tensos contextos políticos, es frecuente oír o leer comentarios, algunos efectuados con pretendida autoridad y acusada rotundidad, sobre la procedencia e intencionalidad de las acciones de ciberespionaje o las presuntas operaciones de desinformación. Puesto que es prácticamente imposible llegar al fondo de estas cuestiones con un mínimo de solvencia, cabe plantearse el porqué de esas manifestaciones que acusan a países u organizaciones de una forma tan radical cuando la duda razonable debería ser la tónica de cualquier analista experimentado, independiente e imparcial.

Ello lleva a plantearse si esas declaraciones no se deben a una cierta ignorancia de los procesos cibernéticos. Es decir, que hayan sido realizadas con la mejor intención, pero careciendo del apoyo en la tecnología de la que disponen los que en verdad realizan los ciberataques o las acciones de desinformación, a lo que se puede unir el desconocimiento de los modernos procedimientos de los servicios de inteligencia más avanzados o no conocer las claves de las tramas geopolíticas. También es posible plantearse si no habrán sido efectuadas por un claro interés, que puede oscilar entre la afinidad y cercanía, de forma más o menos directa, a un servicio de inteligencia y al hecho de haberse transformado de analista en activista, por las circunstancias que sean, habitualmente por cuestiones personales relacionadas con el país al que se culpa de las acciones perversas. No debe desdeñarse una tercera opción, que no es nada más que el miedo a salirse de la línea de pensamiento establecida, el temor a ser el único que no repita el adormecedor mantra acusador, consciente de que atreverse a dudar de las imposiciones mentales generalizadas puede acarrear graves trastornos laborales y sociales.

Así las cosas, nada mejor que aportar ejemplos reales para llegar a la conclusión de lo sumamente difícil que es adjudicar autorías en el siempre proceloso mundo del espionaje y más aún en el del ciberespionaje. En esta primera parte se comenzará con los casos conocidos relacionados con las agencias de inteligencia estadounidenses.

Cómo la CIA financió la construcción europea

Durante la Guerra Fría, con la finalidad de impedir la expansión soviética en los países europeos occidentales, la CIA fomentó la creación de una Europa unida aportando, entre 1949 y 1959, el equivalente a 50 millones de dólares actuales a personalidades y movimientos proeuropeos. Según documentos estadounidenses desclasificados en el año 2000, parte del dinero vertido al Comité Estadounidense para una Europa Unida, creado en 1948 y principal instrumento de la Casa Blanca para configurar una nueva Europa, provenía de las fundaciones Ford y Rockefeller.

Este comité financiaba al Movimiento Europeo, la principal organización que promovía el federalismo europeo en esos años. A su vez, el Movimiento Europeo de la Juventud, una de sus ramas, era completamente dirigido y financiado desde la Casa Blanca. Una de las directrices que daba Washington a los dirigentes de esas organizaciones europeas —puestos por los estadounidenses, actuando como sus marionetas e inmediatamente despedidos a la menor muestra de disconformidad— era promover una línea de pensamiento entre la población europea de manera que fuera virtualmente imposible que surgiera ningún debate alternativo, ya que se neutralizaban las voces discordantes.

EE. UU. espía a Francia

Según documentos desvelados por WikiLeaks y publicados por Libération y Médiapart, EE. UU. espió, al menos desde 2006 hasta mayo de 2012 —y probablemente hasta 2015, cuando se descubrió—, a los tres presidentes franceses que estuvieron en el cargo en esas fechas: Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande, así como a sus asesores y colaboradores más próximos. Con la denominación de “Espionaje Elíseo”, esta operación fue llevada a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA por sus siglas en inglés) mediante la interceptación de las comunicaciones de mandatarios y altos cargos, a tenor de lo descrito en los cinco informes de la NSA clasificados como de alto secreto filtrados por WikiLeaks. Las escuchas tuvieron lugar desde la sede de la embajada estadounidense en París, situada a unos 300 metros del palacio presidencial del Elíseo, a 400 del Ministerio de Interior y 600 del de Justicia.

Pedro Baños es autor del libro ‘Así se domina el mundo‘ de la editorial Ariel. En él el autor aborda la geopolítica global desde diferentes perspectivas.

Durante las elecciones presidenciales de 2012, la CIA espió a los principales partidos políticos franceses y sus candidatos. Mediante procedimientos de obtención de “inteligencia humana” y electrónica, se encargó espiar al Partido Socialista, el Frente Nacional y la Unión por un Movimiento Popular y a sus respectivos líderes, así como a Martine Aubry y Dominique Strauss-Khan, también candidatos entonces. La información requerida era muy variada: cómo mantendrían el poder si ganaban las elecciones, cómo interactuaban los candidatos con sus asesores, conversaciones privadas sobre los otros candidatos, las estrategias desarrolladas durante la campaña electoral, el apoyo recibido de las élites políticas y económicas, visión de EE. UU., esfuerzos para involucrar a otros países —incluyendo Alemania, Reino Unido, Libia, Israel, Palestina, Siria y Costa de Marfil—, financiación, actitudes ante la crisis económica de la Unión Europea —con foco en la crisis de la deuda griega y en las repercusiones que podría tener en el Gobierno y los bancos franceses—…

Distribución de los usuarios de internet en el mundo. Fuente: Freedom House.

Ese mismo año la CIA emitiría otra orden con la finalidad de conseguir detalles sobre cualquier previsible contrato o negocio de exportación francés cuyo valor superara los 200 millones de dólares. Estas órdenes para espiar estaban clasificadas y su difusión, restringida solo a personal estadounidense, dado su alto grado de sensibilidad al estar espiando a aliados. La finalidad de la información que se obtuviera era apoyar las actividades de la CIA, la sección de la Unión Europea de la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa) y la División de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado. La duración de esta operación iría desde el 21 de noviembre de 2011 al 29 de septiembre de 2012, es decir, desde seis meses antes y hasta cuatro meses más allá del proceso electoral francés —entre abril y mayo de 2012—.

EE. UU. espía a Japón, Alemania e Iberoamérica

En el verano de 2015, WikiLeaks dio a conocer que Washington, mediante su NSA, había estado espiando desde 2006 al primer ministro japonés, Shinzo Abe, y a su jefe de gabinete, así como a dirigentes de algunas de las principales empresas y bancos del país del Sol Naciente. Además de fijarse en el ámbito político, la NSA tampoco descuidó el económico: entre los vigilados se encontraban el departamento de gas natural de Mitsubishi, el de petróleo de Mitsui y el ministro de Economía, Comercio e Industria.

La información obtenida sería compartida con los principales aliados de EE. UU. en el mundo, el grupo conocido como los Cinco Ojos: EE. UU., Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido. Esta alianza en materia de inteligencia —aunque también en otros campos— surge de la Segunda Guerra Mundial. Su inicio está en el tratado de seguridad entre Reino Unido y Estados Unidos, la red UKUSA, creada para compartir espionaje de señales; posteriormente se fue ampliando a los otros tres países anglosajones. Actualmente UKUSA controla la red de espionaje Echelon.

Por otra parte, a partir de documentos filtrados por Edward Snowden, el periódico alemán Süddeutsche Zeitung informaba en octubre de 2013 que el móvil de la canciller Angela Merkel había sido intervenido desde la embajada estadounidense en Berlín. Estos documentos revelarían asimismo que la NSA interceptó, almacenó y analizó las comunicaciones electrónicas y telefónicas de Dilma Rousseff y Felipe Calderón, exmandatarios de Brasil y México.

Las revelaciones de WikiLeaks

En marzo de 2017 WikiLeaks publicó documentación relativa a varios proyectos de la CIA para infectar dispositivos de Apple, incluyendo Mac e iPhone, tan potente que podría persistir aunque se reinstalara el sistema operativo. Una semana después, revelaría la existencia del programa secreto Marble, empleado para impedir que los virus y hackeos llevados a cabo por personal de la CIA se pudieran atribuir al servicio de inteligencia durante una investigación de seguridad forense. Entre las tretas utilizadas por el programa, era posible engañar a los investigadores fingiendo que el programador había empleado un cierto idioma —preferiblemente, alguno de los hablados por los principales rivales de EE. UU., como ruso, chino o árabe—, pero que, al mismo tiempo, había intentado disimular el uso de esa lengua, lo que llevaría al investigador a una adjudicación errónea de la autoría.

Cinco meses más tarde, WikiLeaks desvelaba que la CIA había llegado a espiar a sus socios en el ámbito de la inteligencia de todo el mundo, incluyendo a agencias estadounidenses como el FBI y la NSA, mediante la captación subrepticia de los datos almacenados en sus sistemas. Para ello, la CIA ofrecía un programa de almacenamiento de información biométrica, adecuadamente modificado, que teóricamente servía para compartir los datos que aportaba de forma voluntaria cada miembro del grupo. Pero, como la CIA dudaba de que sus socios compartieran toda la información de la que disponían —ningún servicio de inteligencia comparte jamás todos sus datos—, su Oficina de Servicios Técnicos desarrolló un dispositivo para extraer los datos de los sistemas amigos de forma secreta. El programa, denominado ExpressLane, llegó a ser tan sofisticado que se borraba a sí mismo automáticamente seis meses después de haber sido instalado, de modo que no dejaba ningún rastro.

A estos programas se unen multitud de otros, también descubiertos por WikiLeaks, que la CIA solía emplear para espiar o atacar otros equipos informáticos. Algunos de los más llamativos permitían espiar remotamente mediante sistemas de vídeo en tiempo real; secuestrar y manipular cámaras web y micrófonos; infectar todo tipo de ordenadores —incluidos los supuestamente invulnerables de Apple— con programas maliciosos para espiarlos, limitar o destruir sus capacidades o seguir su localización; recopilar y reenviar información procedente de teléfonos móviles, y controlar la actividad en internet de los sistemas afectados a través de las conexiones inalámbricas.

En noviembre de 2017, WikiLeaks desveló que la CIA había suplantado la identidad de Kaspersky, la multinacional rusa proveedora de productos de seguridad informática, con el propósito de introducir programas maliciosos en los ordenadores de los usuarios, lo que le permitiría a la agencia de inteligencia estadounidense obtener datos de forma fraudulenta. A ello se uniría el código fuente Hive, empleado por la CIA para controlar de forma remota estos programas en los dispositivos infectados. Para disimular sus acciones, la CIA empleaba dominios ficticios y servidores esclavizados repartidos por todo el planeta, para lo que solían fingir la identidad de empresas reales.

La realidad actual del ciberespionaje

Mientras se tenga un dispositivo conectado a internet —también un vehículo, cualquier dispositivo doméstico o incluso una casa inteligente—, alguien, o varios a la vez, puede estar recopilando todo tipo de información, tanto sobre quién lo usa como para qué —lo que permite conocer costumbres, aficiones y vicios—. No quiere decir que esa información vaya a ser necesaria ni inmediatamente empleada por quien la obtiene —o se la pasa a su vez a un tercero—, pero siempre será una espada de Damocles que oscilará amenazante sobre la cabeza del espiado, quien nunca tendrá la certeza de cuándo, hasta qué extremo y con qué consecuencias podrá ser empleada en su perjuicio.

A ello se une el evidente riesgo de manipulación, hackeo o interferencia de los dispositivos enlazados en el ciberespacio, que llegado el caso pueden suponer un peligro existencial para personas y grupos, desde empresas a Estados. La cuestión es quién y con qué finalidad llevará a cabo estas acciones; ese será el reto de los investigadores, que no lo tienen nada sencillo para llegar a conclusiones definitivas si de verdad desean hacerlo con honestidad e independencia.

Fuente: elordenmundial.com, 20/12/17.

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Ciberespionaje, influencia política y desinformación (II)

Ciberespionaje, influencia política y desinformación (II)
 

Por Pedro Baños.


El espionaje no solo se da entre adversarios; también es habitual entre teóricos amigos y socios, pues ser un aliado, por ejemplo, en el ámbito militar no significa que no se sea un acusado rival económico. A diario se constata que, aunque pueda haber naciones amigas —al menos temporalmente—, no hay servicios de inteligencia amigos, a lo que habría que añadir los agentes dobles y triples —durante la Segunda Guerra Mundial, algunos franceses ilustres, miembros ejemplares de la resistencia, eran en realidad agentes de la Gestapo o de los servicios de inteligencia italianos—.

Esta situación se ha magnificado hoy en día con la generalización del uso del ciberespacio, que ofrece la posibilidad de una mayor cobertura y camuflaje a la hora de realizar acciones de espionaje u operaciones de información y psicológicas, entre las que se encuentran las campañas de influencia política y de desinformación. En esta segunda parte del artículo se abordarán casos de espionaje de varios países, apenas la punta del iceberg, lo que debe llevar a la constatación de que estas acciones son una práctica habitual por parte de los servicios secretos de buena parte de las naciones, especialmente las más poderosas y avanzadas tecnológicamente.

Los casos de espionaje protagonizados por Francia

A través de Wikileaks, se ha podido saber que la embajada de EE. UU. en Berlín consideraba en 2009 a Francia como el país que más espiaba la tecnología de sus aliados, en especial la de Alemania. Pero las principales revelaciones sobre la actuación de los servicios de inteligencia galos se producen el 2 de junio de 2016. Ese día, durante una conferencia informal ante estudiantes de la escuela superior de ingeniería CentraleSupélec, en la que él mismo se había graduado 40 años antes, Bernard Barbier, quien entre 2006 y 2013 había sido jefe del departamento de inteligencia de señales de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), el servicio de inteligencia exterior galo, hizo una serie de declaraciones que dejaron asombrado a su auditorio.

Lo que Barbier no sabía era que sus palabras estaban siendo grabadas y que pocos días después estarían accesibles en YouTube. Si bien al principio pasaron desapercibidas, un periodista de Le Monde dio con la grabación por casualidad y comenzó a difundir su trascripción. Entre sus muchas indiscreciones, algunas de las más relevantes fueron realmente llamativas, mientras que otras venían a confirmar rumores anteriores o relevaciones de WikiLeaks y Snowden. Según Barbier, la DGSE había espiado a numerosos países, incluidos algunos de sus aliados teóricamente más sólidos.

Así, los actos de espionaje o los ciberataques no habían ido dirigidos solo contra China e Irán en 2013 con la finalidad de afectar a sus instalaciones nucleares, sino también en 2009 contra Argelia, Canadá, Costa de Marfil, España, Grecia y Noruega, entre otros países. Nadie mejor que Barbier para conocer estos datos. Durante sus años al frente del departamento técnico había transformado completamente la DGSE en un aparato con capacidades masivas de vigilancia electrónica —contaba con un tercio de integrantes del servicio de inteligencia exterior francés—.

En la misma conferencia, también comentó que EE. UU. había intervenido los teléfonos del personal del palacio del Elíseo desde su embajada, situada a pocos cientos de metros de la sede presidencial francesa. Asimismo, confirmó que en 2012 la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (conocida como NSA) había infectado los ordenadores del palacio presidencial del Elíseo a través de las cuentas de Facebook de los empleados.

El programa malicioso había sido el mismo utilizado para atacar a la Comisión Europea en 2010, según desvelaría Edward Snowden. En realidad, esto no hacía más que respaldar las filtraciones realizadas de WikiLeaks en el verano de 2015 relativas a la interceptación masiva por parte de la NSA durante seis años de los teléfonos móviles de tres presidentes franceses —Chirac, Sarkozy y Hollande—, entre otros jefes de Estado y de Gobierno europeos, además de numerosos ministros y altos cargos.

Alemania también se sumerge en el espionaje

A principios de 2015, saltaba la noticia de que el Servicio Federal de Inteligencia alemán o BND había ayudado a la NSA a espiar a las instituciones y empresas europeas, incluso algunas alemanas. Unos meses más tarde, el semanario Der Spiegel publicó que el BND había espiado a países aliados y amigos, no solo de otros países europeos, sino también de EE. UU. y hasta el Vaticano. Tampoco había dejado pasar la oportunidad de hacerlo con ONG como el Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra, Care y Oxfam.

Mapa del ciberataque masivo “Octubre Rojo”. La compañía Kaspersky reveló una campaña de ciberataques que se había extendido durante 5 años. Fuente: Synux IT

Queda perfectamente reflejado el permanente doble juego —cuando no triple— de los servicios de inteligencia en el hecho de que uno de los países espiados era EE. UU. —concretamente, sus Departamentos de Interior y de Estado, al igual que las sedes diplomáticas estadounidenses de Bruselas y de Naciones Unidas en Nueva York—, a cuyos servicios secretos precisamente habían estado ayudando para espiar Europa.

En Europa, el BND supuestamente espió a los ministros de Interior de varios países de la Unión Europea, como Austria, Croacia, Dinamarca y Polonia. También fueron intervenidos los correos electrónicos, faxes y teléfonos de numerosas embajadas y consulados: Austria, España, Francia, Grecia, Italia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza, Vaticano y, fuera de Europa, EE. UU. Por último, también sufrieron este espionaje masivo las comunicaciones de periodistas extranjeros al menos desde 1999, incluidas la agencia de noticias Reuters, el periódico New York Times o la cadena de televisión BBC.

Reino Unido sienta cátedra

Según una ley aprobada en 1994 por los conservadores británicos, el interés del Estado se encuentra en un nivel superior al de la cortesía diplomática, por lo que en Reino Unido es legal espiar a los diplomáticos extranjeros. A finales de 2016 sus principales periódicos publicaron numerosos casos de espionaje llevados a cabo por el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno británico (GCHQ por sus siglas en inglés) entre 2008 y 2011. Además del GCHQ, integrado en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Reino Unido cuenta con el Servicio Secreto de Inteligencia, más conocido como MI6, responsable de la inteligencia exterior, y el Servicio de Seguridad o MI5, responsable de la inteligencia interior.

Durante la cumbre del G20 celebrada en 2009 en Londres, el GCHQ espió al francés Pascal Lamy, presidente de la Organización Mundial del Comercio desde 2004 y miembro del Partido Socialista francés. En ese momento Lamy estaba llevando a cabo una campaña para convencer a los demás países del grupo de no implementar medidas proteccionistas. También espió a organismos gubernamentales franceses, como los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Interior, al igual que la Dirección de Desarrollo —incluid la secretaría de Estado de Comercio Exterior— y el personal de muchas embajadas de otros países ubicadas en París.

El GCHQ también mantuvo en su radar al español Joaquín Almunia, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios de 2004 a 2010 y posteriormente vicepresidente de la Comisión Europea y comisario europeo de Competencia entre 2010 y 2014. La lista se amplía, entre otras muchas organizaciones internacionales espiadasen los últimos diez años, al Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas y a la Unión Africana.

Tampoco escaparon a la estrecha vigilancia electrónica los diplomáticos israelíes, tanto los destinados en Jerusalén como los destacados en el extranjero, especialmente en África. Los intereses de Israel se convirtieron en un importante objetivo, desde sus pujantes industrias en los sectores de la defensa y la alta tecnología hasta los centros de formación científica y la Agencia de Cooperación Internacional y Desarrollo. Der Spiegel también denunciaría en 2013 que el GCHQ había estado espiando en 2009 los correos electrónicos de los entonces primera ministra y ministro de Defensa alemanes. Los intereses del Reino Unido se centraban en las cuestiones económicas y los negocios: intentaban conocer de antemano los intereses, planes e inversiones de otros países.

Para poner en marcha estas operaciones masivas de vigilancia, el GCHQ cuenta con programas de vigilancia electrónica como Tempora, que permite almacenar enormes cantidades de información. Solo en 2012 vigiló diariamente unos 600 millones de contactos telefónicos mediante el empleo de superordenadores con capacidad para procesar 192 veces al día el equivalente a los 40 millones de palabras que forman la Enciclopedia Británica.

Para ampliarEl imperio de la vigilancia, Ignacio Ramonet, 2016

El espionaje británico en África

Entre 2009 y 2010, el GCHQ interceptó las comunicaciones de los principales líderes políticos y económicos de una veintena de países africanos —algunos de ellos excolonias y considerados aliados tradicionales—, a veces en beneficio de EE. UU., el país con el que Reino Unido está hermanado. El listado de comunicaciones intervenidas vía satélite incluía jefes de Estado, primeros ministros, militares, directivos de servicios de inteligencia, diplomáticos —tanto de otros países destacados en países africanos como de estos países destinados en el extranjero—, prominentes empresarios y destacados hombres de negocios y banqueros, además de sus principales asesores y personal de confianza. En ciertos casos, se llegó poner bajo vigilancia a toda la sede presidencial o gubernamental.

Entre 2009 y 2010, el GCHQ interceptó las comunicaciones de los principales líderes políticos y económicos de una veintena de países africanos.

Francia sufrió especialmente este espionaje; los diplomáticos franceses se convirtieron en objetivos prioritarios. Uno de los aspectos en los que se centró el espionaje fue la energía nuclear, campo en el que París es líder mundial a través de su empresa Areva. Los británicos estaban interesados en los acuerdos de explotación de minas de uranio en Níger y República Democrática del Congo. Tampoco escaparon del escrutinio de los espías otras empresas estratégicas francesas, como el consorcio de defensa Thales y la petrolera Total, e incluso ONG como Médicos del Mundo, cuyos correos electrónicos fueron interceptados.

Israel se sube al carro del espionaje

El Mosad, el servicio de inteligencia exterior israelí, también intentó espiar a la inteligencia interior y la policía francesas. Hasta dónde pueden llegar los límites de la diplomacia y cómo se confunde con el espionaje y la pura manipulación política queda evidenciado en el caso Shai Masot. A mediados de enero de 2017 apareció en los medios británicos la noticia de que este empleado de la embajada israelí en Londres —y también del Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel— había sido descubierto por un periodista de Al Jazeera de incógnito, que le grabó cuando aparentemente intentaba acabar con la carrera de un alto cargo del Gobierno británico destacado por su postura propalestina y crítica con los asentamientos israelíes. Además, el israelí también parecía estar implicado en una trama más amplia para influir en la escena política británica a favor de Israel.

En principio, la acción diplomática no debería entrometerse en los asuntos internos de otros Estados, pero la realidad se ha empeñado en llevar la contraria en abundantes casos. Lo habitual es que en las embajadas exista personal bajo cobertura diplomática que en realidad pertenece a los servicios de inteligencia del país, los cuales no siempre se limitan a recopilar información, pues a veces también llevan a cabo otro tipo de acciones —desde las de contenido económico hasta las de contenido político— más perjudiciales para los intereses del país en el que actúan. En este sentido, no ha sido infrecuente financiar a organizaciones o personas de la oposición en la confianza de que, llegados al poder, serían más favorables para los fines del país. De hecho, ha sido relativamente común que los servicios de inteligencia de un país, bajo cobertura diplomática, intentaran interferir en los procesos electorales de otros Estados con los medios a su alcance en cada momento, desde los tradicionales a los cibernéticos. Esas personas manipuladas pueden ser también del mundo de la comunicación, por su capacidad para influir en la opinión pública.

Antes de la Primera Guerra Mundial, los embajadores franceses en Moscú y Londres fueron actores principales en la conformación de la política exterior rusa y británica. Otro ejemplo que viene al caso es del embajador soviético Ivan Maisky, de gran influencia durante los años 30 y 40 en la vida política y social británica, quien nunca cejó en su empeño por influir en políticos, periodistas y, muy particularmente, en fomentar la oposición a las políticas apaciguadoras del primer ministro Neville Chamberlain. Por ello, la novedad del caso Masot quizá no sea la intención, sino el hecho de que haya sido descubierto, bien por su torpeza, por la habilidad del periodista o por la conjunción de ambas cosas.

El espionaje en el siglo XXI

Hoy en día, adjudicar una acción de ciberespionaje, influencia política o desinformación es una labor extremadamente compleja que trae de cabeza a los mayores expertos. Para empezar, son tareas que son llevadas a cabo, con mayor o menor intensidad y acierto, por la práctica totalidad de los servicios de inteligencia, lo que ya de por sí dificulta la identificación de la autoría. Si a ello se une una tecnología que avanza de modo exponencial y que permite camuflar sus acciones a quien dispone de ella en abundancia, resolver el rompecabezas se convierte en una verdadera gesta.

Por eso, se aconseja desconfiar de aquellos que, tan pronto como surge —de forma totalmente intencionada, en la mayoría de los casos— la sospecha de que algún país u organización puede estar detrás de ciertas acciones, no dudan en afirmar con determinación que conocen todas las repuestas. Si el mundo del espionaje siempre ha sido el territorio por excelencia de la mentira, el engaño, la artimaña, la astucia y la traición, hoy lo es más que nunca gracias a la suma facilidad que ofrece la tecnología.

Fuente: elordenmundial.com, 27/12/17.

Pedro Baños

Coronel en la reserva del Ejército de Tierra y diplomado de Estado Mayor. Fue jefe de contrainteligencia del Cuerpo de Ejército Europeo, profesor de Estrategia en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional y jefe de la Unidad de Análisis Geopolítico del Ministerio de Defensa. Se ha formado en una decena de países, incluidos Turquía, Israel y China. Autor del libro Así se domina el mundo (Ariel, 2017).

Aviso Legal

Ciberespionaje

Ciberespionaje, o espionaje cibernético, es el acto o practica de obtener secretos sin el permiso del poseedor de la información (personal, sensible, propietaria o de naturaleza clasificada), de individuos, competidores, rivales, grupos, gobiernos y enemigos para ventaja personal, económica, política o militar usando métodos en la Internet, redes o computadoras individuales a través del uso de técnicas de cracking y software maliciosos incluyendo Troyanos y spyware. Puede ser totalmente perpetrado en línea desde las computadoras de escritorio de profesionales en las bases en países muy lejanos o puede implicar la infiltración en el hogar por espías convencionales entrenados en computación o en otros casos puede ser la obra criminal de un hacker malicioso amateur y programadores de software.

El ciberespionaje típicamente supone tales usos de acceso a los secretos y archivos clasificados o el control de ordenadores individuales o redes enteras para una estrategia avanzada y para psicológica, política y físico subversion actividades y sabotaje. Recientemente, el espionaje cibernetico supone el análisis de la actividad publica en redes sociales como Facebook y Twitter.

Tales operaciones, no como el espionaje cibernetico normalmente son ilegales en el país de la víctima mientras que son apoyadas totalmente por el más alto nivel de gobierno en el país del atacante. La situación ética igualmente depende del punto de vista de uno mismo, particularmente de la opinión de los gobiernos involucrados.

En respuesta a los reportes de espionaje cibernetico por parte de China contra Estados Unidos, Amitai Etzioni del instituto para el estudio de la policía comunitaria ha sugerido que China y Estados Unidos deberían aceptar una política de aseguramiento mutuo con respecto al ciberespacio. Esto supondría permitir a ambos estados el tomar las medidas que ellos crean necesarias para su propia defensa mientras que simultáneamente acuerdan el abstenerse de asumir tomar pasos ofensivos o colaborar con el espionaje cibernetico; Esto también implicaría el investigar estos acuerdos. En septiembre de 2015, los Estados Unidos y China acordaron no permitir a las partes en sus naciones de espionaje cibernético unos de otros para obtener ganancias comerciales, pero no prohíben el espionaje gubernamental. Fuente: Wikipedia, 2018.

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Países en riesgo por el Cambio climático

octubre 26, 2018

Un mapa que revela los países que tienen más posibilidades de sobrevivir al cambio climático

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El cambio climático es real y está avanzando sin que nadie ponga remedio, pero hoy la pregunta es ¿puede tu país sobrevivir?

Capas de hielo derritiéndose, récords de altas temperaturas, aumento del nivel del mar, son solo algunos de los signos reveladores.

El cambio climático es una de las crisis más urgentes que enfrenta la humanidad. Es causado por una inmensa y continua acumulación de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera como resultado de la actividad humana, el cambio climático está causando una serie de eventos ambientales alarmantes.

Los paisajes nevados se están deshaciendo lentamente para dejar un desierto inhabitable, el aumento de la temperatura del mar está matando a miles de millas de arrecifes de coral y de vida marina, mientras que los fenómenos climáticos anormales se están volviendo más comunes y le cuesta miles de millones de euros a las naciones afectadas. Por ejemplo, las primeras estimaciones sugieren que el huracán Harvey de 2017 causó daños entre 48 mil millones y 134 mil millones de dólares.

Esto sirve como ejemplo de los efectos tan catastróficos que el cambio climático podría tener en nuestro planeta en un futuro si no hacemos nada para enfrentarnos a este problema.

Si bien está claro que no hay un solo rincón del mundo que esté a salvo de los cambios que se están produciendo en nuestro clima, queríamos saber qué países están en mayor o menor riesgo de sufrir los efectos del cambio climático.

Para responder a esta pregunta, examinamos los datos del Índice ND-Gain publicado por la Universidad de Notre-Dame. Este informe analizó 181 países en relación a su vulnerabilidad al cambio climático y cómo están de preparados para afrontarlo o adaptarse lo mejor posible, basándose en factores como la atención médica, el suministro de alimentos y la estabilidad del gobierno.

También analizamos la cantidad de dióxido de carbono que emiten todos los 181 países cada año para tener una noción de cómo contribuye cada nación al cambio climático. Esto nos permite comparar la probabilidad que tiene cada país de sobrevivir a los cambios en el clima global con su responsabilidad ante el fenómeno.

¿Qué país es el que tiene más probabilidades de sobrevivir al cambio climático?

La respuesta es Noruega, gracias a su bajo puntaje en vulnerabilidad y alto puntaje en preparación. A sus vecinos nórdicos también les fue bien, con Finlandia (3º), Suecia (4º), Dinamarca (6º) e Islandia (8º) obteniendo 5 de los 10 mejores lugares para sobrevivir. Conclusión rápida, todos debemos huir a los países del norte de Europa y el Atlántico norte para vivir nuestros últimos días en caso de que nuestro planeta se vuelva inhabitable.

 

Curiosamente, el Reino Unido y los Estados Unidos no se posicionaron entre los 10 primeros, clasificándose en los puestos 12 y 15 respectivamente. Ambas naciones fueron nombradas entre los 10 países con mayor probabilidad de sobrevivir al cambio climático en la versión 2015 de este mapa, pero un empeoramiento general de su vulnerabilidad y porcentaje de preparación les hicieron bajar en el ranking.

Aún más sorprendente es la posición de China en el ranking: 59º. A pesar de que podemos afirmar que es el mayor causante del cambio climático a nivel mundial, emitiendo anualmente la enorme cantidad de 9040 toneladas métricas de CO₂ a la atmósfera, esta nación es bastante sensible en cuanto a los efectos del calentamiento del planeta. Esto se debe en gran parte a la creciente población del país, que está ejerciendo una gran presión sobre los recursos naturales y los servicios públicos de China. Irónicamente, la vulnerabilidad de China al cambio climático significa, por lo tanto, que podrían cosechar lo que están sembrando.

¿Quiénes son los mayores perdedores?

En el otro extremo del ranking, no es sorprendente que las naciones más pobres y menos desarrolladas del mundo tengan las menores posibilidades de sobrevivir al cambio climático. Los países del África subsahariana copan los 10 últimos puestos para la supervivencia, nombrando a Somalia como la nación con menos probabilidades de sobrevivir al cambio climático.

A Chad, Eritrea, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo también les fue mal, debido a su inestable gobierno, malas infraestructuras, falta de atención médica y escasez de alimentos y agua.

cambio climaticoEstos informes nos sirven como un claro recordatorio de la necesidad que tienen los países más ricos y más poderosos de apoyar a las naciones más vulnerables del mundo. Más aún cuando muchas de las economías más ricas son las que más contribuyen al cambio climático, pero tienen menos probabilidades de verse afectadas. Al mismo tiempo, los países empobrecidos con menos responsabilidad son los que más sufren.

Para poner esto en perspectiva, Eritrea emite solo el 0.01% del dióxido de carbono total que Estados Unidos produce cada año: apenas 0.6 toneladas métricas de CO₂ en comparación con las 4997 toneladas del país norteamericano.

Es cierto que el cambio climático afectará a todo el planeta de una u otra manera, por eso este mapa muestra claramente qué países son los más afectados (y menos afectados). Ahora mismo está aumentando la presión para que los líderes mundiales encuentren una solución efectiva para detener el cambio climático antes de que sea demasiado tarde y las naciones comiencen a sucumbir a las consecuencias desastrosas de un mundo que se calienta cada día más.

Fuente original: theecoexperts.co.uk

Fuente: ecoinventos.com, 24/10/18.


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Argentina y la Nueva Geopolítica

octubre 19, 2018

La Nueva Geopolítica

Macri no debería ignorar que comenzó una nueva fase de las relaciones internacionales en las que existe una competencia abierta entre las grandes potencias.

geopolítica

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Según Francis Fukuyama, la historia terminó con la caída del Muro de Berlín, en 1989, cuando concluyó la Guerra Fría y comenzó una etapa en la que Estados Unidos tuvo su momento unipolar. Una tesis que proclamaba que la democracia liberal de Occidente había triunfado sobre el fascismo y el comunismo y devenido en la forma final de gobierno, haciendo inviable los conflictos entre las grandes potencias, pues el Pacto de Varsovia también había concluido, la URSS se transformaba en la Federación Rusa, y tanto ella como China no estaban en condiciones de competir con el liderazgo norteamericano.

Pero los fracasos de Estados Unidos en Irak, Afganistán y otros acontecimientos, así como la modernización y expansión de las fuerzas armadas chinas y sus acciones en Asia y en el Pacífico, la anexión de Crimea por parte de la Federación Rusa, la participación de sus fuerzas irregulares en Ucrania y su intervención en Siria, demuestran que el momento excepcional de Estados Unidos fue de corto plazo y comenzó uno nuevo, diferente, caracterizado por su competencia global con Rusia y China.

A partir de ello, regresaron las rivalidades características de la geopolítica y la vigencia de la política de poder en la interacción de los grandes actores internacionales. Temas como fronteras, bases militares, autodeterminación y esferas de influencia, vuelven a tener prioridad sobre el orden mundial y la gobernanza internacional. Rusia y China no aceptan el acuerdo geopolítico existente y siguen distintos cursos de acción para modificar su dinámica. Tal escenario genera tres problemas centrales: el desafío ruso al orden de seguridad europeo y a la OTAN; la crisis del Oriente Medio y las tensiones geopolíticas en el Asia, incluido el conflicto con Corea del Norte.

Bajo esa perspectiva, y ante la presidencia argentina del G20 durante 2018, parece razonable orientar las acciones de nuestra política exterior, incluida la amplia apertura al mundo, contemplando dos sucesos que ilustran esa nueva geopolítica.

  • El 13 de febrero, el director de Inteligencia Nacional, Daniel R. Coats, presentó al Senado de Estados Unidos su evaluación de las amenazas mundiales. Su contenido demuestra una gran precariedad y peligro. Estos fueron algunos de sus conceptos significativos.

Mientras se ajustan a las nuevas prioridades de la política norteamericana, aumentará el antagonismo entre los países debido a que las principales potencias y otros agresores peligrosos explotan las presentes tendencias globales. El riesgo de conflictos entre Estados, incluyendo a las grandes potencias, es el mayor desde el fin de la Guerra Fría. Las amenazas más inmediatas provienen de Corea del Norte, de los proxies utilizados por los iraníes y por los sauditas en esa misma región. Paralelamente crecerá la amenaza de acontecimientos provocados por la administración de armas de destrucción masiva.

Los adversarios de Estados Unidos y otros actores internacionales utilizarán todos los instrumentos de su poder nacional –incluyendo medios cibernéticos e informativos–, condicionando a las sociedades, los mercados, las normas de convivencia, las instituciones y a otros núcleos del poder internacional.

Tanto China como Rusia buscan esferas de influencia y tratarán de condicionar a Estados Unidos en sus regiones. En ese contexto, los aliados y socios de Estados Unidos pueden dudar de su voluntad y capacidad para mantener sus compromisos internacionales, induciendo a la reorientación de sus políticas e intereses comerciales.

Las fuerzas que favorecen el orden geopolítico y la estabilidad proseguirán debilitándose, como también las normas que sostienen el orden internacional. Nuevas alianzas y lazos informales –fuera de los bloques tradicionales del poder y de los gobiernos nacionales– afectarán progresivamente la cooperación internacional.

Se incrementarán las tensiones entre los países y evolucionará la amenaza de los grupos sunnitas (fundamentalmente el Estado Islámico y Al-Qaeda), los que tienden a reagruparse tras las pérdidas que experimentaron en Oriente Medio.

El informe subraya la interferencia de Moscú en la política interna norteamericana, a través de acciones directas sobre el sistema electoral o por medio de identidades ficticias en las redes sociales, evaluando que podrían repetirse en las elecciones de medio término este año. A pesar de que fueron realizadas las imputaciones específicas, el Presidente Donald Trump alegó que su campaña no hizo nada mal.

  • El segundo acontecimiento, se relaciona con la 54ª. Conferencia de Seguridad en Múnich (16 al 18 de febrero), una versión geopolítica de la que tiene lugar en Davos en lo económico. Su Informe sobre la situación mundial destaca que en 2017 se presentaron signos de erosión del llamado orden internacional liberal, se estuvo muy cerca de un conflicto de gran significación y aumentaron las tensiones enumerando: la escalada retórica entre los Estados Unidos y Corea del Norte, la división entre los países del Golfo y el cuestionamiento de Tratados referentes al control de los armamentos.

Sus participantes subrayaron la complejidad, imprevisibilidad y volatilidad en la escena internacional los grandes peligros en el ciberespacio, la guerra en Siria, la posibilidad de una guerra en Corea, la falta de confianza entre las Grandes Potencias y entre las instituciones que gobiernan al mundo, y una polarización política que hace muy difícil lograr el consenso.

Ante esas inquietantes descripciones, se agrega que Estados Unidos, el país más poderoso por su capacidad económica y militar, demuestra un accionar signado por la imprevisibilidad de su Presidente. En su campaña, Trump declaró que su objetivo central sería “Primero Estados Unidos” y el abandono del liderazgo en la escena global. Sin embargo, durante su primer año de Gobierno no dejó el activismo ni redujo sus acciones internacionales. En suma, conservó la búsqueda de la hegemonía y compite con las mayores potencias, mientras aumenta significativamente su presupuesto de Defensa y desarrolla una política dura hacia Corea del Norte e Irán.

El presidente Macri no debería ignorar que comenzó una nueva fase de las relaciones internacionales, en las que existe una competencia abierta entre las grandes potencias, lo que puede dar lugar a una estabilidad frágil o a enfrentamientos de carácter violento.

Fuente: eleconomista.com.ar, 2018.


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Geopolítica e Inteligencia de Negocios

octubre 13, 2018

De la inteligencia comercial a la geopolítica en el nuevo orden mundial indirecto

Por Mónica Niño Romero.

La prospección de mercados en la era digital viene dada por utilizar herramientas de análisis de datos. Detectar las señales de negocio en la exploración Business to Business (B2B) es imprescindible en la implementación de acciones de inteligencia en la venta corporativa. Las redes sociales son canales con multitud de datos e interactuaciones de comunicación bidireccional, que deben ser analizados con perspectiva digital.

El big data supone un foco de información muy potente para el desarrollo de negocio. Las soluciones de inteligencia comercial B2B optimizan recursos y afinan los resultados de forma objetiva, segmentando, para desarrollar una estrategia eficiente. La agrupación de todos los millones de datos en internet, redes sociales, foros, etc. determina un posicionamiento, teniendo en cuenta el mercado y el target, para llevar a cabo un plan de marketing enfocado desde el social selling.

El campo de acción de los directorios comerciales pasa por ser herramientas de marketing digital, con la posibilidad de ser potentes aplicaciones de inteligencia digital. Todo lo que aporte y genere información para que sea transformado en valor añadido será susceptible de incorporarse a tareas de inteligencia.

La inteligencia comercial puede incluirse dentro de la inteligencia corporativa o empresarial. A través de los datos se crean estrategias, que producen tendencias. Generalmente las empresas organizan esto a través del Desarrollo de Negocio. Emanan sus objetivos de la inteligencia corporativa o estrategia de la empresa.

En definitiva, la inteligencia se aplica a múltiples escenarios, desde el ámbito militar hasta las operaciones financieras pasando por las empresas y corporaciones con el enfoque hacia las ventas. Es el uso de la información, a través de los datos, con una aplicación y hacia la toma de decisiones. Aunque cada vez sea más determinante el uso de los datos personales y sus normativas. De aquí la inminente llegada del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea.

En 1958 un investigador de IBM, Hans Peter Luhn, crea el término “Inteligencia de negocio” Business Intelligence, que es  “la habilidad de aprender las relaciones de hechos presentados de forma que guíen las acciones hacia una meta deseada”. Se comienzan a crear las primeras bases de datos, los informes y análisis con la analítica de datos, determinando un camino de largo recorrido .

El imperio de los datos

La tercera dimensión de la comunicación, es decir, las redes sociales, comienza a dar frutos a través del valor añadido de las conversaciones virtuales. Su uso, mal uso o abuso está en entredicho por diversos casos. Ya se ha utilizado como minería de datos (data mining) para comunicación estratégica en política. Tenemos varios casos recientes: Cambridge Analítica, la venta de datos por Facebook … De aquí al uso geopolítico va un paso. Señalaba el escritor Moisés Naim en su libro “El fin del poder” nuevos factores geoestratégicos, como son los micropoderes o la incursión de agentes indirectos. “El poder, entendido de forma tradicional como tal, se está volviendo cada vez más débil y, por tanto, más efímero” se extrae de este tratado.

La conquista -ya sea de la compra, ya sea de los territorios o ya sea de las voluntades- era antes directa. Lo señala el experto Pedro Baños en su obra “Así se domina el mundo“: los poderosos conquistaban países que gobernaban de forma hegemónica; ahora -y desde hace ya un tiempo- la inteligencia utiliza medios indirectos: cultura, economía, psicología, redes sociales.

Esto puede producir una degradación del poder y un acortamiento de los periodos en que se detenta el poder -los mandatos políticos se abrevian-, por tanto, se potencia el surgimiento de nuevos autoritarismos, violentos a la vez que volátiles, y aupados viralmente. La geoestrategia es ahora tecnopolítica y la inteligencia comercial es aplicable a todo. Ya lo decía Lenin: “la política no es más la que la expresión concentrada de la economía”.

Fuente: observatorio.cisde.es, 14/05/18.

 

Geopolítica en los Negocios

octubre 10, 2018

Geopolítica

La Geopolítica es el estudio de los efectos de la geografía -humana y física- sobre la política internacional y las relaciones internacionales. Es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas.

 

Geopolítica en los Negocios

Extendiendo el concepto al mundo empresarial surge una nueva vertiente: la del desarrollo de compañías grandes u organizaciones multinacionales de gran poder económico y político -algunas superiores a muchos estados-, que fomentan estrategias territoriales cercanas al estudio de la geopolítica macroeconómica. Para el experto en geopolítica Bernabé Gutiérrez, la geopolítica empresarial es «la disciplina que estudia sistemáticamente los factores, relaciones y tendencias macro políticas, analizando cómo afectan a países, compañías y mercados».

En su enfoque de expansión externa, la geopolítica propone el diseño de estrategias de expansión económica y crecimiento organizacional muy útiles sobre todo para aquellas empresas multinacionales cuyos productos y servicios se distribuyen en diversos territorios, bajo la presión competitiva de otras compañías que disputan los mismos territorios o nichos de mercado.

Mientras que en su enfoque de expansión de las fronteras interiores, esta ciencia contribuye al análisis y estudio de mercados nacionales y al diseño coherente de una estrategia de expansión física de la red de distribución de los productos y servicios ofrecidos por empresas con presencia a nivel nacional.

Fuente: Wikipedia, 2018.


PERSPECTIVAS: ¿Qué es global macro?

Por Bernabé Gutiérrez.

En distintas reuniones, seminarios y conferencias me encuentro siempre ante la siguiente pregunta, ¿qué es global macro?

Lo primero que cabe decir es que no hay una definición única sobre global macro y que, además, es un término poco conocido y malinterpretado en el mundo de la inversión, aunque de creciente interés.

Existen dos grandes referencias actuales para entender lo que es global macro. Nos referimos al trabajo realizado por Steven Drobny, co-fundador de Drobny Global Advisors, en sus dos libros: The Invisible Hands. Hedge Funds Off the Record—Rethinking Real Money, Steven Drobny, 2010; e Inside the House of Money: Top Hedge Fund Traders on Profiting in the Global Markets, Steven Drobny, 2008.

Sin remontarnos a los orígenes de lo global macro en John Maynard Keynes, el decano y el más popular entre los especialistas global macro es probablemente George Soros. Sin embargo, y quizás lo más relevante, no sean los nombres propios sino señalar que global macro es más un proceso o una forma de acercarse a los mercados, una práctica diaria, que un concepto definido.

Con dichas premisas, en Arthur Global Practice entendemos que “global macro es sinónimo de geopolítica e integra una visión top-down y bottom-up. Perspectiva con la que analizamos diariamente los mercados y que debemos tanto a Steven Drobny como a Yra Harris, considerado uno de los principales profesionales macro por la revista Forbes.

Top-down (‘de arriba abajo’) y bottom-up (‘de abajo arriba’) son estrategias de procesamiento de información características de las ciencias de la información.

Por tanto, podemos decir que global macro son aquellos “factores fundamentales” que mueven los mercados financieros, las empresas y los países. Lo que en la práctica se traduce en variables tales como las políticas económicas y gubernamentales, las acciones de los bancos centrales y las elecciones, las estrategias corporativas y de expansión de las compañías, los niveles de deuda y los mercados emergentes o los desastres naturales y la gestión de los recursos naturales, entre otros muchos factores.

Esto es, una cartera especializada global macro puede afectar tanto a fondos de pensiones, family offices, como gestoras patrimoniales y puede contar en su portfolio con temas tales como: la política monetaria de la Fed y la Casa Blanca; el dólar y el oro; Yahoo, Telefónica y Google; Sanofis-aventis y la industria farmacéutica; el BBVA, Santander y el riesgo político; el cambio climático y las elecciones brasileñas, etc.

Una visión, la global macro, que destacados inversores value como Lou Gerken o García Paramés a reconocer, ya que incluso el mismísimo Warren Buffet señaló en su reunión de O comienzan maha en el 2007 que “me importa mucho el país y el contexto geopolítico en el cual estoy invirtiendo”. O Bill Gross y Mohamed El-Erian, de Pimco, al señalar que “no somos expertos en macro política, pero respetamos y escuchamos las ideas de aquellos que lo son”.

En suma, y dada la importancia del factor global macro, parece esencial ver lo value y lo macro como la parte de un todo, la ecuación de inversión, y no como fuerzas opuestas; ya que el asesoramiento global macro puede ayudar a confirmar o cuestionar la estrategia de inversión y/o la selección de un valor para la cartera. A la vez que sacar a la luz y descubrir nuevas oportunidades de inversión.  Lo que supone una clara ventaja competitiva y una buena gestión de riesgos.

—Bernabé Gutiérrez es fundador y consejero delegado de Arthur Global Practice, una boutique de asesoramiento global macro dedicada a un número limitado de inversores, que se sitúa entre España y Washington D.C. Es presidente de Geopolitical Business Club y autor de un blog en Funds People “Geopolítica empresarial”.

Fuente: morningstar.es,  08/11/10.


Más información:

La Geopolítica del Libre comercio

Vaca Muerta: la Geopolítica global y la Defensa nacional


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