El encaje de los números complejos como instrumento de gran potencia en varias ramas de matemáticas puras y aplicadas transitó por distintas fases de aceptación que fueron encabezadas por eminentes matemáticos
Por Juan Matías Sepulcre.
Los números complejos hicieron sus primeras tímidas apariciones en la escena científica a través de los trabajos del médico y matemático Girolamo Cardano (1501-1576) del matemático e ingeniero hidráulico Rafael Bombelli (1526-1572) en relación al cálculo de las raíces de un polinomio cúbico, es decir, en la búsqueda de valores exactos X0 cumpliendo relaciones de la forma:
En realidad, aunque no fue la motivación principal de su aparición en escena, los números complejos ya surgen de forma explícita en las soluciones de determinadas ecuaciones cuadráticas. Por ejemplo, consideremos la ecuación: x²-2x-3=0
Que equivale a: (x+1)(x-3)=0
Resulta claro que sus soluciones son: x=-1 y x=3
Sin embargo, si consideramos la ecuación: x²+1=0
El lector puede observar que, como el cuadrado de un número real cualquiera es positivo o nulo, no es posible resolverla mediante números reales . Sin embargo, si introducimos un número que podríamos llamar la raíz cuadrada de menos uno , obtenemos algebraicamente las soluciones:
No obstante, antes de la época del renacimiento en la que se abordan las soluciones de las ecuaciones cúbicas, la aparición de la raíz de un número negativo en el análisis de cualquier ecuación, también cuadrática, llevaba inmediatamente a la interpretación de que el problema asociado a tal ecuación no presentaba solución alguna .
Hoy en día sabemos que los números complejos constituyen una herramienta esencial de trabajo de algunas ramas de matemáticas puras y aplicadas como la variable compleja, ecuaciones diferenciales, aerodinámica, hidrodinámica o electromagnetismo. De hecho, es altamente reconocida su utilidad en muchos campos del análisis matemático, álgebra, mecánica cuántica, electrónica o telecomunicaciones.
Sin embargo, podríamos decir que desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII estos números fueron usados con cierto recelo y desconfianza , siendo motivo de diversas controversias entre los miembros de la comunidad científica.
De hecho, fueron inicialmente considerados como números imposibles tolerados únicamente en un limitado dominio algebraico por su utilidad complementaria para resolver ciertas ecuaciones cúbicas. Esto se debía principalmente a que, por aquel entonces, resultaba difícil concebir cualquier realidad física que correspondiese con ellos, lo que llevaba a diversos autores a emplear términos como sofisticados, sin sentido, inexplicables, incomprensibles o imposibles para referirse a tales números.
En realidad, el propio Cardano, en cuyos manuscritos aparecen raíces cuadradas de números negativos, los trataba de modo muy sutil, como un mero artefacto matemático carente de significado propio, pero dotados de algunas reglas para manipularlos. Sin embargo, tras el desarrollo de la obra Ars Magna de Cardano, Bombelli fue un paso más allá al desarrollar una cierta aritmética en torno a ellos, algo de lo que nos ocuparemos más adelante.
Números negativos e irracionales
Un proceso similar ocurrió también con los números negativos, que no fueron plenamente aceptados hasta finales del siglo XVII . Por ejemplo, el hecho de hablar de -1 piezas de fruta no conllevaba grado alguno de realismo, pero desde ese mismo punto de vista tampoco lo hubiera comportado hablar de ¾ de una persona o afirmar que las mujeres tuvieron un promedio de 2,5 hijos en algún momento dado.
Sin duda alguna, hoy en día la ausencia de los números negativos también nos resultaría inconcebible, y es que por ejemplo la posibilidad de trabajar con magnitudes negativas nos permite constantemente representar deudas, pérdidas, disminuciones … algo tan habitual como el hecho de manejar temperaturas negativas.
De hecho, todo ello nos ayuda también a interpretar con mayor claridad, y expresar algebraica y rigurosamente, resultados estadísticos como el que nos permite afirmar que la tasa de fecundidad en una cierta región se haya reducido hoy en día a la mitad si la comparamos por ejemplo con el año 1960.
Además, desde un punto de vista geométrico, si consideramos los números reales como vectores dotados de magnitud (su valor absoluto) y sentido (dependiendo del signo), entonces la multiplicación por el número negativo -1 hace cambiar de sentido el número que estamos multiplicando, lo que nos añade otra razón natural de su existencia (por cierto, el lector podrá observar más tarde, cuando tratemos la interpretación geométrica de los números complejos, que lo que haremos será establecer otras direcciones en nuestra particular brújula).
Relaciones de inclusión entre distintos conjuntos numéricos
Mucho antes, en plena Grecia Clásica , el descubrimiento de que la diagonal de un cuadrado no podía expresarse como una cantidad entera de las unidades que miden los lados, esto es, la constatación de la presencia de números irracionales en tal desarrollo, llevó a la Escuela Pitagórica (en el siglo V a.C.) a una gran consternación , pues en su forma de pensar no tenían cabida las magnitudes inconmensurables .
Anque pensemos que:
Supone una precisión de medida que es físicamente imposible, en términos prácticos no cabe duda que la existencia formal de los números irracionales, junto con todas las abstracciones teóricas realizadas hasta la fecha (incluyendo la propia simbología utilizada para los números naturales y la de los números negativos), nos han ayudado a evolucionar independientemente de su realidad física inmediata … y, desde luego, los números complejos no se escapan de este mismo contexto.
La geometría de los números complejos
Además de su aparición en la resolución de las ecuaciones cúbicas, actualmente se conoce la importancia que los números complejos tuvieron en el planteamiento y resolución de muchos problemas de la física matemática: magnetismo, calor, electricidad, gravedad, flujo de fluidos …, pero sin duda un factor que ayudó considerablemente a la plena aceptación de los números complejos fue el hecho de haber podido realizar una clara interpretación geométrica, algo que popularizó enormemente el brillante matemático Carl Friedrich Gauss (1777-1855).
A este respecto, las coordenadas cartesianas en el plano, llamadas así en honor a René Descartes (1596-1650) por su nombre latinizado Renatus Cartesius , asocian a cada punto del plano un par de números denominados abscisa y ordenada. Así, todo número complejo puede representarse en el análogo plano bidimensional complejo como un par ordenado de números reales (a,b), donde a se denomina la parte real y b la parte imaginaria, e identificando los pares (a,0) con los números reales a , y los pares de la forma (0,b) con los llamados números imaginarios puros.
A este respecto, el par (0,1) se le denominó la unidad imaginaria , por ser de naturaleza distinta a la del número real, y es denotado por i, símbolo introducido en la literatura en 1779 por el prolífico matemático, físico y filósofo Leonhard Euler (1707-1783). Los números relacionados, es decir, aquellos de la forma a+bi, con a y b números reales, son los que llamamos números complejos y la colección de todos ello se suele denotar por C.
Aritmética de los números complejos
En el sentido anteriormente descrito, los números complejos son una extensión del sistema de los números reales y constituyen un sistema más amplio en el que cualquier polinomio de grado mayor o igual que 1 admite soluciones, resultado que se conoce con el nombre de teorema fundamental del álgebra y que logró demostrar correctamente Gauss en 1799.
Eso sí, mientras que en nuestro día a día comparamos constantemente dos números reales para decidir cuál es el mayor, esto no se puede realizar en general con los números complejos. Sin embargo, su aritmética es sencilla, ya que la suma y la multiplicación de dos números complejos es la natural, con el ingrediente extra de que cada vez que aparezca i² se reemplaza por -1 .
De hecho, si (a,b) y (c,d) representan dos números complejos arbitrarios, su suma y producto vienen dados de la siguiente manera:
(a,b)+(c,d)=(a+c,b+d),
(a,b)•(c,d)=(ac-bd, ad+bc).
Equivalentemente,
(a+bi)+(c+di)=a+c+(b+d)i,
(a+bi)•(c+di)=ac-bd+(ad+bc)i.
Resulta asequible comprobar que estas operaciones satisfacen las propiedades de conmutatividad, asociatividad y distributividad , también comunes a las operaciones con los números reales. A partir de ellas, también se pueden definir de forma coherente sus operaciones inversas, esto es la resta y la división, y otras operaciones más enmarcadas en el sistema de los números complejos como el conjugado, módulo, argumento o las raíces n -ésimas, algunas de las cuales trataremos a continuación.
Ahondando en la interpretación geométrica
A la vista de la interpretación geométrica realizada anteriormente, cualquier problema en el que las direcciones de un plano estén involucradas resulta ser una aplicación potencial de los números complejos. En particular, la física está repleta de tales interpretaciones.
A modo de ejemplo, pensemos en el fenómeno consistente en la propagación de una vibración, lo que nos conduce al concepto de onda.
Pues bien, los números complejos resultan ser una herramienta excelente para describir tales ondas como ocurre con el sonido , las olas del mar, las ondas sísmicas o la vibración de una cuerda. Prueba de ello es que si consideramos un número complejo z=a+bi, representado el plano bidimensional, siempre nos resulta posible trazar un segmento desde el origen de coordenadas (0,0) hasta el punto (a,b), sobre el que podemos calcular su longitud r (también llamado módulo de z y representado por |z|) y su ángulo α respecto del eje de abscisas (que da lugar al argumento de z). Es decir, con la ayuda de trigonometría básica, un número complejo lo podemos también representar mediante la llamada forma polar :
REPRESENTACIÓN GEOMÉTRICA DE UN NÚMERO COMPLEJO
Este desarrollo nos permite inmediatamente dar una interpretación geométrica de las operaciones suma y producto introducidas anteriormente. En efecto, ya podemos afirmar que la suma de dos números complejos es equivalente a la ley del paralelogramo de vectores , y también que al multiplicar dos números complejos sus ángulos se suman, es decir:
Propiedad que resulta muy útil para hacer procesamiento digital de señales, por ejemplo permitiendo rápidamente encontrar el método preciso que interviene en la variación de la fase y frecuencia de una onda, cuya descripción práctica viene dada por:
Ley del paralelogramo
Ahora el lector podrá tratar de deducir a partir de las propiedades anteriormente expuestas la, así llamada por muchos científicos, fórmula más bella de las matemáticas , esto es, la identidad de Euler, que involucra a cinco constantes matemáticas: 0,1,e,i,π, incluyendo por tanto a la unidad imaginaria.
Identidad de Euler
Finalmente, en este contexto conviene mencionar también los trabajos de distinta índole realizados por matemáticos como Leonhard Euler, Joseph-Louis Lagrange (1736-1813), Augustin Louis Cauchy (1789-1857), Karl Weierstrass (1815-1897) y Bernhard Riemann (1826-1866), a partir de los cuales se llegó a la plena aceptación de los números complejos como instrumento de gran potencia en el análisis intrínseco de la teoría de funciones, y en particular en la teoría de las funciones de variable compleja que constituye una de las ramas clásicas de las matemáticas que tiene sus raíces más allá del siglo XIX.
Juan Matías Sepulcre Martínez es Profesor Titular del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Alicante. Twitter: @JMSepulcre
El ABCdario de las Matemáticas es una sección que surge de la colaboración con la Comisión de Divulgación de la de la Real Sociedad Matemática Española (RSME).
Consideraciones actuales sobre la suspensión de juicio a prueba y la comisión de otro delito como causal de su revocación.
“Anden siempre asidas de las manos la justicia y la clemencia, tan unidas, que sean como partes del mismo cuerpo; usando con tal arte la una, que la otra no quede ofendida.” Diego de Saavedra Fajardo
SUMARIO:
1. Introducción a la suspensión de juicio a prueba: cuestiones generales y conceptuales.
2. El otorgamiento y revocación de la suspensión del juicio a prueba: la problemática acerca de la comisión de un nuevo delito y la reincidencia.
3. La revocación de la suspensión de juicio a prueba por la comisión de un delito ulterior: el supuesto fáctico y la divergencia jurisprudencial.
4. Qué debe entenderse por “comisión de nuevo delito” en el tiempo a efectos de la revocación de la suspensión del juicio a prueba.
5. La buena práctica judicial: la paralización de la suspensión de juicio a prueba sin declaración de la extinción de la acción penal ni activación de la prescripción.
6. Conclusión: una solución judicial ecléctica y equitativa frente a un problema jurídico-procesal y la demanda de una respuesta legislativa.
La revolución del mundo de las Finanzas le abrió las puertas al inversor individual permitiéndole acceder a los más sofisticados instrumentos de la Planificación Financiera. Para asegurar las mejores prácticas en esta disciplina surgió la Norma ISO 22.222.
Aumentó la expectativa de vida y la medicina permite un envejecimiento activo, con la posibilidad de seguir en casa para el adulto mayor. ¿Pero a quién debería dejar entrar la familia para que lo cuide?
Los adultos mayores siguen siendo sujetos con derecho a protagonizar su vida. .
Además de administrar personalmente los tres geriátricos que abrió en Buenos Aires hace cinco décadas junto con su marido, hasta hace poco Virtudes F. iba sola al supermercado y volvía a su casa cargando dos bolsas llenas de provisiones. Sólo después de sufrir un trastorno cardiovascular que la obligó a bajar el ritmo, aceptó contratar una empleada con cama adentro para que la acompañe por las noches. “No puedo quedarme sin hacer nada. Lo intento, pero no puedo. Tener ocupada la cabeza te obliga a no pensar tonterías. Hay que hacer, moverse, trabajar hasta el último minuto. Eso es lo que te mantiene vivo”, advierte esta gallega guapa de 92 años y memoria prodigiosa, que –a pesar de que sus hijas siempre se ofrecen a ayudarla– sigue ocupándose personalmente de los trámites bancarios de la empresa familiar.
La suya es de esas tantas excepciones que últimamente son noticia: personas longevas que se conservan en impecable estado físico y mental, como la nonagenaria actriz y conductora Mirtha Legrand, por citar un caso conocido. “No hay día en que la llame por teléfono y ella no me diga ‘bueno, te corto Marce, tengo que lavarme la cabeza para salir’”, contaba su hija recientemente, a propósito del cumpleaños de la diva de los almuerzos.
El aumento de la expectativa de vida y los avances de la medicina preventiva permitieron a muchos adultos mayores transitar lo que hoy se conoce como un “envejecimiento activo”, evitando o retrasando así la internación en residencias para adultos mayores. Los geriátricos u hogares de ancianos eran hasta hace una década la alternativa inexorable, más allá del grado de dependencia de la persona. Hoy existe una instancia anterior gracias a la profesionalización del cuidador domiciliario, una figura que tarde o temprano se vuelve imprescindible dentro de cualquier familia donde haya abuelos.
«Se necesita ser fuerte y decidido para soportar la parte más delicada de la tarea, que es compartir el último tramo de la vida».
Personas capacitadas. Los cuidadores no son asistentes ni acompañantes terapéuticos, tampoco enfermeros. Son personas capacitadas para garantizar “la supervivencia social y orgánica de las personas con dependencia, es decir, de aquellas que carecen de autonomía personal y necesitan ayuda de otros para la realización de los actos esenciales de la vida diaria”, según coinciden las definiciones autorizadas.
Actualmente, sólo a nivel oficial, existen en todo el país más de 45.000 cuidadores domiciliarios inscriptos en el Registro Nacional de Cuidadores Domiciliarios implementado dentro del programa que lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Social. La mayoría de ellos se formó profesionalmente en los cursos teórico/prácticos que dicta ese organismo y otras instituciones educativas, donde se imparten conocimientos específicos que habilitan para la tarea de atender, evitar situaciones de riesgo y tomar decisiones orientadas a mantener la integridad de adultos mayores, personas con discapacidad y enfermedades crónicas.
Una vida integrada. “Como criterio general, es necesario privilegiar la atención en el domicilio y brindar en la casa y en su ambiente las ayudas necesarias para que la persona continúe en su ámbito familiar y social habitual. En estos casos, la presencia de los cuidadores es importante porque permiten que el anciano lleve una vida integrada. Hoy, el objetivo de la medicina es conservar la autonomía de las personas mayores y prevenir discapacidades para alcanzar una vejez sana, activa e independiente”, explica Enrique Rozitchner, médico psiquiatra y psicoanalista ex coordinador de Psicogeriatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). De ese modo, se refiere a que el ámbito familiar y social contribuye a la salud física y también anímica.
“Los factores sociales y psicológicos son de suma importancia para evitar la soledad y el aislamiento. Un factor importante es la salud mental por las limitaciones que traen, por ejemplo, trastornos como la depresión. Por eso, el apoyo de amistades, la familia y las actividades recreativas son un soporte importante para conservar la salud y la autonomía. Con todo esto quiero señalar la importancia de prevenir la institucionalización de las personas mayores, reservándolos únicamente a los casos de deterioro avanzado de las funciones”, agrega el Dr. Rozitchner.
Vivir en Casa. Según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a mediados del siglo XXI se duplicará la población de individuos mayores de 60 años debido a la caída de las tasas globales de fertilidad. Ya el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas realizado en 2010 en la Argentina indicaba que, en ese momento, en la ciudad de Buenos Aires había 626.1861 mayores de 60, lo que representaba el 21,7 por ciento de la población urbana.
“Las últimas investigaciones dicen que las personas mayores están bien y resuelven su vida cotidiana sin grandes problemas. En algunos casos, que aproximadamente el 5 por ciento de la población mayor tiene algún tipo de acompañamiento que, por lo general, lo proporciona un auxiliar gerontológico o una persona de servicio doméstico que cumple con la función de cuidado. De la población general, sólo un 2 por ciento se encuentra en internación geriátrica”, explica Julieta Oddone, coordinadora del Programa Envejecimiento de Flacso Argentina.
“Hace unos años hicimos un trabajo tomando una muestra representativa de la ciudad de Buenos Aires y eso arrojó, entre otros datos, que cerca del 1 por ciento de los que viven en hogares son personas en situación de pobreza, sufren enfermedades graves o no tienen familia. En esos casos, la institucionalización es un camino porque les mejora la calidad de vida, por eso no hay que demonizar el geriátrico. Eso no es conveniente. Si bien hay buenos y malos, a veces es la única salida, la única solución”, puntualiza.
Según cálculos de la ONU, a mediados del siglo XXI se duplicará la población de individuos mayores de 60 años debido a la caída de las tasas globales de fertilidad.
Cuidados especiales. La medicina moderna ha logrado que ciertas lesiones y patologías antes consideradas mortales ahora se traten como enfermedades crónicas, por lo tanto el paciente precisa cuidados especiales y permanentes. No obstante, cuando alguien ya no puede realizar por sí mismo el conjunto de actividades diarias básicas como levantarse de la cama, trasladarse, alimentarse, vestirse, higienizarse y manejar dinero, la familia debe asumir que necesita ayuda profesional. La búsqueda de personal idóneo, honesto y responsable suele ser un dolor de cabeza, pero la empatía, los conocimientos y el compromiso serán claves a la hora de elegir el cuidador adecuado. “El principal requisito para este trabajo es poner el corazón. De lo contrario, aunque uno lo intente, no se puede”, dice Lucila Fernández, que de lunes a viernes cuida a una mujer joven con una discapacidad mental y los fines de semana acompaña a una señora de 82 años que vive sola en una casa y no tiene familia directa.
Hace un tiempo, movilizada por su vocación, cursó la Diplomatura en Cuidados Domiciliarios e Institucionales que dicta la AMIA. “No es lo mismo atender a una persona enferma que a una sana. Esa es una primera gran diferencia. Hay que conocer las características de la patología para poder darle la atención que requiere el caso, tener mucha más paciencia, y sobre todo desarrollar la empatía. Los abuelos se enojan con la familia porque se sienten inválidos, e invadidos por un extraño que entra a su casa y que les toca sus cosas. No quieren reconocer que necesitan ayuda, ésa es una de las constantes en estos casos. La señora que cuido los sábados se puso mal al principio. Ahora nos llevamos bien. Pero no fue fácil. Voy los sábados cinco horas; en ese tiempo charlamos, me cuenta sus cosas, paseamos, tomamos la merienda, me fijo si tomó sus remedios, y así pasamos un rato agradable. Ahora hice un curso de acompañante terapéutico en la Universidad, y quiero seguir aprendiendo”, comenta.
Fuerza y decisión. Para Adelina Vásquez, experta en cuidar adultos muy mayores, además de paciencia, se necesita ser fuerte y decidido para soportar la parte más delicada de la tarea, que es compartir el último tramo de una vida. “Hay gente muy mayor viviendo sola en su casa, sin familia, abandonados. Se ven situaciones muy tristes. Hasta hace poco cuidé a una señora de 97 años y, antes, una de 100 y otra de 99. En esos casos hay que vigilar su higiene, mantener limpio su ambiente, que se alimenten y no se deshidraten, darles su medicación y escucharlos mucho. Siempre están recordando su pasado, las historias de su familia. Hice varios cursos sobre cuidados y realmente fueron útiles en la teoría, pero al final sólo es cuestión de amor. Lo único que funciona es el cariño. Y uno también se familiariza con la persona, comparte vivencias. Cuidé a una señora durante cuatro meses. Un día que no estuve se cayó, y la familia decidió ponerla en un geriátrico, y ahí murió por deshidratación. Fue al poco tiempo. Uno tiene que desarrollar el autocontrol para no sufrir y poder seguir ayudando. Hay que olvidarse de uno para poder dar. De eso se trata, nada más”, concluye.
Los negocios menos conocidos que hicieron aún más ricas a estas celebridades
Estos famosos han creado imperios comerciales y han sabido invertir su acaudalada fortuna en ideas que se convirtieron en todo un éxito.
Ser famoso suele ser un trabajo de tiempo completo que reditúa grandes ingresos. Pero estos actores, músicos, modelos y atletas se las ingeniaron para incursionar en negocios fuera del rubo en el que desempeñan y allí también lograron éxitos que incrementaron sus fortunas.
Jessica Alba vende productos ecológicos, Kate Hudson hace millones con una marca deportiva y Jared Leto al igual que el rapero Snoop Dogg poseen acciones en Reddit.
Estas son algunos de los famosos que salieron del mundo del entretenimiento y expandieron su poder en las industria minorista, de restaurantes y tecnología.
Gwen Stefani
La estrella de No Doubt tomó su estilo distintivo a la hora vestirse y se lo ofreció al mundo con su marca de bolsos y accesorios llamada L.A.M.B. Estrellas como Reese Witherspoon, Cameron Diaz, Carrie Underwood y muchas más han usado los diseños de Stefani.
Bono
Todos conocen a Bono porU2 y su activismo, pero no tanto por el hecho de que es cofundador de Elevation Partners, una firma de capital privado que invierte en nuevos medios y tecnología. La firma lleva el nombre de la canción de U2 «Elevation». Según Bloomberg, la compañía tiene participación en Facebook, Forbes y Yelp.
Robert DeNiro
Robert de Niro no solo es un extraordinario actor sino que también es un exitoso empresario gastronómico y hotelero. En la actualidad, el grupo empresarial del conocido «rey del sushi», Nobu Matsuhisa, y del protagonista de Taxi Driver cuenta con 33 restaurantes en cinco continentes y una decena de hoteles boutiques en ciudades como Londres y Chicago.
George Clooney
El gigante de bebidas alcohólicas Diageo compró en junio pasado la marca de tequila Casamigos, fundada por George Clooney, por USD 1.000 millones. La bebida de lujo fue creada en 2013 por el actor y dos de sus amigos, Rande Gerber y Mike Meldman.
Jessica Alba
La estrella del cine fundó Honest Company en 2012, una compañía que vende artículos orgánicos y sin componentes tóxicos para bebés, mujeres y para el hogar. La firma, cuyo éxito llevó a la actriz a la portada de la revista Forbes, tuvo problemas legales el año pasado tras la queja de los consumidores por la mala calidad de los productos. Para paliar las demandas pagó USD 1,55 millones. Pese a ese traspié, en los últimos años, ha generado cientos de millones en ventas anuales, lo que demuestra que fue una gran idea.
Ashton Kutcher
Todavía puede ser conocido por la mayoría como el actor de That ’70s Show, pero Ashton Kutcher se ha ganado un nombre en la industria de la tecnología en los últimos años. Él y Guy Oseary, el antiguo administrador de Madonna, forjaron un vínculo con el multimillonario Ron Burkle y formaron A-Grade Investments. Convirtieron USD 30 millones en USD 250 millones con el apoyo astuto de los niños mimados de Silicon Valley, incluidos Uber y Airbnb.
Jessica Simpson
En 2006, la cantante probó suerte también en el diseño de modas con su propia marca:Jessica Simpson Collection. Con miles de millones en ventas, su popularidad llevó a Sequential Brands Group a adquirir una participación mayoritaria en la marca por un monto no revelado.
Jared Leto
Jared Leto es un hombre muy ocupado. Es actor, apareció recientemente en la película Blade Runner 2049, y es dueño de un Oscar. También es el cantante principal de la reconocida banda 30 Seconds to Mars. Y además es un exitoso inversor tech: posee acciones de Snapchat, Spotify y Reddit.
Kate Hudson
La actriz de «Almost Famous» y «How to Lose a Guy in 10 Days» obtuvo un gran éxito con su línea de ropa deportiva Fabletics para la firma JustFab.
Según Bloomberg, la línea de la estrella es la marca de mayor crecimiento en la compañía de indumentaria, con ventas que se triplicaron de USD 50 millones a USD 150 millones en su segundo año.
Mark y Donnie Wahlberg
Los hermanos Wahlberg abrieron la cadena de restaurantes Wahlburgers en 2011, con la primera ubicación en Hingham, Massachusetts, a una hora de la ciudad natal de los Wahlbergs, Boston. La cadena ahora tiene múltiples locales en Massachusetts, Las Vegas y Filadelfia, y una en Coney Island. Pero, como informó Business Insider, se expandirá a 118 ubicaciones en los próximos cinco a siete años.
Abby Johnson (Ashley Bratcher) es una de las directoras más jóvenes de una de las clínicas «Planned Parenthood» que existen en la nación. Ejerciendo ese cargo ha estado involucrada hasta en 22.000 abortos y ha aconsejado a innumerables mujeres con respecto a la toma de decisiones relacionadas con la reproducción. Su pasión por la materia la llevaría a convertirse en la portavoz de la franquicia, luchando por establecer la legislación en que la ha que creído firmemente desde su adolescencia. Sin embargo, un día su perspectiva toma un inesperado rumbo tras presenciar algo que la marcará de por vida. (FILMAFFINITY)
Artículo publicado en Foro Patriótico el 05/12/2020.
La irracionalidad del aborto
Cualquiera que sea nuestra concepción de la política, cuando juzgamos justificadas las medidas de un gobernante apelamos a ideas como ajuste, oportunidad, conveniencia. Hablamos de medidas ajustadas, medidas oportunas, medidas convenientes. Los motivos de justificación de una acción determinada ponen de manifiesto, por lo tanto, la necesidad de someterla al tribunal de la razón, porque sólo la razón puede establecer en qué consiste lo ajustado, conveniente u oportuno de una acción humana. De allí la frase: “Un buen rey da órdenes razonables”.
Lo razonable en materia política es así sinónimo de prudente. Precisamente la prudencia, y no otra disposición, recurso o habilidad misteriosos es lo que permite al que gobierna señalar por antelación los medios requeridos para lograr los objetivos políticos; es decir prever. La capacidad de previsión, el sentido de la oportunidad, el discernimiento de lo conveniente, la prontitud en el pronunciamiento son aspectos de la sabiduría prudencial que le exigimos a quien manda para que sus órdenes sean razonables; si las posee será un buen gobernante y sus medidas resultarán siempre justificadas ante los gobernados; en una palabra, su autoridad quedará legitimada en el ejercicio del poder… Y si, además, las acciones emprendidas por el que manda tuviesen relevancia histórica (en tanto su contenido estuviese cargado de significación moral) dichas acciones ingresarían al patrimonio común de la tradición, trascendiendo las circunstancias concretas que le dieron origen.
Tenemos que tomar conciencia de la situación que atraviesa el país. Una conciencia abierta al debate en todos los ámbitos. Pero este conocimiento no puede ser moralmente indiferente o aséptico, en la medida en que estamos transitando hechos históricamente relevantes, sino que implica un discernimiento de lo bueno y de lo mal a la luz de la verdad, es decir, implica un juicio valorativo. No se trata de tomar conciencia “a secas” (que es una pura abstracción), sino la mejor conciencia moral respecto de los que está bien y está mal porque estamos ante un hecho y una verdad objetiva. De ahí que la tarea debe comenzar por modelar el juicio crítico del asunto y sembrar la inquietud por profundizar el tema porque está en juego una vida humana.
Las mujeres y hombres pro aborto insisten en su engañoso eufemismo llamando a dicho crimen como “Interrupción del embarazo”, encubrimiento del homicidio con lenguaje cortés, dado que los embarazos no se “interrumpen” porque la interrupción es el cese transitorio de una actividad para su posterior reanudación, pero el aborto es un acto de naturaleza definitiva e irreversible: precisamente porque la muerte es un hecho de naturaleza definitiva e irreversible: “ahorcar es interrumpir la respiración” decía con sorna Julián Marías.
El hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo necesite el ambiente del vientre materno para subsistir, no implica que no sea una parte distinta de la madre. Como sostenemos, desde la fecundación el niño tiene ya su patrimonio genético y su propio sistema inmunológico diferente del de la madre con quien mantiene una relación que, para ejemplificar, diríamos que es asimilable a la que sustenta un astronauta respecto de su nave: si saliese de ella moriría, pero no por estar transitoriamente adentro forma parte de la misma.
Bajo el ropaje de “salud pública”, los “derechos de la mujer” y de la falsa dialéctica casi luciferina de “salvar la vida de la madre y no del niño” se encubre una gran farsa que merece ser denunciada con todas las letras; toda vez que está en juego nuestra identidad cultural y, en segundo lugar, nuestro destino como nación, constituyendo la aprobación de esta ley a favor del aborto la última y más grave de las amenazas contra el futuro de la población argentina dado que se presenta como una verdadera confederación filicida.
El aborto es la muerte del concebido. Esta muerte puede ocurrir por causas naturales o por interferencia externa; esto, la muerte del niño por nacer, el ser más inocente e indefenso del universo, es un crimen.
Es sabido que el inciso 2° del artículo 86 del Código Penal exime de pena a los abortos “si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”. Es decir, fue, es y sigue siendo delito, pero no punible para la mujer que aborta, nada más, o sea, funciona como una excusa absolutoria únicamente para la madre.
Si bien existen fundadas y motivadas razones médicas, científicas, religiosas en contra del aborto nosotros vamos a aportar un único argumento, pero sólo desde la lógica.
Dicho ello, supongamos ahora un suceso extremo para demostrar la irracionabilidad del asunto, del argumento. Imaginemos el peor de casos: la violación de una niña de 13 años con síndrome de Down por parte de un pariente intrafamiliar depravado, pero por el grado de avance de la gestación no se encuentra dentro del plazo límite de “interrupción del embarazo” que pregonan arbitrariamente quienes están a favor del aborto legal, seguro y gratuito según el antojadizo almanaque que manejan; no obstante, las autoridades públicas competentes autorizan igualmente la práctica del aborto eugenésico dada la excepcionalidad del caso bajo estudio.
¿Qué hacemos? ¿Matamos al bebé?
El bebé tiene la mejor defensa que un inocente pueda tener. Una defensa metafísica, más allá de lo físico: «cuando se cometió el delito el no existía». Al que hay que condenar es al violador no condenar a pena de muerte y asesinar al bebé. Salvo Dios, ¿quién se arroga el derecho divino de decidir quién debe morir y quién debe vivir?
¿Quién puede asegurar que detrás de esa vida truncada no se escondía un extraordinario científico o artista, un gran deportista o un excelente estratega?
¿De qué derechos humanos nos hablan? Si el primer derecho humano es la vida por nacer, que es el primer sujeto a defender o tutelar sus derechos y no solamente desde una situación de la madre. Aun cuando la práctica del aborto sea clandestina o un riesgo para la salud y la vida de la madre, pareciera ser que el niño no cuenta. Los derechos y valores de toda persona deben ser considerados desde su concepción para evaluar correctamente su dignidad como ser humano único e irrepetible. El respeto de la ley natural y de las leyes biológicas está por encima de los intereses, la voluntad y la libertad de las madres por más que se trate de un embarazo no deseado. Los principales derechos positivos se basan en el derecho natural.
Porque si se niega que el hombre tiene naturaleza corpórea/espiritual y sostenemos, a través de un consenso social (una ley del Congreso), que se reduce a pura materia no existiría razón alguna para prohibir la tortura ni razón que nos lleve a respetar su vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Quedarían así justificadas y legalizadas todas las aberraciones que, lamentablemente, se dan de hecho en países con gobiernos supuestamente democráticos.
Esto es importante: lo que está en juego no es una simple lucha política o un derecho de salud pública sino «la pretensión destructiva del plan de la creación de Dios». Tomemos conciencia, ello es grave, el resultado y la finalidad son sumamente graves.
Por otra parte, decir que el homicidio voluntario se refiere sólo a la muerte del inocente es una arbitrariedad. Homicidio voluntario, objetivamente hablando, es la muerte de cualquier hombre o mujer, inocente o culpable, por decisión y a mano del propio ser humano. En un asunto tan grave que no podemos jugar con eufemismos lingüísticos o leguleyos y menos aún médicos, diplomáticos o económicos. Importa una concepción filosófica y humanística de la vida, del ser. En eso radica también la maldad objetiva de la pena capital que en nuestro país no se le aplica ni siquiera al peor violador y asesino serial, pero sí se le quiere imponer al ser más inocente e indefenso del planeta.
Análogamente, podemos decir que, si se pone tan gran atención al respeto de toda vida, incluida la del reo y la del agresor injusto, también le corresponde al feto humano, pues el mandamiento «no matarás» tiene un valor absoluto cuando se refiere a la persona inocente. Tanto más si se trata de un ser humano débil e indefenso, que sólo en la fuerza absoluta del mandamiento de Dios encuentra su defensa radical frente al arbitrio y a la prepotencia ajena.
Además, evitar nacimientos en Argentina implicará en un futuro un suicidio colectivo; toda vez que geopolítica, estratégica, demográfica y geográficamente tenemos un territorio deshabitado y una población insuficiente, nada más tentador para los grandes imperios del mañana.
Hay instituciones internacionales que trabajan en la difusión de esta “cultura de la muerte”. Los países pobres en los que la familia sigue siendo un punto de anclaje fundamental de la vida social son el blanco prioritario de las políticas eugenésicas y maltusianas. Grandes fundaciones manejadas por millonarios occidentales llevan a cabo programas de exterminio de niños no nacidos. Este combate por difundir la muerte a cualquier precio es una monstruosidad y supone un empleo descontrolado del poder económico para destruir a los débiles e indefensos. Estos hombres bailan sobre los cadáveres de cientos de miles de frágiles seres sacrificados para poder conservar su dominio; donde se califica de «amenaza» para la seguridad mundial la «explosión demográfica» en algunos países en desarrollo, como el nuestro, que, pese a irnos mal económicamente, tiene una sólida cultura arraigada en los verdaderos derechos humanos.
La masacre del nasciturus o niño por nacer está adherida a una corriente radical o extremista del feminismo que actúa desde organizaciones vinculadas a Naciones Unidas con abundantes recursos financieros y una red de apoyos políticos que componen una trama global.
Como ha dicho Ronald Reegan: “Tienen suerte los abortistas de que no se les haya aplicado las recetas que ellos patrocinan”.
Es una necesidad estratégica para nuestro país aumentar no disminuir considerablemente su población en las próximas décadas, de ahí la gravedad de comprender cabalmente la disminución de la tasa de natalidad, que se suma a la necesidad de fomentar la inmigración hacia nuestro despoblado territorio. Esta situación es la que señala con mayor énfasis la responsabilidad de gobernantes y dirigentes de todos los partidos políticos que, desde hace años permanecen impávidos ante este verdadero drama poblacional. Ni que hablar de la ceguera de quienes, no solo permanecen inactivos ante el bajo aumento de nuestra población, sino que en una actitud incomprensible e imperdonable pregonan la adopción de todos los métodos habidos y por haber que tienden a disminuir los nacimientos, actitud que es totalmente incompatible con los intereses nacionales.
No es casualidad que, en Argentina, cuando se negocia con el F.M.I., simultáneamente se debatiera la ley para aprobar el aborto. Eso ocurrió durante la gestión del ex presidente Mauricio Macri y también está sucediendo lo mismo ahora durante la administración del presidente Alberto Fernández.
¿Podrá un bebé en el vientre de su madre gritar la voz de ¡Alerta!?
Cuando Orwell publicó su gran novela futurista 1984, estaba describiendo un mundo que todavía no existía. No había INADI o policía del pensamiento, lo que él llamaría el Ministerio de la Verdad… Tampoco había Corte alguna de Derechos Humanos, que bajo pretensión de justicia violan cuanto derecho natural y bien fundamentado exista: derecho a la vida, a la familia, a la búsqueda de la verdad. Y ni siquiera podía vislumbrarse o imaginarse un “lenguaje inclusivo”, con pronombres obligatorios como pasa en Canadá. La feminista radical marxista Monique Wittig todavía no lo había inventado como método de supresión del hombre y la mujer para dar lugar al mentado “género”… Pero aún así, Orwell vislumbró una sociedad totalitaria signada por la escasez, una oligarquía imposible de derrocar, y la manipulación y uso del lenguaje como herramienta política para dominar a la sociedad y negar la realidad. Y por eso introdujo en su novela la “neolengua” (newspeak), el lenguaje obligatorio impuesto por el gobierno para transformar el pasado y controlar el presente, o como lo dijo en frase inigualable: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. Y parte de ese control se ejercía por medio de estadísticas mentirosas, por así decir como un INDEC de la mentira… Tampoco podía concebirse al gobierno como un Gran Hermano (Big Brother). El espionaje era el tradicional. Si querían saber sobre uno, te seguían, te intervenían la línea telefónica, pero si uno se cuidaba quedaba fuera de la órbita del Estado. Hoy en día eso es imposible, con TV o celulares que transmiten constantemente el alrededor, aplicaciones en el celular que reenvían todo tipo de información. Orwell lo vislumbró.
“Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado” (1984)
1984 fue en su momento una advertencia sobre los peligros del totalitarismo presente en germen dentro de las democracias liberales de occidente (de hecho, Orwell estuvo presente en la conferencia de los Aliados en Teherán de 1944 y estaba totalmente convencido de que Stalin, Churchill y Roosevelt trabajaban unidos para dividir al mundo), como un “si esto continúa así, en su momento, tarde o temprano, el totalitarismo va a llegar a occidente”…. Y ese momento, hoy, ha llegado. Orwell no trató de profetizar, ya que el futuro siempre será tan complejo como el presente. Pero pudo vislumbrar situaciones que algún día podrían hacerse presentes si el mundo continuaba en el rumbo que venía. Y eso es lo que convierte a 1984 en una novela terroríficamente actual… Lo inimaginable en ese entonces se convirtió en la realidad cotidiana. ¿Quién hubiera pensado que un Estado aplicaría tecnología de reconocimiento facial por doquier, como está ocurriendo en China?
La primera vez que escuché sobre esta novela tenía 16 años. Fue junto a un lago en la Patagonia Argentina, mientras descansábamos con mis compañeros de curso luego de un día muy cansador en la montaña. Estábamos hablando de libros con nuestro rector, quien era y es una persona excepcional y que conocía a fondo la literatura apocalíptica, tanto la bíblica como la imaginaria. El Señor del Mundo de Benson y Su Majestad Dulcinea de Castellani ya los conocía bien, pero me llamaron la atención otros dos cuya existencia ignoraba y que él nos recomendó leer: 1984 y Farenheit 451. Más de 20 años pasaron de esa noche y 70 años de la publicación de 1984, que de novela pasó a ser una realidad. Dura realidad. Tan dura que leerlo hoy da miedo por la cercanía de ciertos eventos. Es decir, el futuro imaginario de Orwell es hoy totalmente posible y ya se está cumpliendo de modo incluso mucho más peligroso y sofisticado de lo imaginado por el autor inglés. De hecho en un principio la novela se iba a titular: “El último hombre en Europa” (The Last Man in Europe)…
La imposición internacional de la ideología de género es un ejemplo claro de ese “control de la realidad” descrito por Orwell, donde el Estado es omnipotente y se rechaza a la ciencia por ser objetiva: “El método empírico de pensamiento, sobre el cual se fundaron todos los logros científicos del pasado, se opone a los principios más fundamentales del Partido.” Aunque hoy en día el Estado o Partido de 1984 debería entenderse como la masonería, la ONU y sus tantos organismos supranacionales, cuyo tentáculo se inmiscuye en todo ámbito de la sociedad, sin importar la soberanía o leyes de un país. Ante el monstruo ideológico que se levanta, no debemos quedarnos quietos. Es ese deseo de despertar y actuar del personaje principal lo que mantiene la tensión durante toda la novela. Winston Smith, el héroe de la novela, cuenta cómo el Partido «le dijo que rechazara la evidencia de sus ojos y oídos». Pero Winston jura, por el contario, defender «lo obvio» y «lo verdadero». Frase épica ante tremenda coyuntura cultural. La mentira impuesta por el Estado ante la realidad visible de cada día: “El mundo sólido existe, sus leyes no cambian. Las piedras son duras, el agua moja, los objetos sin soporte caen hacia el centro de la tierra”. Defender lo obvio se convierte en un crimen. Y Winston entonces decide ser criminal antes que negar la realidad. Es ahí que la libertad llega al extremo de ser “la libertad de decir que 2+2=4”, aunque el Estado me obligue a decir que es 5.
En Oceanía, el país imaginario donde transcurren los eventos, el gobierno insiste en definir su propia realidad y la propaganda impregna las vidas de personas distraídas por periodismo sensacionalista «que no contiene casi nada excepto deporte, crimen y astrología» y películas llenas de sexo, que distraen de toda preocupación por la política o la verdad histórica. Demasiado parecido a nuestra realidad actual. Orwell supo describir en 1984 el mecanismo para adormecer a las masas. Hoy en día se ve en un Marcelo Tinelli, por ejemplo, perfecto pervertidor útil al servicio del Nuevo Orden Mundial.
El Estado tiene su INADI, que Orwell osa llamar el “Ministerio de la Verdad”, donde se vuelve a escribir la historia, y se reescriben artículos de noticias y libros pasados para cambiar los hechos y las fechas: el pasado se describe como una época ignorante que ha dado paso a los esfuerzos del Partido para hacer que Oceanía vuelva a ser grandiosa (no importa que la evidencia muestre lo contrario, como condiciones de vida aterradoras y gran escasez de alimentos y ropa, pintura perfecta de la Venezuela actual). Parecido a lo que el Iluminismo hizo en su momento con el gran momento medieval: pintarlo como oscurantismo para reescribir quién es el nuevo hombre.
Siempre me pregunté por qué se llamaba 1984. ¿Por qué esa fecha? ¿Será porque era un juego de números con el año en que fue escrito el libro en 1948 (aunque fue publicado en 1949)? ¿O porque el autor favorito de Orwell, G. K. Chesterton, había descrito a 1984 como el escenario de El Napoleón de Notting Hill? ¿O porque en una de las novelas de Jack London (The Iron Heel) un nuevo grupo político toma el poder en 1984? Lo cierto es que para 1984 ya teníamos institucionalizada la “postverdad” en las universidades. El Post Modernismo ya había alcanzado su esplendor máximo, la Escuela de Frankfurt había hecho su trabajo, la universidad moderna ya estaba totalmente infiltrada de una nueva serie de valores, con facultades de estudio de la mujer y el género dirigidas por feministas rabiosas que destilaban odio por doquier hacia nuestra Civilización Occidental. Para ese entonces, 1984 era más posible que nunca. Pero tuvieron que pasar varias cosas más para que nos percatemos del peligro. Y, aun así, la gran mayoría prefiere su letargo, sus diarios llenos de escándalos, horóscopos y crímenes, y por las noches su “Tinelli”, sea como se llame el perverso útil de turno.
Crisis de energía (vital): vivir en la «sociedad del cansancio»
La economía y el marketing toman nota de nuestra forma de abordar la vida cotidiana y la incorporan en sus modelos predictivos.
Por Sebastián Campanario.
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La convicción de que el acelere y el agotamiento de fin de año llegan cada vez más temprano: octubre y noviembre ya parecen diciembre en ese aspecto. Y paradojas que se suceden: más estrés a la hora de planificar las vacaciones (una «sobreagenda del tiempo libre»); un boom de técnicas de productividad personal que convive con listas de pendientes cada vez más abrumadora, o una mayor conciencia de hábitos saludables a la par de un deterioro de la salud pronunciado y un agotamiento físico, emocional y existencial.
La descripción del primer párrafo es algo más que una «sensación»: es un fenómeno estructural, global y que ataca con más saña a la generación de 35-60 años. Esta «sociedad del cansancio» viene siendo abordada por estudios de distintas disciplinas y está produciendo cambios drásticos en la forma en la que consumimos y tomamos decisiones en la vida cotidiana. La economía y el marketing ya lo están incorporando en sus modelos predictivos.
«En la generación de jóvenes adultos y de mediana edad notamos un crecimiento empinado de los niveles de estrés, fatiga y agobio. Todos estamos más abrumados por la exigencia del cambio, no nos alcanza el tiempo y siempre sentimos que debemos algo», cuenta a LA NACION Fabián Jalife, director de BMC Innovación, quien viene estudiando este tema en profundidad. Una investigación reciente, que alterna los títulos de «La sociedad del cansancio» y «El consumidor consumido» llevó a Jalife a relevar 70 papers y libros sociológicos de época (desde Zygmunt Baumann hasta Yuval Noah Harari) para encontrar elementos comunes que arrojen luz sobre este hastío de época. «El resultado es un consumidor abrumado, descreído y ensimismado; agotado por el mandato de «salir de la zona de confort» y de tomar riesgos, tensionado por exigencias de otro planeta (¿Hasta cuándo tengo que estar en forma? ¿Cuánto dinero más debo tener?), buscando conexiones, pero a la vez sintiéndose cada vez más solo», agrega.
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El especialista en consumo y sociedad Guillermo Oliveto advierte este fenómeno en todos los números que viene relevando para la Argentina en 2017. «No es casual que en un año donde el consumo de alimentos cayó un 2% y el de indumentaria el 5%, el turismo internacional crezca al 19% y el interno al 15%, medido en volumen. El viaje, en la era de las redes sociales, es ante todo contenido. Pero además, en la era del cansancio, expresa como ningún otro bien la lógica de la conexión-desconexión. A mayor conectividad, mayor necesidad de desconexión; a mayor tecnología, mayor necesidad de vivir experiencias físicas. Lo que más aumenta es el turismo de fines de semana largo, que remite a la necesidad de períodos de descanso fragmentados para poder desconectar», explica Oliveto, fundador de la consultora W.
El consumo para paliar este cansancio desborda el turismo (vacaciones antes, aunque sean más cortas, a lugares que promuevan el descanso y la desintoxicación), dice Jalife y sus rastros se ven en otros rubros de ventas récord, como los ansiolíticos y antidepresivos. «Nos sentimos desbordados, pero a su vez necesitamos sentirnos así, dado el prestigio que ha adquirido a nivel social el «estar ocupado». Si estoy ocupado me quejo porque estoy agobiado y no tengo tiempo libre, pero a su vez si no me llegan mails me agarra ansiedad. Hay una tiranía de andar por la vida de una manera óptima», sigue Jalife.
Exigencias de otro planeta
El deterioro que está provocando en la salud esta «sociedad del cansancio» está siendo bien documentado en investigaciones de economistas y sociólogos. Hay un empeoramiento muy marcado en los últimos diez años, que llegó al extremo de reducir levemente la expectativa de vida en países desarrollados para determinados sectores de la sociedad. Los estadounidenses de entre 50 y 60 años presentan síntomas marcadamente peores que quienes tenían esa edad hace diez años, según una muestra de más de 20.000 casos mencionada en un trabajo de los economistas de Michigan Hwang Jung Choi y Robert Schoeni.
En otro paper, el aclamado economista Angus Deaton -Premio Nobel 2015- coescribió junto a su colega de Princeton Anne Case que los suicidios , las drogas y el alcohol provocaron en los últimos años un pico sin precedentes de muertes entre americanos blancos de mediana edad. Un detalle: Deaton es considerado «un optimista» entre los economistas. Su best seller El Gran Escape pone el foco en la idea de que el mundo -en perspectiva- siempre mejora.
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Este combo de deterioro en salud con aumento del prestigio social de «estar muy ocupado» -entre las clases acomodadas esta actitud hoy da un mejor estatus que la compra de bienes de lujo- tiene varias hipótesis explicativas. «En tiempos de «infoxicación» (intoxicación por información) el cansancio es la norma. Hay muchos más estímulos que capacidad de procesarlos -dice Oliveto-, hay muchas más opciones que tiempo, y lo que se conoce como «FOMO» (el miedo a estar perdiéndonos algo mejor) genera mucha ansiedad. Siempre lo bueno puede estar pasando en otro lado y eso es estresante y agotador».
En los cuadros gerenciales altos el fenómeno se advierte de manera clara. «Se acelera la presión sobre los negocios que tienen 100 años de historia que de golpe tienen tasas de crecimiento despreciables frente a los start ups, y eso genera angustia», marca Jalife en una entrevista con la revista Reporte Publicidad.
Si la vara de comparación es Elon Musk y sus viajes a Marte, estamos complicados. «Hay una estigmatización negativa sobre lo viejo, sobre lo que no se reinventa – dice Jalife-, esto genera una clase de ejecutivos superestresada, que tiene la presión de crecer a tasas exponenciales, pero a su vez no perder lo acumulado hasta acá». Como dijo sir Martin Sorrell, el jefe del grupo de comunicación de WPP: «Tenemos el desafío de cambiar el motor del avión en pleno vuelo, ni más ni menos».
A la par del deterioro de los indicadores de salud, nunca la «expectativa de vida» en el campo corporativo para los CEO fue tan baja: en los Estados Unidos un 40% de los directores ejecutivos no llegan a los ocho meses en su cargo. ¿Y por qué esta «economía del cansancio» se ensaña con particular crueldad con la franja etaria de la mediana edad? Es probable que allí estén las mayores exigencias para el management medio-alto; y que también por una cuestión de ciclo de vida comience allí el tipping point -punto de aceleración exponencial- de achaques y síntomas de una peor salud.
Jalife tiene otra explicación: «Hay por estos días una radicalización de la singularidad -el «sé tu mismo»-; cada uno tiene que ir construyéndose y encontrando nuevas áreas de oportunidades, pero debe hacerlo en ciclos cortos, reinventándose permanentemente», y esta es una tarea mucho más difícil para la generación de 40-60 que para los adolescentes o para los millennials.
Por este mismo fenómeno, también, son un suceso de ventas los libros de Arianna Huffigton sobre la importancia del descanso (La Revolución del Sueño). Huffington postula que en la facultad, ante la opción de estudiar, tener una vida social activa y dormir bien, «hay que elegir dos de tres». El biólogo Diego Golombek, cuenta cómo en lo referido al deterioro de hábitos de sueño, en las últimas décadas se verifica un «patrón exponencial» negativo. Golombek y su equipo lanzaron esta semana una encuesta (está en www.cronoargentina.org) para saber «cómo, cuánto y cuándo duermen los argentinos».
Es que la economía del cansancio obliga a tomarse la planificación del descanso en forma mucho más consciente. «La tecnología nace vieja y a la vida de hoy, plagada de novedades permanentes, la corremos siempre de atrás. Por eso la única para estar en estado es retirarse con cierta frecuencia y regularidad», concluye Oliveto. «Ahí está el negocio de la desconexión. Hijo del cansancio y la ansiedad, fuente no ya de sabiduría, que sería mucho pedir, sino de algo más básico, necesario y esencial: la superviviencia«.