Una Taxonomía del concepto Inteligencia
septiembre 13, 2024
El término inteligencia proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de inteligere. Esta es una palabra compuesta por otros dos términos: intus (“entre”) y legere (“escoger”). Por lo tanto, el origen etimológico del concepto de inteligencia hace referencia a quien sabe elegir: la inteligencia posibilita la selección de las alternativas más convenientes para la resolución de un problema. De acuerdo a lo descrito en la etimología, un individuo es inteligente cuando es capaz de de escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance para resolver un problema.
Tipos de Inteligencia
Por Rafael Jiménez.
Análisis GESI, 43/2018
Resumen: El tratamiento de cualquier materia induce muy pronto a clasificar todas sus formas o modalidades. Este hecho es más acusado cuando se trata de una materia como la inteligencia, cuya aparición en el dominio público es relativamente reciente, aunque su práctica se remonte al principio de los siglos.
Este capítulo relaciona una amplia taxonomía de la inteligencia, que abarca las dimensiones que puede presentar (a qué se puede referir el concepto inteligencia: producto, proceso u organización); las clases que puede presentar el producto según el nivel de decisión de sus destinatarios; la identificación de ese mismo producto según su finalidad; los tipos de dicho producto según la necesidad de información que satisface; las formas de determinar el producto según el medio en el que se encuentre la información de la que parte; la identificación del mismo producto en función del método de obtención de la información de partida; las modalidades de la inteligencia según el territorio sobre el que se elabora; y cómo se la puede identificar en función de la materia o campos del conocimiento.
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1. Dimensiones de la inteligencia
Antes de abordar la clasificación de los tipos de inteligencia es preciso referirse a las dimensiones o conceptos que se pueden expresar con el término inteligencia.
El primero que lo hizo, siempre referido a la inteligencia como componente de la seguridad nacional, fue Sherman Kent en 1949[1], que identificó el término con tres conceptos: a) el producto derivado de la transformación de la información y el conocimiento en inteligencia; b) la organización que realiza esta tarea; y c) el procesomediante el que se lleva a cabo.
La inteligencia como producto es el resultado que se obtiene al someter los datos, la información y el conocimiento a un proceso intelectual que los convierte en informes adecuados para satisfacer las necesidades de los decisores políticos, militares, policiales, empresariales, etc., así como para proteger a aquellos mediante las tareas de contrainteligencia.
La inteligencia como proceso comprende los procedimientos y medios que se utilizan para definir las necesidades de los decisores, establecer la búsqueda de información, su obtención, valoración, análisis, integración e interpretación hasta convertirla en inteligencia, y su difusión a los usuarios. También incluye los mecanismos y medidas de protección del proceso y de la inteligencia creada por medio de las actividades de contrainteligencia necesarias.
La inteligencia como organización se refiere a los organismos y unidades que realizan las anteriores actividades de transformar la información en inteligencia y la protegen.
2. La Inteligencia según el nivel de decisión
Una vez determinado el concepto de inteligencia como producto, su contenido puede referirse a materias políticas y generales del Estado o más detalladas. Por tanto, en función del nivel de decisión del usuario para quien se elabora, la inteligencia puede ser de los siguientes tipos:
2.1. Inteligencia nacional
Es la que precisa el Gobierno de la Nación para definir y desarrollar su política en el más alto de sus niveles de decisión. La inteligencia nacional la elaboran los servicios de inteligencia de nivel nacional, cuya dependencia funcional suele ser del Presidente del Gobierno, aunque administrativamente estén adscritos o integrados en algún departamento ministerial.
2.2. Inteligencia departamental
Es la que necesitan los titulares de los distintos Ministerios del Gobierno de la Nación para ejecutar la política de sus respectivos departamentos. La elaboran los servicios de información e inteligencia dependientes de los respectivos departamentos ministeriales, cuyos productos tienen una aplicación directa en la ejecución de las correspondientes políticas ministeriales. A diferencia de la inteligencia nacional, que se elabora para decisores externos, la departamental constituye un insumo propio de los titulares y altos cargos de los Ministerios en su responsabilidad de ejecución de la política ministerial, así como de los mismos servicios que la elaboran.
2.3. Inteligencia operativa
Es la inteligencia que se genera y se utiliza para planear y ejecutar cualquier tipo de operaciones, tanto de carácter militar como policial o de inteligencia. Su nivel de elaboración y utilización es el más elemental y tiene una aplicación directa en el desarrollo de las operaciones de cualquier organismo o unidad.
3. La inteligencia según su finalidad
De forma similar a la que se ha definido anteriormente según el nivel de decisión del usuario para quien se elabora la inteligencia, esta puede tener distintas finalidades, que permiten clasificarla de la siguiente manera:
3.1. Inteligencia estratégica
Es la inteligencia que se elabora para facilitar la definición de los objetivos de la política y los planes generales de un Estado, para lo que debe tenerse en cuenta el entorno en que se encuentra y las metas que ha fijado el Gobierno.
Para ello, la inteligencia estratégica debe identificar los actores que intervienen en ese entorno, sus características y cómo pueden evolucionar. De esta manera presta una atención especial a los indicios que pueden significar riesgos y derivar en amenazas, o proporcionar oportunidades para la Nación.
La inteligencia estratégica se halla muy vinculada a la prevención y a la prospectiva, advirtiendo de amenazas a los intereses vitales de la seguridad nacional y de las oportunidades para el Estado, con lo que se convierte en la principal herramienta en poder de los gobernantes para diseñar y desarrollar las políticas exterior y la de seguridad nacional.
En el ámbito militar, la inteligencia estratégica tiene como finalidad facilitar la elaboración de los planes relativos a la conducción de las operaciones de nivel estratégico.
En el ámbito empresarial, la inteligencia estratégica tiene la finalidad de facilitar la toma de decisiones de sus directivos ante las amenazas o riesgos para la empresa, o aquellas que puedan facilitar un éxito u oportunidad de desarrollo. En concreto, se especializa en el análisis de los competidores para entender sus éxitos futuros, estrategias actuales, la posible evolución industrial y comercial, y sus capacidades. También incluye la inteligencia sobre los principales clientes, proveedores y socios.
Un caso particular de la inteligencia estratégica lo constituye la denominadainteligencia de alerta, que es la que tiene por finalidad prevenir al usuario de las amenazas contra los intereses nacionales o empresariales, para que pueda decidir con tiempo las medidas políticas, diplomáticas, militares, económicas, industriales, comerciales o de cualquier otro tipo que puedan neutralizarlas o hacerles frente.
3.2. Inteligencia táctica
La inteligencia táctica es la que se elabora para contribuir a la planificación y el diseño de las acciones concretas que permitan alcanzar un objetivo de alcance limitado, subordinado a los grandes objetivos de la inteligencia estratégica.
En el ámbito militar, la inteligencia táctica está destinada a la elaboración de los planes que permitan la conducción de las operaciones tácticas.
En el ámbito empresarial tiene un carácter más operacional, al consistir en la adopción de acciones concretas para conseguir un objetivo en una situación inmediata. Incluye aspectos como los términos de venta de los competidores, sus políticas de precios y los planes que tienen para cambiar la forma en que se diferencian sus productos de los propios.
3.3. Inteligencias operativa y operacional
La inteligencia operativa es la que se elabora para permitir la organización y ejecución de acciones para el cumplimiento de una misión, entendiendo por esta la que le es encomendada a un oficial de inteligencia, solo o dirigiendo un grupo, para lograr un propósito determinado.
En el ámbito militar, el término apropiado es inteligencia operacional y se encuentra en una posición intermedia entre la estratégica y la táctica. Su elaboración tiene como finalidad apoyar la planificación y la realización de campañas en el teatro de operaciones, en el nivel operativo.
3.4. Inteligencia prospectiva
La inteligencia prospectiva se inicia a partir de la inteligencia estratégica y está orientada a determinar de modo anticipado las opciones de evolución de una situación y las posibilidades y probabilidades de actuación de los elementos involucrados en ella, con objeto de reducir la incertidumbre por el futuro en entornos caracterizados por la complejidad, el cambio y la inestabilidad.
El término de inteligencia prospectiva se emplea específicamente para precisar los objetivos estratégicos de una organización y planificar las acciones necesarias para lograrlos. Asimismo, se utiliza para adoptar decisiones que contribuyan a conducir una realidad determinada hacia un escenario futuro deseable.
Tiene un alto componente de estimación, por lo que también se la conoce comointeligencia estimativa o predictiva.
Se trata de una inteligencia muy compleja y costosa, por la necesidad de contar con especialistas instruidos en las técnicas de la prospectiva y en los diversos campos que influyen en el futuro de una organización, así como por la necesidad de contar con tiempo para elaborarla. Ambas circunstancias condicionan de tal modo su generación que no es habitual que se elabore en las organizaciones ni servicios de inteligencia, más ocupados por los demandantes en elaborar inteligencia actual y de inmediato futuro.
4. La inteligencia según la necesidad de información que satisface
La elaboración de inteligencia se produce como consecuencia de la aparición de un requerimiento concreto, sea de los potenciales usuarios o del propio servicio de inteligencia que debe elaborarla. De esta forma, la inteligencia puede ser:
4.1. Inteligencia básica
La inteligencia básica es la que se produce para satisfacer los requerimientos de inteligencia permanentes y generales de la organización de que se trate.
Se emplea sobre todo para responder a las necesidades de información que se plantean durante la producción de inteligencia estratégica e inteligencia prospectiva o estimativa. Por tanto, se elabora atendiendo a los objetivos estratégicos de la organización. Dado que se convierte en un importante almacén de inteligencia, también se utiliza para atender demandas de información durante la producción de inteligencia táctica, operativa y operacional.
La producción de inteligencia básica se realiza de un modo rutinario y programado a partir de fuentes de información abiertas, generalmente obras de referencia, estados y descripciones generales, guías de seguimiento, etc., como enciclopedias, bases de datos, anuarios, directorios, etc.
Esta inteligencia tiene un grado de permanencia mayor que cualquier otra y a ella se incorpora la que se extrae de la inteligencia estratégica que se ha elaborado durante el desarrollo de la actividad de la organización, por lo que también suele recibir la denominación de inteligencia general de la organización, convirtiéndose en un activo informacional de esta.
4.2. Inteligencia actual
Es la inteligencia que tiene por finalidad satisfacer los requerimientos de inteligencia puntuales y concretos de una organización. Presenta el estado de una situación o de un acontecimiento en un momento dado y puede señalar opciones de evolución en un corto plazo, así como indicios de riesgos inmediatos.
Se emplea principalmente para responder a las demandas de información que surgen durante la aparición de un fenómeno o acontecimiento imprevisto, durante un proceso de toma de decisiones sobre un acontecimiento de interés nacional o durante la planificación y el desarrollo de una misión.
Suele ser la más demandada por los gobernantes, cuyos plazos de previsión y decisión son generalmente cortos.
Como fin complementario, la inteligencia actual pone al día la inteligencia básica y los análisis realizados por la inteligencia estratégica. Esto permite disminuir las necesidades de información durante las gestiones de crisis.
Los productos de la inteligencia actual suelen adoptar la forma de informes específicos para atender una demanda concreta y actual de información; o la de informes breves y periódicos, muchas veces diarios, sobre cuestiones de interés general y frecuente sobre las que los decisores políticos desean mantener un conocimiento permanente.
4.3. Inteligencia crítica
Como un caso particular de la inteligencia actual surge el concepto de inteligencia crítica, que es la que se elabora para satisfacer los requerimientos informativos que se producen durante la gestión de una crisis.
El tiempo dedicado a la obtención y procesamiento de datos e información y a la valoración, análisis, integración e interpretación durante una crisis se reduce al mínimo imprescindible con objeto de dar a conocer el estado de la situación con la máxima urgencia posible, que además suele evolucionar con rapidez. Por tanto, elaborar inteligencia que permita al responsable político tomar decisiones rápidas y acertadas exige tanto disponer de información concreta sobre lo que ocurre como contar con unas buenas reservas de inteligencias básica y actual que permitan contextualizar el sentido de la nueva información disponible y mejorar su comprensión.
Los productos más habituales durante la gestión de crisis son alertas e informes de situación sobre la evolución de los acontecimientos. La forma de materialización de dichos informes se convierte muchas veces en modo de gráficos, mapas, esquemas, croquis, etc., que, convenientemente ilustrados, permiten un rápido conocimiento de dicha evolución de la situación.
En situaciones de crisis puede ocurrir que, ante la perentoria necesidad de tomar una decisión, se suministre información a los responsables sin analizar ni interpretar suficientemente, o con una estimación provisional muy sujeta a la evolución de los acontecimientos. En estos casos se deja a dichos responsables la tarea de valorar la información que se les suministra, en beneficio de la urgencia con que se puede poner a su disposición. Esta excepcionalidad es motivo de debate, por lo que supone de trasladar la responsabilidad del análisis de inteligencia a los decisores políticos, modificando el funcionamiento habitual del ciclo de inteligencia.
5. La Inteligencia según el medio en el que se encuentra la información
La información de partida para la elaboración de inteligencia puede encontrarse en muy diferentes medios, dando lugar a distintos tipos de inteligencia que reciben el nombre de la que haya sido su componente principal. De esta manera, la inteligencia puede clasificarse del siguiente modo:
5.1. Inteligencia HUMINT o de fuentes humanas
Es la que se elabora a partir de información recogida o suministrada directamente por personas. Sus resultados dependen fundamentalmente de la actuación del hombre mediante sus sentidos, ayudándose o no con medios auxiliares (cámaras, grabadoras, fotocopiadoras, etc.).
En los servicios de inteligencia se consideran diversos tipos de fuentes humanas, cuya actividad facilita en algún grado la obtención de información. En el CNI esta diversidad ha dado lugar a la siguiente clasificación:
- Contacto: persona ajena a un servicio de inteligencia al que proporciona información, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o regular, pero cuya dirección no es posible o conveniente realizar por parte del servicio. Puede recibir algún tipo de contraprestación.
- Informador: persona ajena a un servicio de inteligencia al que proporciona información, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o regular, bajo la dirección de un miembro del servicio. Suele percibir algún tipo de contraprestación.
- Colaborador: persona ajena a un servicio de inteligencia, que coopera para este, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o regular, realizando una serie de actividades, dirigidas por un oficial de inteligencia, en beneficio de los cometidos asignados al servicio. También suele percibir algún tipo de contraprestación. Por tanto, se diferencia del informador en que no suele facilitar información, o al menos no es su cometido principal, sino que facilita tareas que debe realizar el servicio.
- Agente: persona ajena a un servicio de inteligencia que realiza alguna actividad abierta o encubierta en beneficio del servicio y bajo la dirección de un miembro del mismo, tras recibir adiestramiento especial. Los agentes se reclutan habitualmente para llevar a cabo o dar asistencia en tareas de obtención de información y en operaciones de contrainteligencia. Normalmente el agente recibe algún tipo de contraprestación. No debe confundirse el tipo de agentecomo fuente humana, con la misma denominación de agente con que se identifica a los miembros de los servicios de inteligencia que realizan actividades secretas, abiertas o encubiertas, generalmente encuadrados en unidades operativas de obtención de información.
La información obtenida a partir de fuentes humanas es muy útil porque puede proporcionar datos imposibles de obtener por otros medios. Para ello es necesario que se encuentren situadas en el lugar y momento adecuados para adquirir esa información, formación suficiente para apreciarla y poseer un buen y oportuno sistema de comunicación para hacerla llegar al servicio.
La obtención de información por medios humanos, para que sea valiosa, debe superar dos momentos críticos: a) la captación o infiltración de la fuente en el lugar donde pueda acceder a la información deseable; y, b) la valoración de la información adquirida por parte del oficial de relación y de los analistas; el primero es responsable de evaluar la fiabilidad de la fuente, de la que debe conocer su formación, capacidades, vulnerabilidades, intereses, posibilidades, condiciones (facilidades y riesgos) en las que actúa, etc.; mientras que los segundos, los analistas que reciban el fruto de su adquisición, son los principales responsables de evaluar la calidad de la información proporcionada, así como de remitir al órgano de obtención donde se encuentre el oficial de relación su valoración de la información recibida y, unida a ella, la percepción sobre la fiabilidad de la fuente que la ha proporcionado.
5.2. Inteligencia OSINT o de fuentes abiertas
Es la que se elabora a partir de información obtenida de recursos informativos de carácter público.
Por fuente abierta se entiende todo documento con cualquier tipo de contenido, fijado en cualquier clase de soporte que se transmite por diversos medios y al que se puede acceder en modo digital o no, puesto a disposición pública, con independencia de que esté comercializado, se difunda por canales restringidos o sea gratuito.
La información que transmiten las fuentes abiertas se caracteriza por su singularidad, su rápido modo de obtención, su fácil actualización, su bajo coste en relación con la procedente de otras fuentes y su adquisición sin correr riesgos. Es un axioma que no se debería recoger información pública mediante medios clandestinos, complejos, arriesgados y costosos en términos económicos y políticos.
La información procedente de fuentes abiertas es la más utilizada para la producción de inteligencia estratégica, inteligencia básica, inteligencia económica e inteligencia científica. Además, esta información es indispensable para analizar adecuadamente la información clandestina.
La actual y creciente reivindicación de la importancia de la información OSINT se debe a la confluencia de dos fenómenos: a) la aparición del concepto de multinteligencia, que rechaza el uso de una única autoridad informativa para crear inteligencia; y b) la ampliación del concepto de seguridad obliga a los servicios de inteligencia a recabar, analizar y evaluar información de índole muy variada y en materias donde las fuentes abiertas son imprescindibles.
Dada la amplitud y variedad de fuentes públicas, la tipología clásica la clasifica del siguiente modo[2]:
5.2.1. Fuentes de información primaria
Son las que contienen información original, de primera mano y que, por tanto, no han recibido ningún tipo de tratamiento. Dentro de este grupo se suele distinguir: fuentes de información primaria editadas, que forman parte de los circuitos habituales de publicación y distribución y cuya existencia queda verificada por procedimientos legales (ISSN, ISBN, NIPO), entre las que destacan los libros, las revistas, las películas o los discos; y las fuentes de información primaria inéditas, que pertenecen a lo que se ha dado en llamar literatura gris, y que está compuesta por tesis doctorales, presentaciones, pre-prints, actas de congresos o informes científico-técnicos, entre otras, que por lo general tienen una visibilidad menor y suelen carecer de control bibliográfico.
5.2.2. Fuentes de información secundaria
Son las resultantes del tratamiento documental de las fuentes de información primaria y proceden de la aplicación de técnicas documentales que proporcionan valor añadido (los resúmenes, la agrupación en clasificaciones de materias, la correspondencia con otros idiomas y, sobre todo, la relación de unos documentos con otros). Entre este tipo de fuentes se encuentran las bases de datos, los catálogos, los repertorios bibliográficos y los repertorios legislativos.
5.2.3. Fuentes de información terciaria
Podrían asimilarse a las fuentes secundarias, pero el Programa General de Información de la UNESCO les atribuye una finalidad específica: la consolidación de la información mediante productos que analizan críticamente el conjunto de unidades documentales propias de una disciplina, extrayendo de cada una de ellas lo más relevante en cuanto a innovación y progreso. Formarían parte de este tipo de fuentes las revisiones (review) y los estados de la cuestión.
5.2.4. Obras de referencia
Son las que fueron ideadas para la consulta puntual de algunas de sus entradas y entre ellas destacan: enciclopedias, diccionarios, anuarios, glosarios, o las modernasFrequently Asked Questions (FAQ).
Además de esta clasificación académica, otras tipologías se fijan en el emisor (fuentes gubernamentales, parlamentarias, judiciales, policiales, académicas, etc.), en el soporte (impresas, audio, video, informáticas, etc.), en el coste (venales o gratuitas), en la periodicidad, en el destinatario o en el grado de especialización (fuentes generales y fuentes especializadas). De esta manera se pueden clasificar las fuentes OSINT de la siguiente forma:
5.2.5. Fuentes de información institucional
Publicaciones oficiales (boletines oficiales, del registro mercantil, etc.), estadísticas, legislación, jurisprudencia, sistemas de seguimiento legislativo, documentación parlamentaria, y documentación emitida por organismos internacionales.
5.2.6. Fuentes de información económica
Estudios de mercado, informes económico-comerciales de países, información sobre contratación pública, etc.
5.2.7. Fuentes de información geopolítica
Barómetros de conflictos, documentos de comités de expertos y de think tanks.
5.2.8. Fuentes de información sociológica
Estudios de opinión pública, participación electoral, flujos migratorios, encuestas demoscópicas, congresos de partidos políticos y sindicatos, etc.
5.2.9. Fuentes de información de seguridad y defensa
Blanqueo de capitales, tráfico ilícito, terrorismo, infraestructuras críticas, corrupción, ciberdelincuencia, etc.
5.2.10. Fuentes de información bibliográfica
Bases de datos bibliográficas.
5.2.11. Fuentes de información de prensa
Editoriales y editorialistas, análisis de la prensa, servicios de seguimiento de medios, recortes (clipping).
5.2.12. Fuentes de redes sociales y páginas web
Monitorización de redes y páginas informáticas.
5.2.13. Fuentes archivísticas
Destinadas a recoger la producción de documentación de las administraciones modernas y de las empresas; están sometidas a procesos de selección y constitución de colecciones.
5.3. Inteligencia SIGINT o de señales
Es la inteligencia que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento de datos provenientes de la detección, interceptación y descifrado de señales y transmisiones de cualquier clase. Es un término genérico, pues dada la gran cantidad de posibles orígenes de señales electromagnéticas y acústicas, una primera clasificación de la inteligencia SIGINT puede diferenciar las siguientes:
5.3.1. Inteligencia COMINT o de comunicaciones
Es la inteligencia obtenida a partir de emisiones electromagnéticas de equipos y sistemas de tecnologías de la información y de las comunicaciones (STIC); por ejemplo, ordenadores, impresoras, faxes, teléfonos, télex, líneas de comunicaciones, agendas electrónicas, tarjetas inteligentes, etc.
Un caso particular de inteligencia COMINT lo constituye la inteligencia cibernética o CYBINT[3], que es la inteligencia elaborada a partir de datos, protegidos o no, del espacio cibernético. Este, a su vez, está definido como el espacio virtual compuesto por dispositivos computacionales conectados en red, donde las informaciones digitales se transmiten, son procesadas o almacenadas. Un ejemplo muy claro de inteligencia CYBINT es la que puede obtenerse a partir de datos adquiridos en las redes sociales. La inteligencia cibernética está íntimamente ligada a la de fuentes abiertas.
Cuando las emisiones de las que se obtiene la información son involuntarias o no deseadas por el emisor se denominan TEMPEST, como por ejemplo las emitidas por las líneas de conducción de comunicaciones, los teclados de ordenador, las radiaciones de las pantallas, etc.
5.3.2. Inteligencia ELINT o electrónica
Es la inteligencia obtenida a partir de emisiones electromagnéticas de medios ajenos a las telecomunicaciones (radares, equipos de ayuda a la navegación, perturbadores de sistemas de comunicación, etc.).
Este tipo de inteligencia, a su vez se subdivide en las siguientes clases:
5.3.2.1. Inteligencia RADINT o de emisiones radar
Es la inteligencia que se obtiene a partir de las emisiones de los radares.
5.3.2.2. Inteligencia TELINT o telemétrica
Es la que se obtiene a partir de emisiones de equipos electromagnéticos de telemetría.
5.3.3. Inteligencia MASINT o de medición de señales
Es la que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento de datos provenientes de sensores destinados a recoger las señales que emiten fenómenos físicos distintos a las emisiones electromagnéticas, como el sonido, el movimiento, la radiación, etc. Estas señales se denominan firma del equipo o equipos. Los sensores se dedican a identificar toda característica distintiva asociada con la fuente o el emisor y facilitar la detección y la localización de este último.
De acuerdo con la señal que mide se distinguen diversos tipos específicos de medición de señales:
5.3.3.1. Inteligencia ACINT o acústica
Es la inteligencia derivada de la obtención y el análisis de los fenómenos acústicos producidos por cualquier emisor (buque de superficie, submarino, torpedo, aeronave, dron, vehículo terrestre, proyectil, maquinaria, etc.).
5.3.3.2. Inteligencia TELINT o telemétrica
Ya citada anteriormente (ver 5.3.2.2), permite el análisis de la firma de equipos telemétricos, instalados, por ejemplo, en misiles, satélites, armas de precisión, etc.
5.3.3.3. Inteligencia NUCINT o de radiaciones nucleares
Es la que se obtiene a partir de la medición de señales procedentes de radiaciones nucleares (bombas radiológicas o sucias, bombas atómicas, etc.).
5.4. Inteligencia IMINT o de imágenes
Es la inteligencia que se elabora a partir del análisis de imágenes adquiridas por medios técnicos, como cámaras fotográficas, medios de grabación de imágenes, radares, sensores electro-ópticos, visores térmicos o infrarrojos, ubicados en plataformas terrestres, navales, aéreas o espaciales. En este tipo de inteligencia destacan:
5.4.1. Inteligencia GEOINT o geoespacial
La observación geoespacial, identificada como GEOINT, es el resultado de la explotación y análisis de la información de imágenes y geoespacial para describir, valorar y visualizar características físicas y georreferenciar (situar) actividades en el planeta.
5.4.2. Inteligencia PHOTINT o fotográfica
Es el tipo de inteligencia obtenida mediante el análisis e interpretación de la fotografía aérea, realizada por aviones, helicópteros o drones (JSTARS) de detección y seguimiento de objetivos terrestres o móviles provistos de videofotografía y termografía. Los JSTARS son plataformas aéreas (aviones, helicópteros o drones) que disponen de medios de detección, identificación y seguimiento de objetivos terrestres y móviles, así como de medios de comunicación y señalamiento a los vectores de lanzamiento para atacar a dichos objetivos terrestres o móviles (aéreos y navales).
5.5. Inteligencia TECHINT o técnica
Es el tipo de inteligencia que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento de información mediante el uso de medios técnicos. Es un término genérico con el que se designa el uso conjunto de datos provenientes de las inteligencias SIGINT e IMINT.
6. La inteligencia según el método de obtención
La inteligencia también puede clasificarse según el método utilizado para obtener los datos y la información que le sirven de base. Las denominaciones de estos tipos de inteligencia coinciden con los descritos en el punto anterior, excepto que no existe inteligencia OSINT, sino que esta puede obtenerse por métodos HUMINT, SIGINT o IMINT, o varios de ellos simultáneamente.
De esta manera, se pueden clasificar los procedimientos de obtención de información según el método utilizado para su adquisición y según el medio en que se encuentra, dando lugar a la siguiente tabla comparativa:
La inteligencia según el método de obtención y comparación con el medio en el que se encuentra la información que le dará nombre: procedimientos de obtención de información.
La inteligencia que se elabora con la información obtenida según un método o contenida en un medio determinado adquiere el mismo nombre. Por ejemplo, la inteligencia elaborada a partir de información obtenida, única o predominantemente, por métodos o en medios HUMINT se denomina Inteligencia HUMINT.
7. La Inteligencia según el territorio sobre el que se elabora
Aunque las amenazas sean globales, los servicios de inteligencia pueden especializar sus tareas en el territorio nacional o fuera de él, dando lugar a una nueva clasificación de la inteligencia por el lugar sobre el que se elabora. Asimismo, la cada vez mayor intervención de organismos multinacionales en misiones internacionales de mantenimiento de la paz ha obligado a generar un tipo de inteligencia específico, adaptado a las necesidades de las misiones abordadas, en el que intervienen varios de los servicios de inteligencia de los países que conforman dichos organismos multinacionales.
Generalmente, los países desarrollados tienden a contar con dos o más servicios de inteligencia de nivel nacional, mientras que la mayor parte de los países sólo cuentan con uno que atiende las necesidades del Gobierno de su país en todo el mundo. Una clasificación de la inteligencia según el territorio del que se ocupa es la siguiente:
7.1. Inteligencia interior
Es el tipo de inteligencia que se ocupa de identificar y seguir la evolución de los riesgos y amenazas a la seguridad procedentes del interior del Estado al que pertenece el servicio de inteligencia, con el fin de apoyar el proceso de adopción de medidas preventivas o de neutralización por parte del Gobierno.
Para ello, la inteligencia interior centra su atención en la investigación de las intenciones, las actividades y la capacidad de individuos y organizaciones que tienen o pueden evolucionar hacia finalidades desestabilizadoras o de franca agresión al orden político establecido o a los intereses nacionales.
7.2. Inteligencia exterior
La inteligencia exterior se ocupa de identificar y seguir la evolución de los riesgos y amenazas a la seguridad procedentes del exterior del Estado al que pertenece el servicio de inteligencia, con el fin de apoyar la adopción de medidas preventivas o de neutralización por parte del Gobierno, así como las que pueda diseñar para promover los intereses nacionales.
Para ello, la inteligencia exterior centra su atención en la investigación de las intenciones, las actividades y la capacidad de personas, organizaciones y naciones extranjeras que puedan atentar contra la soberanía, el orden político establecido, los intereses nacionales y la integridad territorial. Igualmente, se ocupa de detectar oportunidades favorables para la promoción y defensa de los intereses nacionales fuera de las propias fronteras.
7.3. Inteligencia multinacional
Es el tipo de inteligencia realizada sobre un conjunto de naciones o región geográfica, en la que intervienen servicios de distintos países con una finalidad común, como puede ser la que precisan organizaciones multinacionales, como la OTAN, la Unión Europea, la ONU, los países integrantes del Acuerdo UKUSA, etc. Los servicios que elaboran este tipo de inteligencia reciben el nombre de centros de fusión de inteligencia.
8. La Inteligencia según la materia o campos del conocimiento
Los múltiples campos sobre los que tienen que actuar los servicios y otros organismos que producen inteligencia, permiten identificar una nueva clasificación de su producto en función de la materia o campo del conocimiento sobre el que se centra. De esta forma, se pueden hallar los siguientes tipos de inteligencia:
8.1. Inteligencia geográfica
Es la que procede del estudio de las características naturales y artificiales de un espacio o zona geográfica determinada. Generalmente es complementaria de otros tipos de inteligencia.
8.2. Inteligencia política
Es la que trata la política interior y exterior de los gobiernos y las actividades de los movimientos políticos. En los servicios de inteligencia de nivel nacional ocupa una gran parte de su actividad productora.
8.3. Inteligencia sociológica
Se fundamenta en el conocimiento de la estructura y de todos los factores sociales de una nación o zona determinada.
8.4. Inteligencia militar
Identificada como MILINT, es la que se elabora a partir de la información relativa a naciones extranjeras, fuerzas o elementos hostiles o potencialmente hostiles y áreas de operaciones reales o potenciales. Es un ámbito de la inteligencia propio de las fuerzas armadas, por lo que la información que cobra mayor importancia es la relativa a la doctrina, organización, orden de batalla, capacidades, fuerzas, medios, estrategias y tácticas de fuerzas armadas u organizaciones de cualquier tipo, que empleen o puedan emplear procedimientos militares, hostiles o potencialmente hostiles.
La finalidad de la inteligencia militar es facilitar la toma de decisiones en los procesos de dirección y ejecución de las operaciones militares, disminuyendo las incertidumbres de los jefes y sus estados mayores, proporcionándoles la inteligencia oportuna, pertinente, precisa, predictiva y adaptada sobre el enemigo y otros aspectos del área de operaciones que permitan la planificación, ejecución y conducción de las operaciones.
La inteligencia militar, en el siglo XXI, no es la mera descripción de las fuerzas enemigas, de sus medios y capacidades de combate, sino que consiste también en el entendimiento de su cultura, motivaciones, finalidad y objetivos que persiguen. Es decir, no sólo se debe conocer y entender al adversario, sino que es imprescindible conocer y valorar la población de la que surge o proviene, el apoyo que recibe o puede recibir de ella y el apoyo que pueden recibir las fuerzas propias. Se trata de entender el entorno en el que se realizan las acciones de una operación, el llamado entorno operativo.
8.5. Inteligencia científica y tecnológica
Es la que se ocupa de la obtención y el procesamiento de información de carácter científico y tecnológico en los ámbitos civil y militar de interés para la seguridad. Su finalidad es detectar y efectuar el seguimiento de proyectos y actividades de investigación y de desarrollo científico y tecnológico emprendidos por organizaciones o países extranjeros, que puedan derivar en situaciones de riesgo para la seguridad nacional e internacional, con objeto de poder adoptar contramedidas efectivas. Mediante sus análisis puede valorarse el carácter y la capacidad armamentística de posibles adversarios, así como los avances científicos y tecnológicos que pueden derivar en la creación de armas u otros productos susceptibles de representar una amenaza para la seguridad.
La inteligencia científica y tecnológica está ampliando cada vez más su objetivo de atención tradicional, el armamento y los sistemas de armas, para abarcar los campos de las inteligencias económica y competitiva, lo que supone que se ocupe también de la identificación, seguimiento y evaluación de los avances científicos y tecnológicos, dentro de los marcos legales, que se producen en los distintos sectores de interés económico público o privado, con independencia de su posible uso militar.
Una última finalidad de la inteligencia científica y tecnológica lo constituye la que permite adoptar avances tecnológicos ajenos para evitar pasar por largas y costosas etapas previas de investigación.
La inteligencia científica usa de modo intensivo las fuentes de información abiertas, ya que se dedica a vigilar las investigaciones que se realizan en los mundos académico y empresarial antes de que se efectúe su aplicación industrial. En cambio, la inteligencia tecnológica, por estar más relacionada con el seguimiento de las aplicaciones que realizan empresas y organismos públicos de investigación de los conocimientos obtenidos en la investigación básica, también utiliza información procedente del espionaje industrial o de medios técnicos, como la fotografía aérea, la observación por satélite, la cibernética y la interceptación y escucha de señales acústicas.
La inteligencia tecnológica no se debe confundir con la inteligencia técnica (TECHINT), que, como se expresa en el punto 6, es la que se elabora a partir de información obtenida por métodos técnicos (SIGINT e IMINT).
8.6. Inteligencia económica
La creciente integración de los asuntos económicos en el concepto de seguridad ha dado lugar a la necesidad de elaborar inteligencia sobre ellos. Sin que exista unanimidad en el concepto de inteligencia económica, esta puede entenderse como la que se ocupa de la obtención y el procesamiento de la información financiera, económica y empresarial de un Estado para permitir una eficaz salvaguarda de los intereses nacionales, tanto en el interior como en el exterior.
En el mismo ámbito de la inteligencia económica también se incluyen otras acciones complementarias más específicas, como la sensibilización de las empresas nacionales sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas contra el espionaje económico, la realización de análisis macroeconómicos de los Estados en los que se pretende invertir o hay inversiones de empresas del país, la protección interna y la promoción y protección externa en el mercado de la industria nacional, el control del tráfico de material de defensa y de doble uso civil y militar, y la creación de una cultura de inteligencia económica.
Las fuentes de información abiertas predominan para la producción de inteligencia económica, pero también se hace uso, cuando es necesario, de información secreta obtenida por medios encubiertos. Esto último es lo que diferencia la inteligencia económica que realizan los servicios de inteligencia y la que producen otros órganos de la Administración o empresas privadas especializadas.
La acepción «inteligencia económica» tuvo su origen en la década de 1970-80 en Francia, entendiéndola como los conocimientos que precisan el Estado o las empresas para alcanzar sus objetivos estratégicos. El Informe Martre[4] (1994), enfocado esencialmente al desarrollo de la inteligencia económica y estratégica de las empresas, definió la inteligencia económica como «el conjunto de acciones coordinadas de investigación, tratamiento y distribución, en vista a su explotación, de la información útil a los actores económicos −ya sean empresas u organizaciones estatales−. Informaciones que se han de aportar mediante métodos legales, con todas las garantías de protección necesarias para preservar el patrimonio empresarial en las mejores condiciones de coste y marco temporal».
La inteligencia económica «implica ir más allá de acciones parciales provenientes del análisis documental, de acciones de vigilancia, de la protección del patrimonio competitivo, de acciones de influencia, etc., para lograr una intencionalidad estratégica y táctica»[5]. De esta forma se entronca con la estrategia y su puesta en acción (táctica), y es el elemento esencial de investigación e interpretación de las intenciones y capacidades de los competidores, ya sea como defensa de la posición actual del Estado o empresa que la practica, o como medio para obtener una supremacía concreta de acuerdo con los intereses estratégicos. La inteligencia económica, por tanto, se apoya en la vigilancia del entorno competitivo, diferenciándose de otros procesos o sistemas de inteligencia en tres elementos principales: sus fines son exclusivamente económicos; trabaja con fuentes abiertas; y debe ser ética en todas sus acciones.
No obstante estas descripciones de la inteligencia económica en sus orígenes, en el presente siglo se ha empezado a determinar la inteligencia económica como la obtenida a partir de información financiera, económica y empresarial de un Estado, diferenciándola de la competitiva o empresarial, que la realizan las empresas. De esta forma, la inteligencia económica la llevan a cabo tanto los servicios de inteligencia −que utilizan información secreta obtenida por medios encubiertos−, como otros órganos de la Administración, fundamentalmente de los Ministerios de Hacienda y de Economía (o sus órganos adscritos), y empresas especializadas, que sólo utilizan fuentes abiertas.
8.7. Inteligencia competitiva
De la misma forma que se produce con la inteligencia económica, no hay unanimidad en la definición de inteligencia competitiva, que, además, se ha visto identificada en su definición como inteligencia empresarial, como término más moderno que englobaría a la inteligencia competitiva y a la inteligencia de negocios (business intelligence).
El Equipo Económico del CNI definió en 2009 la inteligencia competitiva como «una herramienta de gestión o práctica empresarial que consiste en un proceso sistemático, estructurado, legal y ético, por el que se recoge y analiza información que, una vez convertida en inteligencia, se difunde a los responsables de la decisión para facilitar esta, de forma que se mejora la competitividad de la empresa, su poder de influencia y su capacidad de defender sus activos materiales e inmateriales».
Los objetivos de la inteligencia competitiva son planificar y adoptar medidas para mantener la competitividad de la empresa y afrontar con mayores garantías los rápidos y continuos cambios a los que se ve sometida toda organización. Para lograrlo se ocupa de la obtención y el procesamiento de información sobre los elementos que caracterizan la realidad política, social, económica, cultural, legal y tecnológica que rodea a la empresa y sobre los agentes que actúan en ella. Presta una especial atención a la identificación y el seguimiento de señales indicadoras de cambios significativos en el entorno, por lo que trabaja con datos procedentes del exterior de la organización, que obtiene sobre todo de fuentes de información abiertas.
Por tanto, la diferencia principal entre la inteligencia económica y la inteligencia competitiva es que la económica la realiza el Estado fundamentalmente, mientras que la competitiva la realizan las empresas.
Por otra parte, la diferencia entre la inteligencia competitiva y la de negocios estriba en que la competitiva analiza el entorno de la empresa, utilizando fuentes externas e información abierta; mientras que la inteligencia de negocios se realiza a partir de los datos internos de la propia actividad de la empresa, para mejorar su rendimiento, fidelizar clientes y obtener beneficios.
La práctica de la inteligencia de negocios se basa en el empleo de tecnologías y aplicaciones informáticas que permiten buscar, recuperar, analizar y visualizar de modo unificado datos heterogéneos y dispersos entre diferentes sistemas, con independencia de las aplicaciones empleadas para su creación y almacenamiento y de que estén en ficheros de texto o estructurados en bases de datos. Estas herramientas, haciendo uso de técnicas de minería de información, establecen asociaciones entre los datos y desvelan patrones ocultos, de acuerdo con el cumplimiento de unos criterios estadísticos y preestablecidos, que ayudan a la interpretación. La inteligencia de negocios sirve de apoyo para la gestión de diversas áreas de las empresas, como producción, finanzas, relación con clientes y proveedores, ventas, recursos humanos o logística.
Dentro de la inteligencia competitiva se encuentra incluida la inteligencia de mercados,que se obtiene a partir de la información relevante sobre el mercado en el que la empresa desarrolla su actividad y cuyo fin inmediato es proporcionar conocimiento permanente sobre el mismo, para facilitar el proceso de toma de decisiones al trabajar sobre necesidades específicas de la empresa.
8.8. Inteligencia criminal
También este término concita varias interpretaciones y se presta a confusión con otros conceptos, como inteligencia policial, inteligencia de seguridad pública, investigación criminal, criminología, criminalística, etc.
Inicialmente se entendía como inteligencia policial a la destinada al mantenimiento de la seguridad interior, el orden público y la persecución de la delincuencia. Pero desde finales del siglo XX y en este XXI, la inteligencia criminal abarca un ámbito mucho mayor que el estrictamente policial, al constituir una inteligencia que hoy elaboran, en distintos países, los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas, unidades policiales, los servicios de aduanas, el sistema penitenciario, las instituciones financieras e incluso empresas privadas de seguridad.
De esta forma, la inteligencia criminal es un tipo de inteligencia útil para obtener, evaluar e interpretar información y difundir inteligencia necesaria para proteger y promover los intereses nacionales de cualquier naturaleza (políticos, comerciales, empresariales), frente al crimen organizado, al objeto de prevenir, detectar y posibilitar la neutralización de aquellas actividades delictivas, grupos o personas que, por su naturaleza, magnitud, consecuencias previsibles, peligrosidad o modalidades, pongan en riesgo, amenacen o atenten contra el ordenamiento constitucional y los derechos y libertades fundamentales.[6]
En cuanto a su diferenciación con la investigación criminal/policial, también identificada como actividad de policía judicial, la diferencia principal estriba en que esta se realiza al suscitarse un caso y se culmina con los logros investigativos obtenidos, alcanzando su esclarecimiento y resolución, mientras que la inteligencia es permanente; no reacciona ante la comisión de un delito, sino que opera continuamente sobre toda persona, actividad u organización que pueda parecer sospechosa de constituirse en una amenaza o implique un riesgo para la seguridad. Cuando hay ausencia de inteligencia o las medidas que propone no se aplican, el delito ya se ha cometido; el trabajo de inteligencia ha resultado infructuoso y el delito efectivamente materializado pasa a ser objeto de la investigación criminal/policial.
Por consiguiente, la inteligencia no persigue la resolución de un hecho delictivo. No opera en el ámbito de los tipos penales, sino en la esfera de las situaciones predelictuales; intenta aportar conocimiento para anticiparse y permitir a las autoridades neutralizar o disuadir las amenazas, riesgos y conflictos (carácter preventivo). La investigación criminal/policial actúa de forma absolutamente represiva, ya que interviene después de la comisión de un delito específico para identificar a sus autores y aportar las pruebas legales que posibiliten su procesamiento penal.
Otro aspecto que facilita la confusión de los términos lo constituye el hecho de que una misma información puede tener una doble finalidad: constituir indicios y pruebas para descubrir los elementos integrantes del hecho criminal para su enjuiciamiento (investigación criminal/policial), o constituir insumos que empleará el analista de inteligencia, que no el investigador policial, en la elaboración del producto de inteligencia, con independencia del momento exacto en el que se produce el conocimiento, sea este anterior o posterior al hecho delictivo. La afluencia continua de nuevos datos fruto de la comisión de delitos genera la imagen errónea de que siempre se llega tarde, resultando infructuoso cualquier esfuerzo por elaborar inteligencia.
Esta confusión se produce porque la fase de recolección de información para la elaboración de inteligencia (policial y criminal) y la fase de recolección de información, indicios y pruebas de la investigación criminal/policial, en muchas ocasiones discurren de forma simultánea versando sobre los mismos objetivos. Esta circunstancia genera confusos episodios de solapamiento al resultar harto complejo establecer las líneas de demarcación entre ambas, para identificar con nitidez donde empieza una y acaba la otra, por lo que el elemento esclarecedor reside en identificar sus utilidades y fines, que sí están bien diferenciados[7].
Por su parte, la inteligencia de seguridad pública, conocida por el acrónimo CRIMINT, puede definirse como la que sirve para identificar y neutralizar las amenazas reales y potenciales a la seguridad del Estado o a su orden constitucional resultante de actos de subversión, terrorismo y espionaje cometidos por personas, Estados o grupos nacionales o extranjeros. Asimismo, este término se aplica a las actividades de apoyo a las funciones de la policía, el mantenimiento del orden público y de la justicia criminal.
También relacionada con la inteligencia criminal y dentro de la CYBINT (ver punto 5.3.1) se encuentra la inteligencia de medios sociales (SOCMINT), que es la que está referida a las redes sociales y medios de comunicación de plataforma digital y los datos que las mismas generan. Contribuye a la seguridad pública a través de la identificación de actividades criminales, de la alerta temprana sobre desórdenes y amenazas al orden público, o a la construcción de conocimiento inmediato en situaciones rápidamente cambiantes. Es un tipo de inteligencia reciente que precisa un desarrollo legal.
8.9. Inteligencia sanitaria
Conocida como MEDINT y de aplicación fundamentalmente militar, es la que se deriva de la obtención y análisis de los elementos de epidemiología y ambientales en una determinada zona, así como los riesgos nucleares, biológicos, químicos y radiológicos (NBQR) para las fuerzas propias; de las capacidades sanitarias disponibles, propias y adversarias; de la infraestructura sanitaria y del personal sanitario existente en el teatro donde se efectúan las operaciones, tanto para su explotación en beneficio propio, como para la atención de la población civil de futuras zonas ocupadas[8].
8.10. Inteligencia de objetivos
Identificada con el acrónimo inglés TARINT es el tipo de inteligencia que facilita la selección de objetivos militares y realiza la evaluación de daños. En el apoyo a la selección de objetivos, trata de describirlos y situarlos. En caso de un objetivo compuesto por varias partes, o conjunto de blancos, indica sus vulnerabilidades, importancia relativa y la elección más conveniente de medios y momento de ataque para producir los efectos deseados. Los aspectos que deciden el ataque a un objetivo son su facilidad para ser identificado, la importancia relativa para contribuir a obtener el resultado final y el cumplimiento de la misión.
La evaluación de daños proporciona la información necesaria para conocer si se han logrado los efectos deseados.
8.11. Inteligencia psicológica
Conocida como PSYOPS es el tipo de inteligencia necesaria para la planificación, conducción y evaluación de las operaciones psicológicas, que proporciona información relativa a opiniones, creencias, actitudes o aspiraciones de las audiencias objetivo, así como sobre aspectos de carácter político, económico, militar, social y cultural de interés para las operaciones y para determinar los efectos que los productos y actividades de las operaciones psicológicas tienen en las audiencias objetivo.
8.12. Inteligencia sociocultural
Identificada por el acrónimo SOCINT, se elabora a partir de la información sobre asuntos sociales, políticos, económicos y demográficos para comprender las creencias, valores, actitudes y comportamientos de un actor o grupo social determinado, con el fin de prevenir y neutralizar amenazas a la seguridad. Es un tipo de inteligencia complementario de otras.
8.13. Inteligencia cultural
Bajo el acrónimo CULINT se identifica la inteligencia elaborada a partir de información social, política, económica y demográfica que proporciona un conocimiento que permite comprender la forma de actuar y las motivaciones de cualquier tipo de actor (aliado, neutral o enemigo), así como anticipar sus reacciones ante determinados acontecimientos. Analiza su cultura para entender mejor su visión del mundo, sus comportamientos y su forma de tomar decisiones. Ello hace posible interpretar mejor sus acciones y, por tanto, diseñar estrategias de cooperación o reacción mucho más efectivas. Es también un tipo de inteligencia identificado recientemente, que se está desarrollando debido a las cada vez más numerosas actividades multinacionales en respuesta a la globalización de las amenazas.
8.14. Inteligencia holística
Es la que se elabora por cualquier servicio que debe abordar el análisis y la interpretación de un asunto o de una situación con una perspectiva multidisciplinar, integrando información proveniente de múltiples fuentes y realizada por un equipo de trabajo de especialidades y procedencias diversas formado exclusivamente para la ocasión.
El concepto de inteligencia holística es relativamente reciente y está motivado por la continua ampliación del concepto de seguridad y, por tanto, el aumento de la complejidad de los asuntos que atienden los servicios de inteligencia, a lo que cabe añadir la sobreabundancia de información que se obtiene por medios técnicos.
Rafael Jiménez Villalonga es Emérito del Centro Nacional de Inteligencia y profesor delMáster on-line en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional de la Universidad de Granada.
Bibliografía
Díaz Fernández, Antonio M. (director): Conceptos fundamentales de inteligencia. Tirant lo Blanch, Valencia, 2016.
Díaz Fernández, Antonio M. (director de obra): Diccionario LID INTELIGENCIA Y SEGURIDAD. LID Editorial Empresarial, 2013.
Esteban Navarro, Miguel Ángel (coordinador): Glosario de inteligencia. Ministerio de Defensa, Madrid, 2007.
González Cussac, José Luis (coordinador): Inteligencia. Tirant lo blanch, Valencia, 2012.
Inteligencia Militar Terrestre-Manual de Fundamentos, Exército Brasileiro, 2015. En línea,http://bdex.eb.mil.br/jspui/bitstream/123456789/95/1/EB20-MF-10.107.pdf(Consultado 24jun2017).
Jiménez Moyano, Francisco. Manual de Inteligencia y Contrainteligencia. CISDE Editorial, 2012.
Kent, Sherman: Strategic Intelligence for American World Policy. Princeton, NJ, 1949. Edición en castellano 4ª Edic.: Buenos Aires, Editorial Pleamar, 1986.
Martre, Henri. Intelligence économique et stratégie de enterprises. Rapport du Commisariat Général au Plan. París. La Documentation franÇaise, 1994. En línea,http://www.entreprises.gouv.fr/files/files/directions_services/informati…. (Consultado 02jul2017).
[1] Kent, Sherman: Strategic Intelligence for American World Policy. Princeton, NJ, 1949. Edición en castellano: 4ª Edic. Buenos Aires, Editorial Pleamar, 1986.
[2] Sánchez Blanco, E.: OSINT (inteligencia de fuentes abiertas), en Díaz Fernández, A. M.:Conceptos fundamentales de inteligencia. Tirant lo blanch, Valencia, 2016, pp. 274-276.
[3] Inteligencia Militar Terrestre-Manual de Fundamentos, Exército Brasileiro, 2015. En línea, http://bdex.eb.mil.br/jspui/bitstream/123456789/95/1/EB20-MF-10.107.pdf(consultado 24jun2017).
[4] Martre, Henri (1994), Intelligence économique et stratégie de enterprises. Rapport du Commisariat Général au Plan. París. La Documentation franÇaise. En línea,http://www.entreprises.gouv.fr/files/files/directions_services/informati…. (Consultado 02jul2017).
[5] Op. cit.
[6] Sansó-Rubert Pascual, D. ¿Inteligencia criminal?: Líneas de demarcación y áreas de confusión. La necesidad de reevaluar su rol en la esfera de la seguridad y en la lucha contra la criminalidad organizada, en Velasco, Fernando y Rubén Arcos (eds.), Cultura de Inteligencia, un elemento para la reflexión y la colaboración internacional, Plaza y Valdés. Madrid. 2012. pp. 347-360.
[7] Sansó-Rubert Pascual, D. Inteligencia criminal, en Díaz Fernández, Antonio, (Dtor).Conceptos fundamentales de inteligencia. Tirant lo blanch. Valencia. 2016. pp. 223-231.
[8] Jiménez Moyano, F. Manual de Inteligencia y Contrainteligencia. CISDE Editorial. 2012. p. 33.
Editado por: Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI). Lugar de edición: Granada (España). ISSN: 2340-8421.
Fuente: seguridadinternacional.es, 26/11/18.
Más información:
Inteligencia es anticipación
Antecedentes del Ciclo de Inteligencia de Sherman Kent
La Inteligencia y sus especialidades en la Sociedad del conocimiento
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La influencia de la Opinión Ajena en la sociedad moderna
noviembre 28, 2023
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
En el tejido social, la influencia de la opinión de los demás actúa como un hilo invisible que, sutilmente, va tejiendo las decisiones individuales y colectivas. Este fenómeno, tan arraigado en la psicología social, encuentra su expresión vívida en el cuento clásico «El traje nuevo del emperador» y los reveladores experimentos de conformidad de Solomon Asch. A través de estas narrativas, se desentraña la complejidad de cómo la opinión del grupo puede moldear nuestras percepciones y decisiones.
En el relato publicado en 1837 por Hans Christian Andersen, un emperador desfila desnudo, convencido por unos artesanos estafadores de que su traje es invisible para quienes son incompetentes o estúpidos. Nadie quiere ser señalado como tal, y la multitud, por temor a ir contra la corriente, se une al coro de elogios ficticios. Esta alegoría resuena en la psicología social, revelando cómo el miedo a la desaprobación social puede llevar a la conformidad, incluso cuando esta contradice la evidencia objetiva.
Los experimentos clásicos de Solomon Asch, realizados entre 1951 y 1952, profundizaron en esta dinámica. Sujetos de prueba se enfrentaron a la tarea aparentemente simple de comparar longitudes de líneas. Sin embargo, cuando el resto del grupo (compuesto en realidad por cómplices del experimentador) elegía la respuesta incorrecta de manera unánime, los participantes reales a menudo cedían a la presión social y también seleccionaban la opción incorrecta. Este fenómeno de conformidad ilustra cómo la necesidad de pertenecer y evitar el rechazo puede eclipsar incluso nuestra percepción más básica.
Al conectar estas ideas con obras literarias como 1984 de George Orwell, se revela la ingeniería social en su forma más siniestra. En la distopía orwelliana, el gobierno manipula la realidad, imponiendo una versión distorsionada de los hechos para controlar la percepción de la verdad. El protagonista, Winston Smith, lucha contra esta maquinaria de manipulación, enfrentándose al dilema de aceptar la versión oficial o resistirse a pesar de las consecuencias. La conexión con los experimentos de Asch es innegable: la influencia de la opinión ajena puede ser tan abrumadora que la verdad objetiva se ve eclipsada por la necesidad de conformidad.
En el ámbito de la psicología social, la Propaganda juega un papel destacado. La maquinaria propagandística utiliza tácticas psicológicas para manipular las percepciones y actitudes de la sociedad. Edward Bernays, considerado el «Padre de las Relaciones Públicas», entendió el poder de la propaganda en la formación de la opinión pública. Su obra, Propaganda (1928), explora cómo moldear la opinión a través de la manipulación de la información, un concepto que resuena tanto en la literatura como en la realidad.
La Inteligencia Estratégica también emplea tácticas propagandísticas para alcanzar objetivos específicos. En el mundo moderno, la información se ha convertido en un arma poderosa, y la capacidad de controlar narrativas influye en la toma de decisiones a nivel global. La manipulación de la opinión pública a través de campañas de desinformación y construcción de narrativas es una realidad que debemos abordar críticamente.
Ejemplos de la vida real abundan. En el ámbito económico, la percepción de la solidez de una moneda o el éxito de una empresa a menudo depende de la opinión general. Los inversores y consumidores, influenciados por la masa, pueden tomar decisiones que afectan directamente los mercados y la economía en su conjunto. En el mundo empresarial, la reputación de una marca puede ser construida o destruida por la percepción pública, influyendo en la toma de decisiones de los consumidores.
Personalidades influyentes han reflexionado sobre este fenómeno. Warren Buffett, magnate de los negocios, ha señalado: “Nunca confundas el conocimiento con la sabiduría. Uno nos ayuda a ganarnos la vida; el otro nos ayuda a construir una vida”. Esta distinción subraya cómo la búsqueda de aprobación externa puede desviar la atención de lo verdaderamente significativo en la vida.
En el ámbito político, la influencia de la opinión ajena es evidente en la formación de alianzas y la adopción de políticas populares en lugar de efectivas. La carrera por la aprobación pública puede nublar el juicio y llevar a decisiones que sacrifican el bienestar a largo plazo en aras de la popularidad inmediata.
En un nivel más personal, las Redes Sociales han amplificado esta dinámica. La validación social medida en likes y comentarios puede convertirse en una métrica de autoestima, afectando la percepción de uno mismo y las decisiones cotidianas. La conformidad digital, a menudo basada en la necesidad de encajar en la corriente dominante, moldea las interacciones en línea y, en última instancia, la realidad offline.
En el cierre, emerge una verdad innegable: la influencia de la opinión ajena es un componente intrínseco de nuestra existencia social. Desde la infancia, donde la conformidad puede ser la clave para la aceptación, hasta la vida adulta, donde las decisiones profesionales y personales a menudo se ven influenciadas por la percepción externa, el hilo invisible de la opinión ajena nos conecta a todos.
Reconocer esta influencia es el primer paso hacia la autonomía individual y la toma de decisiones informadas. La literatura y los experimentos psicológicos sirven como recordatorios cruciales de la fragilidad de la verdad en la esfera social y la importancia de resistir la presión de conformidad. La Propaganda, la Ingeniería Social y la Inteligencia Estratégica nos recuerdan que la batalla por la percepción es constante y sutil.
En un mundo donde la información fluye rápidamente y la opinión pública puede cambiar en un instante, la capacidad de discernir entre la verdad y la manipulación se vuelve crucial. La fortaleza para resistir la corriente y la valentía para defender la verdad objetiva son imperativos para una sociedad informada y resiliente.
La influencia de la opinión ajena es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma, pero su impacto en la era moderna se magnifica. La tecnología, la globalización y la interconexión constante han creado un escenario en el que la opinión colectiva puede ser una fuerza unificadora o divisoria.
En última instancia, la reflexión sobre nuestra propia vulnerabilidad a la influencia externa es esencial. La conciencia de este poder invisible nos empodera para cuestionar, resistir y forjar nuestro propio camino. La literatura, los experimentos psicológicos y las lecciones de la historia sirven como faros que iluminan el camino hacia una comprensión más profunda de nosotros mismos y de la sociedad que colectivamente creamos. En un mundo donde la verdad a menudo se ve eclipsada por la percepción, recordemos siempre que el hilo invisible de la opinión ajena puede tejerse en la forma correcta cuando cada individuo elige ser consciente, crítico y valiente.
Fuente: Ediciones EP, 28/11/23.
Información sobre Gustavo Ibáñez Padilla
Más información:
La Teoría de la estupidez según Cipolla
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La Inteligencia y sus especialidades en la Sociedad del conocimiento
octubre 20, 2023
De los espías a las computadoras, el creciente uso de la inteligencia en el siglo XXI
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
Vivimos en un mundo de datos, los cuales crecen día a día en forma exponencial.
Cada transacción, cada interacción, cada acción es registrada y genera a su vez nuevos datos (la hora del registro por ejemplo) llamados metadatos. Todo este creciente cúmulo información puede ahora ser procesado a gran velocidad (big data) a fin de extraer conclusiones.
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Captar y procesar datos, organizarlos, transformarlos en información y luego en conocimiento para facilitar la toma de decisiones es lo que se conoce como ‘inteligencia’. Hace algún tiempo se consideraba una función estratégica al servicio de las máximas autoridades, para asegurar la defensa de la nación. Así fue en los inicios, cuando se profesionalizó la actividad de la mano de Sherman Kent en los Estados Unidos y dio nacimiento a la agencia central de inteligencia, más conocida como la CIA. Por supuesto no era algo nuevo, ya nos hablaba sobre ello Sun Tzu en el siglo VI antes de Cristo. Pero fueron los estudios de Kent los que le dieron la formalidad de una disciplina, a mediados del siglo pasado.
Con el paso de los años la inteligencia se fue expandiendo al tiempo que crecía la capacidad de procesar información. Así surgieron los adjetivos que califican al sustantivo ‘inteligencia’ para diferenciar su múltiples variedades, llegando entonces a una compleja taxonomía del concepto inteligencia.
Al extender su ámbito la inteligencia se hizo accesible a la sociedad en general y comenzaron a usarla las empresas y organizaciones en general (business intelligence), para esta democratización de sus usos colaboró en forma importante la tremenda baja en los costos de adquisición y procesamiento de la información, que corría al ritmo de los avances informáticos.
Podemos mencionar como casos de éxito de inteligencia de negocios los sistemas de precios dinámicos en las aerolíneas, que acoplan los precios a las variaciones de oferta y demanda; la plataforma de venta online de Amazon, que recomienda otros artículos según los intereses del comprador y Netflix, que sugiere películas y series y orienta el rumbo de las nuevas producciones.
Es así que con la evolución de la disciplina comienzan a solaparse las áreas de influencia de la inteligencia de negocios, con la inteligencia criminal, la inteligencia financiera, la inteligencia estratégica y podríamos seguir hasta el cansancio…
Vemos que con el paso del tiempo el concepto de inteligencia ha ganado fuerza, profundidad, densidad y trascendencia. En una sociedad del conocimiento esto resulta absolutamente lógico y natural.
Pero dejemos ahora el análisis en abstracto y veamos algunos ejemplos concretos que nos muestren el enorme potencial de este concepto.
Imaginemos una organización criminal que comienza a operar una instalación clandestina de marihuana, en los suburbios, mediante el cultivo hidropónico. Esta nueva actividad se evidenciará por un consumo eléctrico superior al usual de una zona residencial, que quedará registrado en las bases de datos de la compañía de electricidad.
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Al mismo tiempo, es probable que el nuevo suministro de droga ilegal a buen precio incremente el tránsito de consumidores y se produzca un aumento de la conflictividad y de delitos menores, lo cual podría percibirse en los registros de un eficiente mapa del delito.
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También podrían aumentar las consultas a los servicios de guardias de los hospitales de la zona, motivados por un creciente número de intoxicaciones por estupefacientes.
Todas estas pequeñas variaciones en los registros de datos podrían detectarse gracias al eficaz empleo de la inteligencia de negocios, que permite relacionar múltiples bases de datos haciendo evidente la anomalía generada por el nuevo invernadero clandestino.
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Es interesante prestar atención a que no fue necesario realizar acciones tradicionales de inteligencia criminal, ni disponer de informantes o agentes encubiertos, que realicen las usuales tareas de inteligencia en búsqueda de los narcotraficantes. Tan solo fue preciso disponer de un sistema de información que relacione distintas bases de datos, que registran en forma habitual y monótona inmensas cantidades de información, y de esta forma poner en evidencia la “perturbación” generada por el accionar de los malvivientes.
Vemos como la superposición de inteligencia de negocios con inteligencia criminal permite obtener resultados en forma casi automática y a mucho menor costo.
También puede tomarse como ejemplo el cruce de datos de llamadas telefónicas que nos permite evidenciar relaciones entre distintas personas y prácticamente descubrir acciones conspirativas, sin necesidad de conocer el contenido de las comunicaciones y sin tener que recurrir a escuchas judiciales (ej: asesinato del fiscal Alberto Nisman, enero 2015).
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Evidentemente, la sociedad en general y la seguridad nacional pueden beneficiarse cada día más del empleo de sistemas avanzados de análisis de inteligencia, capaces de explotar de manera eficaz y eficiente los crecientes volúmenes de datos derivados de los omnipresentes sistemas de captación y procesamiento de información.
La inteligencia en todas sus variantes es indispensable para el desempeño óptimo de las empresas y organizaciones en general y el eficaz accionar de las agencias gubernamentales que persiguen al crimen organizado, los grupos terroristas y cualquier otra amenaza contra la nación.
Fuente: Ediciones EP, 2019.
Información sobre Gustavo Ibáñez Padilla
Más información:
¿Qué es la inteligencia criminal?
La geolocalización y la investigación policial
Antecedentes del Ciclo de Inteligencia de Sherman Kent
Business Intelligence aplicada en el análisis de Inteligencia Criminal
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La propaganda usa la pasión para sustituir a la razón
septiembre 13, 2023
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La propaganda usa la pasión para sustituir a la razón
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
“Nuestra era es la primera era en la que muchos miles de las mejores y mejor entrenadas mentes tienen el trabajo a tiempo completo de penetrar en la mente colectiva. Entrar en la mente con el objeto de manipular, explotar y controlar es el objetivo ahora. Y generar calor, no luz, es la intención. Mantener a todos en el estado de impotencia engendrado por la prolongación de la actividad mental es el efecto de muchos anuncios y programas de entretenimiento por igual.”
The mechanical bride: Folklore of Industrial Man (1951). Marshall McLuhan.
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Artículo en preparación.
Fuente: Ediciones EP.
Más información:
Propaganda y Contrapropaganda
Rumores y mentiras al estilo Goebbels
Desinformación versus Decepción
Manipulación mediática
Un mundo que cambia. César Vidal
Ciberespionaje, influencia política y desinformación
Especialización en Inteligencia Estratégica y Crimen Organizado
noviembre 28, 2022
ESPECIALIZACIÓN EN INTELIGENCIA ESTRATÉGICA Y CRIMEN ORGANIZADO
Ciclo 2024.
→ Informes e Inscripción ←.
La Especialización busca capacitar para el análisis estratégico y aprendizaje de prácticas en el control civil del legítimo funcionamiento institucional relativo a doctrinas y procedimientos aplicados en la gestión pública y privada, vinculados a la Política Nacional, Defensa Nacional, Seguridad Interior e Inteligencia Estratégica y de Negocios.
AUTORIDADES
Director: Dr. Ricardo Spadaro
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Coordinador Académico: Lic. José Luis Pibernus
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TÍTULO
“Especialista en Inteligencia Estratégica y Crimen Organizado”.
DURACIÓN Y MODALIDAD DE CURSADA
1 año y medio
Días: Martes y Jueves de 17.30 a 21.30 hs.
Lugar: CABA. Argentina.
Inicio: 2023. Abierta la inscripción.
OBJETIVOS
- Transmitir conocimientos, técnicas, procedimientos y aptitudes profesionales para dirigir e integrar equipos técnicos de investigación en ámbitos de la inteligencia aplicada, defensa nacional, seguridad interior y escenarios de toma de decisiones, en los ámbitos estatales y
- Introducir al conocimiento del crimen organizado
- Introducir a la identificación de técnicas y procedimientos de análisis Proporcionar bases para el planeamiento estratégico y la apreciación de situación de inteligencia en todos los niveles y ámbitos.
- Proporcionar conocimientos preventivos para la protección de personal, instalaciones, documentación, y otras áreas críticas relativas a la seguridad del
- Proporcionar herramientas de soporte al sector privado para el debido cumplimiento de las normas de anti-lavado y prevención de riesgos derivados de acciones, en apariencias lícitas, que no obstante provienen del crimen organizado
PERFIL DEL GRADUADO
Al término de la Especialización, los cursantes estarán en condiciones de:
- Integrar áreas de inteligencia en ámbitos públicos o
- Asistir en los procesos de toma de decisión en todos los campos
- Asistir en la estimación de contenidos en campañas de publicidad y propaganda, como en la elaboración de mensajes y comunicaciones a públicos de interés.
- Intervenir, integrar y coordinar equipos de gestión de medios de comunicación en el diseño e interpretación de
- Intervenir en diagnósticos de necesidades y elaboración de proyectos del área de
- Intervenir en la planificación y producción de estrategias y mensajes destinados a diversos públicos.
- Entender en contenidos de publicaciones informativas, públicas y privadas con fines de producir reportes de inteligencia
- Intervenir en planificación estratégica y en estudios de seguridad para la protección de personas, informaciones y estructuras de interés.
- Entender en la doctrina y actividades de inteligencia y
- Intervenir y asistir en la dirección de un organismo de
- Entender en la preparación de reportes para sujetos obligados en la Ley 246 y actualizaciones ante el Grupo de Acción Financiera (GAFI) o Financial Action Task Force (FATF).
- Entender en la identificación de riesgos y amenazas desde el punto de vista de la inteligencia en áreas públicas y
- Intervenir y asistir en los sistemas de seguridad pública y
- Intervenir en la Inteligencia de Negocios y
- Intervenir en diseños del sistema de defensa
- Intervenir y asistir en el empleo de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS).
PLAN DE ESTUDIOS
PRIMER CUATRIMESTRE1. Defensa Nacional y Seguridad Interior (32 hs.)2. Inteligencia I (40 hs.)
3. Crimen organizado y terrorismo (40 hs.) 4. Planeamiento (40 hs.) |
SEGUNDO CUATRIMESTRE5. Inteligencia II (40 hs.)6. Elementos de criminología y criminalística (32 hs.)
7. Tecnologías de la Información y comunicación (TICS) (32 hs.) 8. Elementos de derecho constitucional, penal y procesal (32 hs.) 9. Teorías y técnicas de la comunicación (32 hs.) 10. Contrainteligencia (40 hs.) 11. Taller de Proyecto de Trabajo Final Integrador (8 hs.) |
TOTAL DE HORAS
368 hs. – La Carrera de Especialización no tiene correlatividades.
REQUISITOS DE ADMISIÓN
- Graduados de universidades argentinas o del exterior, de al menos 4 años de duración, con un mínimo de 2.600 horas En el caso de postulantes europeos deben poseer una formación equivalente a master de nivel I.
- Egresados de estudios de nivel superior no universitario de CUATRO (4) años de duración o DOS MIL SEISCIENTAS (2.600) horas reloj como mínimo, quienes además deberán completar los prerrequisitos que determinen las autoridades de la Carrera, a fin de asegurar que su formación resulte compatible con las exigencias del posgrado al que
- Egresados de institutos superiores de nivel Universitario de las FFAA, SS y Policiales; Técnicos de Inteligencia habilitados por estudios superiores de Inteligencia, pertenecientes a Organismos del Estado y que acrediten grado académico o equivalente reconocido por el Ministerio de Educación de la Nación, previo cumplimiento de los requisitos complementarios que la Comisión Académica
La selección de los postulantes será resuelta por las autoridades del posgrado, mediante evaluación de los antecedentes y la realización de una entrevista personal, de la cual surgirá un orden de mérito para cubrir las vacantes.
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Información relacionada:
Inteligencia aplicada, Crimen Transnacional y Derecho de Policía
Posgrado en Prevención de Lavado de Activos Financieros
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Propaganda y Contrapropaganda
febrero 16, 2022
El objetivo de la Propaganda es la consecución, mantenimiento o refuerzo de una posición de poder por parte de un sujeto emisor; la ideología desempeña un papel funcional en el cumplimiento de ese objetivo en tanto que contenido discursivo de la comunicación propagandística.
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La propaganda es una forma de comunicación que pretende influir en la actitud de las personas respecto a alguna causa o posición, presentando solamente un lado de un argumento.
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La Propaganda es un discurso de poder.
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Más información:
Rumores y mentiras al estilo Goebbels
Desinformación versus Decepción
Manipulación mediática
Un mundo que cambia. César Vidal
Ciberespionaje, influencia política y desinformación
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El Analista de inteligencia
enero 26, 2022
«Cuando los analistas son demasiado precavidos al hacer juicios estimativos sobre amenazas, se los culpa de no haber avisado. Sí son demasiado agresivos al lanzar la advertencia, se les critica por alarmistas.» Jack Davis
Artículo recomendado:
Qué es el análisis de inteligencia
El análisis de inteligencia es el proceso de evaluar y transformar los datos e información en conocimiento útil. Este conocimiento útil es solicitado y se genera para tomar una decisión.
El análisis de inteligencia comparado con el método científico
Aunque el análisis de inteligencia se base en el método científico, no son lo mismo. Tienen bastantes diferencias, principalmente por las temáticas que suelen analizarse: estrategias a largo plazo, nivel de riesgo o amenaza, probabilidad de que ocurra un evento social o político, etc.
En este tipo de análisis e investigaciones, normalmente llevados a cabo por empresas, gobiernos, organismos públicos y organizaciones diversas, se encuentran con:
- Elevada incertidumbre.
- Escasez de información contrastada y objetiva.
- Multitud de fuentes de información con diferentes grado de credibilidad.
- Diversidad de variables y multitud de actores.
- Falta de relaciones causales objetivas sobre la temática analizada.
- Necesidad de inmediatez o urgencia para llegar a conclusiones.
- Obligatoriedad de discreción y secreto.
Todas las organizaciones toman decisiones, especialmente aquellas que están más expuestas a riesgos, amenazas u oportunidades. En estos casos la no decisión no es una opción viable.
Para poder tomar una buena decisión, es necesario analizar previamente la información disponible e incluso la no disponible. Para ello se presentan dos opciones: el método científico o el análisis de inteligencia.
El análisis de inteligencia tiene muchas ventajas ya que permite racionalizar procesos de decisión complejos, con multitud de variables, diversidad de fuentes de información de diferentes grados de confianza cada una, en entornos con una alta incertidumbre.
Por otro lado, tiene algunos inconvenientes. El análisis de inteligencia, al depender de personas, no es absolutamente objetivo ni exacto, ni permite tomar una decisión correcta con seguridad ya que se basa en intuición y sus conclusiones no tienen la integridad y solidez empírica del método científico.
Por este motivo, los informes de inteligencia usualmente terminan ofreciendo una serie de estimaciones y probabilidades que reducen la incertidumbre y permiten tomar decisiones de forma más racional, pero nunca totalmente objetiva.
Si el análisis de inteligencia no es un método 100% válido para tomar decisiones objetivas, ¿por qué no se utiliza el método científico para tomar decisiones?
El método científico no resulta una técnica viable para la toma de decisiones objetivas ya que necesita de información totalmente confiable y contrastada así como tiempo para validar o refutar las hipótesis. Esas características dificilmente se disponen en el mundo empresarial o institucional, que es donde más se emplea el análisis de inteligencia.
Por tal motivo cada vez son más las organizaciones que buscan y demandan profesionales de la inteligencia, especialmente Analistas de Inteligencia para Unidades y Departamentos de Estrategia, Análisis o Seguridad, tanto en grandes empresas como en instituciones públicas.
Más información:
Inteligencia Estratégica
Una Taxonomía del concepto Inteligencia
El uso de la Inteligencia en los negocios
La Inteligencia y sus especialidades en la Sociedad del conocimiento
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La inteligencia estratégica en las organizaciones políticas y empresariales. Seminario Internacional. Julio 2021
junio 16, 2021
SEMINARIO INTERNACIONAL
“LA INTELIGENCIA ESTRATÉGICA EN LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS Y EMPRESARIALES”
FECHAS: 16 y 17 de julio
- De 18:00 Hs. a 21:00 Hs.
- De 09:00 Hs. a 12:00 Hs.
Medio: Plataforma Zoom
Responsable: ITAJU COMUNICACIONES CONSULTORÍA
INVITADOS ESPECIALES: Dr. Euclides Acevedo – Dr. Horacio Galeano Perrone
AGENDA
SUBTEMAS:
Viernes 16-07-21
18:00 a 18:10: Saludo a los ponentes e invitados especiales – mensaje de bienvenida
Dra. María Amelia Britos Bogado
18:10 a 18:30 Hs. La inteligencia estratégica, una herramienta necesaria para la toma decisiones, un imperativo del mundo actual. Dr. Ricardo Spadaro. Argentina.
18:30 a 19:00 Hs. Aplicación de la inteligencia en organizaciones empresariales y el valor que implica: Ing. Gustavo Ibáñez Padilla. Argentina
19:00 a 19:30 Hs. La inteligencia estratégica y el crimen organizado. Desafíos para el Siglo XXI: Prof. Mg. Marcelo Luis Martinengo. Argentina
19:30 a 20:00 Hs. La inteligencia estratégica y la seguridad interna: Crio. Antonio Gamarra. Paraguay
20: 00 a 20:30 Hs. La inteligencia estratégica y la construcción de escenarios prospectivos: Cnel. Hugo Vera. Paraguay
20:30 a 21:00 Hs. Preguntas del auditorio – Conclusiones.
Sábado 17-07-21 Moderadores: Lic. José María Condomí (Analista de Inteligencia Estratégica Militar – 2005. Escuela de Inteligencia de las Fuerzas Armadas Argentinas y Dra. María Amelia Britos Bogado (Máster en Planificación Estratégica nacional – Ministerio de Defensa Nacional de Paraguay – año 2006)
09:00 a 09:15. Saludo e introducción a los temas. Dr. Horacio Galeano Perrone
09:15 a 09:40. La inteligencia política en las instituciones gubernamentales. Mg. Alessandra Martin. México.
09:40 a 10:20. La inteligencia y la comunicación política: Dr. Ricardo Amado Castillo. Venezuela – Mg. Alejandra Cáceres. Argentina.
10:20 a 11: 00. La inteligencia artificial aplicada al sector público y privado. Lic. Facundo Armas. Argentina
11:00 a 11:20. Herramientas de la inteligencia humana. La comunicación no verbal – inteligencia comportamental: Mg. Marisa Barrera. Argentina.
11:20 a 11:40. Debate con el auditorio. Conclusiones
11: 40 a 12: 00. Entrega virtual de Certificados.
Agradecimiento.
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¿Qué es la Geopolítica?
mayo 18, 2021
La Geopolítica es el estudio de los efectos de la Geografía sobre la Política y las Relaciones internacionales. La geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas.
Curso: «Geopolítica como herramienta para el Análisis e investigación social», FES Acatlán, UNAM, 2017. Por Rocío Arroyo. Son 6 videos.
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Video 06. Uso de la Geopolítica en la investigación: https://youtu.be/SnA_DYM1bxc
Ejemplo: Caso de investigación:
América Latina desde un enfoque del sistema-mundo.
Fuente: Rocío Arroyo
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Más información:
La Geopolítica del Libre comercio
Geopolítica e Inteligencia de Negocios
Ciberespionaje, influencia política y desinformación
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Sorpresas Estratégicas
diciembre 3, 2020
Sorpresas estratégicas e Inteligencia de alerta temprana
Por Javier Jordán
Global Strategy Report, 56/2020
Resumen: Este documento analiza las causas de las sorpresas estratégicas en materia de Defensa agrupadas en cuatro conjuntos de factores: limitaciones metodológicas, sesgos cognitivos, patologías en las organizaciones responsables de generar inteligencia de alerta temprana, y escasa receptividad política que conduce a un déficit de respuesta.
En la vida algunas sorpresas resultan agradables pero en materia de Defensa rara vez lo son. Esto se debe a las tres notas características de las sorpresas estratégicas: van en contra de las expectativas, suponen un fallo de la alerta temprana y, habitualmente, llegan sin contar con la preparación adecuada (Kam, 1988: 8).
En el marco de una relación antagónica la sorpresa se convierte en un multiplicador de fuerza (Handel, 1984: 229-230). De modo que quien se perciba en situación de inferioridad se sentirá especialmente tentado a utilizarla como instrumento compensatorio. Esto puede suceder a nivel estratégico (ataque japonés a Pearl Harbour en diciembre de 1941 u ofensiva preventiva israelí en junio de 1967) y a nivel táctico: la sorpresa es un elemento indispensable en los golpes de mano de la guerrilla o las acciones terroristas.
No obstante, la sorpresa también forma parte de la planificación militar cuando la correlación resulta favorable pues debilita la resistencia del adversario. Por ello el Ejército Rojo continuó con las acciones de maskirovka (ocultación, engaño) durante los años 1944 y 1945 a pesar de que su ventaja sobre el ejército alemán ya era significativamente superior (Dick, 2019). La sorpresa forma parte por tanto de la propia naturaleza de la guerra.
Pero a pesar de ese efecto multiplicador, la sorpresa rara vez constituye un factor decisivo sobre el resultado final del conflicto, pues no existe correlación positiva entre los éxitos iniciales derivados de sorpresas estratégicas y la victoria en la guerra (Cancian, 2018: 32). Es más, puede ocurrir que el éxito del ataque sorpresa supere las expectativas y no se explote adecuadamente (Handel, 1984: 230).
La sorpresa no se circunscribe a la transición de paz a guerra, o cuándo y en qué sector del frente se producirá un ataque. La sorpresa puede ser también tecnológica. Para la Wehrmacht fue de lo más desagradable encontrarse en los primeros compases de la invasión de Rusia con el hasta entonces desconocido T-34. Y a los norteamericanos les ocurrió algo parecido al descubrir la superioridad en combate aire-aire del Zero durante los primeros meses de la guerra en el Pacífico. Por otro lado, la sorpresa es doctrinal cuando la efectividad de un sistema ya conocido se utiliza en combate de una manera innovadora. Un caso de libro fue el éxito en el empleo de las unidades acorazadas en mayo de 1940, que resultó una sorpresa para franceses y británicos pero también para gran parte de la propia Wehrmacht.
La sorpresa tecnológica y la doctrinal pueden tener efectos estratégicos. Por ejemplo, ¿serán verdaderamente eficaces los aviones de ataque de quinta generación y los misiles stand-off contra un sistema de defensa aérea avanzado? ¿Sobrevivirán los portaviones norteamericanos al A2/AD de China en las aguas del primer anillo de islas? De ahí que Colin S. Gray (2005: 43) afirme sabiamente: “las etapas iniciales de un conflicto consisten en una carrera entre los beligerantes para corregir sus respectivas creencias equivocadas sobre cómo se desarrollaría la guerra”.
Las sorpresas también pueden ser políticas y diplomáticas. Por ejemplo, un realineamiento de alianzas (como el de la Alemania nazi con la Unión Soviética en agosto de 1939), un hecho consumado por debajo del umbral de la guerra (invasión rusa de Crimea en 2014), o afectar a las interacciones dentro de un conflicto o crisis donde suele darse un amplio margen para el oportunismo político o la flexibilidad estratégica ante circunstancias dinámicas (en el conflicto de Siria ha habido varios casos a lo largo de estos casi diez años).
Evidentemente, la sorpresa admite grados (Parker & Stern, 2005: 303). Pocas veces es completa. Como ya he comentado al hablar del COVID-19, los ‘cisnes negros’ son un fenómeno relativo. Dependen de la perspectiva del observador. Lo que para unos es altamente improbable para otros es algo que tarde o temprano acabará ocurriendo. Es frecuente que tras producirse un error grave de anticipación se descubran informaciones relevantes y disponibles que por una u otra razón no fueron consideradas en la cadena de alerta y respuesta temprana (Grabo, 2010: 20). Y este es el tema del presente Report: por qué se producen las sorpresas estratégicas en materia de Defensa.
A la hora de explicar el origen de las sorpresas hay que prestar atención a distintas dimensiones y a la interacción entre ellas. Normalmente, el problema es sistémico y multivariable. Algo que ya detectaron Eliot Cohen y John Gooch (2006: 54-56) al analizar diversos desastres militares. Por ello al agregar las distintas variables que explican las sorpresas, podemos establecer cuatro conjuntos de factores: metodológicos, cognitivos, organizacionales y políticos. Veamos cada uno de ellos.
Limitaciones metodológicas
Desde esta perspectiva, la sorpresa puede deberse a varias razones. En primer lugar a que la naturaleza de lo que se quiere conocer escape las posibilidades de los métodos disponibles. Se trata de la conocida diferencia entre puzles y misterios (Treverton, 2001: 11-12). Los primeros, al igual que los crucigramas se pueden resolver porque sus componentes existen. Se trata de dar con ellos y encajarlos correctamente. Por ejemplo, quién está financiando los nuevos programas de adquisiciones militares de Marruecos (que exceden el músculo financiero del país): ¿Emiratos? ¿Arabia Saudí? ¿Estados Unidos, financiando parte de la venta?; o ¿qué nivel de operatividad tienen realmente esos equipos una vez que llegan a las unidades? Son preguntas que tienen respuesta.
Los misterios aluden sin embargo a intenciones futuras o a los caminos que puede recorrer la interacción entre distintas variables clave. Siguiendo con el ejemplo de Marruecos, ¿esos programas de adquisiciones constituyen un mero reemplazo de generaciones armas próximas a la obsolescencia o serán también la herramienta para una acción exterior más asertiva? ¿El arsenal marroquí se orientará solo a la disuasión frente a Argelia o aumentará el margen de actuación, junto a otras estrategias (híbridas), en las disputas territoriales con España?
Los puzles y los misterios requieren aproximaciones metodológicas diferentes. Por su naturaleza, los puzles son el objeto propio de los medios de obtención de inteligencia, de la investigación científica y de la indagación periodística. Forman parte de lo empírico. De lo constatable.
Los misterios por su parte pertenecen al campo de la prospectiva estratégica, al análisis y construcción de futuros alternativos. Su esclarecimiento no admite una respuesta simple y directa, sino un esfuerzo por entender las fuerzas motrices (drivers) cuya interacción puede dar lugar a distintos mañanas. Y, una vez identificadas dichas fuerzas, la respuesta a los misterios requiere un sistema de vigilancia prospectiva que siga la evolución de los diferentes drivers y esté atento a nuevas fuerzas emergentes con el fin de obtener cierto grado de anticipación estratégica.
En consecuencia, un sistema de alerta temprana se expone a grandes sorpresas asociadas a los misterios si se orienta de manera desproporcionada a la resolución de puzles, priorizando la inteligencia de actualidad –lo que ocurre ese día o esa semana– a costa casi por completo del análisis estratégico y la prospectiva. La inteligencia de actualidad (current Intelligence) no es sinónimo de inteligencia de alerta temprana (Grabo, 2010: 15-16). Y si existe un desequilibrio excesivo a favor de la inteligencia de actualidad se debilita la producción de inteligencia en su conjunto.
El análisis estratégico y la prospectiva no ofrecen garantía plena por sus propias limitaciones metodológicas. Pero ambos proporcionan una perspectiva más amplia que ayuda procesar las ‘señales débiles’ –piezas aparentemente aisladas de información de interpretación ambigua– que adquieren significado al conectarlas con patrones y tendencias identificadas en un esfuerzo previo de análisis estratégico y de prospectiva. Dicho de otro modo, la inteligencia de alerta temprana está abocada al fracaso si la arquitectura institucional y la cultura de la organización no contemplan el estudio sistemático del futuro.
El conocimiento anticipativo, que se basa en buena medida en marcos explicativos correctos y en un buen sistema de vigilancia prospectiva, ayuda a convertir las señales débiles en señales de alerta temprana.
En segundo lugar, la inteligencia de alerta temprana –especialmente en el ámbito militar– suele utilizar sistemas de indicadores que evalúan la capacidad y las intenciones de un potencial adversario. Como es sabido las capacidades militares incluyen los elementos materiales e inmateriales del MIRADO-I (Materiales, Infraestructuras, Recursos humanos, Adiestramiento, Doctrina, Orgánica e Interoperabilidad). Son observables y hasta cierto punto medibles. A la vez, mantener el despliegue y un alto nivel de alistamiento de gran parte de la fuerza resulta prohibitivo. De modo que el incremento sustancial de los niveles de preparación para el combate y los despliegues no justificados constituyen señales clásicas y poderosas de alerta (Grabo, 2010: 46-47).
A su vez, las intenciones engloban tanto las genéricas (por ejemplo, la postura de Defensa) como las específicas e inmediatas (por ejemplo, en el marco de una pre-crisis). Las intenciones específicas de un actor potencialmente agresivo se pueden estimar a partir de las intenciones genéricas –los objetivos conocidos de sus decisores políticos–, las declaraciones públicas, la posibilidad de alcanzarlos a través de un determinado curso de acción, que cuente con medios para ello y que haya descartado otras vías menos hostiles para lograrlos (Grabo, 2010: 236). También de la importancia concedida por ese a determinados objetivos, que puede ser muy diferente a la de quien analiza. Un ejemplo de esto último, fue el modo como los británicos minusvaloraron los sentimientos de los dirigentes y de la sociedad argentina hacia las Malvinas en vísperas de la invasión de abril de 1982 (Hopple, 1984: 348). Obviamente, el problema es irresoluble –un misterio– cuando esas élites políticas no han decidido qué curso de acción seguir.
Los sistemas de indicadores constituyen un elemento esencial de la inteligencia temprana pero al mismo tiempo se ven afectados por limitaciones metodológicas:
- Ambigüedad, sobre todo en lo referente a las intenciones. La movilización militar es difícil de esconder pero los juegos políticos son menos transparentes, lo que lleva a que la combinación de ambos conduzca a distintas interpretaciones: ¿el despliegue de unidades del ejército iraquí en la frontera de Kuwait en julio de 1990 era una demostración de fuerza en clave diplomática o el paso previo a una invasión? Algo similar ocurrió con el despliegue del ejército egipcio los días previos la guerra del Yom Kippur: a pesar de que los indicadores alertaban de un ataque no se podía descartar por completo la hipótesis de las maniobras militares (Honig, 2008: 75). La inteligencia de alerta entraña una valoración basada en probabilidades, no en certezas absolutas (Grabo, 2010: 23-24). Y cuanto mayor sea la ambigüedad, mayor peso tendrán sobre el analista sus propias presunciones (Betts, 1978: 70).
- Engaño, que aumenta la ambigüedad. Como dicen los anglosajones: “The enemy gets a vote”. En el bando adversario hay personas muy inteligentes, bien entrenadas, y que hacen brillantemente su trabajo (Cancian, 2018: 25-26). Toda operación militar antagónica incorpora acciones de engaño para ocultar –al menos al comienzo– el auténtico curso de acción. Los engaños más eficaces son además aquellos que simulan lo que la víctima quiere creer. Por tanto, el analista de inteligencia ha de mantener una actitud de desconfianza por defecto, sin descartar informaciones potencialmente alarmantes hasta estar razonablemente seguro de que existe una explicación para esa anomalía (Grabo, 2010: 82). Pero al mismo tiempo esta inclinación ha de ser equilibrada para no generar, como veremos, cansancio de la alarma y falsos positivos.
- Paradoja de la sensibilidad. Cuanto más se afinen los indicadores (en grado de detalle), más riesgo de falsos positivos. Pero a la vez, unos indicadores demasiado genéricos corren el riesgo de no medir bien los cambios amenazantes (Betts, 1978: 63), por lo que se trata de encontrar un equilibrio.
Los sistemas clásicos de indicadores requieren una profunda adaptación al vigilar los conflictos en la zona gris, con empleo de estrategias híbridas (multidimensionales) y caracterizados precisamente por la ambigüedad y el gradualismo.
Los indicadores militares de alerta temprana tradicionales se construyen asumiendo que el adversario tiene que dar una serie de pasos a la hora de preparar una acción hostil (incrementar el nivel de alistamiento, desplegar la fuerza, activar la cadena logística, etc.). Dichos pasos se deducen de la experiencia histórica, del conocimiento específico de la doctrina militar del país estudiado y de las lecciones aprendidas en crisis o conflictos previos (Grabo, 2010: 60-63).
Sin embargo, en los conflictos en la zona gris los cursos de acción son múltiples, difíciles de prever y multidimensionales (MCDC Countering Hybrid Warfare Project, 2019: 25-32). A ello se añaden los problemas de atribución en lo relacionado por ejemplo con acciones hostiles en el ciberespacio y con operaciones de influencia a través de redes sociales (Treverton, 2018: 17). El sistema de indicadores debe vigilar por ello los distintos instrumentos de poder a disposición del adversario: político, económico, social, informacional, militar, etc. (‘conocidos desconocidos’) y permanecer atento a acciones de manipulación creativas (‘desconocidos desconocidos’) que combinen el uso coordinado de dichos instrumentos para obtener ganancias estratégicas mediante la coerción (Cullen, 2018: 4).
Para complicar más la ecuación, la combinación de acciones en el marco de estrategias híbridas suele tener efectos no previstos, incluso para quienes las orquestan. Al interaccionar con otras variables en sociedades complejas e interconectadas, las consecuencias son dispares e imprevisibles (Mushrush, 2015: 34-35). En particular si quien está desarrollando dichas acciones híbridas lo hace en el marco de una ‘estrategia de caos’ con el propósito de generar disfunciones en el proceso de toma adversario (Jensen & Doran, 2018: 23).
Se trata así de vigilar indicadores prestablecidos de carácter multidimensional, y de anticipar y buscar patrones a partir de lo que está ocurriendo (U.S. Army Special Operations Command, 2016: 10). Lo cual requiere un conocimiento profundo del oponente. De sus fines, medios y modos habituales, incluida la comprensión de sus valores y de su cultura. También son útiles herramientas analíticas que estimulan la creatividad tipo ‘sombrero rojo’ o matrix games. Pero aun así el riesgo de falsos positivos resulta inevitable. La principal garantía es contar con medios de obtención (HUMINT, SIGINT) que permitan tener acceso a la caja negra del proceso de toma de decisiones adversario para conocer cuáles son sus intenciones y estrategias, y de ese modo anticipar, vigilar y responder a sus acciones híbridas.
Limitaciones cognitivas
Tienen que ver con los sesgos de análisis que ya he comentado en otros post previos como este o este otro, que además han sido abordados en Global Strategy (2020) en lo relativo al COVID-19 por Luis De la Corte. Por tanto solo voy a destacar los siguientes:
- Sobrecarga cognitiva, cuanta más información, más ruido. Paradójicamente, el gran problema de la inteligencia de alerta no suele ser la escasez de información sino la saturación (Grabo, 2010: 229-230). Es una de las causas que Roberta Wohlstetter (1962: 387) identifica en su clásico Pearl Harbour. Warning and Decision: “En pocas palabras, fracasamos al anticipar el ataque contra Pearl Harbour no por falta de información relevante como por una plétora de informaciones accesorias”.
- Cansancio de la alarma ante repetidos falsos positivos que erosionan la credibilidad del sistema de indicadores y de los marcos teóricos que los respaldan (Parker & Stern, 2005: 311). La invasión alemana de Noruega en abril de 1940 y la de Holanda un mes más tarde estuvieron precedidas de numerosas falsas alarmas que restaron crédito al “que viene el lobo” auténtico (Betts, 1980: 559). En la película El Ángel se da a entender que Ashraf Marwan aprovechó este sesgo en el contexto previo a la guerra del Yom Kippur, aunque Uri Bar-Joseph niega que fuera un agente doble en The Angel: The Egyptian Spy Who Saved Israel, el libro en el que se basó dicha película. En casos excepcionales, el cansancio de alarma puede deberse a la ‘trampa de la efectividad’. Es decir, a éxitos de alerta temprana cuya respuesta disuade de acciones hostiles (Chan, 1979: 172).
- Marco explicativo incorrecto. Es una de las fuentes de error más conocidas, y suele ir asociada a otros sesgos cognitivos: exceso de confianza, wishful thinking, sesgo de confirmación, no buscar informaciones ausentes que contradigan los presupuestos de partida, arrogancia epistémica al sumar años de experiencia que han solidificado ese marco cognitivo, huir de la complejidad descansando en la explicación simplificada del marco adoptado y, en ocasiones, etnocentrismo. Como consecuencia las señales débiles ‘tácticas’ que permitirían dar la voz de alarma no son interpretadas correctamente y no consiguen por sí solas modificar las presunciones ‘estratégicas’ (Ben-Zvi, 1976: 394). Uno de los casos más conocidos está asociado de nuevo a la guerra del Yom Kippur, pues la inteligencia militar israelí daba por sentado que ni Siria ni Egipto iniciarían una guerra hasta que sus respectivas fuerzas aéreas superaran a la israelí. Pero en su lugar ambos países optaron por sistemas antiaéreos móviles avanzados para negar el espacio aéreo operacional a la IAF (Gross Stein, 1980: 155-156; Handel, 1984: 242; Ben-Zvi, 1997: 136-137;). Como también es sabido, tras aquella experiencia los israelíes establecieron un sistema de explicaciones alternativas (ipcha mistabra: “lo contrario es probable” o el equivalente al ‘abogado del diablo’ occidental) para desafiar los marcos explicativos dominantes (Pascovich, 2018: 858).
- Falta de pensamiento creativo. Según el informe de la Comisión (2014: 336) que investigó los atentados del 11 de septiembre de 2001, uno de los principales errores consistió en un “fallo de imaginación y una mentalidad poco abierta a ese tipo de posibilidades” en la anticipación, detección y prevención de dichos ataques. De nuevo, la construcción y análisis de escenarios, los ejercicios de ‘equipo rojo’, de ‘sombrero rojo’, los ‘matrix games’ y –en el ámbito militar los wargames, la experimentación y los ejercicios–, son útiles a la hora de generar escenarios y líneas de actuación plausibles que escapan al análisis convencional (Cancian, 2018: 83-90). También resulta interesante el análisis de hipótesis en competición para explorar y contrastar diferentes explicaciones a una conducta sospechosa, o emplear una matriz de análisis morfológico para visualizar las opciones múltiples del adversario y elaborar a partir de ellas indicadores de seguimiento.
Patologías estructurales en las organizaciones de Inteligencia
Determinados aspectos de la arquitectura, la praxis o la cultura de la organización de Inteligencia pueden resultar problemáticos a la hora de anticipar sorpresas. Ya hemos mencionado que un desequilibrio que enfatice en exceso la producción inteligencia de actualidad descuidando el análisis estratégico y la prospectiva tiene costes en términos de anticipación y de pérdida de visión periférica. Igualmente, la ausencia de un sistema de indicadores o un diseño defectuoso de estos también dificulta el seguimiento de las amenazas.
Y a todo lo anterior, habría que sumar los sospechosos habituales en la literatura sobre errores de inteligencia:
- Problemas de conexión entre los órganos de obtención y de análisis dentro de la propia organización de Inteligencia. No se trata solo de que la información recolectada llegue a los analistas, sino que exista una coordinación correcta que traduzca los interrogantes de los analistas en nuevos requerimientos de obtención (Grabo, 2010: 38).
- Defectos de la arquitectura de Inteligencia nacional que dificultan la coordinación entre las distintas organizaciones que participan en su elaboración. No en vano la comunidad de Inteligencia norteamericana tiene su origen histórico en la sorpresa del ataque japonés a Pearl Harbour. La compartimentalización de la inteligencia es un fenómeno que la literatura anglosajona sobre Inteligencia denomina stovepiping, transmitiendo la imagen de varias chimeneas que lanzan el humo en vertical –la inteligencia al decisor– sin conexión entre ellas. Este problema también estuvo presente en los atentados del 11-S. Los centros de fusión y el rol efectivo de los directores o autoridades nacionales de Inteligencia –en caso de que existan– tienen como función evitarlo.
- Competencia malsana entre las distintas instituciones que componen la comunidad de Inteligencia. Cierto grado de competición resulta saludable. El problema es cuando se politiza corporativamente y se convierte en lucha de feudos, lo que obviamente complica la comunicación y coordinación.
Escasa receptividad de quienes han de responder
Un último conjunto de factores a la hora de explicar las sorpresas tiene que ver la aceptación de la inteligencia de alerta temprana por parte de los responsables de alto nivel. En esta dimensión los problemas no se encuentran tanto en la inteligencia anticipativa como en lo que algunos autores denominan el warning-response gap (George & Holl, 1997: 9). Según Richard K. Betts (1978: 61-63), es en este nivel donde se han producido los errores históricos más conocidos: Pearl Harbour, la invasión nazi de la Unión Soviética, la intervención de China en Corea en 1950 y el estallido de la guerra del Yom Kippur. En todos ellos hubo: 1) señales de alerta que no fluyeron de manera efectiva a través de la cadena de mando; y 2) señales fragmentadas que sí llegaron a los decisores pero fueron desechadas porque contradecían sus presupuestos estratégicos. El ejemplo por antonomasia es la negativa de Stalin a aceptar más de ochenta alertas específicas de invasión alemana, ordenando incluso ejecutar a alguna fuente por lo que él entendía como ‘desinformación’ (Cancian, 2018: 33).
Aunque la carencia entre alerta y respuesta puede ser de carácter táctico –una acción hostil concreta de impacto limitado–, es especialmente interesante analizar este fenómeno cuando la sorpresa es estratégica: un cambio de tendencia de gran calado y de enorme impacto. Algo que en principio tendría más base para interpelar a los decisores, que suele presentarse con tiempo –no de manera repentina–, pero que sin embargo no consigue su atención. Un fenómeno que Michele Wucker (2016) desarrolla con profundidad en The Gray Rhino. How to Recognize and Act on the Obvious Dangers We Ignore.
De manera también esquemática destaco algunos factores que crean esa fractura entre la alerta y la respuesta adecuada.
- Relación precaria entre quienes producen inteligencia y los decisores políticos. Puede deberse a falta de credibilidad como consecuencia de errores previos de los primeros. Pero también a falta de interés sobre las cuestiones de inteligencia por parte de los segundos. Uno de los ejemplos más conocidos fue la relación del presidente Bill Clinton con el entonces director de la CIA, James Woolsey. En palabras de este último: “no es que tuviera mala relación con el presidente, sino que simplemente no tenía ninguna”. O como expresó en otra ocasión sarcásticamente: “¿recuerda a aquel tipo que estrelló una avioneta en el césped de la Casablanca? Era yo tratando de conseguir una reunión con el presidente” (Warner, 2014: 260).
- Competición con otros asuntos de la agenda política. Se trata de un viejo problema estudiado por la Ciencia Política. No es tanto el caso de la alerta ante problemas inmediatos (una crisis internacional a punto de estallar o una amenaza fundada de atentado terrorista) como de la alerta ante sorpresas estratégicas cuyo gestación ocupa un tiempo más dilatado. El proceso por el que unos asuntos tienen prioridad sobre otros en la agenda política ha sido explicado entre otros por John Kingdon (1995: 77-86) en su teoría de las corrientes múltiples, y en gran medida también resulta aplicable al warning-response gap. En el primer epígrafe de esta publicación explico los elementos esenciales de la propuesta de Kingdon. Para que un asunto no urgente escale puestos en la agenda, los servicios de Inteligencia han de actuar a veces como ‘emprendedores políticos’: recabando la atención de otras burocracias, actores sociales e incluso medios de comunicación, como vía indirecta para llegar a los decisores políticos; sobre todo, si el asunto en cuestión no coincide con las afinidades y prioridades de dichos decisores.
- Falta de tiempo y de reflexión por parte de los responsables políticos. Se encuentra relacionado con el punto anterior y a primera vista parece un obstáculo trivial, pero es otro factor que explica la falta de respuesta ante eventualidades anticipadas. Se crean cuellos de botella donde la inteligencia de alerta queda aprisionada. En alusión a un problema distinto a las sorpresas estratégicas, el ex Secretario de Defensa, Robert McNamara (1996: xxi) exponía en sus memorias una consideración que resulta válida para lo que estamos analizando: “Una de las razones por las que las Administraciones Kennedy y Johnson no llegaron a un planeamiento ordenado y racional de las cuestiones referentes a Vietnam fue la asombrosa diversidad y complejidad de otros asuntos a los que nos enfrentábamos. Dicho de manera sencilla, nos veíamos ante un diluvio de problemas; el día tenía sólo veinticuatro horas y, a menudo, no disponíamos de tiempo para pensar con claridad”. Esta situación se agudiza en un contexto de crisis, donde las consideraciones a corto plazo tienen un protagonismo desproporcionado que resta influencia al cálculo de los costes a largo plazo (Lebow, 2007: 73).
- Ir contra la línea o encuadre político establecido. Ya que en tal caso quienes dirijan la política preferirán explicaciones alternativas a los informaciones que motivan la alarma, que –como ya he señalado– es a menudo ambigua (Chan, 1979: 172; Ben-Zvi, 1997: 115). Para quien produce la inteligencia el reto consiste entonces en mantener el compromiso con la verdad, sin caer en el vicio conocido como inteligencia para agradar (intelligence to please,) a la espera de obtener la atención y aprobación del nivel político.
En función de los casos, estos problemas pueden estar más o menos interrelacionados y a la postre acaban creando un patrón de ignorancia, negación y distracción respecto al problema emergente, con distinta intensidad en la cadena que va desde los responsables de la vigilancia hasta quienes han de decidir y articular las respuestas.
Y, para concluir, a partir de los cuatro conjuntos de factores analizados en este Report (limitaciones metodológicas, sesgos cognitivos, patologías en las organizaciones de Inteligencia, y escasa receptividad política que conduce a un déficit de respuesta) se deducen diversas líneas maestras para anticipar las sorpresas. Una de ellas, acorde con los contenidos de esta web, consiste en equilibrar el análisis de actualidad con el análisis estratégico y la prospectiva, –empleando técnicas que estimulen la creatividad y desafíen los marcos cognitivos establecidos– para a partir de ambos disponer de un sistema de vigilancia que siga la evolución de los indicadores seleccionados. Esto ayuda a identificar y dar sentido a las señales débiles, convirtiéndolas en señales de alerta temprana.
Referencias
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Editado por: Global Strategy. Lugar de edición: Granada (España). ISSN 2695-8937
Fuente: global-strategy.org, 2020
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